Ambiente
Día Mundial del Ambiente: efectos positivos de la pandemia serán sólo temporales

Si bien se registra una caída histórica en las emisiones de dióxido de carbono, expertos advierten que, de no modificarse estructuralmente los modelos económicos y energéticos, sólo se logrará ralentizar un fatal desenlace para el planeta.
COLOMBIA. Mañana 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, la fecha más importante en el calendario oficial de las Organización de Naciones Unidas (ONU) para fomentar la acción ambiental.
Este año, el país anfitrión del evento (que se celebra desde 1974) es Colombia, con la colaboración de Alemania, y el tema será la biodiversidad en el marco de la pandemia de Covid-19.
La rápida propagación del coronavirus -que afecta a 6.445.457 de personas de 188 países, y ya mató a otras 382.451- puso de relieve la relación directa que existe entre la pérdida de la biodiversidad por la acción humana y la aparición de nuevos virus y pandemias.
Basta con recordar que, hasta ahora, se atribuye el origen de la pandemia a un mercado en la ciudad de china de Wuhan donde se comercializaban animales silvestres.
Según el programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), el 60% de las enfermedades infecciosas humanas registradas se transmiten de animales a personas; y alrededor del 75% de todas las enfermedades infecciosas nuevas o emergentes en humanos (ébola, VIH, gripes aviarias, zika, los Sars, entre otros) tienen también origen animal.
“La emergencia de enfermedades zoonóticas está asociada con frecuencia a los cambios medioambientales”, consecuencia de “las actividades humanas, que van desde la modificación del uso del suelo hasta el cambio climático”, señaló el PNUMA en un informe de 2016.
La ciencia demostró que el deterioro de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad -como resultado de la deforestación, el tráfico de especies, la minería ilegal, tala de bosques, o la urbanización- alteran el equilibrio entre las especies y aumenta la exposición de las personas a virus que permanecían aislados, lo cual incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades y pandemias.
Además de este tema, la organización del evento preparó otros cinco paneles que abordan varias temáticas: la conservación de la Amazonía, la economía circular (nuevo modelo de desarrollo en el que se manejan eficientemente los materiales, el agua y la energía), negocios verdes y emprendimientos económicos sustentables, biodiverciudades (con el objetivo de que las ciudades integren modelos de desarrollo e innovación sostenibles partiendo de su riqueza natural), la calidad del aire y la salud y el cambio climático.
¿Efectos positivos de la pandemia?
Datos contundentes indican que la pandemia del coronavirus generó la mayor caída en la emisión de dióxido de carbono de la que se tenga registro en la historia.
“Ninguna guerra, ninguna recesión, ninguna otra pandemia, ha tenido un impacto tan dramático en las emisiones de dióxido de carbono durante el último siglo como el que ha logrado el Covid-19 en pocos meses”, escribió recientemente Matt McGrath, corresponsal de medioambiente de la BBC.
Hay menos aviones en los cielos y menos autos en las vías, el consumo de energía bajó drásticamente. La Nasa, por su parte, detectó desde el espacio la disminución de gases contaminantes en la atmósfera.
Asimismo, estudios sismológicos confirmaron que el planeta incluso está vibrando menos y las redes sociales se inundaron de imágenes de aguas que se ven más cristalinas y animales que ahora pasean felices por las ciudades sin humanos a su alrededor.
La situación, sin embargo, puede que no sea tan alentadora, según los expertos.
“El Covid-19 de ninguna manera tiene un lado positivo para el medioambiente”, escribió hace unos días Inger Andersen, directora del programa ambiental de la ONU.
“Los impactos positivos visibles, ya sea la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, no son más que temporales, ya que se deben a la trágica desaceleración económica y al sufrimiento humano”, dijo Andersen.
Varios análisis indican que estamos viviendo una caída sin precedentes en la emisión de dióxido de carbono, uno de los principales gases contaminantes que causan el cambio climático.
En los últimos 100 años varias crisis produjeron una disminución de las emisiones de dióxido de carbono derivadas del uso del petróleo, gas y carbón. Así ocurrió durante la epidemia de gripe española, la Gran Depresión y el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La caída más fuerte, sin embargo, fue causada por el coronavirus en pocos meses.
La Agencia de Energía Internacional (EIA, por sus siglas en inglés) estima que en 2020 el mundo usará un 6% menos de energía, lo que a su vez lleva a una caída de las emisiones de dióxido de carbono.
Eso equivale a que se deje de utilizar toda la demanda energética de India, un país industrializado con casi 1.700 millones de habitantes.
“Pero estas caídas probablemente serán temporales, porque no reflejan cambios estructurales en los sistemas económicos, de transporte o de energía”, dijo Corinne Le Quéré, experta que preside el Alto Consejo Francés para el Clima.
Si la economía mundial volviera a las condiciones previas a la pandemia hasta mediados de junio, un escenario más que improbable, las emisiones de dióxido de carbono caerían un 4% durante el año 2020. Si las restricciones continuaran durante todo el año, la disminución en 2020 alcanzaría alrededor del 7%.
“Tenemos que dejar de agregar y no solo hacerlo más lento. Es como reducir el flujo del grifo en una bañera. El agua siempre sube, pero solo más despacio”, señaló la experta. Porque durante la pandemia, la crisis climática continúa aunque el Covid-19 parece haber relegado esta emergencia a un segundo plano.
Para alcanzar el objetivo ideal del acuerdo de París, de limitar el calentamiento global a un aumento máximo de 1,5 grados en comparación con la era preindustrial, sería necesario reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 7,6% por año, cada año desde este año hasta 2030. Pero por el momento están en constante aumento.
Ambiente
Ecología constató 4 hectáreas de deforestación en la reserva El Saltito

Personal de la Dirección General de Bosques Nativos y Control Forestal del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables realizó una recorrida de inspección en la reserva natural Alejandro Orloff, también conocida como El Saltito, ubicada en la localidad de Dos de Mayo, donde finalmente confirmaron el desmonte de un sector correspondiente al 1% de la superficie total.
Todo comenzó con un análisis de imágenes satelitales realizado por el Ministerio de Ecología. Al notar anomalías respecto a la densidad del monte, decidieron verificar el estado de situación en terreno el pasado viernes.
Durante el recorrido constataron la existencia de áreas afectadas por deforestación y volteo de bosque nativo, cuyas intervenciones se habrían dado en diferentes momentos a lo largo de los últimos tres años.
Finalmente, las autoridades de la cartera confirmaron que la superficie afectada es de aproximadamente 4 hectáreas, distribuidas en tres sectores diferentes dentro de la reserva que se extiende a lo largo de 315 hectáreas.
En el lugar, también tomaron contacto con vecinos de la zona, quienes fueron notificados sobre las infracciones detectadas y advertidos acerca de las penalidades establecidas por la legislación vigente en materia de conservación del bosque nativo. Asimismo, informaron a los responsables sobre el inicio de las actuaciones sumariales.
Desde Ecología, recordaron que: “La categoría de conservación permite determinados usos, siempre y cuando se respeten las normativas ambientales vigentes”.
Por este motivo, darán continuidad a los controles en la zona, dado que lo verificado en esta oportunidad corresponde únicamente a un sector de la extensa superficie protegida.
Denuncia
Días previos a la inspección, la Cooperativa de Agua, Energía y otros servicios comunitarios de Dos de Mayo, que administra el complejo hidroeléctrico de la reserva, emitió una alerta anticipando que la mencionada reserva “está siendo víctima de un desmonte ilegal que ha afectado a más del 50% de sus bosques nativos“.
Al mismo tiempo, advirtieron a las autoridades que las intervenciones provcarían un “riesgo inminente para el suministro de agua“, según publicaciones realizadas por el portal informativo San Vicente Informa.
La reserva
El Saltito es reconocida desde hace varias décadas como patrimonio ambiental e histórico del municipio.
Su valor radica en que alberga el complejo hidroeléctrico de las represas Saltito I, Saltito II y Saltito 0, pioneras en la provincia, construidas por el precursor Alejandro Orloff. Hoy continúan siendo la principal fuente de agua para la comunidad.
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Ambiente
Dos años de prisión para los cazadores que mataron un yaguareté en Formosa

Este miércoles, el Juzgado Federal Uno de Formosa sentó jurisprudencia en el país al condenar por primera vez a cuatro hombres que mataron, carnearon y comieron a un yaguareté en julio del 2024 y ahora deberán pasar dos años en prisión efectiva. La especie fue declarada Monumento Natural Nacional en 2001 y se encuentra en peligro crítico de extinción por la caza furtiva y la deforestación de su hábitat.
Los acusados Máximo Cisneros (60), dueño del campo donde cazaron al ejemplar, y los tres peones rurales involucrados, Viterman Ponce De León (37), Walter Hugo Ponce De León (44) y Claudio Cisneros (29), admitieron la comisión del delito en la segunda audiencia de debate oral y firmaron un acuerdo de juicio abreviado que fue homologado por el magistrado Pablo Morán.
El magistrado formoseño impuso una pena de dos años de prisión efectiva a los cuatro imputados por cazar a un ejemplar de la especie, protegida por la Ley 25.463, y los condenados consiguieron un permiso especial para trabajar.
Con el veredicto del Juzgado Federal Uno de Formosa, los implicados fueron detenidos inmediatamente para comenzar el cumplimiento de la pena.
El caso
Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros.
De acuerdo a la defensa de los ahora condenados, todo comenzó con la desaparición de una vaca lechera de la chacra que los cuatro salieron a buscar armados y con perros por la zona.
Cuando finalmente la hallaron, la vaca estaba muerta y cerca de su cuerpo se encontraba el yaguareté que, según el mismo testimonio de los acusados, “trituró” a dos de los perros que los acompañaban y en “defensa propia” Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.
Sin embargo, tras matar al yaguareté, los cazadores se fotografiaron sonrientes junto al cuerpo a punto de ser carneado para luego comérselo. En tanto, la Justicia nunca logró dar con la piel del animal, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.
Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia y dio inició a la investigación que resultó con la primera condena de su tipo en el país.
Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.

En un juicio abreviado, los cuatro cazadores fueron condenados a dos años de prisión.
Ambiente
Juzgan por primera vez en el país a cuatro hombres por cazar a un yaguareté

Un juicio oral y público sin precedentes en el país inició este martes en el Juzgado Federal Uno de Formosa contra cuatro hombres acusados de matar, carnear y comer a un yaguareté en julio del 2024. La especie está en peligro crítico de extinción en Argentina y se calcula que solo quedan entre 200 y 300 ejemplares.
Máximo Cisneros, Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León son las primeras personas en ser juzgadas por la caza de un yaguareté en la Argentina y podrían ser condenados a una pena de hasta tres años de prisión.
Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros. De acuerdo a lo relatado por los involucrados, todo comenzó por la desaparición de un animal vacuno de la chacra.
Armados y acompañados de perros, Máximo Cisneros junto a Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León, tres changarines que trabajaban en la zona, salieron en busca de la vaca perdida.
Para cuando los cuatro hombres encontraron a la vaca, estaba muerta y cerca de sus restos se hallaba el ejemplar de yaguareté.
Según el testimonio de los acusados a la prensa, el yaguareté los empezó a “atacar” y “trituró” a dos de los perros. Fue en ese momento que, “en defensa propia”, Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.
Sin embargo, luego de matar al yaguareté, se fotografiaron sonriendo junto al cuerpo antes de ser carneado, para después comerlo. En tanto, la Justicia nunca pudo hallar la piel del ejemplar, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.
Juicio histórico
Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia.
En consecuencia, la Policía formoseña allanó el campo de Máximos Cisneros, quien ante la presencia de los uniformados intentó huir, pero fue detenido.
Un mes después, los otros tres señalados que tenían pedido de captura se presentaron ante la Justicia y permanecieron detenidos hasta que obtuvieron la prisión domiciliaria.
Finalmente, los cuatro imputados son juzgados por matar, carnear y comer a un yaguareté. La condena del tribunal podría sentar jurisprudencia y establecer un precedente clave en la protección de especies en peligro crítico de extinción.
El yaguareté está en peligro crítico de extinción desde el 2001 debido a la caza furtiva y la perdida de su hábitat. La especie está protegida por la Ley 25.463, que lo declaró Monumento Natural Nacional.
Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.
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