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“Van a juntar tu cerebro con cuchara”, las amenazas de Policeno a Betiana Machado

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Rafael Policeno femicidio

Dos desgarradores testimonios marcaron el pulso de la primera jornada del juicio por el femicidio de Beatriz Betiana Machado (17). Fueron su amiga Antonela Fucs (18) y su madre Maira Correa (33) los primeros testigos en declarar ante el Tribunal Penal Uno de Eldorado y entre sollozos recordaron aquella madrugada en la que presenciaron y asistieron a la víctima tras ser apuñalada por su ex pareja Pablo Rafael Alves Policeno (29), hoy imputado y pasible de ser condenado a prisión perpetua.

La vulnerabilidad de la víctima, la constante violencia que padecía y las permanentes amenazas de muerte que recibía de parte del acusado quedaron expuestas hoy tras el testimonio de dos de las personas más cercanas a Betiana, una adolescente de 17 años que había decido separarse de Policeno, pero que continuaba siendo hostigada.

Machado y Policeno estuvieron juntos aproximadamente dos años e incluso convivieron, pero la joven sufría una violencia en silencio. Apenas contaba lo que sucedía y más tarde se supo por qué. “Siempre la veíamos triste, pero no contaba nada. Lo que sabíamos era por boca de otros. Él siempre le amenazaba con prender fuego la casa con todos nosotros adentro si no estaban juntos o le decía que le iba a matar al hermanito. Entonces ella siempre volvía por miedo”, declaró esta mañana Maira Correa, mamá de la adolescente asesinada en San Antonio. 

La propia Correa recordó que, después de su separación, Machado volvió a la casa familiar, pero Policeno fue a buscarla y allí fue testigo de una cruenta amenaza: “Él le quería llevar nuevo con él, pero la Betiana quería quedarse y ahí él le dijo ‘voy a agarrar esa piedra y tu mamá va a juntar tu cerebro con cuchara’. Yo no lo denuncié porque ella pidió que no hagamos nada. Yo estaba ahí, con mis cuatro hijos”.

No iba a pasar mucho tiempo para que otra situación violenta se produjera y entonces Correa decidiera finalmente denunciar a Policeno por violencia de genero, lo cual derivó en una restricción acercamiento que el acusado violó durante la madrugada del 24 de julio de 2022 cuando la interceptó a la salida de un boliche y la masacró a cuchillazos para luego dejarla agonizando en la calle.

El juicio se realiza en el Tribunal Penal Uno de Eldorado y esta semana continuará hasta el jueves.

“Parecían golpes, pero eran cuchillazos”

El ataque fue presenciado a escasos metros de distancia por Antonela Fucs, amiga de Betiana y quien estuvo con ella durante toda esa noche. La joven también declaró hoy y entre lágrimas narró aquel episodio, aunque admitió que hubiese preferido no volver a traer esas imágenes a su mente. 

Fucs relató que con Betiana fueron a un boliche San Antonio y allí estuvieron desde las 21 hasta las 3, aproximadamente, lapso en el cual se encontraron con Policeno, quien constantemente quería estar cerca de su ex pareja. “Yo tenía miedo que me haga algo a mí también. Era raro, porque yo quería bailar con ella y él no le dejaba”, recordó.

La testigo agregó que en determinado momento su amiga le dijo para irse y le pidió que le acompañara, por lo que salieron juntas y comenzaron a caminar rumbo a la casa de Betiana, aunque por el camino se produciría lo peor.

“Íbamos caminando y pasa una moto, que después vuelve hacia nosotros y era él. Yo me asusté mucho. Él decía ‘amor disculpame’ y ella le contestaba ‘ya está, andá a dormir, hablamos mañana’”, reconstruyó Fucs ante el tribunal presidido por el magistrado Atilio León, ante las partes intervinientes y también ante las cámaras que por primera vez transmitieron en vivo un juicio oral y público en el Eldorado.

Según continuó la testigo, tras ese primer cruce de palabras Policeno se retiró del lugar, pero al cabo de unos pocos minutos regresó. Estacionó su moto y se abalanzó sobre su ex pareja. “Ahí él le agarra de los hombros. Ella le seguía diciendo que se vaya a dormir y en momento como que él la suelta, pero con una mano le agarra de los pelos y con la otra comienza a pegarle, pero no se notaba que era un cuchillo. Parecían golpes de puño, de atrás hacia adelante”, describió la amiga de la víctima.

La madre de Betiana Machado recordó cuando auxilió a su hija herida y la adolescente le contó que su agresor fue Policeno.

Policeno solo detuvo su ataque cuando fue enfrentado por un vecino que escuchó gritos y salió en defensa de Betiana. Después de eso escapó en su moto y horas más tarde lo encontraron malherido al costado de la ruta 101 tras sufrir un despiste.

Betiana, por su parte, quedó tendida sobre la calle, ensangrentada y suplicando ayuda. “Ella lloraba. Yo pensé que solo la había golpeado y cuando le abrazo ella me dice que le había acuchillado y que se iba a morir. Yo la sostuve para que no pierda más sangre y llamé a la Policía”, cerró su testimonio Fucs.

El ataque se produjo a pocos metros de la casa de Betiana y su madre alcanzó a oír sus gritos de ayuda, por lo que también salió en su defensa. “Mientras ella estaba acuchillada yo hablé con ella. Cuando le agarré en mi regazo me dijo ‘pensé que él estaba jugando conmigo, pero me atacó a cuchillazos’. Ella ya estaba muy mal, manchada de sangre. Solo gemía y gemía”, señaló Correa.

Después de ese ataque, la adolescente fue hospitalizada de urgencia y agonizó durante trece días hasta que falleció como consecuencia de sepsis generalizada por las múltiples puñaladas recibidas en espalda, tórax y abdomen.

Policeno hoy enfrenta cargos por homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por violencia de género (femicidio), acusación bajo la cual puede ser condenado a prisión perpetua.

Esta mañana, previo al paso de los testigos, el acusado se abstuvo de declarar y oyó en silencio el transcurso del debate sentado junto a su defensora oficial Ana María Mayerhoefer. En representación de la fiscalía actúa Federico Rodríguez.

La jornada de hoy se cerró con el testimonio de un policía que participó en la detención de Policeno y el debate continuará mañana, a partir de las 8.30, con la declaración más testigos.

Asesinó a su ex y despistó en la fuga: mañana arranca el juicio en Eldorado

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Testigos ratificaron acusaciones contra Pablo Schoenfisch por ataque parricida

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Pablo Schoenfisch

Tras una nueva desestimación de la declaración autoincriminatoria de su padre, esta mañana se reanudó al juicio contra Pablo Schoenfisch (23), jornada que incorporó las primeras testimoniales, entre ellas la de un hermano del sospechoso, quien apuntó al acusado como autor del ataque parricida que acabó con la vida de su madre Faustina Antúnez (54) y dejó ciego a su progenitor Arnoldo (67), ex intendente de Santiago de Liniers.

Fueron cinco las testimoniales recibidas hoy por el Tribunal Penal Uno de Eldorado, todas ellas reveladoras para la hipótesis del caso que maneja la fiscalía, pero la de mayor emotividad fue la de Lucas Szumkoski (35), medio hermano del acusado, hijo de la mujer fallecida e hijastro del hombre baleado.

Entre lágrimas, el testigo no dudó en apuntar contra su hermano y en ratificar todo lo que declaró durante la etapa investigativa.

“Nunca imaginé que iba a ser él”

Szumkoski fue quien durante aquella madrugada del 14 de mayo de 2020 trasladó a ambas víctimas en su camioneta desde la casa familiar de Santiago de Liniers hasta el hospital Samic de Eldorado, donde se constató el deceso de su madre como consecuencia de un balazo en la cabeza y las graves lesiones que dejaron con secuelas de por vida a su padrastro por una lesión similar. 

A diferencia de la versión trazada por su padrastro la semana pasada cuando efectuó una declaración autoincriminatoria para desligar al imputado del caso, Szumkoski robusteció las sospechas que giran contra Pablo.

Nunca me imaginé que iba a ser él. Fui a la comisaría al día siguiente y le dije ‘sabes lo que hiciste’, mataste a tu mamá y a tu papá y él me dijo “sí”. Ahí le dije que no iba a ir al velorio de su mamá. Ahí ya la Policía me sacó para afuera. Yo siempre le defendí, decía que no podía ser. Pero mi hermanito le dio”, señaló mientras miraba al imputado y lo señalaba con el dedo.

Szumkoski también recordó una conversación que tuvo con su padrastro tiempo después del hecho: “Estaba mi primo René también. Yo le decía que siempre peleé por mi hermanito chiquitito. Ahí él (por Arnoldo) me dice ‘mirá como me dejó y vos le defendés’. Yo decía que él no era, pero me dijo: ‘Vos te vas a arrodillar ahí y te va sacar la cabeza de un tiro. Si a mí me dejó ciego, a vos te va a matar’”.

El joven describió a su hermano preso como “malcriado” y “vago como cualquier gurisada”, al tiempo que confirmó que el sospechoso sabía manipular armas de fuego. “Él siempre andaba tirando por ahí, a las palomas”, dijo.

El policía Patiño Benítez también arrojó declaraciones relevadoras.

“Pablito hizo cagada”

Otra de las testigos que compareció para la reanudación del debate oral fue Margarita Radke, una de las primeras personas en llegar al lugar para asistir a Arnoldo Schoenfisch tras sus gritos de auxilio.

A diferencia de su pareja Alberto -hermano de Arnoldo-, la mujer ratificó que en esos primeros minutos del caso el ex intendente atacado respondía que “Pablito hizo cagada” cuando le consultaban sobre qué había sucedido.

Esa misma expresión fue oída por Claudia Padilla (30), integrante de la misma familia y otra de las personas que intervino en auxilio de las víctimas esa madrugada.

“Cuando yo entro Arnoldo estaba parado, ensangrentado. Tina (Antúnez) estaba en la cama agonizando. Salgo de la habitación y Polaco (por Arnoldo) se tocaba la cara y decía ‘no veo nada, no sé lo que pasó, Pablito hizo cagada”, recordó la muchacha que además hacía tareas de limpieza en la casa de la abuela del imputado.

Justamente, trabajando en esa vivienda, ubicada en la misma propiedad donde ocurrió el hecho, Padilla encontró un guante oculto en una gaveta instalada en la habitación donde Pablo Schoenfisch durmió la noche del crimen.

La hipótesis acusatoria sostiene que ese guante fue utilizado por el imputado para disparar y no dejar marcas en el revólver calibre 38 utilizado como arma homicida.

“Fui a buscar una cortina a un baúl que estaba cerca de la cama. Cuando abrí estaba cortina y cuando saco veo un par de guantes, una bufanda y una gorra. Me pareció raro porque eso nunca estuvo ahí. Cuando lo comenté me dijeron que llame a la Policía”, reconstruyó Padilla, quien ante la consulta del fiscal Federico Rodríguez reconoció que “eran de Pablo. Era la gorra y la bufanda habitual que siempre utilizaba en invierno”.

Tanto Padilla como Radke además manifestaron que la relación entre el imputado y sus padres se había tornada complicada, con varias actitudes agresivas por parte del joven hacia la pareja. Los conflictos se habrían acrecentado en los últimos meses cuando Antúnez y Schoenfisch padre le “recortaron” a su hijo el uso de un cuatriciclo, del celular y la entrega de dinero. 

“La relación de ellos ya estaba bastante pasada. Pablo estaba bastante testarudo. No quería estudiar, le mandaban a hacer algo y Pablo les mandaba a la mierda. Vivían discutiendo”, declaró Padilla.

“Gotas de sangre”

El quinto testigo tampoco pasó desapercibido. El subcomisario Raúl Bernardino Patiño Benítez era subjefe de la comisaría de Santiago de Liniers al momento del hecho y su accionar su clave para orientar las sospechas hacia un ataque parricida como principal hipótesis del caso.

Patiño Benitez declaró que a las 4.15 fue alertado del hecho por Szumkoski y que minutos antes de las 5 ya estuvo en el lugar, donde ordenó resguardar la escena, aguardar a criminalística e iniciar las averiguaciones.

En ese marco, sostuvo que al amanecer, cerca de las 8, tuvo su primer contacto con Pablo Schoenfisch. Cuando lo veo le saco hacia la calle para hablar. Le pregunto por qué no estaba en la casa si él vivía con los padres y dijo que estaba en la casa de su abuela. Ahí me dijo ‘ yo entré y vi que mi mamá estaba tirada en la cama, muerta, y mi papá recostado contra un ropero, para mí estaba muerto también’. Le pregunté qué más hizo y me dijo que salió no más y se fue a la casa de abuela a dormir. Me pareció muy extraño, estaba despreocupado totalmente”, reconstruyó Patiño Benítez sobre aquel diálogo.

El testigo además señaló que mientras conversaba con el joven advirtió que en su pantalón habían “gotitas de color a sangre”, ante lo cual decidió cortar el diálogo y mantenerlo bajo una “vigilancia discreta” hasta que el juzgado ordenó una requisa para incautar esas prendas en la comisaría, lugar donde posteriormente quedó detenido y desde ese día nunca más recuperó la libertad.

Pablo Schoenfisch volvió a pasar frente al tribunal y acusó que todas las declaraciones en su contra eran mentira.

Defensa

Después de escuchar todas las declaraciones en su contra, Pablo Schoenfisch volvió a pedir la palabra para una ampliación de declaración, aunque no respondió preguntas y solo se limitó a responder las acusaciones.

Para él, todos los testigos de la jornada efectuaron “un falso testimonio” hacia él, incluso mencionó que las palabras de su hermano eran “mentira”. “Me están acusado de un delito que jamás cometí”, expresó.

Tras esa breve declaración, el tribunal presidido por la magistrada Adriana Andino e integrado por Atilio León y Javier Jourdan (subrogante), pasaron un cuarto intermedio hasta mañana a las 8.30 para continuar con más testimoniales.

La defensa del imputado, encabezada por los letrados Fabián De Sá y María Laura Alvarenga, solicitaron que el padre del imputado vuelva a ser citado para continuar con la declaración que había iniciado la semana pasada y fue suspendida para que se investigue su autoincriminación.

Pablo Schoenfisch llega al debate privado de su libertad desde 2020 y enfrenta una acusación por los delitos de “homicidio calificado por el vínculo y por haberse cometido con alevosía agravado por la utilización de un arma de fuego”, en perjuicio de su madre, y “homicidio calificado por el vínculo y por haberse cometido con alevosía agravado por la utilización de un arma de fuego, en grado de tentativa”, contra su padre, imputación bajo la cual puede ser condenado a prisión perpetua.

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Pericia descarta “fenómenos alucinatorios” en detenido por femicidio de Medina

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medina pericia femicidio

Una pericia psicológica efectuada sobre el único acusado del femicidio de la enfermera Elvira Irene Medina (61), registrado a fines de septiembre en Puerto Esperanza, descarta patologías de salud mental que configuren una posible inimputabilidad y la causa ahora avanza hacia el dictado de la prisión preventiva.

De acuerdo a lo consignado por fuentes consultadas por La Voz de Misiones, el informe psicológico concluye que el detenido identificado como Andrés Darío Garcete (45) no presenta “fenómenos alucinatorios” ni tampoco se observan “ideas de tipo delirantes” o “tendencia al pensamiento mágico”.

Otro punto clave del estudio señala que el imputado es capaz de “comprender y conducir sus actos”, como así también para comprender y adherirse a las normas y leyes sociales.

La pericia fue incorporada al expediente que dirige el magistrado Martín Brites, titular del Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, que continúa recabando elementos para avanzar en el dictado de la prisión preventiva. Garcete está imputado por femicidio, figura que prevé una pena de prisión perpetua.

Enfermera asesinada en Esperanza sufrió un traumatismo facial gravísimo

Irene Medina era enfermera y cuidaba al padre del sospechoso.

El caso

El femicidio de la enfermera Medina se descubrió el 26 de septiembre, cuando la Policía salió a buscarla tras permanecer desaparecida desde las 15 de ese mismo y finalmente la encontró sin vida en un baldío contiguo a la vivienda de un adulto mayor al que cuidaba hace aproximadamente un mes.

Justamente, el hijo de ese paciente que Medina atendía es el hombre que ahora aparece como sospechoso. Cuando la Policía llegó a su casa Garcete se mostró nervioso, reticente y exhibía rasguños tanto en la cara como en el cuello.

Dentro de la vivienda más tarde encontraron pelos, un bolso con elementos de primeros auxilios y un trofeo de fútbol con manchas que podrían ser de sangre. Todo fue incautado, al igual que un escurridor y varios trapos de piso ante la posibilidad de que el lugar haya sido limpiado antes de la llegada de la Policía.

La búsqueda de Medina se inició cuando una de sus hijas se preocupó por su paradero. Es que la mujer salió de su casa a las 15 de ese viernes con destino a su trabajo en el barrio Villa Nueva, pero nunca regresó ni respondió llamadas o mensajes de texto.

La autopsia estableció que la víctima murió como consecuencia de una fractura de vértebra cervical. También tenía un traumatismo facial gravísimo que le ocasionó rotura de huesos de la cara. El crimen fue cometido a golpes.

Garcete quedó detenido esa misma noche y días después declaró ante la Justicia, instancia en la que admitió haber estado drogado con crack y no recordar nada sobre lo sucedido ese día.

Femicidio en Esperanza: enfermera fue a trabajar y la asesinaron a golpes

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Viuda de Guirula tras el fallo: “Pensé que ya no íbamos a tener justicia”

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La última audiencia del juicio por la muerte de Carlos Guirula, marcada por la última palabra de los acusados y la sentencia, fue seguida de cerca por la familia de víctima, principalmente de su esposa, sus hijos y su hermana, quienes destacaron el fallo como “el cierre” de una dolorosa etapa que duró once años.

“En general conforme, pero más que nada por mis hijos. Para ellos es importante tener un cierre, saber que se hizo un poco de justicia después de tantos años. Ellos hoy son chicos felices, libres de toda bronca, porque así lo quise yo, de protegerlos todos estos años”, expresó Nora Acosta, viuda de Guirula, en conversación con La Voz de Misiones en los pasillos del Tribunal Penal Dos de Posadas, antes de salir al encuentro de sus hijos, que la esperaban con un abrazo grupo fuera del recinto.

Hijos y más familiares de Guirula a los abrazos fuera del tribunal.

Yo pensé que ya no íbamos a tener justicia, que esto ya no salía. Pero esto es un cierre para ellos. Ahora veremos qué hacemos y cómo seguimos, pero lo bueno es que no quedó en vano”, añadió.

Para Nora los pedidos de disculpa de los acusados no fueron del todo sinceros, mucho menos suficientes. “Esperar once años para solo decir ‘lo sentimos’”, apuntó y agregó que “solo me llegó la palabra de Da Silva, a él si lo sentí muy sincero”.

Si bien se mostró conforme con el fallo, admitió que le hubiese gustado una pena más alta para los otros imputados. “Nuestro día del padre es ir al cementerio hace once años. Es dolorosísimo, pero repito: es bueno saber que esto no quedó en vano”.

“Clemencia” y “disculpas”: la palabra de los condenados por el caso Guirula

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