Opinión
Un régimen electoral hecho pelota

Por: Luis Mario Pastori
En la Tierra Sin Mal, las necesidades políticas demuelen las instituciones, tal el caso del régimen electoral y su manejo arbitrario y a discreción por parte de las mayorías partidarias del peronismo en los ’90 y de la Renovación en los últimos 22 años. Para muestra, bastan estos cinco botones.
I – EL VOTO DE “LAS FUERZAS”
En las últimas semanas se generó un fuerte debate a partir de la decisión del Tribunal Electoral el 19 de mayo pasado, en el sentido de prohibir el voto a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad nacionales y provinciales en las elecciones del próximo 8 de junio de 2025.
Se basó el Tribunal en el Art. 48 inciso 10 de la Constitución Provincial que establece dicha limitación a los “soldados pertenecientes a las fuerzas armadas y los agentes de las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales”.
Se llegó al extremo de ordenar una publicación en un Suplemento del Boletín Oficial del 23/05/25 de la lista de todos los efectivos imposibilitados de votar -varios miles-, que insumió 285 páginas del Boletín.
Durante algún tiempo, y en una interpretación literal del texto constitucional, se prohibió el voto estrictamente a los “agentes” y a los “soldados”, por lo que podían votar sin problemas los oficiales y suboficiales. En muchas otras elecciones se permitió el voto sin ninguna limitación cuidando de que no interfieran en las elecciones municipales salvo estuvieren domiciliados en la misma jurisdicción.
Pero ahora directamente se los tachó del padrón sin decir “agua va”, en los mismos comicios en que uno de los candidatos a diputado es un integrante de la Policía detenido por haber liderado los reclamos salariales en el año 2024 con amplia repercusión nacional.
Ante los recursos planteados por las distintas agrupaciones políticas, el órgano electoral mantuvo su criterio, hasta que el Superior Tribunal de Justicia -en tiempo récord de 24 horas- declaró la inconstitucionalidad del citado inciso 10 del art. 48 de la C.P. en un expediente impulsado por el Procurador General de la Provincia, apoyándose en fallos similares del año 2006 y 2013 entre otros.
¿Qué pasó entre medio? Misterios de la Tierra Sin Mal.
II – LA COBERTURA DE BANCAS: EL CASO KAREN FIEGE
Nuestra Constitución establece en su Art. 84 “in fine” que: “Las vacantes no serán cubiertas cuando faltare menos de un año para el término del período correspondiente, a menos que alcancen la quinta parte del total de la Legislatura”.
Sin embargo, la entonces legisladora renovadora Karen Fiege renunció a su banca en fecha 24 de enero de 2025 con mandato vigente hasta el 10 de diciembre, es decir menos de un año para completarlo.
Pero, “Cosas de Misiones, La Hermosa” diría el recordado Chiquito Sánchez Ratti (googlear), en sesión del 8 de mayo pasado asumió en su reemplazo para completar el período (menor a un año) la Sra. Nancy Unfhurer. ¿La Constitución?: bien, gracias.
III – LA “LEY DE LEMAS”
Aprobada en 1991, las elecciones municipales para elegir intendente y concejales se rigen en Misiones por este estrafalario esperpento que permite “bellezas” tales como:
i. Violar el principio constitucional del voto directo (Art. 48 inc. 2 de la C.P.) (recordemos que la ley de lemas es la consagración del voto indirecto);
ii. Violar el principio de la elección del intendente por “simple pluralidad de sufragios” (Art. 163 C.P), ya que obtener el mayor número de votos en los comicios no asegura ganar las elecciones, al prevalecer la sumatoria de los votos de los sublemas;
iii. Permite presentar un número infinito de sublemas por partido o frente, ya que los mismos afiliados que avalan a un sublema pueden también avalar a cuantos otros se les ocurra, conforme una grotesca interpretación del Tribunal Electoral. Obviamente, el resultado son mesas forradas con boletas de candidatos mayormente desconocidos y que generan gran confusión en el elector.
Como este mecanismo beneficia a quien gobierna, la única esperanza de eliminarlo es un cambio de signo político en la Tierra Sin Mal.
IV- LA REPRESENTACIÓN DE LAS MINORÍAS
A esta altura, nuestra maltratada Constitución también dice en su Art. 48 inc. 5) que: “el sistema electoral que regirá para la integración de los cuerpos colegiados deberá conceder, bajo pena de nulidad, representación a la minoría o minorías, que no podrá ser inferior al tercio del total”.
Sin embargo, y en otra interpretación reñida con las matemáticas de nuestro Tribunal Electoral, varios concejos deliberantes en la Provincia que cuentan con cinco (5) o con (7) miembros, tienen solamente a un (1) representante por la minoría. Para nuestros jueces un tercio de 5 y un tercio de 7 equivalen a 1. “Cosas de Misiones, la Hermosa”
V – EL VO.CO.MI (boleta electrónica)
El llamado “Voto Codificado Misiones” (VO.CO.MI.) consiste en la emisión del sufragio y el escrutinio por medios electrónicos. Aprobado por Ley de la Cámara (Ley XI N° 6 Art. 183), fue presentado a los partidos políticos el 17 de junio de 2013, diciendo que su puesta en funcionamiento en modo experimental iba a ser en 5 mesas de la Escuela Santa Catalina de la ciudad de Posadas en las elecciones de dicho año, para luego ir gradualmente extendiendo al resto de las mesas de toda la provincia.
A partir de entonces, este mecanismo ha sido utilizado en todas las elecciones provinciales realizadas, vale decirlo con éxito y sin inconvenientes ni reclamos. Pero (lástima que siempre hay un pero) siempre en carácter de prueba circunscripta a algunas mesas o a algún municipio.
¡DOCE AÑOS DESPUÉS DE LA PRIMERA EXPERIENCIA!, en las elecciones del 8 de junio venidero, el VO.CO.MI será utilizado ¡SOLAMENTE EN EL MUNICIPIO DE CANDELARIA!. Viene medio lerdo el proceso de generalización, ¿no?.
CONCLUSIÓN
Un Régimen Electoral emparchado, toqueteado, manoseado y armado a pedir del oficialismo, indigno de más de un millón de electores misioneros que nos merecemos más respeto y consideración.
(*) Contador Público. Docente Universitario. Diputado Provincial y Nacional (M.C.)
Opinión
Llegó el tiempo de expandir el pensamiento misionerista

Por: Fernando Oz
Desde 2003, cada elección es una lucha por la supervivencia de los intereses provinciales frente al implacable centralismo nacional. No es una exageración literaria. El Congreso, ese viejo coliseo de pasiones y desencuentros, se prepara para recibir a los nuevos gladiadores. Y en ese ruedo, Oscar Herrera Ahuad es, sin dudas, el mejor representante que tiene el Misionerismo para un momento histórico convulsionado, donde se necesita aporte de ideas, coraje, coherencia y un profundo sentido de pertenencia.
Hablar de Misionerismo es adentrarse en la historia de una provincia que aprendió a tejer su propio destino con paciencia y convicción. El Misionerismo no es una etiqueta electoral, sino una filosofía de gestión que surgió de la voluntad de diferenciarse del discurso homogéneo impuesto desde el puerto de Buenos Aires. Defiende la identidad local, la autonomía y el bienestar de las y los misioneros. A lo largo de los años, el Frente Renovador de la Concordia Social ha sido el estandarte de esa visión, resistiendo la tentación de plegarse a recetas ajenas y apostando a un modelo propio, con aciertos y errores, pero siempre fiel al pulso de la tierra colorada.
El Misionerismo es, en su esencia, la rebelión de los invisibles ante un gobierno nacional necio e indolente, y estructuras partidarias rancias. Digamos que es lo mejor de la evolución de la Renovación: trasciende a la Neo, el Blend o los diferentes varietales cultivados dentro o fuera del territorio. Es una forma de decir “no” al olvido y “sí” al protagonismo de una provincia que se niega a ser mero decorado del mapa nacional. Y en ese marco, los valores centrales son claros: respeto por la pluralidad, defensa de la producción local, educación como herramienta de emancipación y salud como derecho inalienable.
Hablar del Misionerismo es hablar de una evolución política que nació y creció al calor de la propia intemperie. No es una ideología blindada ni una doctrina de manual: es, más bien, una forma de lealtad a la tierra, a quienes la trabajan y la habitan. El Frente Renovador, desde su génesis, fue el vehículo de esa transformación paciente.
Hablar de Herrera Ahuad es invocar la biografía de un médico a pie de calle, escuchando el pulso de las urgencias sociales antes de que los despachos le abrieran las puertas. Su recorrido es el de alguien que conoce cada rincón de la provincia: sus hospitales, sus escuelas, sus caminos de tierra. Gobernador en tiempos de pandemia, supo equilibrar la firmeza y la cercanía, sin ceder a la tentación del protagonismo vacío. Nunca fue un político de gestos ampulosos ni de frases huecas. Su estilo es el de quien prefiere el trabajo silencioso a la foto fácil; el de quien entiende que gobernar es, ante todo, cuidar.
Quien busque en esta elección confrontar ideas y trayectorias encontrará en el resto de los candidatos un mosaico heterogéneo, pero poco convincente si se mide desde el interés genuino por Misiones.
Diego Hartfield, extenista y bróker de negocios financieros, viene realizando una campaña pulcra y sus promesas de modernidad suenan, a menudo, como anuncios en horario premium: mucho brillo, poca sustancia. El problema del Gato no es su falta de voluntad, sino su ajenidad al pulso profundo del Cantón. Su vínculo con lo cotidiano de la chacra, el colono y lo que sucede en las guardias de cualquier sala de emergencias es, digamos, anecdótico. Ahora, devenido en aspirante político, trae consigo el aura del esfuerzo personal, pero su mirada se queda en la superficie. La política, como la cancha, exige estrategia, pero también sentido de lo colectivo; y ahí Hartfield parece patinar en los detalles de la realidad misionera.
Cristina Brítez ya estuvo ocho años en el Congreso y no consiguió posicionarse como referente de minorías y derechos. Su discurso, frecuentemente crispado, parece más dirigido a Buenos Aires que a Misiones. Su fervor es digno de elogio, pero la defensa de Misiones exige algo más que consignas y alineamientos partidarios; requiere una comprensión profunda del territorio y capacidad de diálogo, virtudes que a Brítez le cuesta desplegar sin caer en el dogma.
Héctor “Cacho” Bárbaro, histórico dirigente social y rural, tiene a su favor la experiencia y el conocimiento de las necesidades de los pequeños productores. Sin embargo, su retórica combativa —aunque necesaria en ciertos momentos— tiende a polarizar en vez de construir. Misiones necesita diálogo y puentes, no trincheras permanentes. Cacho olvida que la provincia es mucho más que sus chacras y que el lobby a favor de las grandes tabacaleras es un mosaico de realidades complejas que exige una visión integradora.
El radical Gustavo González patina rápido, tiene una actitud adolescente y tampoco supo consolidar lo que más necesita el Cantón: una oposición racional y crítica que ayude a gobernar la provincia, que deje los intereses personales de lado en pos del crecimiento del conjunto. La oposición en Misiones no aprendió a ejercer su rol, por eso se encuentra tan desintegrada y perimida.
Por último, Ramón Puerta, el viejo zorro de la política misionera. Sus credenciales son conocidas, pero su historia está atada a un pasado que la provincia busca superar. Puerta encarna la nostalgia de quienes creen que todo tiempo pasado fue mejor, olvidando que Misiones avanza y requiere nuevas respuestas para viejos y nuevos desafíos. Es el referente de tiempos donde la política era otra cosa; su candidatura es el eco de un pasado que, honestamente, no ofrece respuestas a los desafíos actuales. El conservadurismo porteño le es más propio que el nuevo pulso misionero.
La presencia de Herrera Ahuad en el Congreso no es solo un asunto de partido, sino de supervivencia política para Misiones. Nadie como él entiende que la pelea por recursos, autonomía y reconocimiento es diaria, y que el centralismo porteño no concede nada sin presión. Miren, conozco ese territorio, también a Oscar, y les aseguro que no creo que se mantenga callado ante el ninguneo de los despachos nacionales. El Misionerismo, encarnado en su figura, es la garantía de que Misiones no será una cifra más en el presupuesto nacional ni una sombra en la periferia del poder.
Frente a los intereses externos —económicos, mediáticos o políticos—, Herrera Ahuad representa la defensa de lo propio. Su candidatura no es solo la de un hombre, sino la de una provincia que exige respeto y protagonismo. En un país donde las provincias suelen ser la variable de ajuste, tener a alguien en el Congreso capaz de plantarse sin titubear es, sabiendo de qué se trata cada negociación, sencillamente, es vital.
Mientras otros candidatos miran hacia afuera, buscando aprobación o respaldo externo, él mira hacia adentro, entendiendo que la fortaleza de Misiones está en su gente, su cultura y su potencial productivo. No le teme al debate ni a la confrontación; sabe que defender a Misiones no es gritar más fuerte, sino saber escuchar y negociar, sin ceder nunca ante el ninguneo. Su experiencia en la gestión lo habilita para entender la complejidad de las relaciones federales y para exigir, con legitimidad, lo que le corresponde al Cantón.
Que la historia no nos encuentre distraídos. Votar por Herrera Ahuad es, en última instancia, votar por uno mismo: por el productor que no quiere perder su tierra, por la maestra que enseña en la frontera, por el joven que sueña con quedarse y no partir. Es defender la voz y la dignidad de Misiones ante quienes la miran desde lejos y la entienden menos aún. Al final, la opción es clara: o se elige a quien encarna el Misionerismo y la defensa de lo propio, o se corre el riesgo de volver a ser tierra de nadie. Y Misiones, conviene recordarlo, nunca quiso ser invisible y construyó identidad propia.
Opinión
Misiones: donde la magia se convierte en vida

Por: Lic. Leonardo Amarilla
Escrito el 8 de octubre, en el Día Misionero del Suelo
Un texto dedicado al gran héroe anónimo, al artista invisible, al motor de nuestra existencia. No está en las nubes, ni en el horizonte, está justo bajo nuestros pies. Hoy hablamos del suelo, aunque no lo vemos como un simple pedazo de tierra, hoy debemos descubrir la magia que hay en él.
¿Y en qué consiste esa magia? La primera parte del hechizo la encontramos en lo que no vemos. Si pudiéramos tomar un puñado de suelo y hacerle un zoom, quedaríamos sorprendidos. El universo en un puñado de tierra, donde coexisten más microorganismos que personas en el planeta. Billones de bacterias, hongos, actinomicetos y algas microscópicas. Es la metrópolis más diversa y poblada que podamos imaginar.
La red social de la naturaleza: hablemos de los hongos micorrícicos. Son como las redes de fibra óptica del suelo. Conectan las raíces de las plantas y les permiten comunicarse, intercambiar nutrientes y alertarse de peligros. Es literalmente un internet natural bajo tierra.
Luego están los ingenieros del ecosistema: las lombrices, los ácaros y los insectos. Son los arquitectos, los que excavan túneles, creando espacios para que entre el aire y el agua. Reciclan la materia orgánica, transformando lo muerto en vida nueva. Sin esta biodiversidad invisible, el suelo sería un polvo estéril. Esta biodiversidad mágica no es solo un espectáculo fascinante, es el fundamento de todo lo que viene después. Es el taller donde se forjan nuestras potencialidades multiproductivas.
El sustento de todo cultivo
Un suelo sano y biodiverso es un suelo fértil. Es propicio para todo tipo de cultivos: desde el té y la yerba mate hasta las hortalizas que llenan de color nuestro plato, las frutas que endulzan nuestra vida o los forrajes que sustentan nuestra ganadería.
La sostenibilidad del suelo Misionero no solo produce, sino que protege. Es esponjoso, retiene el agua como una esponja, resiste mejor a la sequía y a las lluvias intensas. Mantener un suelo vivo en nuestra región es un seguro natural contra el clima.
El sabor de la tierra se percibe de un tomate cultivado en San Vicente, de un yerbal bajo cubierta en Apóstoles o el sabor de una miel autóctona. Esa complejidad de sabores y colores, esos matices, son el resultado directo de los minerales y las relaciones simbióticas que ocurren en este ecosistema. Por eso, la calidad nace del suelo y “Misiones florece” día a día.
Entonces, si unimos el privilegio de la biodiversidad invisible con las potencialidades visibles. ¿dónde encontramos el truco final? La magia está en la conexión entre ellas.
La verdadera magia es un ciclo, nosotros alimentamos al suelo con materia orgánica y buenas prácticas, y el suelo, con su ejército de seres vivos, transforma eso en alimento para las plantas. Las plantas nos alimentan a nosotros y a los animales, y el ciclo vuelve a empezar. Es el ciclo de la vida, y su centro neurálgico es el suelo. Si comprendemos esa esencia habremos dado un paso inconmensurable hacia la producción sostenible.
La conclusión es clara, el suelo no es un sustrato inerte, no es un almacén de nutrientes, es un ser vivo. Y como cualquier ser vivo, si lo cuidamos, nos cuida. Si lo enfermamos, se apaga su magia, y con ella, nuestro sustento. Por eso debemos concientizar a todo aquel que pise suelo misionero, es posible producir de una manera sostenible en el tiempo.
Hoy, en este Día Misionero del Suelo tenemos una misión clara. La misión de dejar de pisarlo como si fuera solo tierra, y empezar a honrarlo como el milagro que es. Seamos misioneros de este mensaje y contagiemos a otros esta visión. Promovamos las prácticas que devuelven la vida al suelo, la rotación de cultivos, las chacras multiproductivas, los abonos verdes, el compostaje y la biotecnología aplicada.
Recordemos de este fino manto vivo que cubre la tierra depende nuestro presente y nuestro futuro. Cuidemos la biodiversidad misionera, aprovechemos sus potencialidades con sabiduría y sobre todo, nunca olvidemos que la verdadera magia está en el suelo.
Mi humilde homenaje a Alberto Roth, quien alguna vez tuvo el sueño de convertir a Misiones en el santuario verde.
Opinión
De Fred Machado a la sociedad silenciosa

Por: Fernando Oz
El Cantón también se encuentra en la ruta del blanqueo de capitales ilegales de Fred Machado, el narcotraficante que reconoció en una reciente entrevista haber realizado aportes millonarios a la carrera política de José Luis Espert. En el mapa de operaciones sospechosas que incluyen negocios mineros, aéreos y turísticos; Puerto Iguazú, la ciudad de las Cataratas, fue uno de los destinos elegidos.
Hace unos días, la Corte Suprema de Justicia habilitó su extradición a Estados Unidos, donde es investigado por lavado y fraude. Su nombre completo es Federico Andrés “Fred” Machado, tiene 57 años, nació en Viedma, de capricornio, piloto civil. Estuvo radicado durante un tiempo en Miami, Florida, donde posee al menos dos compañías dedicadas al rubro de la aviación: South Aviation Inc. y Pampa Aircraft Financing.
La primera vez que oí hablar de Machado fue en 2011, cuando me tocó cubrir el caso de los hermanos Juliá, dos pibes bien que fueron detenidos en Barcelona apenas aterrizaron con un avión cargado con casi una tonelada de cocaína. El que me lo nombró llevaba chapa de la DEA, seguía el caso de cerca y había pasado la mitad de su carrera trabajando en América del Sur.
Había sido que, a través de South Aviation, Machado le entregó a Gustavo Juliá un avión moderno con el que, entre 2009 y 2010, comenzó a volar a Europa. En 2012, Juliá fue condenado a 13 años de cárcel en España por el contrabando de 944 kilos de cocaína. En esa cobertura, en la que también hablé con policías de España y Bolivia, funcionarios judiciales, viejos oficiales de la Fuerza Aérea reconvertidos en prósperos empresarios del mundo aeronáutico y fuentes ligadas a la investigación, aprendí muchas cosas, una de ellas es que el negocio de los brokers aéreos suele estar tan sucio como una papa.
Volviendo al caso que nos importa. Machado está bajo la mira de un Tribunal del Distrito Este de Texas por múltiples delitos graves, entre ellos presunta asociación ilícita para la fabricación y distribución de cocaína, conspiración para cometer lavado de dinero, conspiración para cometer fraude electrónico y conspiración para cometer violaciones de exportación y violaciones de registro federal que involucran aeronaves.
Las actividades ilegales involucrarían un monto aproximado de U$S 350 millones desde 2016. En relación con sus negocios de aviación, la investigación sostiene que Fred habría reclutado inversionistas para invertir en depósitos de compra de aeronaves para transacciones de venta que nunca se concretaron, utilizando esos fondos para fines distintos. Su socia en un fondo fiduciario vinculado a la causa en Texas, Debra Lynn Mercer-Erwin, ya fue condenada a 16 años de prisión.
Justamente, a fines de 2016 desde el gobierno de Tucumán se anuncia el inicio de un convenio con Avian S.A., la empresa que compró Mac Air y que controlaría Avianca en el país. Todo eso sucedía en plena revolución de los vuelos con cielos abiertos, establecida por la administración del entonces presidente Mauricio Macri.
Fue así como Germán Efromovich –otro muñeco interesante que luego fue detenido en Brasil– comenzó a visitar Tucumán con la promesa de que Avianca instalaría un Hub en el aeropuerto Benjamín Matienzo, para conectarlo con decenas de destinos en América y Europa. La aventura de Avianca en Tucumán parecía plasmarse después de que el 20 de septiembre de 2017 se hiciera un vuelo de prueba para unir Tucumán con Misiones, que trasladó al tucumano Juan Manzur, que en aquel momento era gobernador, y a parte de su gabinete.
La aviación fue la coartada perfecta. En un país donde volar es sinónimo de progreso, Machado lo entendió antes que nadie: por arriba de las nubes, la ley es difusa, y el dinero viaja más rápido que la justicia. Los aviones, esos pájaros metálicos que cruzan la pampa y la selva, se transformaron en el vehículo ideal para el lavado y el contrabando. Empresas fantasma, contratos opacos, operaciones en la zona franca y un puñado de funcionarios que miraban para otro lado. En Argentina, el cielo no es el límite: es la zona liberada.
El blanqueo es un arte que se aprende y se enseña. Las operaciones de Machado ponen en evidencia la facilidad con que el dinero sucio se convierte en inversiones, propiedades y campañas electorales. El sistema financiero, como siempre, sirve de facilitador; y la aviación, de acelerador. El resultado: millones que desaparecen del radar de la ley, pero no del de la codicia.
Días atrás, antes de ser trasladado desde su residencia en el sur, donde cumplía detención domiciliaria, hacía una cárcel donde esperará ser extraditado, Fred Machado reveló en una entrevista que conoció al senador nacional Manzur tras un intento de instalar una aerolínea en Tucumán. Aclaró que no hizo negocios con el ex gobernador peronista.
En entrevista con el diario Clarín, el empresario aéreo también se refirió a sus vínculos con dirigentes políticos. “A Manzur y al de Salta (afirman que se refería a Juan Manuel Urtubey) lo conozco porque estaba yendo con un amigo que buscaba poner una aerolínea con base en Tucumán. Es la famosa aerolínea que le compran al Grupo Mac Air”, contó el financista del diputado de La Libertad Avanza José Luis Espert.
La llegada de Avianca al Cantón en 2017 fue aplaudida por todos, incluidos empresarios turísticos, especialmente hoteleros. Hasta Hugo Passalacqua, que en ese momento también era gobernador, fue a recibir a Manzur cuando aterrizó en Iguazú con el promocionado vuelo. Es que la promesa parecía grande, había entusiasmo. Minutos antes del show, el presidente del Iguazú Turismo Ente Municipal (Iturem), Leopoldo Lucas, decía en diálogo con Radio Yguazú que del “vuelo de Avianca del que se viene hablando desde el año pasado” servirá “para unir desde Tucumán al noroeste con el noreste del país” y hacer un puente aéreo entre Posadas-Iguazú-Florianópolis (Brasil).
En realidad el proyecto Avianca era mucho más amplio, el plan era quedarse con una buena tajada de las rutas aéreas que conectaban ciudades claves de Bolivia, Paraguay, Brasil y el norte argentino. El negocio se truncó por un entramado judicial que nada tenía que ver con el lavado de dinero ni con el narcotráfico. La entrega de 36 rutas aéreas por parte del gobierno de Macri a la compañía provocó denuncias por supuestos conflictos de intereses comerciales relacionados con Mac Air, la empresa que controló Franco Macri (padre de Mauricio), hasta 2016.
La cuestión es que la iniciativa se desplomó. Personalmente no creo que Passalacqua, ni su ministro de Turismo, José María Arrúa, hayan sabido quiénes estaban detrás del negocio; al fin y al cabo, Avianca es la marca de una línea aérea colombiana que aún hoy es de las más importantes del mercado internacional. Nada tiene que ver la marca de café Juan Valdez con el delincuente del licenciatario, por poner un ejemplo.
En 2019 uno de los tantos aviones de la flota alquilados o comprados por Machado, algo típico en el rentable pasamanos entre bróker aéreos, aterrizó en el aeropuerto de Posadas. Esta vez no traía a ningún gobernador, sino que al economista José Luis Espert y a un grupete de colaboradores del momento. Estaba de gira presentando su libro “La Sociedad cómplice” y en plena campaña electoral como candidato a presidente.
Aquella vez, Espert, en la Berna del Cantón, estrechó manos, visitó canales de televisión, se sacó fotos, hizo conferencias de prensa, reuniones privadas, estrechó vínculos, repartió sobres e hizo promesas. Tal vez, sean sólo habladurías.
Además del llamado caso del “narcoavión”, lo que les contaba de los hermanos Juliá, el nombre de Machado también figuró en otros episodios de alto impacto en la Argentina, como por ejemplo en los vuelos que realizaba el empresario kirchnerista Lázaro Báez, presuntamente para lavar dinero proveniente de la corrupción.
La historia de Fred Machado es la de un argentino que entendió rápido cómo funcionan las reglas del salvajismo global: si no podés ganar, corrompé; si no podés avanzar, soborná; si te acorralan, volá. De la mano de sus empresas de aviación —Aerocargo, South Aviation, Aero Jet, entre otras— tejió una red que llevaba más que pasajeros: transportaba millones, sueños de progreso y paquetes que no pasaban por aduana.
Es la misma historia de siempre que se repite en bucle: vuelos privados que cruzan fronteras sin control, cargamentos que cambian de manos en hangares discretos y oficinas donde el silencio es la única contraseña. Y en cada paso, un socio, una firma, un cómplice. Los nombres cambian, pero el mecanismo se repite. De un hangar sale un avión, de una cuenta sale dinero, y la Argentina pierde parte de su inocencia, si es que alguna vez la tuvo.
Fred Machado es mucho más que uno de los nombres del momento. Es el síntoma de una enfermedad grave, el narcotráfico, que no se cura con allanamientos ni con extradiciones. Es el reflejo de una Argentina que se indigna por las redes sociales y se resigna en la vida real. La sociedad cómplice no es sólo la que calla: es la que elige no mirar demasiado y, cuando mira, se consuela con una ironía amarga.
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