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Nueva obra y homenaje a Raúl Novau: “Uno escribe sobre el territorio vivido”

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A sus 78 años, el escritor y dramaturgo Raúl Novau continúa regalando historias que identifican e interpelan al público misionero, esta vez, en diálogo con La Voz de Misiones, y a raíz del próximo estreno de su obra inédita Cita en Yapulito.

En homenaje a él, la obra abrirá el segundo bloque teatral del festival de teatro De la idea a la puesta que comienza este viernes 1 de septiembre en Espacio Reciclado a las 21.30.

“Antes escribía en mis ratos libres, ahora ya soy jubilado, así que tengo plena libertad de disponer de las horas”, dijo Raúl, entre risas.

El artista compartió a LVM que empezó a escribir cuentos en la adolescencia, “a escribir y a desechar cosas”, expresó y resaltó que siempre escribió “como un sentido de comunicación con el otro”.

“En casa había una biblioteca que era de mis padres y ahí había muchos libros, novelas, toda la parte narrativa que era de mi mamá, que ya falleció, y la parte histórica de mi padre”, continuó narrando Raúl.

“Es un poco lo que yo sostengo, las fuentes literarias que puede uno mantener en su vida son realmente dos o tres: una es la biblioteca de la casa, viendo a los padres leer o, en mi caso, también a mi hermano, y por otro lado, la escuela, tener maestros que sepan alimentarte e inculcarte la lectura”, soslayó.

El territorio vivido

El escritor resaltó que sus libros favoritos eran los de aventuras. Más tarde, Raúl viviría las propias, las cuales lo llevarían a recolectar historias regionales: “Uno escribe siempre sobre el territorio vivido”, señaló.

“Sobre lo que escucha en ronda o al pasar, de otras lecturas, uno tiene también que oír la voz de la gente, cómo habla, qué giros tiene, como para poder después conformar los personajes. Uno va tomando cosas del mundanal ruido”, describió.

Para graficar aún más su pensamiento, el dramaturgo compartió que en una entrevista al autor de la novela Madam Bovary le preguntaron ‘¿quién es Madam Bovary?’, a lo cual Gustave Flaubert respondió: “Yo soy Madam Bovary”.

“No puede ser otro, uno es sus personajes en el fondo”, subrayó Raúl.

“Derecho al fracaso”

Raúl compartió que, dado a que sentía que le estaba yendo bien con la escritura, decidió asomarse al mundo de la dramaturgia en 1988, frente a lo cual admitió que cometió un “exceso de omnipotencia”, porque “pensé que era pan comido y nada que ver, fue un fracaso tremendo con una obra que yo la tenía madurando sobre la dictadura militar”, expresó.

“Fue un terrible fracaso: la puesta en escena, se cortó el cable que iluminaba, unos personajes en un determinado momento brindaban y después tenían que tirar, tiraron y se rompió. Estaba invitado el ministro de educación de aquel entonces, que era Alterach, estaba sentado en primera fila, y yo vi que se estaba limpiando porque lo habían salpicado y yo dije ‘uuuh'”, rememoró.

Al respecto, Raúl reflexionó: “Uno tiene derecho también al fracaso y deja enseñanzas”. En su caso, “me picó” porque “yo tenía muchas esperanzas y deseos de que surgiera la obra, que a la gente le gustara y que aplaudiera”, manifestó el dramaturgo.

Todo ello, lo impulsó a profundizar en la dramaturgia desde el punto de vista técnico, a seguir instruyéndose y tomar muchos cursos: “Se trababa de otro género, con otras premisas y otra estructura”, afirmó,

Raúl compartió que, a diferencia de la narrativa, el teatro “no es solamente la dramaturgia, lo escrito para el teatro, sino todo lo que conforma, es decir, las actuaciones de cada uno de los actores, la escenografía, la vocalización, la musicalización, el público, todo hace al hecho teatral, todos esos elementos tienen que conjugarse para que sea una obra de teatro. ”

Otra diferencia que advirtió fue que “en el cuento, la narrativa, se explica el entorno, hay descripciones del paisaje, dónde están ubicados los personajes, en cambio, en la dramaturgia eso mismo no necesita explicación porque se muestra”.

“La magia del teatro está en ver en vivo y en directo la reacción del público, si les gusta o no, si los hace reír, emocionar, en la narrativa, el lector está lejos”, añadió.

Más tarde, reuniría 17 obras de teatro en su libro El manjar del jaguar, a las que se le sumarían seis piezas escénicas más en los años venideros.

La tradición teatral de la provincia

El escritor narró que una de las primeras influencias de expresiones teatrales en la provincia tuvieron lugar en las reducciones jesuíticas, “impulsado por los jesuitas con un claro mensaje clerical, de adoctrinamiento, por supuesto”, sostuvo.

“En ese sentido, tenemos un origen teatral interesante, muy poco explotado, creo, porque de esa parte no se habla mucho”, añadió.

Recordó también la biblioteca de Candelaria -por aquel entonces capital de las misiones-, los inicios del teatro leído en Posadas en los 60, la Escuela de Títeres en Puerto Rico.

Sin embargo, en un principio, recordó Raúl, “estábamos muy sujetos a un teatro comercial que venía de Buenos Aires, con obras de allá, la voz del teatro de acá, con sus características propias, regionales, aún estaba en construcción”.

“Había un puñado de escritores que queríamos escribir teatro, pero no nos animábamos o queríamos copiar los temas de Buenos Aires y ahí es donde había un cierto fracaso porque no conocíamos. Lo regional siempre fue minimizado por el centralismo cultural porteño”, agregó.

En 1990, a través de un Congreso Nacional del Teatro realizado en Córdoba, el panorama comenzó a cambiar: “Sopesamos con dramaturgos de otras provincias que estaban en la misma situación y nos animamos a largarnos a escribir temas más cercanos a nosotros y romper un poco las líneas férreas que conducían todo a Buenos Aires”, compartió el escritor.

“Acá nosotros tenemos un mosaico increíble, mucha riqueza, debido a las influencias de Brasil, Paraguay, lo que produce un tipo determinado de narrativa y de manifestaciones culturales”, destacó.

Asimismo, indicó que nos encontramos en una región cultural que abarca”no solo Brasil y Paraguay, sino también Corrientes, Chaco, el nordeste, con una impronta determinada que engloba toda esta región y no hay en otro lugar”.

Un locutorio en el monte

Tiempo después, varias de sus obras llegaron a la capital porteña retratando los escenarios trasnfronterizos y cotidianos de Misiones. Entre ellos, Un locutorio en el monte, respecto al cual el escritor contó que se preguntaba en ese entonces: “¿Será que entienden esto? ¿Alcanzan a imaginarselo?”.

La obra, que le trajo grandes alegrías, narra la historia de una anciana inmersa en el monte, en Villa Venecia, a 10 kilómetros de Cerro Corá, cuya única compañera y vía de comunicación con el mundo es una vieja radio a batería. La anciana, enamorada de la voz del locutor, entabla largos diálogos con él diariamente, los cuales construyen gran parte de la pieza escénica.

Una de las tantas emociones que le regaló esta obra fue en el avant premiere en Garupá: “En un trayecto de la obra, el conflicto, la radio se descompone, era necesario mandarla al técnico en el pueblo y la única forma que tenía ella era a través de un colectivito que pasaba en frente de la casa, por una calle de tierra. Siempre que pasaba tocaba bocina, tenía que acelerar, no podía parar porque era un cerro, entonces la forma que ella encontró de hacerle llegar eso al técnico fue a través del colectivero”.

“Un día se vistió de gala y salió a esperar el colectivito para hacerle entrega de su radio a través de una rama de un samu’u, en donde colgó una bolsa de arpillera con la radio dentro y le escribió una esquela: ‘Estimado fulano, le mando a mi Lili que está enfermita'”, narró.

La historia continua, pero lo que Raúl jamás olvidó fue que al final de la obra se le acercó un señor a preguntarle si él había escrito esa historia. Frente al sí, le dijo: “Venga mi amigo, deme un abrazo, yo era ese guarda de la empresa que hacía ese recorrido en Cerro Corá, un trayecto de Candelaria hasta Alem, recuerdo que hacíamos eso de sacar el brazo”.

“Tenía una alegría, estaba por llorar, para una persona que tuvo un oficio de tantos años, se sintió emocionado y yo me emocioné junto a él”, manifestó el escritor.

La mirada represiva frente al arte

En relación con la dictadura cívica militar que atravesó el país desde 1976 hasta 1983, Raúl contó que fue una época “amordazada” en un sentido tácito, “no había nada explícito, el ambiente se sentía cerrado”, expresó.

“Había que cuidarse con lo que uno estaba produciendo a nivel artístico, que no caiga mal, no estar expuesto. De por sí, al escribir uno ya se expone, se pone afuera, frente a la mirada del otro. Lo que se buscaba entonces es que la mirada del otro no sea represiva”, apuntó.

El artista recordó que, durante los años de dictadura, debían buscar lugares no visibles para reunirse, poner en común sus producciones, debatir, escuchar música, bailar, tocar el piano, exponer las pinturas. El lugar elegido fue “un depósito de vinos en damajuana y fiambres llamado Trilce, ubicado en la esquina de Ayacucho y Belgrano, era de unos amigos que nos dijeron: ‘Si ustedes quieren acá tienen un lugar, pero por favor no toquen nada'”.

“También nos reuníamos en la librería Moira, del juez, cuentista y poeta Marcial Toledo, sobre Colón, entre Sarmiento y San Martín, era una de las más grandes del Nordeste”, agregó.

“Ese núcleo de Trilce fue después la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade), cuando volvió la democracia, y ahí empezamos a publicar libros en conjunto bajo la editorial que nombramos Trilce, también en honor al poema del poeta peruano César Vallejo”, rememoró Novau.

“Tachar, borrar y volver a escribir”

Respecto a la escena teatral contemporánea, Novau destacó que observa “una profusión de actores, actrices, escritores, con nuevas temáticas y nuevos formatos que no había antes, y eso también se debe, se me ocurre, a que hay mucha presencia del público que empuja y exige, porque sin público no hay teatro”.

“Veo mucho más desembozada la actividad teatral, más abierta, más clara, con más asistencia, también debido a los respaldos institucionales que hay ahora a través de la Ley Nacional del Teatro, el Instituto Provincial del Teatro Independiente, que fue un gran avance, y el Instituto Nacional del Teatro”, remarcó.

En un intento prolongado de continuar compartiendo su experiencia con las nuevas generaciones, Rául confesó que “la inspiración no viene de arriba, viene del esfuerzo, de la lectura teatral, de leer a los clásicos, que por algo se mantienen en el tiempo, de ver teatro y todo tipo de expresión artistica, abarcar todo lo posible, compartir con otros pares”.

“Escribir, tachar, borrar y volver a escribir”, finalizó el artista.


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Inicia la Fiesta del Chamamé: mañana hay acento misionero con Jorge Suligoy

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La 34ta Fiesta Nacional del Chamamé y 20ma del Mercosur en Corrientes abre hoy en el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, con la actuación estelar de Raúl Barboza, Los Matua Mercedeños, Paquito Aranda y otra veintena de espectáculos en vivo.

En tanto, mañana cantará el primer misionero citado para la grilla de espectáculos: Jorge Suligoy subirá al escenario con su cancionero que cumple más de veinte años de trayectoria.

Suligoy ha dicho que “los misioneros nacemos donde se nos da la gana”. Porque el cantor nació en Santa Fe, pero su infancia la pasó en Jardín América para, de adulto, afincarse en Monserrat, Buenos Aires. Durante nueve años acompañó por el mundo al Chango Spasiuk, entre fines de la década del 80 y principios de los 90 hasta que se animó a su carrera solista.

Contó con Luis Landriscina como su padrino artístico y su discografía tiene colaboraciones de artistas como Teresa Parodi, Ramona Galarza, Antonio Tarragó Ros, Juan Carlos Saravia, Raly Barrionuevo, Ariel Acuña y varios más. En su obra recuerda lugares y personajes de Misiones, como “Tabay”, “Ramón Ayala” y “Acaraguá”.

Suligoy ha grabado el destacado álbum “Memoria de sangre”, junto al Padre Julián Zini, y mañana tendrá el honor de subir al escenario Osvaldo Sosa Cordero para animar la segunda noche, es decir el sábado 18 de enero.

De esa manera, Suligoy volverá a presentarse como el año pasado, cuando se presentó en quinteto para un anfiteatro colmado, donde toco su obra, recordó que “hay más de diez mil canciones chamameseras registradas en Sadaic”, e interpretó canciones de Félix Chávez, Salvador Miqueri y Luis Ángel Monzón.

Transmisión por la TV Pública

Por su lado, el domingo 19 actuará por primera vez la agrupación misionera Che Roga. En tanto, el lunes 20 le tocará subir al escenario a Los Núñez, el martes 21 al Chango Spasiuk y Fabián Meza; el jueves 23 Los Hermanos Brítez y el domingo 26 de enero a María Ofelia.

Con el lema “Avío del alma”, el festival chamamesero le rendirá homenaje a la canción homónima compuesta por Zini y que fue traducida a un himno popular en la música de Los de Imaguaré. Cada velada correntina podrá seguirse a través de la Televisión Pública que transmitirá el festival para todo el país.

Serán nueve días de festival por donde pasará un total de 200 recitales distintos y que tendrá al Ballet oficial bajo la dirección del posadeño Luis Marinoni nuevamente, tal como en diez ediciones anteriores.

Desde la boletería del Instituto de Cultura correntino informaron que los tickets preferenciales -frente al escenario-para las dos últimas noches del evento (sábado 25 y domingo 26 de enero) ya se encontraban agotados. Lo mismo sucedería el miércoles 22, debido a la presentación de Los Alonsitos; y el jueves 23 por los conciertos de Lázaro Caballero y Antonio Tarragó Ros.

Las entradas generales cuestan entre $7.000 y $9.000; mientras que para el sector con sillas frente al escenario Sosa Cordero alcanzan los $13.000.


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“40 grados a la sombra”, el disco de Vivac donde el calor es el concepto

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Grabado en los estudios Panda, la banda portorriqueña Vivac publicó su tercer disco “40 grados bajo la sombra”, su más elaborado trabajo y que -desde la tapa a las letras-ahonda en el concepto del calor. “Salió el nombre antes de que esté el disco, incluso que la canción”, explicó Nacho Gallero, el baterista de Vivac.

“Veníamos de veranos de mucho calor. Todos estos años. Hubo sequía, incendios. El disco anterior, el segundo, habíamos hecho un video donde se veía la sequía. Y la música creo que está signada por el calor. Al menos la nuestra”, reflexionó Nacho.

“Pero creo que toda la música del misionero está atravesada por el calor de alguna u otra manera. De estar sofocado. La vida sofocada de humedad y calor. Es salir a la calle y se te parte la cabeza. Tiene mucho sentido para nosotros que vivimos acá”.

Trío. Gabriel Ríos, Nacho y José Gallero, los integrantes de Vivac que acaban de sacar su disco

Vivac es una banda prolífica del rock provinciano. Con alrededor de 30 canciones propias gestadas desde sus inicios en 2019, han conseguido un sonido propio y refinado que puede explorarse en una serie de videoclips bien producidos de manera autogestiva.

“Agarramos el gusto por hacer canciones, bajarlas y materializarlas. Es un gusto que se apoderó de nosotros. Es muy lindo ese proceso creativo. Que es difícil, pero siempre tuvimos aliados como Pol Páez, que siempre nos ponía un micrófono para grabarnos, hacer la toma y la mezcla”.

Publicado el 21 de diciembre, el día en el que comienza el verano, “40 grados bajo la sombra” es tal vez, hasta ahora, la mejor factura del trío conformado además por José Gallero (guitarra y voz) y Gabriel Ríos (bajo). “Fue el más producido, con mayor tiempo. Le dedicamos muchos ensayos”, explicó Nacho.

Es que el tercer álbum demandó nueve días de grabaciones en los míticos Estudios Panda de Buenos Aires, donde grabaron Los Redondos, Soda Stereo, Mercedes Sosa, Charly García, Sumo, Intoxicados y otros tantos referentes de la música popular argentina.

“Es un estudio grande, de mucha trayectoria nacional e internacional. Michael Bublé grabó ahí, por decir algo. Pero muy argentino, de nuestra historia del rock nacional. Tiene su mística grabar en un estudio así”, remarcó el músico misionero sobre el Abbey Road argentino, donde además mezclaron y masterizaron “40 grados bajo la sombra” con el ingeniero Leo López en febrero del año pasado.

“Lo grabamos en vivo a la base, después se agregaron las voces, los coros. Tiene muchas capas de guitarras, que también fue una búsqueda propia del estudio. No es que estuvimos pensando en eso. Y se terminaron agregando cosas de posproducción”, detalló.

“Cada canción tiene una parte distinta que parece otra canción. Vuelve a la canción inicial. Es como un collage de canciones adentro de canciones. Suena bien, para sentarse a escuchar. Y las letras también nos gustan mucho. Creemos que maduramos bastante compositivamente”.

“40 grados bajo la sombra” tiene un videoclip como si fuera un cortometraje, sin cortes, que va recorriendo del comienzo al final de las ocho canciones. Está filmado en un patio, donde los músicos se acomodan en sillas plegables con Miguel Campero, Pol Páez. Conversan, toman tereré, cruza un perro y finaliza con uno de ellos cortando el pasto.

Tapa. El disco “40 grados bajo la sombra” es un acrílico pintado por Agustín Gallero

“Todo es tan del interior de Misiones”, definió sobre el álbum que además tiene arte de tapa de Agustín Gallero, una pintura que retrata el verde de un patio con un árbol de mamón en primer plano.

“Me gusta despegarme del código del rock que nos proponen”, sostuvo. “No tenemos la urbanidad de otros lugares. Nuestra urbanidad son el patio, las calles son agrestes. No queremos como vincular el rock a la ciudad, a las cadenas, a las ropas negras. Si bien nos gusta vestirnos así, no anclamos ahí lo visual. Eso también es la búsqueda de que somos de acá”.

El flamante disco de Vivac fue presentado el 4 de enero en el Festival “40 grados” en Puerto Rico, con Elene, Araucaria, Guerrapé, Julien, Lobo del Hombre, Ysyry, Meych y Naevis. En tanto, el jueves 23 de enero se presentará en el Salto Tabay. Durante el 2024 tuvieron varias intervenciones, como en Espacio Reciclado posadeño-junto a sus coterráneos de Guerrapé- y para el Festival Oberá en Cortos, entre otros conciertos.

“Es una militancia durísima -reflexionó Nacho-a veces, porque en un primer momento no va nadie, cinco personas, siete. No cierran los números, no tiene mucho sentido, por momentos. Pero ahora las canciones van tomando fuerza, historia. Hay que darle mucho tiempo. A veces son años hasta que alguien las canta. Ahora nos cantan. Cantan los solos de guitarra”.


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Luis Marinoni hará su homenaje a Ramón Ayala en el Festival del Chamamé

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El viernes 17 de enero arrancará la 34ta Fiesta Nacional del Chamamé en Corrientes y, como hace once años consecutivos, el posadeño Luis Marinoni es el director del Ballet Oficial.

Cada una de las noches, hasta el 26 de enero, el Maestro Marinoni presentará sus obras con un grupo de 40 bailarines que están ensayando desde mediados de diciembre.

“Es el ballet federal del chamamé, justamente porque tiene un regionalismo muy plantado: está compuesto por correntinos de la Capital, de municipios de Corrientes, de diferentes puntos del Chaco, Formosa y Misiones”, detalló Marinoni a La Voz de Misiones.

En total, la Fiesta Nacional del Chamamé tendrá cinco obras principales creadas y dirigidas por Marinoni: “Al mencho correntino”, “Belle Epoque”, “Savia Vegetal”, “La nación de los héroes” y “Ofrenda a la Virgen de Itatí”.

En esa línea, el ballet oficial hará un homenaje a la guarania, la música que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en diciembre pasado, “contando un poco la vida de José Asunción Flores y toda la magia su vida, atormentada por las desventuras y los grandes éxitos”, agregó Marinoni.

Ensayos. Los 40 bailarines arrancaron a mediados de diciembre los preparativos para el festival 

El avío del alma

Los ensayos del Ballet Oficial arrancaron el 15 de diciembre, como para darle forma a los espectáculos coreográficos que se verán sobre el escenario mayor Osvaldo Sosa Cordero.

Una de esas piezas se llama “Al mencho correntino”, una puesta “que cuenta las identidades del hombre de campo de Corrientes, que está muy ligado con el título de la fiesta, que es avío del alma”, explicó el artista misionero.

Por su lado, “Belle Epoque” es la obra que alude “al resguardo de uno de los patrimonios que tiene Corrientes que es el Teatro Vera”, detalló sobre el edificio que tendrá pronto su cuarta inauguración. “Nosotros contamos hasta la tercera”, apuntó. “Contamos no solo con lo que pasaba con las tertulias correntinas, sino también relevando las pinturas de la cúpula movible”.

Ramón Ayala, en tanto, tendrá su homenaje con “Savia vegetal”, con música del posadeño Gonzalo Bernal, quien hizo una versión electrónica de “El cosechero”. Es “una obra disruptiva para la Fiesta del Chamamé, pero que lo que busca es justamente que pueda ser apropiada por otro tipo de público”, explicó el coreógrafo.

Asimismo, Marinoni volverá a poner en escena “La Nación de los héroes”, donde el ballet interpreta “la juntada de héroes y caudillos que han defendido la soberanía argentina desde la consanguinidad correntina y litoraleña”, y donde donde se expresan a través de “Montonero Jeroky, que es una de las danzas que forma parte de la obra, con uno de los temas mas emblemáticos de la identidad que es el Chamamé Sargento Cabral”.

Bien litoraleño. Hay una selección de bailarines que provienen de Corrientes, Formosa, Chaco y Misiones

En escena, el Maestro propiciará el encuentro entre la Virgen de Itatí y la Virgen de Caacupé con un elenco que vendrá de Paraguay especialmente para la fiesta chamamesera.

“Creemos que va a ser un momento muy emotivo, a razón de esta consanguinidad que vive el pueblo argentino con el paraguayo”, reflexionó Marinoni sobre lo que será la obra “Ofrenda a la Virgen de Itatí”.

La 34ta Fiesta Nacional del Chamamé en Corrientes contará con importantes figuras nacionales del folclore en las nueve fechas de concierto y tendrá, como otras ediciones, la presencia de varios misioneros:

El sábado 18 actuará Jorge Suligoy, el domingo 19 Che Roga, el lunes 20 Los Núñez, el martes 21 el Chango Spasiuk y Fabián Meza; el jueves 23 Los Hermanos Brítez y1 el domingo 26 de enero María Ofelia.

El Maestro Marinoni. El año pasado, cuando también estuvo a cargo de la dirección del ballet oficial correntino


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