Judiciales
Esteche cambió su relato, negó el abuso a Irma y acusó apremios




Alejandro Guillermo “Porteño” Esteche (34), único imputado por el femicidio de Irma Ferreyra, decidió declarar hoy en el inicio del debate oral en su contra y en esa instancia negó haber cometido el abuso sexual que derivó en la muerte de la mujer, a la vez que aseguró que en la etapa de investigación se autoincriminó por golpizas recibidas de parte de la Policía.
La declaración del hombre nacido en Oberá pero “criado en Buenos Aires” se dio esta mañana, luego de la lectura del auto de elevación a juicio del expediente y en el marco de la primera jornada del debate oral en el que se buscará esclarecer el femicidio de Irma Ferreyra Da Rocha (47), registrado entre el 16 y el 18 de diciembre de 2016 en Garupá.
Según consta en la acusación planteada por Patricia Clérici, fiscal de Instrucción Siete, Esteche conoció a Irma la noche del 16 de diciembre durante una fiesta de fin de año que se realizaba en el predio “La Economía”, en cercanías a la ex Garita.
De allí, de acuerdo a la hipótesis del caso trazada en el mismo documento judicial, el imputado salió junto a la víctima y ambos se dirigieron hasta un túnel debajo de la autovía de la ruta nacional 12, donde en primera instancia mantuvieron relaciones sexuales consentidas pero luego Esteche dejó inconsciente a la mujer de una trompada y la ultrajó con una rama, provocándole gravísimas lesiones internas que la llevaron a la muerte 30 horas después.
Al ser preguntado si deseaba declarar, Porteño respondió que sí y frente a los magistrados del Tribunal Penal Uno se desligó del hecho, modificando parte de su testimonio brindado en la etapa de investigación. Cambio central radica que en su momento reconoció haber mantenido “relaciones sexuales consentidas” con la víctima y ahora aseguró se fue junto a ella pero nunca llegaron a ese punto.
La declaración de hoy
“No voy a negar que esa noche me fui con la señora y que cruzamos hacia el túnel, pero no llegamos a tener relaciones por el nivel de alcohol que teníamos. Entonces ahí yo me voy y la dejo a ella ahí, quieta. Había mucha gente en la zona y en la parada de ahí cerca”, comenzó Esteche su testimonio, que se extendió por diez minutos.
Y continuó: “Al otro día llegué a la casa de mi ex pareja y no sabía cómo había llegado ahí. Ella me estaba regañando, pero le dije que yo no había hecho nada, que jamás hubiese hecho algo así”.
El imputado, que en etapa de instrucción declaró que con Irma tuvo relaciones sexuales consentidas pero “extremas”, ahora indicó que ese testimonio lo dio bajo presión de los policías que investigaron el hecho.
“Vino un policía de civil y me llevaron a declarar. Yo fui porque no tenía nada que esconder. Ahí comenzaron a golpearme. Sólo dejaron de golpearme cuando dije ‘yo fui’, pero eso lo dije, porque vi a mi hermana esposada y por la golpiza”, expresó el hombre acusado de “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, seguido de muerte”, figura bajo la cual puede ser condenado a prisión perpetua al final del proceso.

Esteche está detenido con prisión preventiva en una unidad penal de la provincia. FOTO: SPP
Sobre el momento de su declaración indagatoria, Esteche criticó que no recibió “ningún consejo legal” de su abogado defensor oficial y afirmó que éste le dio un escrito con lo que debía que testificar para poder “sacarlo pronto por la ley de arrepentimiento”.
En otro tramo de la declaración vertida hoy, el imputado describió la ropa que vestía la noche en que se cruzó con Irma (“una remera azul con triángulos blancos, bermudas blancas con bolsillos y zapatos tipo americano”, aunque luego insistió en no recordar cómo había regresado a su casa ni qué había realizado después de -presuntamente- dejar a la mujer en el túnel.
Una de las pruebas que obra en el expediente es la declaración de un vecino que auxilió a Irma esa noche. El muchacho, que deberá prestar su testimonio en las próximas jornadas, relató haber visto a un joven de chomba azul salir del túnel en actitud sospechosa y luego darse a la fuga corriendo.
Esteche está detenido con prisión preventiva desde comienzos de 2017 y pasa sus días en una unidad penal de la provincia. Su traslado y custodia en el recinto judicial está en manos del personal especializado del Servicio Penitenciario Provincial (SPP).
El debate oral continuará mañana con los primeros testigos. Se prevé de la declaración de al menos 30 personas a lo largo del proceso que se extenderá durante un total de diez jornadas.
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Judiciales
Crimen del enfermero Aquino en 2018: juzgan desde el martes al único acusado

Mientras se aguarda la finalización del juicio por el crimen del olero Ramón Fretes (63), en el Tribunal Penal Dos ya preparan el inicio del debate oral para esclarecer el homicidio de Raúl Roberto Aquino (57), el enfermero posadeño que a fines de 2018 fue asfixiado con una media en su casa del barrio Patotí.
El inicio de las audiencias sobre este caso será el martes y el juicio tendrá un total de siete jornadas que se extenderán hasta el miércoles 14, según pudo averiguar La Voz de Misiones.
El acusado en este expediente es Carlos Tomás Prokopio, un joven que tenía 22 años al momento del hecho y era conocido de la víctima.
El muchacho está imputado por el delito de homicidio simple, figura que prevé entre 8 y 25 años de prisión.

Prokopio está detenido desde enero de 2019. Pruebas científicas lo vinculan al crimen.
De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, el crimen del enfermero Aquino se registró en la madrugada del 24 de noviembre de 2018, dentro de uno de los departamentos del inquilinato familiar que administraba sobre la calle Chile, casi avenida Corrientes, del barrio Patotí de Posadas.
El homicidio se descubrió mediante una alerta emitida por vecinos del barrio que comenzaron a ver humo salir desde el departamento de la víctima.
En esas circunstancias, al lugar arribó el personal de la División Seguridad Costanera, quienes forzaron la puerta del departamento y en el baño dieron con el enfermero sin vida.
Según los informes forenses, la víctima sufrió una golpiza y fue asfixiado con una media o tela que obstruyó sus vías respiratorias.
Tras el crimen, su asesino pretendió borrar pistas iniciando un incendio, aunque el fuego no alcanzó a tomar suficiente fuerza y el rápido accionar conjunto entre los vecinos y la Policía permitieron que la escena se preserve.
La primera pista que condujo la investigación fue la desaparición del vehículo Toyota Ethios de la víctima, el cual fue hallado al mediodía siguiente en el barrio San Isidro. Quien huyó en ese rodado también pretendió quemarlo, pero volvió a fallar.

El auto de Aquino fue abandonado en el barrio San Isidro de Posadas.
El acusado fue detenido tiempo después, el 8 de enero de 2019, luego de un seguimiento digital realizado por el personal de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) sobre la línea telefónica de la víctima.
Es que el celular también desapareció de la escena y las pistas obtenidas a partir de ese aparato condujeron a Prokopio, que residía en el mismo barrio donde el vehículo de Aquino fue abandonado.
La casa del sospechoso fue allanada días después y en un placar los investigadores hallaron una zapatilla con manchas de sangre, fluido que luego se determinó mediante estudios científicos que pertenecía a la víctima.
Además, los restos biológicos recolectados en el interior del automóvil robado a la víctima eran compatibles al ADN de Prokopio, según lo determinó un cotejo realizado en el Parque de Salud.
La causa fue llevada adelante por el Juzgado de Instrucción Tres de Posadas, a cargo del magistrado Fernando Verón, y elevada a juicio en el primer semestre de 2021.
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Juicio por crimen del olero: “Él era agresivo, tomaba y no quería pagar”

Es 21 de agosto de 2020. El covid azota al mundo y un frío extremo a Posadas. En el barrio El Porvenir II un grupo de oleros comparte unos tragos y cierra la jornada laboral. El ladrillo está cotizado. De repente, una discusión. Hay una pelea y hay un crimen. Hay una víctima y hay un asesino.
Ahora, en el Tribunal Penal Dos hay un juicio para esclarecer aquél crimen de 2020. También hay una historia de marginalidad que emerge y una hipótesis que toma fuerza: un jornalero -se presume- reclamó su paga y terminó matando a su patrón.
El caso tiene protagonistas. La víctima fue Ramón Fretes, un pensionado de 63 años, manco del lado derecho, solitario y con una olería instalada en su terreno. El acusado es Elisandro Ramón Cruz, “Totito”, de 25 años en la actualidad, jornalero, analfabeto y sin antecedentes.
El juicio para develar qué sucedió entre ambos aquella fría noche de 2020 comenzó ayer, siguió hoy, continuará el viernes y -se prevé- terminará el lunes. Cruz enfrenta cargos por el delito de “homicidio simple”, que contempla penas entre 8 y 25 años de prisión, aunque la estrategia defensiva apuntaría a demostrar que el imputado se defendió y con ello atenuar una posible condena.
Cruz optó por guardar silencio en el inicio del debate, pero en la sala se leyó su declaración indagatoria vertida en la etapa de investigación: “Ese día trabajé todo el día, por eso le reclamé $5.000 que me debía hace un año y él me atacó con una piedra que me golpeó el ojo y después con un garrote que me pegó en el cuello, yo tuve miedo de que me lastime con un cuchillo y me defendí. Él era un viejo jodido con los empleados, se empedaba y no quería pagar”.
En esa primera audiencia declararon cuatro testigos, entre ellos dos peritos, la médica forense Silvina Lanzos y el bioquímico Carlos González. Los profesionales aportaron que la víctima murió un puntazo de 16 centímetros que afectó el área cardíaca y que registraba 3,21 gramos de alcohol por litro de sangre al momento de ser examinado.

Elisandro Ramón Cruz, de 25 años, está detenido desde 2020.
“Agresivo” y “traicionero”
Hoy, en tanto, el turno de declarar le correspondió a otros oleros y vecinos del barrio El Porvenir II, quienes conocían a ambos protagonistas.
El primero en comparecer ante el estrado conformado por los magistrados César Yaya, Gregorio Busse y Carlos Giménez fue Javier Escobar, olero desde los 14 años y uno de los vecinos que esa noche alertó a la Policía sobre lo sucedido.
El hombre contó que al momento del crimen la paga semanal era de unos $7.000 u $8.000 porque el “ladrillo estaba caro ahí por la pandemia” y describió a Fretes como “agresivo” y “traicionero”.
Apenas le mencionaron el nombre de la víctima, el testigo recordó anteriores episodios de violencia. “Él siempre tomaba y se descontrolaba, comenzaba a buscar pleito para no pagar. Si esa noche hubo una cuestión de plata la habrá comenzado Fretes. Una vez casi mató con un hacha a otro muchacho por lo mismo. Lo salvó un tendedero de alambre porque si no le partía la cabeza en dos”, señaló.
Y, además, describió que “él no tenía una mano pero era bien hábil, se ataba un cuchillo en el brazo para pelear”.
Sobre la noche del crimen, Escobar narró que fue su hermano el que llegó a su casa para alertar lo sucedido y luego de eso llamó a la Policía y colaboró en la ubicación de Cruz. “Yo llevé a la Policía hasta la casa de él y el muchacho se entregó. Después me querían involucrar a mí también pero él dijo que yo no tenía nada que ver y me largaron”, recordó ante las consultas de Vladimir Glinka, fiscal del tribunal.

El fiscal Vladimir Glinka con el testigo Escobar observando imágenes de la escena.
El siguiente testigo fue Luis Galeano, vecino y también jornalero de Fretes. Un día antes había trabajado para él.
“Esa noche estaban en la olería quemando hornos, hubo una discusión y después vi que el señor quedó tirado. Me asusté y me fui a avisarle a mi hermano”, comenzó.
Sin poder precisarlo, afirmó que en la pelea cree que Fretes “agarró algo del piso y lo tenía en la mano”, aunque admitió que era el lugar era “oscuro” y que él estaba “de espaldas” al hecho.
Sí fue claro y coincidente con su hermano a la hora de describir a la víctima: “Fretes era de tomar todo el día hasta quedar borracho. Ahí se ponía agresivo y no quería pagar. Venía con un machete en la cintura y no se podía trabajar tranquilo, pero bueno, tampoco había otro laburo para hacer”.
“Se aprovechaban de él”
En tercer término declaró una hermana de la víctima, quien pidió hacerlo sin el acusado en la sala, aunque luego lo cruzó en los pasillos del tribunal y le recriminó a los gritos lo sucedido.
En lágrimas, la mujer señaló que su hermano “no molestaba a nadie, a él le vivían robando sus cosas. Él era discapacitado y se aprovechaban de él. Los vecinos dijeron que Totito le robó una vez y mi hermano también me comentó eso una vez”.
En un momento, ante la consulta del letrado Miguel Ángel Varela, defensor oficial del imputado, la testigo indicó que “mi hermano era justo para él. Defendía lo suyo, por eso tenía carácter. La gente iba a molestarlo, por eso la gente decía que él era malo”.
Al finalizar, suplicó justicia por el crimen: “Él era discapacitado, no tenía una mano. Esto que hicieron fue una alevosía, una falta de respeto hacia una persona grande lo que hicieron”.

La hermana de la víctima pidió declarar sin la presencia del acusado en la sala.
El último en declarar fue el médico policial que intervino en la noche del crimen. “Fue el día que más frío pasé en mi vida”, describió.
Luego fue consultado sobre una lesión que el acusado presentaba en el rostro al momento de su detención, sobre lo cual estimó que la misma pudo deberse a un golpe, aunque aclaró que no podía acreditarlo.
Ese testimonio cerró la jornada y el debate pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes, jornada en la que se prevé oír a los demás testigos citados, varios de los cuales hasta el momento no fueron localizados.
La siguiente cita será el lunes. Para ese día se espera la realización del alegato de las partes y quizás también haya sentencia.
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Liberan a boxeador que golpeó a un recolector en Posadas

Luego de una semana privado de su libertad tras golpear a un recolector de residuos en Posadas, el boxeador José Eduardo “Waly” Mareco recuperó la libertad esta mañana.
La decisión del Juzgado de Instrucción Dos se dio luego de la declaración indagatoria realizada el último lunes, en la que además se le imputó al acusado el delito de lesiones. Tras esa instancia, su defensa presentó un pedido de excarcelación.
El comerciante estaba detenido en la comisaría Tercera desde el último 24 de mayo, luego de ser denunciado por Remigio Gómez, un trabajador municipal.
En su denuncia, el joven señaló que el hecho tuvo lugar en horas del mediodía del pasado miércoles, en inmediaciones a la intersección de las avenidas López Torres y Trincheras de San José.
El empleado de 29 años indicó que se encontraba en ese punto realizado el acopio, cuando vio que su compañera de cuadrilla discutía con tres hombres, entre ellos, el boxeador Waly Mareco, quien trabaja en el local Autoservicio Chiqui.
En ese momento, y sin mediar palabras, “me propina un golpe de puño en el pómulo derecho, por lo que pierdo el conocimiento y caigo al piso, donde recibo varios golpes más, hasta que mis compañeros logran sacar al masculino”, indica la denuncia del trabajador.
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