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Presentan libro sobre la desaparición de Golemba: “Es una deuda de la democracia”

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golemba

La deuda continúa 40 años después de lograrse la democracia en Argentina. Este lunes 27 de marzo, se presentará el libro ‘Presente’ del periodista y escritor misionero Sergio Alvez sobre la desaparición forzada en democracia de Mario Golemba.

La cita es a las 20.30 en la Biblioteca Popular Posadas. Estará presente, acompañando, Eliezer Golemba, hermano menor de la víctima.

Golemba, desaparecido en democracia

La fecha elegida no es azarosa. Mario Fabián Golemba fue visto por última vez el 27 de marzo del 2008 al ausentarse del domicilio que habitaba junto a sus padres en Induma, localidad de Dos de Mayo.

De acuerdo a las fuentes oficiales del Ministerio de Seguridad de la Nación, ese día se dirigió hasta la localidad de Oberá, Misiones, donde a las 10:30 aproximadamente fue atendido por la nutricionista, la doctora Susana María del Carmen. Desde ese entonces, hace precisamente 15 años, no ha vuelto a su casa ni se sabe de su paradero.

A la fecha de su desaparición, Mario tenía 27 años, tez blanca, delgado, 1,80 metros de altura.

“Actualmente, hay 218 casos similares al de Mario Golemba que están siendo investigados con la justicia federal como desaparición forzada, que es un crimen de lesa humanidad, incorporado ya el Código Civil, obviamente en democracia”, remarcó el autor del libro en diálogo con La Voz de Misiones.

Respecto a las desapariciones forzadas ocurridas en pleno sistema democrático, Sergio reflexiono “de algún modo vienen a alertarnos acerca de la continuidad inadmisible de algunas prácticas por parte de las fuerzas de seguridad, que ya debieran haber revertido en sus conductas este tipo de comportamientos que los llevan a producir estos delitos”.

Para el escritor, estos casos tienen una correlación directa con los hechos ocurridos durante la dictadura militar. “Que a una persona la secuestren y no se conozca su paradero, en el caso de Mario 15 años después y existen otros casos que tienen más o menos cantidad de años sin resolverse, sin esclarecerse, la verdad que nos remite a aquellos tiempos de la dictadura cívico-militar y en eso observó una deuda inmensa por parte de del sistema democrático en su conjunto”.

“No es el único delito cometido por el Estado a través de su fuerza de seguridad, a diario o semanalmente nos encontramos con torturas, con casos de gatillo fácil, con un montón de abusos de poder, con mucha violencia institucional, como una herencia, creo yo, de la dictadura”, enfatiza Sergio, exponiendo su lectura de los hechos.

Golemba: el libro

Sergio Alvez es periodista y escritor, oriundo de Posadas. Hasta el momento lleva publicados los libros Urú con otros relatos(2016), Toma (2018), Descubiertero (2020) y El caso Dorneles (2022).

Con respecto al título de su actual libro ‘Presente’, confiesa que, si bien hubo otras opciones, le pareció que “es una palabra que de algún modo contrasta con el concepto de la desaparición porque creo que, si bien el cuerpo o la materialidad de quién fue Mario Golemba está en ausencia, también hay una presencia muy fuerte en esta desaparición, en su figura”.

“Nos está interpelando sobre un montón de cuestiones que no solo tienen que ver con la justicia, sino con el hecho de que también estamos atravesando el año en que se cumplen 40 años de vigencia del sistema democrático de manera ininterrumpida”, analizó el narrador.

De acuerdo al escritor misionero, el libro cuenta con 130 páginas y fue realizado junto a la editorial Ediciones Mercurio. En su composición, “intenté trazar un perfil personal de la figura de Mario Golemba, más allá de ser un expediente, un número en una causa judicial, también hay, había una persona con sus ideas, su historia, sus proyectos de vida, sus sueños”, remarcó.

También cuenta que el libro aborda otros componentes que tienen que ver con el recorrido judicial de la causa desde el principio hasta el presente; los relatos que estuvieron atravesados por el seguimiento de los medios de comunicación y, sobre todo, las vivencias y la lucha de sus familiares.

Por otra parte, adelantó que el libro se convertirá en un disparador para un proyecto audiovisual más adelante: “Todavía es bastante prematuro por los costos y los tiempos que implica”, aclaró.

Proceso de elaboración

Alvez explicó que lo que comenzó siendo un acercamiento periodístico terminó siendo una relación de mayor cercanía con los familiares.

“Armamos un grupo de WhatsApp con la madre, el hermano y la hermana donde me fueron compartiendo distintos materiales, anécdotas y otras cosas que sirvieron muchísimo para que el libro pueda ser construido de manera fidedigna”, contó.

También le facilitaron el acceso a su representación e información del curso de la causa judicial.

“Hoy, Eliezer Golemba (hermano menor) e Irma Komka (mamá) son la querella de esta causa que está en la Justicia Federal. Están siendo representados por el abogado Rafael Pereyra Pigerl”, explicó a LVM.

Canales de venta y presentaciones

El libro estará disponible el lunes en la Biblioteca Popular de Posadas. También se lo podrá adquirir o reservar a través del número 3758-413842.

“Tiene un costo actual de $3.500 y la idea es continuar con nuevas presentaciones”, agregó Sergio.

En ese sentido, contó que, desde el martes 27 de marzo, las presentaciones continuarán en Profundidad, Eldorado, Oberá, Chaco y Corrientes.


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A 25 años de la gira eterna, su hijo Lolo y un amigo recuerdan a Fermín Fierro

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Fermín

Hace 25 años partió a la gira eterna Fermín Fierro, uno de los músicos populares más importantes de Misiones. Compuso más de 300 canciones, muchas de ellas dedicadas a las provincias del Litoral e incluso producciones conceptuales, como la que dedicó al Libertador General San Martín y que lo llevó a ser la Revelación de Cosquín en 1966.

Aunque para entonces su más famosa canción, “Mi serenata”, había sido popularizada por María Helena, obra que en las últimas décadas fue interpretada por múltiples artistas del país, como Soledad Pastorutti, Los Alonsitos o Los Ojeda en Paraguay. Fermín Fierro descansa en el cementerio posadeño de La Piedad, desde que murió en 1999. Es por eso que hoy, 13 de abril -según declaró la Legislatura provincial un año después- se celebra el Día del Cantautor Misionero.

Fermín Fierro era su apodo. Había sido rebautizado por su manager con ese nombre en la década del 60, cuando ya estaba viviendo en Buenos Aires. Se había ido a los 17 años para estudiar Derecho en la ciudad de la Plata pero también para probarse en la música y en eso último le fue muy bien. Fue parte de Los Nocheros de Anta -que tuvo varias formaciones-y de Los 3 Chispitas, un grupo con el que salió de gira por el exterior. A su regreso comienza su historia solista para dar rienda a sus distinguidas creaciones, entre ellas Rosario Gaucho, junto a Los Arribeños y con voz de Alfredo Alcón.

En su documento decía que se llamaba Raúl Obdulio Posse Benítez, era hijo del español Jesús María Posse y Magariños y la paraguaya María Eugenia Benítez y Aragón. “Nació en el barrio Patotí, por Tambor de Tacuarí, que antes se llamaba Florida”, contó su amigo Ramón Delgado Cano a La Voz de Misiones. “Lo conocí de grande. Hicimos muy buena amistad con él, participamos en muchos festivales, lo acompañamos en muchas fiestas. Estábamos en la semana tres o cuatro veces juntos”.

A Fermín sus allegados lo conocían como Luli y según reconstruyó su amigo Ramón tenía una personalidad fuerte pero se hacía querer por todos. “Era gracioso y cascarrabia. Quería pelear con quien no estuviera de acuerdo con él. Un ser extraordinario que se daba con los amigos. Se brindaba con todo el corazón, muy generoso”.

En la década del 70, la obra de Fermín se populariza en España. Uno de ellos es “Yo soy argentino“, en la voz de Gauchos 4. De esa manera, es contratado para cantar por el Viejo Continente junto a Los Chalchaleros. Luego vuelve a realizar otra gira más en España, esta vez acompañado de su pareja embarazada y allí en España nace su hijo, un niño que recibió el apodo de Lolo y que, más adelante, en el 2001, saltaría a la fama como el guitarrista de Miranda durante trece años. “Para mí Fermín no era un músico conocido de Misiones. Era mi papá músico que había abandonado a mi mamá”, reconoció Lolo a La Voz de Misiones.

“Yo nací en el 74. Ellos se fueron a España con mi mamá embarazada y, bueno, allá Fermín hizo la suya y ella se volvió para acá”, contó Lolo. “Porque la verdad era un excelente músico pero como padre, yo que sé, calculo que por su historia familiar también que es complicada, era medio raro como padre. No sé si estaba para ser un padre y formar una familia. Me parece que era como un músico chapado a la antigua, se iba de gira. Tenía una historia bastante complicada con su mamá y su papá que se murieron. Lo criaron sus dos hermanas que eran bastante complicadas también. Te puedo contar que lo habían metido en un colegio y se iba a tocar con la primera banda que tuvo. Y cuando estaba en la casa se terminaba escapándose. Al final, cuando fue mayor, de tanto que se escapó, ya era un músico de ley”.

Fermín

El cantautor misionero solo tenía 55 años cuando murió complicado por una cirugía que tenía programada en una clínica de Posadas. Debían colocarle un bypass y si bien parecía estable, horas después de la intervención médica, dejó de respirar. “Fue una gran tristeza para nosotros. Teníamos un grupo de amigos muy allegado y Fermín era el que unía todo. Por su simpatía, por su amiguismo, por su compañerismo. Eso no lo digo solo yo. Lo puede decir cualquiera que lo conoció”, lamentó Ramón.

En ese entonces, Lolo no había podido establecer una relación estrecha con su papá y se habían encontrado tan solo tres veces en la vida. Él vivía en Buenos Aires, “trabajaba en un locutorio y no tenía dinero para viajar a Misiones”, admitió. A los cinco días se enteró que su papá Fermín había muerto. Le había contado su hermanastra, la folclorista María Eugenia Díaz. “No pude ir a su funeral, a su casa. No pude entrar a su departamento ni tomar contacto con las cosas de mi padre”, reconoció el artista.

Es la guitarra de Lolo

De esa manera, Lolo no pudo quedarse con ningún recuerdo de Fermín, ni si quiera con uno de los mil discos de “Los Misioneros somos así” que el cantautor grabó en Posadas y pretendía presentarlo con invitados como Horacio Guarany y La Sole. Con un escribano de por medio, una exesposa se llevó todas las pertenencias que quedaban de él en el departamento que habitaba por Colón casi Mitre. Pero no se llevó absolutamente todo: quedó una guitarra.

“No sé porqué razón quedó en la casa del Negro Dedieu y en todas las fiestas que hacíamos los músicos querían tocarla porque era muy linda, de concierto. Fermín era un ejecutor de guitarra máximo, tocaba muy bien en cualquier ritmo. Se acompañaba en blues, jazz, polca, guarania. Era un virtuoso de la guitarra. Y con el Negro decíamos que en cualquier momento esa guitarra se va a romper, nos van a robar”.

En el año 2012, los amigos de Luli se enteran que Miranda tenía agendado un recital en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez y con la banda venía el guitarrista Lolo Fuentes. “Fuimos al hotel con la guitarra. El conserje nos hizo esperar. ‘Ya baja el señor Lolo. ¿Quién lo busca?’”, le preguntaron a los hombres adultos que estaban metidos entre adolescentes que querían fotos con Ale Sergi o con Juliana Gattas “porque Miranda estaba en su apogeo en ese momento”, recordó Ramón. Después de explicar las intenciones al recepcionista del hotel y al manager de la banda lograron convencerlos para que finalmente llamaran a Lolo, quien bajó y se encontró con Ramón y Dedieu. “Fue tanta la emoción de este chico que se les caían lágrimas. ‘No puede ser. Mi papá está acá’, decía”.

A 22 años de aquel encuentro con los amigos de Fermín, con su carrera solista a pleno, alejado hace más de una década de Miranda, Lolo aún conserva entre sus pertenencias el tan preciado instrumento de cuerdas. “La tengo. Es una guitarra marca Alhambra, de la Alahmbra. Española. Es una guitarra de flamenco, la tengo conmigo y la aprecio mucho. Es más, no le cambié las cuerdas hasta que se rompieron un par de ellas porque tenían el ADN de mi papá. Pero no me quedó otra que cambiarlas. Esa guitarra está conmigo y estará conmigo hasta que me muera”.

Lolo

Lolo en Posadas y con la guitarra de su papá. En 2012, el por entonces músico de Miranda visitó la casa de Ramón, amigo de Fermín.

Aquel encuentro de Lolo con los amigos de su papá sirvió no solo para llevarse el instrumento musical sino para conocer mejor a Fermín. Eso fue posible a través de las anécdotas que fueron reconstruyendo para él, incluso las más románticas en las palabras de una novia que había tenido el cantautor posadeño que, sin lugar a dudas, inspiró a Lolo para convertirse en el artista que hoy es. Por eso considera, a pesar de la distancia que tuvieron en casi toda la vida, que han hecho las paces.

“De alguna manera hice mis rituales para despedirlo y tuve mis conversaciones con él. Yo siento su espíritu bastante cerca. Y siento que me acompaña mucho. Y sobre todo en la música. Yo no estudié música. Es una herencia genética, más que nada. La música está adentro mío desde que yo nací. Bueno, obviamente que tuve mis estudios porque fue incorporar conocimientos. Pero siento que él me dio eso”.

La intensa vida de Fermín se apagó temprano y dejó detrás la letra y la música de una época, a la que ya le rendía tributos nostálgicos, como la descripción poética de su ciudad natal, “perfumadas tus noches de jazmines y azahar”, (…) “con tus altas barrancas, luna en el Paraná” y “la Estudiantina que no va a morir”, según canta en su bellísimo “Recuerdo a Posadas” que hoy lo recuerda a él.


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Lucas Cidade: “Mi abuelo Ramón Ayala me enseñó a bailar gualambao”

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Lucas

Lucas Cidade (36) es el nieto del cantautor Ramón Ayala. Con un barco cruzó los océanos y recorrió los continentes para bailar tango y folclore. El domingo llegó a Misiones, para la ceremonia que se hizo en honor a El Mensú, quien pasó a la eternidad el 7 de diciembre pasado. “Él me enseñó a bailar gualambao”, contó a La Voz de Misiones.

La primera vez que Lucas descubrió que su abuelo era un artista popular sucedió por una calle porteña de Congreso, cuando juntos se dirigían a cenar en un bar. “Caminando para ese lugar, una persona en situación de calle se levanta y se le va al humo a mi abuelo. Y el señor se pone a cantar a mi abuelo, no me acuerdo qué canción, yo dije ‘no lo puedo creer’”.

Lucas nació en Buenos Aires, vivió cuando era un niño en la casa que Ramón tenía en San Telmo pero también pasó muchas horas de su vida en la vivienda que después habitó el músico en el barrio de San Cristóbal. Por eso, Lucas recuerda “la hospitalidad que él tenía” al recibirlo.


Porque “íbamos y merendábamos, capaz que después cenábamos o lo que sea de la comida. Siempre una comidita, algo siempre se compartía con mi abuelo y con la esposa, María Teresa. Vos comías y el quería que ya te quedaras a dormir. Tenía una pieza, ahí tenías un lugar. Es lo que más tengo de él, fuera de lo que es lo artístico, de toda la obra que tiene”.

Cualquier persona que conociera a Ramón sabía de su sentido humor, algo que replicaba también en la intimidad de su familia. Por eso, Lucas sonríe al recordar una ingenua y divertida frase del artista: “¡qué notable, dijo la vaca mordiendo el cable!”.

Lucas

Popularidad. Lucas descubrió que su abuelo era un músico popular cuando un desconocido lo paró en la calle y le cantó

El gualambao en los pies y en el corazón

El autor de “Posadeña linda” falleció el 7 de diciembre pasado y sus restos fueron cremados. Según la voluntad del propio artista, meses después, una comitiva encabezada por su pareja María Teresa Cuenca, el hijo del cantautor, Alberto Ramón Cidade, y Lucas, llegó el sábado 6 de abril para ser parte de una serie de homenajes en Misiones que concluyó el domingo en la Bajada Vieja, con la presencia del Gobernador Hugo Passalacqua, el intendente Leonardo Lalo Stelatto y el Secretario de Estado de Cultura, Joselo Schuap.

El 10 de marzo, El Mensú hubiera cumplido 97 años pero dejó todo un legado artístico, incluso un género musical que inventó y llamó gualambao. Su nieto Lucas aprendió a danzar esa música con él, más allá de que es un profesional egresado de la Universidad de las Artes.

Bajo la escultura de Hugo Viera, después de una peregrinación a toda orquesta con la Banda Penitenciara desde la costanera, hubo concierto con la voz cantante de Cecilia Pahl.  También cantó Enarmonía, Pato García y Amanda de Colombia. Con el mismo fin vinieron de Corrientes los cantantes Julio y Nicolás Cáceres, de Los de Imaguaré.  En tanto que, además de los recitados parafraseando a Ramón, hubo danza al tiempo del gualambao.

Vestido como gaucho, Lucas ofreció en ese momento unos pasos estilizados que pudo replicar en los últimos años junto a su célebre abuelo como para distintas presentaciones que hizo en grupo en el ND Ateneo, Hasta Trilce e incluso en el Centro Cultural Kirchner (CCK), cuando en el 2022 se hizo el tan destacado homenaje que se llamó “El Viejo Río que va”.

“Estoy en un proyecto tratando de meter lo que es el gualambao en la Universidad Nacional de las Artes”, comentó Lucas. Se trata de un material destinado a la Metodología de la investigación y del folclore aplicado, con la idea de que algún día “lo puedan meter en el plan de estudio, en la currícula, dentro de las danzas folclóricas”. Es que, si bien en Misiones el gualambao se aprende a bailar desde muy temprano, las demás academias del país no cuentan con mucho material bibliográfico ni todavía han manifestado el interés de implementar su estudio.


Hugo Leonardo Cidade era uno de los tres hijos de Ramón. Murió hace catorce años pero en toda su vida tuvo muy poco contacto con Lucas. Es por eso que creció no solo junto a Ramón sino también con su mamá y su abuelo paterno Mamerto, con quien escuchaba folclore todo el día en la ciudad bonaerense de Salto. Así se fue consolidando su personalidad de bailarín. Aunque además toca la guitarra, el teclado y varios otros instrumentos más “pero no como mi abuelo”, aclara.

A bordo de un crucero, Lucas salió a conocer el mundo y de esa manera visitó países como España, Italia, Hungría, Rusia, Panamá, Perú, Colombia, Uruguay y Las Malvinas Argentinas, cuenta. “En diciembre de 2023 conocí La Antártida. Fue impresionante”, consideró el artista. “Estoy en una compañía aparte. Hice la audición de tango y de malambo y quedé”.

Por otro lado, Lucas también integra la agrupación Llegamos Los gauchos, una impactante compañía de malambo y con quienes bailó varias veces en la peatonal de Calle Corrientes aunque también algunas ocasiones en los estudios de Telefe.


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De las series al cine de Brasil: el camino del eldoradense Elio Santander

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El actor eldoradense Elio Santander (43) interpreta a un investigador en la película “Amor livre amor”, una producción brasileña, bajo dirección de Mariana Pamplona y Flavio Frederico. El largometraje se rodó en febrero en Buenos Aires y después de vivir veinte años en esa ciudad Elio decidió mudarse a Brasil para continuar su carrera como actor. “Es una puerta que quiero abrir y quiero experimentar”, dijo a La Voz de Misiones.

Elio trabajó para conocidas series de la pantalla chica como “Un gallo para Esculapio”, “El Marginal”, “Apache”, “Monzón” y “El hincha”. En tanto, Star+ aún no estrenó “Espartanos”, la serie de ocho capítulos que protagoniza y está inspirada en la experiencia de los internos rugbiers en las cárceles argentinas.

Elio

“Es muy linda la historia”, calificó el actor. “Fue contar cómo se le ocurrió al creador, Eduardo Coderigo, hacer la fundación de espartanos y no solo romantizar lo que es la cárcel. Sino cómo transformó la realidad. Como se superaron las dificultades en su vida”.

Cuando Elio dejó detrás Misiones, hace veinte años atrás, comenzó a perfilarse en el mundo de las artes escénicas, particularmente en teatro. “El teatro es para mí es el arte de la preparación y de conocerse. Si todas las personas lo podrían hacer un poquito estaría buenísimo”, recomendó.

Solo el año pasado, el artista eldoradense fue parte de tres obras teatrales. Una de ellas era “En nuevos mundos”, sobre la vida de von Humboldt y Bonpland. Por otra parte protagonizó el sainete “Retrato del pibe” e integró el elenco de “Prueba de amor”, una obra original de Roberto Arlt.

“No hacía mucha tele y me empezó a surgir en los últimos años, desde 2017, en lo que son series o productos audiovisuales”, apuntó. No obstante, según reconoció Elio, “el teatro tiene el laboratorio del actor, que se mantiene vivo. El audiovisual es otro lenguaje, es más el tema de la repetición, la puesta, mucho más técnico. Y el teatro es más vivo. ¿Cuál me gusta más? Es un poco más difícil. Pero sí, son dos lenguajes que me encantan”.

En la más reciente producción en la que trabajó, “Amor livre amor”, Elio se acercó a la industria brasileña del cine gracias a la guionista Mariana Pamplona y el director Flavio Frederico, realizadores de películas como “En busca de Iara”, “Assalto na Paulista” y “Boca do lixo”. La que se rodó en Argentina está hablada en español pero con el el brasilero Higor Campagnaro en el papel principal.

“Es un policial que secuestran a la hija de un brasilero y yo soy el investigador que lleva adelante el caso”, resumió el artista misionero sobre el filme que tuvo como locaciones a la Ciudad de Buenos Aires, El Tigre, Acassuso e Ingeniero Maschwitz.

A más de un mes de esa experiencia delante de la cámara, Elio prepara las valijas para ir tras sus sueños al país vecino, donde pretende encarar un nuevo horizonte profesional. “La idea es seguir creciendo. Por eso me voy para allá”, consideró el actor que habla muy bien el portugués porque se crió con su abuela brasileña hasta los 9 años. De esa manera, Elio se reencontrará con todos aquellos códigos de la infancia para un nuevo desafío transfronterizo.

 

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