Policiales
Denuncian a policía por intentar captar menores en su auto en Iguazú




Dos madres del barrio 1 de Mayo de Puerto Iguazú denunciaron anoche que una persona que se identificó como policía quiso captar a sus hijas menores de edad.
Según relató una de ellas en la Comisaría de la Mujer, adonde concurrió con su vecina a radicar la denuncia, la mañana del pasado miércoles 3 de mayo, el señalado se presentó en su casa como Isaac y dijo ser agente de Investigaciones de la comisaría Seccional Cuarta, ubicada en el mencionado barrio.
En esa instancia, “me dice que estaba buscando alquileres por esa zona, ya que su mujer le había echado de la casa”, dice la denuncia, a la que tuvo acceso La Voz de Misiones.
En el mismo sentido, el policía “me manifiesta que en otras ocasiones vio que en mi casa vivían chicas, a lo que le digo que vive mi hija y suelen venir a visitarle las amigas”, indicó Delfina G., de 42 años, quien tiene un almacén en el barrio.
Fue así que, luego de que le dijera que no había alquileres disponibles, le compartió el número de la dueña de los departamentos “para que la avisara cuando hubiera uno disponible” y el hombre se retiró del lugar.
“El mismo señor”
No obstante, la madre relató que, alrededor de las 20.30 de ayer, se encontraba junto a su hija de 17 años en el patio frontal de su vivienda, ubicada en inmediaciones de las calles Victoria Ocampo e Hilario Ascasubi, cuando “se acerca un auto Volkswagen de color gris claro y se estaciona frente a mi casa”.
La comerciante siguió relatando que su hija le dijo: “Mamá, la persona que está en ese auto me está mirando mucho”. La madre comentó que “no logré ver quién era porque el vidrio estaba a la mitad, pero sí se veía la mano que hacía seña como que vaya hasta el auto”.
Por ello, se acercó hasta el vehículo, “y me doy cuenta que es el mismo señor que hace unos días llegó a casa en busca de alquiler”, sentenció la denunciante.
Siempre de acuerdo a la exposición policial, Delfina narró que el agente de la fuerza “me dice que le dé permiso para llevar a mi hija a dar unas vueltas, a lo que respondí que no, que no lo conocía, y aparte mi hija es menor de edad”, aseguró y agregó: “En ese momento se puso insistente pidiendo llevar a mi hija, ella se sintió incómoda y entró a la casa a llamar a mi pareja”.
En diálogo con LVM, la mujer agregó que su pareja “salió afuera para sacarle una foto, pero salió rápido”. Entonces, el hombre y su hijastra decidieron seguirlo hasta la vuelta de la esquina.
Cuando arribaron, “vimos que estaba haciendo lo mismo con las hijas del vecino, tienen 9 y 14 años”, comentó el testigo a este medio, y añadió que la adolescente fue de inmediato a avisarles a su madre.
“El policía”
A raíz de ese aviso, se originó una segunda denuncia por parte de un ama de casa de 37 años del mismo barrio, quien asentó el hecho junto a Delfina en la Comisaría de la Mujer.
Elisa M. manifestó en sede policial que “me encontraba en el patio cuando llega la hija de 17 años de mi vecina, quien me manifestó que un auto le quería llevar a mis tres hijos, quienes se encontraban en la esquina jugando con la bicicleta”.
La joven se dirigió inmediatamente hasta el lugar, “y constato que efectivamente un vehículo de color gris estaba estacionado y el conductor le estaba diciendo a mi hija de 14 años que subiera con él, que la llevaría a comer hamburguesas, que darían una vuelta, que él tenía plata”.
Además, Elisa recreó que el sujeto “dijo esto en reiteradas oportunidades, ya que mi hija se negaba y le decía que no lo conocía”.
En ese instante, la madre sostuvo que fue alcanzada por sus otros dos pequeños, una nena de 8 años y un niño de 6, y cuando se acercaron al automóvil, “esta persona nos vio, y lo enciende y sale rápidamente del lugar”.
Al consultar con sus hijos sobre lo sucedido, “me manifestaron que, mientras jugaban, esta persona se presentó en su vehículo y primeramente le habló a mi hijo de 6, siguió por la de 8 y, por último, cuando yo lo vi, terminó por la de 14, diciéndole a todos que si querían subir con él a dar una vuelta, que les compraría hamburguesas”, denunció en la comisaría.
En tanto, la mujer aseguró ante la Policía que “alcancé a reconocer que era el vehículo del policía Isaac, quien trabaja en la Comisaría Cuarta, al cual lo reconocemos, ya que supuestamente hace investigaciones y siempre se lo ve de civil en su vehículo”, y que, según indicaron a este medio, “no tenía patente”.
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Policiales
Misionero fue a una cita con dos mujeres y le robaron $1.500.000 en Chaco

Un comerciante con domicilio en Puerto Iguazú fue víctima de un robo en Resistencia, la capital del Chaco, en el que los delincuentes se llevaron un botín de 1.500.000 pesos.
Según contó ante los efectivos policiales que lo entrevistaron tras el hecho, todo comenzó el lunes por la tarde, cuando conducía su camioneta y llegó a la intersección de la avenida Soberanía Nacional y ruta 11.
De acuerdo al relato del damnificado, en ese lugar, fue interceptado por un automóvil del que descendieron tres hombres armados, quienes se apoderaron del dinero que llevaba: 1.500.000 pesos.
Asimismo, agregó que le taparon el rostro y se lo llevaron en otro vehículo, para luego liberarlo pasada la medianoche, informó el Diario Norte.
Tras escapar de la mano de sus captores, el hombre pidió auxilio a un conocido, quien lo llevó hasta el lugar donde lo habían robado y allí encontró su camioneta abandonada con la llave puesta.
No obstante, cuando los policías le pidieron que radique la denuncia, en la sede policial cambió el relato y reconoció que llegó hasta ese lugar al encuentro de dos mujeres con las que había pactado verse, a través de la red social Facebook.
En este sentido, añadió que, cuando observó a las supuestas personas con quienes mantendría una cita, por detrás apareció un hombre con un arma, quien le cubrió el rostro con una campera y luego lo llevaron a un descampado, donde finalmente lo soltaron, no sin antes sustraerle documentación y su teléfono celular.
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Judiciales
Juicio por crimen del olero: “Él era agresivo, tomaba y no quería pagar”

Es 21 de agosto de 2020. El covid azota al mundo y un frío extremo a Posadas. En el barrio El Porvenir II un grupo de oleros comparte unos tragos y cierra la jornada laboral. El ladrillo está cotizado. De repente, una discusión. Hay una pelea y hay un crimen. Hay una víctima y hay un asesino.
Ahora, en el Tribunal Penal Dos hay un juicio para esclarecer aquél crimen de 2020. También hay una historia de marginalidad que emerge y una hipótesis que toma fuerza: un jornalero -se presume- reclamó su paga y terminó matando a su patrón.
El caso tiene protagonistas. La víctima fue Ramón Fretes, un pensionado de 63 años, manco del lado derecho, solitario y con una olería instalada en su terreno. El acusado es Elisandro Ramón Cruz, “Totito”, de 25 años en la actualidad, jornalero, analfabeto y sin antecedentes.
El juicio para develar qué sucedió entre ambos aquella fría noche de 2020 comenzó ayer, siguió hoy, continuará el viernes y -se prevé- terminará el lunes. Cruz enfrenta cargos por el delito de “homicidio simple”, que contempla penas entre 8 y 25 años de prisión, aunque la estrategia defensiva apuntaría a demostrar que el imputado se defendió y con ello atenuar una posible condena.
Cruz optó por guardar silencio en el inicio del debate, pero en la sala se leyó su declaración indagatoria vertida en la etapa de investigación: “Ese día trabajé todo el día, por eso le reclamé $5.000 que me debía hace un año y él me atacó con una piedra que me golpeó el ojo y después con un garrote que me pegó en el cuello, yo tuve miedo de que me lastime con un cuchillo y me defendí. Él era un viejo jodido con los empleados, se empedaba y no quería pagar”.
En esa primera audiencia declararon cuatro testigos, entre ellos dos peritos, la médica forense Silvina Lanzos y el bioquímico Carlos González. Los profesionales aportaron que la víctima murió un puntazo de 16 centímetros que afectó el área cardíaca y que registraba 3,21 gramos de alcohol por litro de sangre al momento de ser examinado.

Elisandro Ramón Cruz, de 25 años, está detenido desde 2020.
“Agresivo” y “traicionero”
Hoy, en tanto, el turno de declarar le correspondió a otros oleros y vecinos del barrio El Porvenir II, quienes conocían a ambos protagonistas.
El primero en comparecer ante el estrado conformado por los magistrados César Yaya, Gregorio Busse y Carlos Giménez fue Javier Escobar, olero desde los 14 años y uno de los vecinos que esa noche alertó a la Policía sobre lo sucedido.
El hombre contó que al momento del crimen la paga semanal era de unos $7.000 u $8.000 porque el “ladrillo estaba caro ahí por la pandemia” y describió a Fretes como “agresivo” y “traicionero”.
Apenas le mencionaron el nombre de la víctima, el testigo recordó anteriores episodios de violencia. “Él siempre tomaba y se descontrolaba, comenzaba a buscar pleito para no pagar. Si esa noche hubo una cuestión de plata la habrá comenzado Fretes. Una vez casi mató con un hacha a otro muchacho por lo mismo. Lo salvó un tendedero de alambre porque si no le partía la cabeza en dos”, señaló.
Y, además, describió que “él no tenía una mano pero era bien hábil, se ataba un cuchillo en el brazo para pelear”.
Sobre la noche del crimen, Escobar narró que fue su hermano el que llegó a su casa para alertar lo sucedido y luego de eso llamó a la Policía y colaboró en la ubicación de Cruz. “Yo llevé a la Policía hasta la casa de él y el muchacho se entregó. Después me querían involucrar a mí también pero él dijo que yo no tenía nada que ver y me largaron”, recordó ante las consultas de Vladimir Glinka, fiscal del tribunal.

El fiscal Vladimir Glinka con el testigo Escobar observando imágenes de la escena.
El siguiente testigo fue Luis Galeano, vecino y también jornalero de Fretes. Un día antes había trabajado para él.
“Esa noche estaban en la olería quemando hornos, hubo una discusión y después vi que el señor quedó tirado. Me asusté y me fui a avisarle a mi hermano”, comenzó.
Sin poder precisarlo, afirmó que en la pelea cree que Fretes “agarró algo del piso y lo tenía en la mano”, aunque admitió que era el lugar era “oscuro” y que él estaba “de espaldas” al hecho.
Sí fue claro y coincidente con su hermano a la hora de describir a la víctima: “Fretes era de tomar todo el día hasta quedar borracho. Ahí se ponía agresivo y no quería pagar. Venía con un machete en la cintura y no se podía trabajar tranquilo, pero bueno, tampoco había otro laburo para hacer”.
“Se aprovechaban de él”
En tercer término declaró una hermana de la víctima, quien pidió hacerlo sin el acusado en la sala, aunque luego lo cruzó en los pasillos del tribunal y le recriminó a los gritos lo sucedido.
En lágrimas, la mujer señaló que su hermano “no molestaba a nadie, a él le vivían robando sus cosas. Él era discapacitado y se aprovechaban de él. Los vecinos dijeron que Totito le robó una vez y mi hermano también me comentó eso una vez”.
En un momento, ante la consulta del letrado Miguel Ángel Varela, defensor oficial del imputado, la testigo indicó que “mi hermano era justo para él. Defendía lo suyo, por eso tenía carácter. La gente iba a molestarlo, por eso la gente decía que él era malo”.
Al finalizar, suplicó justicia por el crimen: “Él era discapacitado, no tenía una mano. Esto que hicieron fue una alevosía, una falta de respeto hacia una persona grande lo que hicieron”.

La hermana de la víctima pidió declarar sin la presencia del acusado en la sala.
El último en declarar fue el médico policial que intervino en la noche del crimen. “Fue el día que más frío pasé en mi vida”, describió.
Luego fue consultado sobre una lesión que el acusado presentaba en el rostro al momento de su detención, sobre lo cual estimó que la misma pudo deberse a un golpe, aunque aclaró que no podía acreditarlo.
Ese testimonio cerró la jornada y el debate pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes, jornada en la que se prevé oír a los demás testigos citados, varios de los cuales hasta el momento no fueron localizados.
La siguiente cita será el lunes. Para ese día se espera la realización del alegato de las partes y quizás también haya sentencia.
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Judiciales
Liberan a boxeador que golpeó a un recolector en Posadas

Luego de una semana privado de su libertad tras golpear a un recolector de residuos en Posadas, el boxeador José Eduardo “Waly” Mareco recuperó la libertad esta mañana.
La decisión del Juzgado de Instrucción Dos se dio luego de la declaración indagatoria realizada el último lunes, en la que además se le imputó al acusado el delito de lesiones. Tras esa instancia, su defensa presentó un pedido de excarcelación.
El comerciante estaba detenido en la comisaría Tercera desde el último 24 de mayo, luego de ser denunciado por Remigio Gómez, un trabajador municipal.
En su denuncia, el joven señaló que el hecho tuvo lugar en horas del mediodía del pasado miércoles, en inmediaciones a la intersección de las avenidas López Torres y Trincheras de San José.
El empleado de 29 años indicó que se encontraba en ese punto realizado el acopio, cuando vio que su compañera de cuadrilla discutía con tres hombres, entre ellos, el boxeador Waly Mareco, quien trabaja en el local Autoservicio Chiqui.
En ese momento, y sin mediar palabras, “me propina un golpe de puño en el pómulo derecho, por lo que pierdo el conocimiento y caigo al piso, donde recibo varios golpes más, hasta que mis compañeros logran sacar al masculino”, indica la denuncia del trabajador.
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