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Esteche fue condenado a prisión perpetua por el crimen de Irma Ferreyra

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Perpetua. El equivalente a 35 años de prisión efectiva, según la legislación vigente. Alejandro Guillermo “Porteño” Esteche (34) recibió hoy la máxima pena prevista por el Código Penal de la Nación Argentina como autor del delito de “abuso sexual seguido de muerte” perpetrado en 2016 contra Irma Ferreyra Da Rocha (47) en Garupá y deberá permanecer en la cárcel hasta el año 2051.

La sentencia contra el único imputado que tenía el expediente fue dictada hoy al mediodía, poco después de las 12.30, por el Tribunal Penal Uno de Posadas, presidido por la magistrada Viviana Cukla e integrado por sus pares Ángel Dejesús Cardozo y César Antonio Yaya -subrogante-.

Esteche, nacido en Oberá, pero criado en Buenos Aires, fue declarado responsable del delito de “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, seguido de muerte”, figura contemplada por los artículos 119 -párrafo 2- y 124 del Código Penal de la Nación, que prevé una pena de prisión perpetua.

Si bien no hubo variación en cuanto al monto de la pena impuesta, el Tribunal decidió por unanimidad condenar a Esteche bajo la misma acusación con la que llegó a instancia de debate oral y no compartió el planteo realizado en su alegato por el fiscal Martín Rau, que consideró que el implicado debía responder por “abuso y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y femicidio”, resaltando así que el imputado tuvo intención de matar a la víctima.

El fallo también dispuso el traslado del condenado hasta la Unidad Penal II de Oberá, donde deberá cumplir 35 años de prisión efectiva. Como ya se encuentra privado de su libertad desde diciembre de 2016, el cómputo de pena establecería que recién en diciembre de 2051 estaría en condiciones de solicitar el beneficio de la libertad condicional.

Tras la sentencia, Silvina De Melo y Mabel Ferreyra Da Rocha, hija y hermana de la víctima, respectivamente, se fundieron en un abrazo dentro de la sala de debates. “Estamos agradecidos a Dios, al fiscal y a los jueces, que hicieron su trabajo. De Irma me quedan los mejores recuerdos. Al fin puedo decir que mi madre va a descansar en paz y nosotros al menos vamos a tener un alivio en nuestros corazones”, expresó Silvina fuera del tribunal.

Silvina de Melo, una de las hijas de Irma, destacó la sentencia y agradeció el trabajo de la Justicia.

Fiscalía: ensañamiento, alevosía y femicidio

La octava y última audiencia del debate comenzó minutos después de las 8.30. Fue el fiscal Rau el encargado de exponer su alegato en primer término. Lo hizo de pie, en voz alta y apoyado de filminas en las cuales desarrolló su hipótesis, analizó declaraciones y expuso imágenes explícitas, de cuya sensibilidad advirtió, pero aseguró que contó con el apoyo de la familia de la víctima para exhibirlas a fin de graficar la cruenta muerte que atravesó Irma Ferreyra.

Allí, el representante de la Fiscalía reconstruyó que Irma y Esteche se conocieron en una fiesta por fin de año que se desarrollaba en el predio La Economía, conocido como La Saladita, de Garupá.

Según su cronología de hechos, el evento comenzó cerca de las 19 y Rau exhibió una última fotografía de Irma en la fiesta. Fue a las 23.25, mientras bailaba con Facundo Uboldi, ex cuñado de Esteche.

Para el fiscal Martín Rau, el imputado tuvo intenciones de matar a Irma.

Luego de ello, fue Esteche quien bailó con la mujer y ambos se retiraron de la fiesta cerca de las 00.30. Caminaron juntos, atravesaron un túnel peatonal y entre unos arbustos de “ligustrina” ubicados en la vereda de la calle 246 mantuvieron relaciones sexuales consentidas, pero luego se produjo el ultraje que más de 30 horas después derivó en la muerte de Irma.

El llamado a la Policía para alertar del suceso se registró a las 00.57. Para ese entonces, en la hipótesis de Rau, basada en los testimonios y pruebas recolectadas durante el proceso, Esteche ya había sido visto salir de la escena del hecho por tres testigos que esa noche regresaban a su casa.

Destacó a esos testigos. Fueron el ex prefecturiano Lucas Frutos, su pareja Sonia Poterala y su prima Luisa Amores, quienes fueron coincidentes al identificar al imputado como la persona que esa noche vieron salir del punto exacto donde Irma yacía malherida y agonizante. Describieron sus características físicas y su vestimenta: remera azul con estampado blanco, bermudas blancas y zapatos blancos.

La descripción coincide con otra foto tomada en la fiesta. La imagen fue capturada a las 11.07 y extraída del celular de su cuñado Uboldi. Allí aparece Esteche, vistiendo prendas idénticas a las descritas por los testigos.

La foto de Esteche durante la noche del hecho, proyectada por el fiscal Rau durante su alegato.

Rau también dedicó varios minutos de análisis a las declaraciones vertidas por el imputado a lo largo del proceso. En total fueron tres. Una en su indagatoria, otra en una ampliación de indagatoria y la última en la primera jornada de juicio.

El fiscal observó discrepancias en las tres declaraciones, resaltando que el imputado cambió de versión en cada una de ellas.

Recordó que en su primera declaración Esteche admitió haber tenido relaciones sexuales con Irma, pero que ella le reclamó por su insuficiencia sexual y “le pedía más y más”. Allí se produjo la introducción de una rama en el cuerpo de la víctima, aunque el imputado aseguró que fue por pedido de la mujer.

En su ampliación de indagatoria, en tanto, manifestó que tuvo relaciones con Irma, pero que cuando ella le reclamó por su insuficiencia sexual, “se levantó los pantalones” y se fue.

Por último, al comienzo del juicio, Esteche volvió a modificar su versión de los hechos. Admitió haberse retirado de la fiesta junto a Irma, pero aseguró que por el estado de ebriedad en el que estaban ni siquiera llegaron a concretar contacto sexual de ningún tipo. Agregó que él se fue de la escena y dejó a la mujer sola, que después de ello no sabe qué pudo haber sucedido, pero al ser detenido se autoincriminó por apremios sufridos en la comisaría.

“La confianza es lo más importante en un relación y, en este sentido, la relación es la del imputado con el proceso que enfrenta. Y este proceso le perdió la confianza al imputado. No hay consecuencia jurídica de castigo respecto a la mentira del imputado, pero la mentira del imputado provoca la falta de convicción en ustedes”, interpeló Rau a los magistrados del Tribunal.

A partir de ahí, el fiscal pasó a la siguiente etapa de su alegato, en la que explicó la mecánica del hecho y ello funcionó como antesala de sus consideraciones respecto a la calificación legal del caso.

Para Rau, el motivo del ataque fue el reclamo realizado por Irma respecto a una supuesta insuficiencia sexual del imputado. Fue después de ello que Esteche golpeó a Irma, la dejó inconsciente y la ultrajó con una rama de 58 centímetros destruyó varios órganos internos de la víctima, según la hipótesis fiscal.

En base a los aportes de los médicos forenses que realizaron la autopsia, el fiscal indicó que la “intensidad del daño” provocado fue “brutal”. Además, graficó que la víctima medía 1,53 metros de estatura y la rama utilizada en el ultraje ingresó 50 centímetros dentro de su cuerpo.

“Fue un empalamiento brutal, con una violencia inusitada pocas veces vista en mi carrera profesional”, sostuvo Rau.

El fisca también exhibió una fotografía de la lesión que el imputado presentaba en su mano derecha al momento de ser detenido. Apoyado en lo indicado por la médica policial que certificó esa lesión, la misma era compatible con la acción de manipular un elemento rombo o puntual, como puede ser considerada la rama utilizada para perpetrar el hecho.

Esteche es trasladado y custodiado por personal especializado del Servicio Penitenciario Provincial (SPP).

Desde ese punto procedió a referirse sobre la calificación legal del caso y modificó parte de la acusación de base. De “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, seguida de muerte”, mantuvo la figura del abuso, pero agregó que ello fue cometido en concurso real con un “homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y femicidio”. Para él, Esteche tuvo manifiestas intenciones de asesinar a Irma.

Y argumentó punto por punto su planteo. Sobre el ensañamiento apuntó hacia el “medio elegido para matar. Si era un simple enojo quizás le bastaba con los golpes, pero tomó un medio brutal para provocarle el mayor sufrimiento a la víctima. Para humillarla”.

La alevosía lo justificó por el “completo estado de indefensión” en que se encontraba Irma. Desvanecida por cuatro golpes en el rostro. Tampoco encontraron en ella signos de defensa.

Y, por último, consideró aplicable la figura del femicidio como agravante, al señalar que el hecho se trató de un claro caso de violencia de género, donde un hombre se valió de su superioridad física y de predominancia para perpetrar el crimen.

“Soy consciente de la gravedad de la sanción. No me pone alegre nunca tener que solicitar una pena de prisión, no obstante tampoco puedo olvidarme de Irma. A partir de mi acusación, ustedes (por los jueces) van a tener la justicia en sus manos. Ustedes son quienes tienen que llevar justicia a los familiares de Irma, pero también a toda la sociedad, formada por muchísimas mujeres. Estoy pidiendo esta condena como fiscal, pero también como persona, como ciudadano. Justicia por Irma y basta de femicidios”, cerró Rau al pedir perpetua para Esteche.

La defensa: Esteche inocente

Luego, fue el turno de alegar del abogado defensor particular Edgardo Cabrera. El profesional consideró inocente a Esteche y apuntó “fallas” en la investigación y “negligencia” de parte del Estado en el caso, tras lo cual solicitó la absolución por el beneficio de la duda para su defendido.

Para Cabrera el Estado fue negligente a través de la Policía por sus errores en la investigación y de los médicos por la deficiente atención proporcionada a la víctima al momento de quedar internada en el hospital Madariaga.

“Las pruebas tienen una doble valoración. Sirven tanto como para probar como para exculpar. En una situación como esta las pruebas físicas están ausentes (…) los testigos y los relatos no son suficientes. Falta prueba física. No se lo puede acusar a Esteche de algo tan grave y la prueba que falta es la de saber quién hizo esto”, señaló el letrado.

El imputado junto a su abogado defensor Edgardo Cabrera durante el desarrollo del debate.

El defensor apuntó que la Policía falló en la preservación de la escena y recalcó que no hay pruebas genéticas que vinculen a Esteche con el hecho.

“Sorprende que se hable de una intencionalidad. Esteche solo tuvo intenciones de tener relaciones sexuales consentidas. No hay nada que revele una intención de matar y menos que vincule a Esteche con el hecho. En este expediente sólo vemos muchos errores y dudas”, agregó.

La teoría de la defensa sostiene que el imputado salió de la fiesta junto a Irma, pero que el encuentro sexual ni siquiera se llegó a concretar porque ambos estaban muy alcoholizados y que luego él se autoincriminó por los apremios padecidos al momento de ser detenido.

Para Cabrera, el hecho fue cometido por otra u otras personas -que no fueron investigadas- luego de que Esteche presuntamente dejara sola a Irma en cercanías al lugar donde posteriormente fue hallada malherida.

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Viuda de Guirula tras el fallo: “Pensé que ya no íbamos a tener justicia”

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La última audiencia del juicio por la muerte de Carlos Guirula, marcada por la última palabra de los acusados y la sentencia, fue seguida de cerca por la familia de víctima, principalmente de su esposa, sus hijos y su hermana, quienes destacaron el fallo como “el cierre” de una dolorosa etapa que duró once años.

“En general conforme, pero más que nada por mis hijos. Para ellos es importante tener un cierre, saber que se hizo un poco de justicia después de tantos años. Ellos hoy son chicos felices, libres de toda bronca, porque así lo quise yo, de protegerlos todos estos años”, expresó Nora Acosta, viuda de Guirula, en conversación con La Voz de Misiones en los pasillos del Tribunal Penal Dos de Posadas, antes de salir al encuentro de sus hijos, que la esperaban con un abrazo grupo fuera del recinto.

Hijos y más familiares de Guirula a los abrazos fuera del tribunal.

Yo pensé que ya no íbamos a tener justicia, que esto ya no salía. Pero esto es un cierre para ellos. Ahora veremos qué hacemos y cómo seguimos, pero lo bueno es que no quedó en vano”, añadió.

Para Nora los pedidos de disculpa de los acusados no fueron del todo sinceros, mucho menos suficientes. “Esperar once años para solo decir ‘lo sentimos’”, apuntó y agregó que “solo me llegó la palabra de Da Silva, a él si lo sentí muy sincero”.

Si bien se mostró conforme con el fallo, admitió que le hubiese gustado una pena más alta para los otros imputados. “Nuestro día del padre es ir al cementerio hace once años. Es dolorosísimo, pero repito: es bueno saber que esto no quedó en vano”.

“Clemencia” y “disculpas”: la palabra de los condenados por el caso Guirula

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“Clemencia” y “disculpas”: la palabra de los condenados por el caso Guirula

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Más de once años pasaron del día en que el albañil Carlos Raúl Guirula (34) fue a un motel de Posadas y tras unos disturbios acabó muerto, con un edema cerebral, nueve costillas rotas y un pulmón perforado. La Justicia hoy determinó que ese desenlace mortal fue consecuencia de los pisotones y las patadas de los borceguíes policiales que calzaban Lourdes Beatriz Tabarez (42) y Ricardo Rafael Escobar (42), quienes recibieron una pena de prisión de perpetua por el delito de “tortura agravada seguida de muerte”.

La sentencia fue impartida por el Tribunal Penal de Dos de Posadas, que además condenó a 4 años de prisión por omisión a los ex policías Lucas Nahuel Saravia Allosa (37) y Carlos Alberto Da Silva (34) y absolvió por el beneficio de la duda del mismo delito a los también ex uniformados y Carlos Alberto Zidorak (37) y Claudio Marcelo Servián. Los cuatro quedaron en libertad apenas culminó la lectura del fallo. 

Previo al veredicto, todos ellos hicieron uso de sus últimas palabras y la primera en hablar fue Tabarez, quien pidió disculpas a la familia de la víctima y solicitó clemencia al tribunal.

Tabarez se había mantenido en silencio durante las diez audiencias previas que se desarrollaron en el marco del debate oral. Soportó las incriminaciones de sus consortes de causa y aguantó las acusaciones del fiscal Vladimir Glinka, que en su alegato la señaló como quien pisó la cabeza y pateó en las costillas a Guirula estando esposado en el suelo del motel.

Esta mañana, en su última oportunidad para hablar, hizo uso de su derecho. “Esto fue una tragedia y pido disculpas a toda la familia. No va a volver a la vida su hijo, no va a volver a la vida nadie, tampoco nosotros. Todos tenemos una familia atrás nuestro. Mi corazón se va a salir del pecho porque entre hoy y mañana va a volver a cambiar nuestras vidas para peor, si así lo decide la Justicia”, comenzó.

Luego hizo un breve repaso de su vida, describiendo que tiene una hija, que es la mayor de siete hermanos y que proviene de una familia humilde, con padre albañil y madre ama de casa, que le “inculcó valores y buenas costumbres”.

“Las palabras de mi papá me resuenan en la cabeza: Lourdes sos el ejemplo y el espejo de tus hermanos. Pido clemencia, pido justicia por mí, por mi familia, por cada uno de nosotros. Se nos dio esta comisión y yo simplemente fui a cumplir mi trabajo. La situación que se dio fue una tragedia para todos”, lanzó antes de volver a su lugar, apoderada por las lágrimas.

En segundo término habló Escobar, a quien el fiscal acusó de dar patadas, pisar e “ir saltando” sobre la espalda de Guirula durante el traslado del detenido desde el motel hacia la comisaría Decimotercera, donde llegó muerto.

Quería pedir disculpa a los familiares, quiero que sepan nosotros nunca tuvimos esa intención. Pido disculpas, sé lo que es perder un hijo. Nunca tuve antecedentes de ser agresivo, ni de golpear a nadie. Espero que esto nos de tranquilidad a todos, ya sea para bien o para mal, así lo decida el Tribunal. Que sea lo justo para todos. Que se termine todo y podamos estar en paz”, resumió.

Ricardo Escobar pidió disculpas en sus últimas palabras. Más tarde fue condenado a prisión perpetua.

Más disculpas

En mismo sentido se expresó Allosa, quien enfrentaba un pedido de 7 años de prisión por “vejaciones” y “omisión”, aunque finalmente recibió 4 y como estuvo ese mismo plazo privado de su libertad en prisión preventiva esquivó un segundo paso por la cárcel.

“Pido disculpas a la familia, yo sé que fue un sufrimiento para ellos estos once años. Para nosotros también y para nuestras familias. Estuvimos pendiente todos estos años para tratar de que esto se resuelva. Ha llegado el día. Si esa noche podía haber hecho algo más, lo siento por no haberlo hecho”, fueron sus palabras.

El siguiente fue Zidorak, que resultó absuelto. “Es un hecho lamentable lo que ha ocurrido. Son muchos años esperando. Obviamente nadie pensó lo que iba a pasar. Pedir disculpas a la familia”, había expresado antes del veredicto.

Servian, que también fue absuelto, expresó el mismo sentimiento. “Desde lo más profundo del corazón, mío y de todos, estamos arrepentidos de lo que pasó. Obviamente no va a devolver la vida, pero nosotros también somos conscientes de lo que pasó y que cada uno reciba lo que le corresponde, por su participación y su responsabilidad. Que se haga justicia”.

Allosa fue condenado a 4 años de prisión pero quedó libre por el tiempo que ya estuvo con preventiva.

El último en hablar fue Da Silva, uno de los primeros en declarar y señalar tanto a Tabarez como a Escobar por las agresiones contra la víctima, testimonio que fue valorado como prueba importante por la fiscalía.

“Realmente fue un hecho lamentable. Quiero pedir perdón de corazón a la familia, sé que hay una madre que se quedó sin un hijo, una hermana sin hermano, un niño sin padre. Realmente nos sentimos muy apenados por esa tragedia. Lamento no haber hecho más. Sé que no vamos a traer a la vida al señor Guirula, pero se puede hacer justicia. Creo que quedó demasiado claro lo que pasó esa noche y que tenemos ciertos grados de responsabilidades. Que se haga justicia”, pidió.

El tribunal presidido por Gregorio Busse e integrado por Fernando Verón y Miguel Mattos luego pasó a deliberar y tras más de una hora en reunión secreta regresaron con el fallo que condenó a dos ex policías a la pena de prisión perpetua, el equivalente a 35 años de encierro efectivo. 

Servian -a la izquierda- y Zidorak -en el centro- fueron absueltos.

 

Tabarez y Escobar fueron condenados a prisión perpetua por el caso Guirula

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Tabarez y Escobar fueron condenados a prisión perpetua por el caso Guirula

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El Tribunal Penal Dos de Posadas dictó sentencia este mediodía y condenó a prisión perpetua a dos de los seis policías acusados por la muerte del albañil Carlos Guirula, registrada hace once años durante un procedimiento policial que inició por disturbios en motel de la ciudad.

La máxima pena recayó sobre Lourdes Beatriz Tabarez (42) y Ricardo Rafael Escobar (42), quienes fueron declarados responsables del delito de “tortura agravada seguida de muerte”.

De los restantes acusados, Lucas Nahuel Saravia Allosa (37) y Carlos Alberto Da Silva (34) fueron condenados a 4 años de prisión por el delito de “omisión”, ante lo cual recuperaron la libertad porque ya pasaron esa misma cantidad de años en prisión preventiva. En el caso de Allosa fue absuelto por la acusación de “vejaciones”.

Por último, Carlos Alberto Zidorak (37) y Claudio Marcelo Servián fueron absueltos por el beneficio de la duda de la acusación por omisión efectuada por el fiscal Vladimir Glinka.

De esta manera, Tabarez y Escobar quedaron detenidos y a partir de hoy empezarán a purgar sus condenas en diferentes unidades penitenciarias de la provincia, mientras que los demás imputados salieron libres del tribunal.

Ricardo Rafael Escobar también recibió perpetua. Antes de la sentencia pidió disculpas.

Antes del veredicto, todos los acusados hicieron uso de la última palabra y todos pidieron disculpas a la familia a Guirula.

Fue la primera vez que se oyó la voz de Tabarez durante el juicio oral que tuvo más de diez jornadas. “Sé que todos estaban esperando mi palabra. Quiero pedir disculpas a la familia, lo ocurrió esa noche fue una tragedia de para todos. Siento que el corazón se me va a salir del pecho”, expresó al comienzo y luego indicó “pido clemencia para mí, para mi familia y para cada uno de nosotros”.

Los últimos en hablar fueron Servian y Da Silva, quienes además de pedir perdón a la familia de la víctima, señalaron que cada uno de los acusados debía “hacerse cargo de sus participaciones y responsabilidades”.

La sentencia se oyó este mediodía, minutos después de las 13, tras una audiencia que incluyó un último alegato defensivo, a cargo de la letrada Mónica Olivera, abogada del policía Escobar, como así también la etapa de réplicas y dúplicas.

Da Silva fue condenado a 4 años de prisión, el mismo tiempo que estuvo en prisión preventiva, ante lo cual quedó libre.

Después de ello, el tribunal presidido por el magistrado Gregorio Busse e integrado por los jueces de instrucción Fernando Verón y Miguel Mattos, dispusieron un cuarto intermedio para deliberar, proceso que se extendió durante más de una hora.

Tras la sentencia, los dos imputados condenados a prisión perpetua salieron esposados y atravesando un cordón de agentes penitenciarios hasta ingresar al móvil que los iba a trasladar a sus lugares de detención.

Entre los demás acusados hubo sensaciones diferentes: lágrimas de alivio, puños apretados y abrazos de agradecimiento para con sus abogados defensores y con sus familiares fuera del recinto.

Pisotones y patadas

El fallo del tribunal se ajustó en gran parte a lo solicitado por el fiscal Glinka en su alegato del jueves pasado, instancia en la que consideró que tanto Tabarez como Escobar fueron los autores de las agresiones que derivaron en las lesiones que ocasionaron la muerte de la víctima.

El fiscal repasó que todo comenzó ese 19 de mayo a la madrugada, cuando Guirula se negó a pagar dos petacas de whisky que había consumido durante su estadía en el motel Park, lugar al cual llegó junto a dos amigos y dos trabajadoras sexuales.

 “Es verdad que Guirula se opuso y estuvo mal. Pero cuando le pusieron las esposas se terminó el procedimiento. Todo lo que vino después de ser esposado es delito y los acusados deben responder por ello”, planteó.

Y a partir de ahí desarrolló la parte central de su teoría del caso. El fiscal dio por acreditado que con la víctima esposada y en el suelo, Tabarez la pisó la cabeza primero y luego le aplicó al menos cuatro patadas.

Sobre Escobar, apuntó que también efectuó patadas al detenido y lo acusó de ir “saltando” sobre la espalda de la víctima durante el traslado del hombre hacia la comisaría en la caja de la Toyota Hilux.

Asoció, además, las mecánicas de esas agresiones con los resultados de la autopsia y vinculó el accionar de Tabarez con el edema cerebral y las tres fracturas costales que perforaron el pulmón izquierdo de Guirula.

Para Glinka, los saltos de Escobar sobre la víctima ocasionaron la fractura lineal de seis cosquillas del lado derecho y se basó en los forenses para concluir que cada una de esas lesiones por separado ya revestían carácter de letal, aunque era atendibles en caso de recibir una asistencia médica urgente.

A Saravia Allosa, por su parte, le adjudicó el lanzamiento de gas pimienta contra la víctima, como así también la omisión de no haber impedido las agresiones de Tabarez y Escobar, misma responsabilidad que le atribuyó a los otros tres imputados.

Caso Guirula: el fiscal pidió perpetua para dos de los seis policías imputados

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