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A 80 años de El Principito, el recuerdo de Saint-Exupéry en Posadas

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Saint Exupéry

Hace 80 años, el 6 de abril de 1943, la editorial Reynal & Hitchcock, de Nueva York, publicaba por primera vez El Principito, la obra cumbre del piloto y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, un personaje legendario, cuyo último destino, envuelto en el misterio por más de 60 años, convirtió a la famosa novela en una especie de presagio.

La historia del piloto perdido y el niño del asteroide B-612, traducida a más de 250 idiomas y dialectos, y elevada a la categoría de clásico de la literatura universal, terminó con la desaparición del propio Saint-Exupéry en una misión durante la Segunda Guerra Mundial.

El nacido en Lyon escribió El Principito en Estados Unidos, donde se exilió tras la ocupación nazi de Francia, cuando todavía no se había producido el desembarco aliado en Normandía, y el ejército rojo empezaba su avance invencible en Stalingrado.

Pero antes de aquello, el afamado escritor vivió parte de la aventura de su vida en Argentina, una permanencia que se tradujo en un vínculo fuerte con el sur patagónico, al que llegó a definir en uno de sus escritos como “la tierra donde las piedras vuelan”.

Llegó a Buenos Aires el 12 de octubre de 1929, como piloto y director de la empresa Aeroposta Argentina, filial de la francesa Aeropostale. En el país, conoció a quien sería su gran amor, la salvadoreña Consuelo Suncin.

No había cumplido todavía 30 años, pero era un aviador experimentado, curtido en la ruta entre Francia y África, donde sufrió una caída en el desierto del Sahara, que se asegura fue el germen de su más famosa historia.

Saint-Exupéry lideró un equipo de verdaderos pioneros, con nombres como los argentinos Pedro Ficarelli, Leonardo Selvetti, Próspero Palazzo, Afredo Gatti, Juan Negris y Ricardo Grosso; y los franceses Paul Vachet, Bernardo Artigan, Jean Mermoz, Marcel Remis, y Jules Lamarque, intrépidos aviadores que se aventuraban en interminables travesías por cielos desconocidos, a territorios entonces inexplorados, en los confines del mundo.

En esas epopeyas solitarias, en aviones monomotores de madera y aluminio, tan livianos que en tierra había que atarlos a la pista para que no se los llevaran los vientos patagónicos, el artista francés alumbró sus primeras dos novelas, El Aviador y Vuelo Nocturno, donde recoge sus experiencias de aquellos viajes que desafiaban todo pronóstico y el horizonte.

Vuelo Nocturno lleva el relato por las extensas rutas patagónicas de la Aeroposta Argentina. Es la crónica de los históricos vuelos que unieron pueblos y ciudades como Viedma, Carmen de Patagones, El Chalten, Río Gallegos, entre otros múltiples destinos que a veces se adivinan como puntos luminosos en el texto.

La expansión de la compañía duró unos 15 meses, pero en ese tiempo la visión de Saint-Exupéry y su equipo los llevó a explorar nuevas rutas, llegando al Litoral argentino, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, y Asunción, Paraguay.

Fueron meses donde Saint-Exupéry se paseaba por las calles de Monte Caseros y Concordia, y volaba a Posadas en julio de 1930, por los festejos de la Independencia y la inauguración de la Escuela de Aviación Civil, en el aeródromo ubicado donde hoy está la planta de Samsa, en la esquina de las avenidas Mitre y Corrientes.

Un año después de publicada la más famosa de sus historias, el 31 de julio de 1944, con los nazis replegándose en todos los frentes, el aviador francés se embarcaba en su último vuelo, a bordo de un avión Lightning P38, del que nunca regresó.

El misterio de su final se reveló en 2004, con el hallazgo de los restos de su avión, en el fondo del mar. Seis años antes, en 1998, un pescador había rescatado, atrapada en sus redes de pesca, una pulsera con la inscripción: Antoine Saint-Exupéry.

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Roberto Maack presentó “El último Apóstol”, parte de los Cuentos en Ruinas

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El escritor y periodista Roberto Maack presentó en el bar Tanta Tinta su segundo libro de cuentos, “El último apóstol”, una obra que contiene siete relatos en 108 páginas y que transcurren en la época de las reducciones jesuíticas.

Publicado por Ediciones de la Paz, la flamante producción literaria aparece cinco años después de “La clave Zipolli”, la primera parte de la serie “Cuentos en Ruinas“, también del mismo autor que además es miembro de la Junta de Estudios Históricos de Misiones.

La presentación del libro tuvo lugar el jueves 18 de de diciembre, con la presencia de Osvaldo Mazal y Evelin Rucker, escritores que comentaron sobre la obra que previamente leyeron.

Mazal eligió traer al escenario al Moro, protagonista de “La profecía del agua” -cuento que abre el libro- a través de palabras que el personaje supuestamente le habría compartido en sueños.

Desde esa estrategia y apoyándose en el humor y la ironía recorrió los cuentos y desafió al autor, llegando incluso a proponer la creación de un sindicato de quienes protagonizan los “Cuentos en Ruinas”.

Rucker, por su lado, se declaró ferviente lectora de las obras de Maack. Destacó el ritmo atrapante de los relatos, se detuvo en el cuento “El grito” del que advirtió, sin espoilear, que tiene un cierre desesperante y pidió más espacio para el Moro en una futura novela.

Ambos escritores coincidieron en la calidad de la escritura de Maack, en lo atrapante de su estilo, así como la riqueza y peculiaridad de sus personajes.

En el momento de responder las preguntas de los presentes, el escritor reconoció que en sus letras está el niño que era él, un lector ávido, y remarcó que el tiempo de los jesuitas tiene mucha riqueza para aportar, teniendo en cuenta que es una época mucho más antigua que la conformación de la Argentina.

Luego de su interlocución, el músico Martín Verón presentó algunas canciones folklóricas para amenizar la velada, en tanto que se pudieron observar pinturas de Juan Carlos Cendra, alegóricas a los tiempos jesuitas, a tono con la producción literaria de Maack, también editor del Suplemento de Literatura que publicó el diario El Territorio, donde también fue Jefe de Redacción.

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El verano encarnaceno propone recitales de Damas Gratis, FMK y Kchiporros

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La marca cervecera Brahma presentó su ciclo “Brahma Música verano 2026” que presentará de enero a febrero en la playa San José, en un área verde entre el Silo y el Molino de la Costanera encarnacena, con entrada gratuita, en el contexto por los 100 años que cumplirá el carnaval de la Perla del Sur, en Paraguay.

“La gente lo pidió y volvemos a Encarnación con una propuesta imbatible. Brahma Música – Edición Carnaval es nuestra forma de celebrar el verano y el espíritu de la amistad, ofreciendo espectáculos de primer nivel totalmente gratis”, expresó Nahuel Van Humbeeck, Brand Manager de Brahma.

En esa línea, la cartelera que divulgó Brahma indica que el 17 de enero actuará el artista de trap y reguetón FMK, solista que en paralelo también integra Los del Espacio, con Lit Killah, María Becerra, Tiago PZK, Duki, Emilia, Rusherking y Big One.

Luego, el 24 de enero habrá Bresh, la fiesta que tiene franquicia internacional y que este año trajo al DJ argentino Fer Palacio.

Más adelante, el sábado 31 de enero subirá al escenario Pablito Lezcano con su grupo Damas Gratis; y el 7 de febrero será el turno de la popular banda paraguaya Kchiporros, que también fue protagonista de una ceremonia similar este año, en la playa San José.

Por último, la marca cervecera indica que el sábado 14 de febrero presentará a un “artista sorpresa”, sin dar mayores detalles, y en el marco de “Encarnación vive el verano”, el slogan que presentó oficialmente la Perla del Sur para su temporada.

Con motivo de la Navidad y el Año Nuevo, se realizará en la misma ciudad encarnacena la denominada Noche Blanca para recibir y celebrar ambas fiestas en la Playa San José.

En ese mismo contexto, el carnaval encarnaceno cumplirá 100 años y comenzará a celebrarlo el sábado 17 de enero. El desfile seguirá los sábados 24 y 31 de enero, el 7 y el 14 de febrero, siempre en el corsódromo de la localidad encarnacena.

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Tras siete años, la peña Misionero y Guaraní cierra: se muda a Cerro Corá

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Luego de casi ocho años en su dirección de Buenos Aires 1546, a fines de diciembre cerrará en Posadas la peña Misionero y Guaraní para reabrir un espacio similar en la localidad de Cerro Corá.

“Todas las cosas tienen un ciclo. Se juntan un montón de situaciones que hacen que queremos cambiar de rumbo”, admitió a La Voz de Misiones el músico Joselo Schuap, quien un año después de inaugurar la peña fue llamado a asumir como Secretario de Estado de Cultura de la Provincia, cargo que aún ocupa.

El funcionamiento de Misionero y Guaraní estuvo a cargo de Raiza Morgenstern, Gastón Mayol -que luego se fue a Buenos Aires- y Renzo Sotelo desde julio de 2024. En ese lapso calculan que se concretaron unos 250 espectáculos, sin embargo, han sido muchos más si se considera que abrió en mayo de 2018.

A pesar de la pandemia y una clausura que obligó a suspender por varios meses los shows, se realizaron funciones de miércoles a sábado en el último tiempo, en  ocasiones con eventos privados.

Joselo y Los Núñez. En 2018, para el año de su apertura por calle Buenos Aires

Y si bien otras personas regentearon previamente Misionero y Guaraní, desde sus inicios estuvo a nombre de la familia Schuap, que previamente llevó adelante otros emprendimientos similares: Chaloy espacio cultural, por avenida Tambor de Tacuarí, de Posadas; o el Parador Andresito, entre Garupá y Candelaria.

“Nuestra familia siempre se dedicó a eso-indicó Joselo-, y Misionero y Guaraní fue el proyecto más grande que tuvimos en el centro de Posadas, pero creo que la ciudad tiene hoy muchas ofertas, y es como decimos siempre: los ciclos tienen un tiempo. Suman un montón de factores, pero estamos muy contentos y motivados de que podamos en un par de meses arrancar de vuelta en el interior”.

Por el escenario “Jorge Ismael Hassan” pasaron Ramón Ayala, Raúl Barboza, Mario Bofill, Julián Zini, Yamila Cafrune, Coqui Ortiz y muchísimos otros artistas de Misiones, quienes encontraron en la peña un espacio para poder compartir su arte y degustar de comidas populares, en un principio servidas de una olla negra que en ocasiones estaba a la vista del público, con Joselo como principal anfitrión en la voz y la guitarra.

Como toda peña tradicional, el espacio significó una oportunidad para la gastronomía local.

“La peña tiene que ver conmigo, con la carrera artística de un músico, pero también con una canción y una obra de Alcibíades Alarcón, que tiene que ver con Misiones”, reconoció Joselo.

Aunque no siempre fueron espectáculos musicales, sino que también el teatro, la pintura y la poesía encontró su lugar, así como reuniones políticas con la idea de resolver otras cuestiones sustanciales.

“Creo que la peña sirvió para un montón de debates, de reuniones, la creación de la Ley de Centros Culturales que, ojalá, y le dejo este pedido a la municipalidad…además de que la voy a seguir gestionando. El año que viene seguiremos insistiendo con la pronta adhesión de la ley provincial de espacios culturales que Posadas aún no ha concretado, es algo necesario”, agregó el funcionario.

Respecto a la Ley de Centros Culturales, Joselo recordó que “tuvimos la posibilidad de aprender a trabajar en este rubro y tener un centro cultural con escenario, con gastronomía y junto con Hugo Passalacqua, cuando él era diputado, en pandemia, trabajamos esta ley. La ley funciona en otros municipios de la provincia, pero todavía en Posadas no. Le serviría mucho a quien ocupe el lugar que nosotros dejamos, a Río Mío y a Tanta Tinta que se inauguró el miércoles, a Espacio Reciclado, a todos los espacios culturales”.

El cierre definitivo de Misionero y Guaraní en Posadas será del 26 al 28 de diciembre. No obstante, están evaluando si el 30 de diciembre se suma una fecha más de cierre.

Mientras tanto, está confirmado el Club Queer el 28 de diciembre, y un día antes un concierto de La Paramol. El viernes 26 de diciembre tocará Joselo Schuap con amigos, hecho que marcará su vuelta a los escenarios después de un buen tiempo.

Esa noche, “vamos a compartir una última noche que va a ser solidaria”, adelantó Schuap. “Con todo lo recaudado vamos a comprar alimentos para los trabajadores de la cultura que más necesitan, que lo sostuvimos todo el año con la ayuda de Desarrollo Social, y completando nosotros con auspicios”.

“Lo que hago es dejarle a la inmobiliaria Ortiz el lugar en muy buenas condiciones-continuó Joselo-, con un antecedente de éxito, de acustización. Jamás tuvimos una denuncia por ruidos molestos. Porque está acustizado y le puede permitir a cualquier otro empresario o gente del rubro a que pueda continuar. A mí me interesa que la ciudad no pierda un lugar, pero sí me quiero ir al interior, pensando en que vamos a colaborar en lugar para darle vida a un lugar adonde hoy no hay absolutamente nada de esto”.

La fecha de reapertura del Misionero y Guaraní en Cerro Corá será el 20 de febrero, para el aniversario de la localidad que dista a 37,5 kilómetros de Posadas, donde hace unos quince años Joselo vive, abrió una radio e impulsó la apertura de una biblioteca.

La nueva peña Misionero y Guaraní tendrá “un estilo campero, de cultura de pueblo, se va a trabajar más de día, y va a generar junto a gente de la comunidad una fuente de trabajo que hoy necesita este pueblo. Fuentes de trabajo que van a salir de atención al público, la gastronomía, la carpintería, el armado de todo, junto con Miguel, un amigo que es dueño de la propiedad, y la buena voluntad del municipio para darnos todo su apoyo para que esto vaya para adelante”.

De esta manera, además del bar Universal, cierra este diciembre la peña Misionero y Guaraní, dos de los espacios que garantizaban espacio, sonido y hasta luces para los artistas locales, algo que se convertirá en nostalgia para muchos a partir de enero.

Gastón Mayol, Raiza Morgenstern y Renzo Sotelo, quienes se hicieron cargo desde 2024 de la peña

Cierra en diciembre el bar Universal Club, esquina de rock y teatro posadeño

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