Policiales
Un año sin Dani Tizato: el relato inconcluso de un crimen sin rostros

A 365 días de la desaparición del adolescente de 15 años del barrio Pindapoy, en San José, la causa que investiga su presunto abuso y asesinato no tiene detenidos ni sospechosos. Un repaso por el expediente.
A un año de la presunta desaparición seguida de abuso y muerte de César Daniel Tizato, en San José, la causa no tiene detenidos ni sospechosos, mientras se espera el resultado del examen de ADN realizado al padrastro del adolescente de 15 años, Valdair de Escobar.
Un arma letal perdida, dos perfiles genéticos sin dueños y testimonios contrapuestos recrean la historia de un crimen que se sitúa en una gigantesca escena de 4.800 hectáreas, sin testigos y a plena luz del día.
En las más de 700 fojas y 1.000 páginas del expediente, que se tramita con la carátula de homicidio agravado con alevosía en el Juzgado de Instrucción 4 de Apóstoles, a cargo de Miguel Ángel Faría, declararon amigos de la víctima, su familia y baqueanos de la zona, así como trabajadores del campo La Rosita, perteneciente a la yerbatera Rosamonte, donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Dani un mes después de iniciada su búsqueda.
La mañana del domingo 30 de agosto de 2020, el joven se dirigió hacia ese lugar para cazar junto a su vecino Richard Arnaldo “Grulla” Cristaldo, de 45 años, quien luego de unas cinco horas volvió solo de la jornada campestre, argumentando ante Mariza Da Rosa (40), la mamá del muchacho que, mientras regresaban, se cruzaron con dos conocidos suyos, que lo invitaron a pescar.
Desde el inicio, el relato del profesor de kung fu y trabajador del aserradero Puerta de Misiones despertó dudas en los investigadores de la Comisaría local, dependiente de la UR VII, quienes buscaron despejarlas a través de las declaraciones testimoniales de aquellos que estuvieron con Tizato la noche del sábado 29 de agosto, así como de los que, al día siguiente, lo vieron internarse en tierras privadas junto a su vecino del barrio Pindapoy.

Mariza Da Rosa, madre de César Daniel Tizato, y Valdair de Escobar, su padrastro.
Crimen sin rostros
Tras el hallazgo del cadáver, que se encontraba flotando en una pequeña laguna adyacente al cauce principal del arroyo Pindapoy, en una zona de la estancia La Rosita conocida como Las Vertientes, el profesor de artes marciales quedó en el ojo de la Justicia y fue inmediatamente detenido.
La autopsia determinó que el adolescente sufrió abuso sexual y murió de una forma violenta, al recibir la herida mortal de un objeto punzocortante -que nunca se encontró- en la región del tórax.
Luego, el o los asesinos le introdujeron en la campera y en el pantalón enormes piedras, de entre 3 y 6 kilos, para hundir el cuerpo en el agua, antes de escapar tirando por el camino la mochila y las alpargatas que el joven llevaba ese día.
El informe final de los peritos del Cuerpo Médico Forense “detectó la presencia de diatomeas compatible con muerte por asfixia por sumersión”, de lo cual se desprende que Dani estaba con vida cuando su cuerpo fue descartado.
Además, tanto en las alpargatas como en la mochila que la víctima vestía ese domingo, así como en las pericias realizadas en su cuerpo, que presentaba signos compatibles con abuso sexual, se detectaron dos perfiles genéticos masculinos.
Esos ADN se cotejaron con las muestras extraídas al entonces detenido, Richard Cristaldo, examen que dio resultados negativos. Ese estudio, sumado a que la pericia técnica realizada al teléfono del profesor de kung fu determinó la coincidencia “de los dichos del hasta ahora imputado en el lugar de encuentro con estas dos personas desconocidas y separación del menor”, llevó al juez Faría a dictarle la falta de mérito y liberarlo tras cinco meses de reclusión.
Enseguida, el magistrado apuntó los cañones a Rubén Telmo Piñeiro, un cazador de 28 años al que Richard Cristaldo señaló -tras dos semanas de búsqueda- como una de las personas con las que dejó a César Daniel. Pero tras un mes y medio detenido, el changarín salió en libertad después de dar negativo en la pericia genética, con lo cual la causa volvió a foja cero.

Miguel Ángel Faría, juez de la causa, caratulada como homicidio agravado con alevosía.
La víspera
Tres amigos de César Daniel Tizato declararon que, alrededor de las 20 de la noche del sábado 29, Dani les había contado que su vecino lo había invitado al campo La Rosita: “Le dijimos que no vaya, que era muy confianzudo”, refirió uno de ellos ante las autoridades policiales, que por esos momentos desplegaban un amplio operativo de búsqueda.
Más tarde esa jornada, “nos bañamos y fuimos a tomar mate con las hijas de Richard”, dijo Gustavo T., de 16 años. Seguidamente, el joven recordó que Cristaldo pasó por donde estaban reunidos para buscar a sus hijas, quienes eran amigas del grupo hace pocos días, y en ese momento “Dani le mostró cuál era su casa”.
Entonces, “Richard le dijo: ‘Entre las 8 y las 10 te busco’”, relató el amigo de la víctima, que agregó que todo les resultó raro porque Tizato “no se juntaba” con el vecino. De hecho, era la primera vez que iban a cazar.

Richard Cristaldo, el último en ver con vida a Dani Tizato.
Tiempo y espacio
En su declaración testimonial, el cazador local recreó la misma historia que había contado a los padres del muchacho luego de regresar solo de las estancias de la firma yerbatera Rosamonte, un extenso campo de casi 5.000 hectáreas que se extiende por los municipios de San José y Fachinal.
Esa mañana dominical, alrededor de las 9.20, Richard salió de su casa, en la que vivía hace seis meses junto a su mujer, sus seis hijas y dos nietas, y caminó los 50 metros que lo separaban de la vivienda de la víctima, sobre la misma cuadra. Allí se encontró con Daniel, quien lo esperaba ya preparado: llevaba puesta una remera, dos camperas, un pantalón de buzo, alpargatas negras y una mochila rosada, diría dos días después el parte policial.
En ese momento, Valdair de Escobar, padrastro del joven, salió al cruce del camino y advirtió a su vecino a “que no vayan ahí, porque es peligroso, hay guardias que tiran si ven intrusos”, le dijo el joven de 29 años a La Voz de Misiones en septiembre de 2020, declaración que ratificó en sede policial y que el mismo Cristaldo confirmó después.
“No te preocupes, vecino, no quiero perder mi trabajo”, respondió el peón del aserradero Puerta de Misiones, ya que el lugar donde se metían es una propiedad privada conocida en la zona como lugar de caza y pesca ilegal.
Richard le describió a la Policía que “a eso de las 13.10 no habíamos cazado nada y decidimos volver”, según consta en el expediente judicial. Para entonces, habían recorrido casi 6 kilómetros en poco menos de 4 horas, de acuerdo al camino que dijo que tomaron y al punto donde se encontraron con los dos sujetos que invitaron a cazar al adolescente.
Desde allí, el camino de vuelta al barrio Pindapoy siguiendo la vía del tren -por donde Richard declaró haber regresado- tiene una longitud de 4,5 kilómetros, que el profesor de kung fu realizó en una hora, dado que declaró que “a las 14.15 ya estaba en lo de Daniel avisando a sus padres”.
Es decir, un trayecto total de 10,5 kilómetros en 4 horas y 40 minutos, lapso en el que además se habrían detenido en los sitios de caza, sin obtener resultados positivos. El recorrido ida y vuelta desde la casa de Daniel Tizato hasta el lugar en el que hallaron su cuerpo sin vida es similar, de 11 kilómetros.

La laguna donde encontraron muerto a Daniel, en el campo La Rosita.
Los cazadores
La noche que desapareció Daniel, su padrastro Valdair de Escobar, alias “Ome” o “Brasil”, se dirigió al Barrio Nuevo, en cercanías al portal de ingreso de San José, para preguntar a sus compañeros cazadores si habían visto al joven de 15 años, ya que Richard le había asegurado que su hijastro reconoció a uno de los extraños con un conocido suyo.
Como conocedoras de la zona, todos ellos se sumaron a la búsqueda junto a la familia, las fuerzas policiales y el mismo Cristaldo, que tras 24 horas detenido, se sumó al operativo, que crecía a medida que pasaban los días sin noticias de Tizato.
Los amigos de Valdair también declararon como testigos y, enseguida, pusieron en duda el trayecto que Grulla les dijo que habían hecho en los campos de Rosamonte.
“El recorrido que supuestamente hicieron es muy lejos para hacerlo en 4 o 5 horas, y más si van cazando; yo digo que fueron más cerca”, dijo Alan L., quien añadió que “Richard debe conocer toda esa zona, se crió en Pindapoy”.
Uno de esos baqueanos era Rubén Telmo Piñeiro, quien estuvo detenido tras la liberación de Richard, ya que éste lo señaló dos semanas después como uno de los jóvenes que se fueron con César Daniel. No obstante, el ADN dio negativo y, si bien la pericia tecnológica lo ubicó cazando en la zona, el lugar sería opuesto y lejano a la escena del crimen.
En aquellos primeros días de la pesquisa, Telmo ratificó los dichos de su colega, que había destacado que Cristaldo “sabe algo de lo que pasó con Dani pero no quiere contar”.
Pero además de sostener que “Richard fue muy rápido y volvió muy rápido”, dijo no tener la seguridad de que los cazadores que invitaron al muchacho siquiera fueran reales: “Para mi no existen las otras dos personas porque los cazadores no van a ir sin balas”, sostuvo el chagarín y remató: “Para mi está mintiendo”.
Los desconocidos
Piñeiro se refería a lo dicho por Richard Cristaldo, quien contó que, luego de invitar a Dani Tizato “a seguir pescando en las lagunas gemelas”, uno de los cazadores le pidió tres balas calibre 22, ya que portaba un rifle.
Según declaró el también entrenador de fútbol infantil, que ese día llevaba consigo un rifle de aire modificado para plomo de 22 milímetros, el encuentro se produjo a las 13.10 del domingo 30, en un sitio conocido como “camino viejo”, cercano a las vías del tren: “Regresamos costeando el monte y el pinar, hasta pasar un puente de piedra; en ese lugar aparecen dos personas desde atrás”.
Richard describió a los dos sujetos, a quienes dijo desconocer “por completo, pero si los veo los reconocería”. Uno de ellos era más grande, de unos 30 años, mientras que el otro era más joven, de unos 23.
El mayor tenía puesta una gorra negra, vestía una campera gris, jean negro y zapatillas oscuras, “además portaba una mochila negra y un rifle calibre 22 mm con peine”.
El menor vestía campera negra, pantalón y zapatillas del mismo color y tenía un “corte tipo militar” y una mochila también negra.
Al realizar la descripción para la configuración de un identikit, Cristaldo dio más detalles de los cazadores misteriosos que se fueron con Tizato.
El menor era más bajo, de aproximadamente 1,65 metros, y el mayor, más alto, de 1,75. Además, el primero tenía cejas finas, nariz corta y redonda y labios finos, mientras que el otro poseía cejas anchas, nariz larga y labios gruesos.
Richard recordó que “uno de ellos me dijo: ‘¿Qué hacés, pelado?’”, y agregó: “Por eso intuyo que me conoce”. Luego, los sujetos les dijeron “vamos a pescar a las lagunas gemelas”, algo que el cazador rechazó “porque hay mucha seguridad”.
En ese momento, “le dije a Dani que volviéramos a su casa porque no lo podía dejar en ese lugar”, recordó Grulla, que agregó que el muchacho insistió en quedarse: “Ome ya sabe y no hay problema”.
Fue en ese momento que “uno de ellos me pidió prestado 3 proyectiles; yo había llevado 7 u 8”, tras lo cual Cristaldo indicó que el grupo se dirigió “hacia las lagunas de Rosamonte y yo regresé por el pinal”, sostuvo y subrayó: “A las 14.15 llegué a lo de Dani”.
Lo cierto es que, a un año del crimen, la Justicia no pudo dar con los presuntos cazadores que se quedaron con el joven y la identidad de los dueños de los dos ADN hallados en su cuerpo sigue siendo un misterio.

Identikit. Así describió Cristaldo a los supuestos cazadores que se fueron con Daniel.
Apostillas de una investigación
- Tres custodios del campo La Rosita declararon en la causa. Todos ellos ratificaron que el sitio donde fue hallado el cuerpo de Dani Tizato “no tiene seguridad hace años” y que Richard Cristaldo “conoce mejor que nosotros el lugar”. Además, uno de ellos, que lleva una década trabajando para la empresa, contó que “una vez ya lo agarraron cazando ahí; los que cazan ahí se conocen todos”.
- Una de las hijas de Richard Cristaldo, de 21 años, avisó a la Policía que, en cercanías al ingreso del barrio Pindapoy, en un arroyo, había visto una mochila parecida a la que llevaba la víctima el día que desapareció. Según dijo, se lo informó a su padre, que le dijo que avisaría a las autoridades, “pero no lo hizo”, por lo cual decidió acudir a la comisaría.
- En sucesivos allanamientos, se incautó el rifle del profesor de kung fu, así como objetos punzocortantes que podrían haber sido utilizados para ultimar al adolescente. Cristaldo declaró que no disparó el día que salió a cazar junto a su vecino, pero que lo había hecho días antes, algo que confirmó la pericia sobre el arma. Los exámenes para hallar sangre en los elementos incautados dieron negativo.
- Durante la pesquisa, que se extendió más allá de los límites de La Rosita, se incautaron ropas y objetos en puntos ubicados a varios kilómetros del lugar del hallazgo del cuerpo. Uno de ellos, una campera, fue reconocida por la mamá Mariza Da Rosa como la vestimenta de Daniel, pero los exámenes realizados sobre la prenda terminaron confirmando que no pertenecía a su hijo.
- Durante la madrugada posterior a la desaparición, un vecino de Richard Cristaldo, de 16 años, sobrino de Valdair de Escobar y primo de Daniel, declaró que, alrededor de las 2 de la mañana, escuchó ruidos en su patio. Al salir a ver qué pasaba, observó que de la letrina de su casa “salió Richard y cuando lo vi se fue corriendo”. El muchacho contó que corrió al intruso, que “se perdió hacia la cancha de Pindapoy”. La declaración llevó al juez a realizar un allanamiento en la vivienda del primo, bajo la sospecha de que Cristaldo había ido a descartar el arma homicida, pero no se encontró nada.
- El mismo sobrino de Valdair recordó que “dos semanas antes de que desaparezca Dani”, Cristaldo lo había invitado a cazar, “pero me dormí y no pude ir”.
- Una pareja amiga de Richard aseguró que, la mañana del domingo 30 de agosto, el cazador y César Daniel Tizato pasaron por su casa. Cristaldo preguntó por el hombre de la casa, que no estaba. Entonces, “se llevó dos perros de caza” de su amigo. Al volver, “yo estaba tomando cerveza con amigos y vi que Richard salió solo del monte, me dijo que no cazó nada, le invité cerveza, tomó un trago y se fue; me sorprendió que estuviera mojado, porque es muy argel para cazar”.
- La familia de Mariza Da Rosa, así como los familiares de Ricardo Tizato, padre biológico de César Daniel, señalaron la mala relación de la mujer con Valdair “Ome” De Escobar: “Se droga y toma mucho y después les pega a ella y a los chicos”, dijo una tía.
Judiciales
Chofer de micro y su esposa, condenados por llevar 20.655 pastillas de éxtasis

La operatoria estaba coordinada. Él manejaba y ella llevaba la mercadería. Pero no iban en auto, ni tampoco transportaban nada legal. Iban en un colectivo de larga distancia conducido por el hombre, mientras la mujer iba como pasajera junto a varios bolsos que contenían más de 20.000 pastillas de éxtasis.
Él se llama Gustavo Eden Rodríguez (45), es chofer de colectivos, nació y vive en Puerto Iguazú. Su esposa es Marisa María Almada (31), bonaerense, aunque compartiendo domicilio con su marido hace varios años. Ambos ahora también comparten condena por narcotráfico.
Todo comenzó el 29 de marzo de 2023, cuando en Paso de los Libres (Corrientes) la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) controló un micro larga de distancia que cumplía el recorrido Puerto Iguazú-Retiro (Buenos Aires).
Los uniformados constataron que Almada, una de las pasajeras, transportaba una serie de bolsos que llamaron la atención y ante la sospecha de una posible maniobra de narcotráfico decidieron bajarla del colectivo para efectuar una requisa más exhaustiva y liberaron el micro para que pueda continuar viaje.
Los gendarmes acertaron, porque descubrieron que la mujer efectivamente trasladaba sustancias ilegales, más precisamente 20.655 comprimidos de MDMA (éxtasis), en diferentes variantes, algunas con el sello de Kit Kat, además de 4 kilogramos de crack.
Almada fue inmediatamente detenida y los investigadores decidieron extender la pesquisa con el objetivo de dar con más involucrados en el ardid. La sorpresa fue que en esa labor descubrieron que su marido era, ni más ni menos, que el chofer que ese mismo día conducía el micro que se detuvo en el control.
Se realizaron tareas de vigilancia, labores de seguimiento y, fundamentalmente, pericias telefónicas, trabajo que permitió establecer que efectivamente el matrimonio orquestó el traslado de la mercadería ilícita.
Según reconstruyeron, antes de emprender el viaje la pareja pasó la noche en Posadas, donde se sospecha que obtuvieron la mercancía y recién allí partieron hacia Buenos Aires. Mientras lo hacía, Rodríguez alertaba su Almada sobre los puestos de control próximos, pero no pudieron sortear el de Paso de los Libres.
El colectivero fue detenido durante un operativo ejecutado el 20 de junio de ese mismo año y desde ese entonces enfrentan una causa federal por el delito de transporte de estupefacientes.
Dicho expediente fue tramitado ante el Juzgado Federal de Paso de los Libres, que luego elevó a debate oral la causa y ahora ambos admitieron su responsabilidad en el hecho al firmar un acuerdo de juicio de abreviado.
La pareja fue condenada a 5 años y 6 meses de prisión.
Judiciales
Gitano acusado de homicidio se negó a declarar y fue trasladado a una cárcel

Sebastián Jonás Jesús Marcos (19), el gitano detenido desde anoche por el asesinato del Daniel Jesús Traico (24) -integrante de la misma comunidad-, se abstuvo de declarar esta mañana ante la Justicia, fue imputado por homicidio y continuará el avance de la causa alojado en una unidad penal.
El joven fue trasladado a primeras horas de este jueves hasta el Juzgado de Instrucción Dos de Posadas, donde debía comparecer en audiencia de declaración indagatoria ante el magistrado Juan Manuel Monte.
Según detallaron las fuentes de La Voz de Misiones, el implicado designó abogado defensor oficial y luego de cumplimentar ese trámite optó por abstenerse de declarar, tal como lo ampara su derecho.
En la misma audiencia fue notificado de las pruebas que hasta el momento obran en su contra y fue imputado por el delito de “homicidio simple”, figura que prevé penas de entre 8 y 25 años de prisión.
Por razones de seguridad, culminado los trámites de rigor, las autoridades judiciales intervinientes dispusieron que Marcos sea alojado en una unidad penal de la provincia para preservar su integridad y evitar cualquier clase de ataque, represalia o episodio de violencia en su contra.
Prácticamente acorralado por los agentes que estaban en su búsqueda y persuadido también por su propio padre, el implicado se entregó anoche ante la Policía tras permanecer una semana prófugo.
Crimen y venganza
El crimen de Traico se registró el 29 de enero. El joven fue atropellado intencionalmente mientras cruzaba la colectora de la avenida Quaranta, en cercanías a la estación de transferencia y de su casa.
La víctima fue arrollada por un automóvil Peugeot 308 que era conducido por Marcos, ahora detenido e imputado por homicidio.
Después del hecho, Traico fue trasladado de urgencia al hospital Madariaga, aunque desafortunadamente falleció horas después como consecuencia de las graves lesiones sufridas. Su deceso desató una cacería por parte de sus familiares, quienes esa misma mañana incendiaron dos viviendas relacionadas a los Marcos.
“Hay más casas para incendiar si no meten presos al acusado. Si nadie hace nada vamos a hacer justicia por mano propia. Una casa, un auto, se recupera. Una vida no”, habían amenazado ese mismo día y es por ello que tanto la Justicia como la Policía extrema medidas seguridad en torno al caso.
En su denuncia, la familia de la víctima acusó un homicidio planificado, con varios actores más involucrados, a quienes apuntan como encubridores. En ese marco, el día siguiente al crimen fueron detenidos otros dos jóvenes de la misma comunidad, quienes en las próximas horas podrían ser excarcelados y continuar el proceso en libertad dado que el principal sospechoso ya se encuentra tras las rejas.
Homicidio entre gitanos y casas incendiadas por venganza en Posadas
Policiales
Ruso Lohrmann cayó en España cinco meses después de fugarse en Portugal

Cinco meses después de escaparse de una cárcel de máxima seguridad en Portugal, el mítico criminal argentino Rodolfo José “Ruso” Lohrmann (61), acusado de liderar de la banda que perpetró el secuestro del joven correntino Christian Schaerer en 2003, fue recapturado este jueves en Alicante, España.
La detención del argentino, considerado como un delincuente de extrema peligrosidad, fue concretada por el personal de la Policía española y junto a él también cayó el británico Marck Roscaleer, otro de los fugados de la prisión de Vale de Judeus, a unos 70 kilómetros de Lisboa.
La evasión se registró el 7 de septiembre, cuando Lohrmann, junto a otros cuatro criminales que cumplían condenas por diversos delitos, alcanzaron la calle tras trepar un muro de 7 metros de altura con una escalera y huir en dos vehículos de apoyo que esperaban fuera del presidio.
Con el correr de las horas, cayeron tres de ellos, pero el argentino y el británico lograron mantenerse en la clandestinidad hasta hoy, cuando finalmente también fueron recapturados.
La detención de los prófugos fue celebrada por la ministra de Justicia de Portugal, Rita Júdice, quien este mismo jueves expresó que “es muy gratificante ver que, cinco meses después de la fuga de cinco peligrosos de Vale de Judeus, todos ellos hayan sido recapturados. Este éxito es una prueba de la confianza que deben tener los ciudadanos en nuestras fuerzas policiales”, según publicó Correo Da Manha.
Los últimos dos recapturados ya fueron trasladados a Madrid, donde serán indagados y aguardarán los trámites correspondientes para ser llevados nuevamente a Portugal, donde deben continuar purgando penas.
En Argentina también aguardan -hace años- por Lohrmann, ya que es el principal acusado del caso Christian Schaerer, que secuestrado en 2003 y desaparecido hasta hoy.
Lohrmann en Europa
Lohrmann, nacido en Entre Ríos, pero con protagonismo delictivo en Misiones y todo el Litoral, además de Paraguay, estaba detenido en Portugal desde noviembre de 2016, cuando cayó robando bancos y joyerías, aunque recién tres meses después se pudo comprobar su verdadera identidad mediante el cotejo de huellas dactilares.
En Europa, Lohrmann se movía con un viejo conocido, Horacio “Potrillo” Maidana, con quién supo liderar la temible banda delictiva que el 21 de septiembre de 2003 concretó el secuestro de Schaerer en Corrientes, hecho por el cual se pagó un rescate de 277.300 dólares, aunque el joven estudiante de medicina nunca fue liberado y su paradero aún hasta hoy es una incógnita.
En el viejo continente los dos delincuentes con alertas rojas de Interpol continúan moviéndose en tándem. En Bulgaria Lohrmann fue detenido en 2011 por asaltar un blindado y permaneció en prisión hasta 2014 donde, según sus propias palabras, pudo protagonizar “una fuga de película”.
La siguiente noticia llegó en febrero de 2017, cuando las autoridades portuguesas lograron confirmar que los dos hombres detenidos tres meses antes asaltando una joyería a fierrazos eran El Ruso y Potrillo, dos de los delincuentes más buscados de Sudamérica.
El hecho ocurrió en la ciudad de Aveiro, tras lo cual tanto Lohrmann como Maidana quedaron detenidos y afrontando una causa judicial que meses más tarde se tradujo en una condena de 18 años de prisión, pena que cumplían en el presidio de Vale de Judeus, a unos 70 kilómetros de Lisboa y considerada como de máxima de seguridad.
El secuestro de Schaerer, paso a paso
La investigación sobre el secuestro reconstruyó que el joven fue interceptado el 23 de septiembre de 2003 mientras llegaba a su casa en la barrio Las Tejas de la capital correntina y desde allí fue llevado, primero a Saladas, a unos 110 kilómetros de allí, y luego a Paso de los Libres.
En esa ciudad permaneció unos quince días hasta que sus captores lo cruzaron por el río Uruguay hasta la localidad brasileña de Uruguayana, donde permaneció otras dos semanas cautivo en distintos inmuebles.
En octubre de 2003 y, presuntamente desde territorio brasileño, se tuvo la última señal de vida de Schaerer. Fue una grabación enviada a su madre y a su hermano donde el muchacho, entre otras cosas, decía: “Estoy todo destruido, estoy todo quebrado, todo lastimado, todo ensangrentado. Estoy sin comer, estoy sin tomar agua; si no pagan, en pocos días me voy a morir”.
El 6 de noviembre, siguiendo las instrucciones de los secuestrados, la madre de Schaerer, Pompeya Gómez, viajó a Encarnación y luego a Ciudad del Este, donde la hicieron recoger varias postas con indicaciones hasta dejar los 277.000 dólares del rescate en el lugar elegido. Sin embargo, el joven nunca fue liberado.
El recorrido de Schaerer en cautiverio con pruebas fehacientes se pierde allí, en Paso de los Libres. Se estima que, después de Uruguayana, el joven volvió a ser cruzado a territorio argentino, pero desde ese punto no se pudo volver a reconstruir a ciencia cierta sus próximos destinos.
Otras pistas indican que su último paradero habría sido Paraguay, donde habría quedado en manos de organizaciones narco y siguiendo esos rastros el año pasado se dispararon varias excavaciones, aunque tampoco hubo resultados.
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