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La cultura, esa batalla

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Por: Osvaldo Mazal

@osvaldo.mazal

 

Un país con W de Walsh

El 25 de marzo de 1977, apenas cumplido un año del golpe cívico-militar del 76, Rodolfo Walsh envió por correo a diversos medios periodísticos y organizaciones de derechos humanos la que llamó “Carta abierta de un escritor a la junta militar”, en la que realizaba una descarnada descripción de la represión realizada por la junta en su primer año de gobierno. Secuestros, torturas, desapariciones, fusilamientos masivos, represión en fábricas, campos de concentración en todo el país, cadáveres que aparecían en el Río de la Plata… Una aceitada maquinaria asesina cuyo fin, sostenía Walsh en su histórica carta, era una transformación de la Argentina a favor de los intereses económicos más concentrados. Ese mismo 25 de marzo Walsh, dirigente montonero, fue baleado en un enfrentamiento con el grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada.

Dos años después, el 16 de agosto de 1979, también en plena dictadura, otra Walsh, esta vez María Elena, gran poeta, compositora y cantante, publicó en el diario “Clarín” de la ciudad de Buenos Aires el artículo “Desventuras en el país Jardín de Infantes”. Allí se cargaba contra la censura ejercida por la dictadura mediante el Ente de Calificación Cinematográfica, representado por Miguel Paulino Tato. Censura que ya se venía dando desde el gobierno peronista, que había nombrado censor a Tato en 1974. Cientos de películas fueron prohibidas desde ese momento hasta el fin de la dictadura, y muchas más fueron censuradas. Ya antes del golpe, el grupo Sui Generis le había dedicado a Tato la canción Las increíbles aventuras del Señor Tijeras. En los tres años anteriores al golpe del 76, hay que recordar también las amenazas y atentados contra artistas e intelectuales argentinos por parte del grupo parapolicial AAA (Alianza Anticomunista Argentina); muchos de ellos terminaron en el exilio.

A cualquier contemporáneo de Rodolfo Walsh o de María Elena Walsh le costaba en esos años de plomo entrever el fin de la negra noche de la dictadura. En su artículo para Clarín, María Elena Walsh reclamaba: “Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca ¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista! estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir.” Pero la dictadura terminó, 4 años después. Como dice otro refrán algo más sofisticado que ese que reza “Siempre que llovió, paró”: “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”.

Cuerpos que resisten

El mal no duró 100 años, y los cuerpos (los que quedamos después de la orgía de sangre de los 70) resistieron ese tenebroso ataque a nuestra democracia. Una democracia que ya lleva más de cuarenta años, y hoy sufre un ataque diferente. “Parecido que no es lo mismo; lo mismo pero parecido”, decía un personaje de un texto de Leónidas Lamborghini.

El mismo año de 1979 en el que María Elena Walsh escribía su artículo en Clarín, Ingmar Bergman filmaba en Suecia “El huevo de la serpiente”. Que transcurría en la Alemania de los años 20, la de la República socialdemócrata de Weimar, en pleno desarrollo del nazismo, y mostraba una realidad marcada por la inflación, el desencanto con la política, el miedo al futuro, un rabioso antisemitismo y la llegada de un líder mesiánico (Hitler…) que prometía la salvación de Alemania. Cualquier semejanza con la actualidad de nuestro país –y de otros- no es casualidad: hacer de nuevo “grande a la Argentina”, Make Argentina Great Again, MAGA, a la manera de Trump …Lo mismo pero parecido. Un personaje de la película de Bergman afirmaba: “Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado”.

En ese marco se desarrollan las actividades artísticas y culturales hoy en día en nuestro país. A comienzos de los años 70 el huevo de la serpiente dejaba ver a través de su fina membrana la dictadura asesina que se avecinaba en Argentina, y que nadie pudo o supo parar, y eso en el ámbito de la cultura y el arte se reflejaba tempranamente en las persecuciones y atentados a los que la Triple A sometió a artistas, escritores, periodistas, docentes, científicos, músicos y cineastas. Hoy no hay atentados como los de aquellos años de plomo, pero sí estrategias extremadamente preocupantes en ese ámbito. Voy a exponer solo algunas.

La primera, las violentas acusaciones, descalificaciones y agresiones verbales que el presidente Milei y sus seguidores dedican permanentemente a artistas, docentes, intelectuales, periodistas y políticos, presentándolos como enemigos de la sociedad e intentando desacreditarlos y deslegitimarlos públicamente a través de medios y redes.

La segunda, en el marco de una política general de destrucción de buena parte de las capacidades del Estado, fue rebajar el nivel de los anteriores ministerios de Cultura y de Educación, convirtiéndolos en Secretarías subsumidas dentro del nuevo Ministerio de Capital Humano. El que, como el término “Capital” revela, concibe además a los habitantes del país no en términos de derechos y necesidades, sino más bien de su productividad económica.

La tercera, tomar específicamente como un enemigo también a las universidades públicas y organismos científicos, desfinanciándolos hasta poner en riesgo su normal funcionamiento

La cuarta, también en el ámbito de lo que el Peludo Irigoyen supo llamar “efectividades conducentes” (por ejemplo presupuestos, o capacidades regulatorias), implica un desfinanciamiento salvaje y en algunos casos desguace de diferentes instituciones estatales de promoción del arte y la cultura, como el Fondo Nacional de las Artes (FNA), el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Instituto Nacional del Teatro (INT) y el Instituto Nacional de la Música (INAMU), y de asociaciones como la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC), Asociación Argentina de Intérpretes (AADI), Cámara Argentina de Productores Fonográficos (CAPIF) y Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI). Todas estas entidades estatales y asociaciones se veían afectadas (en algunos casos eliminadas) por el proyecto de la llamada “Ley Bases”, presentado al Congreso apenas asumió por gobierno nacional, y que sufrió modificaciones que atenuaron solo en parte el alcance de las salvajes políticas llevadas adelante actualmente.

Y sí, se trata de una batalla

El ideólogo máximo de La Libertad Avanza (LLA) es Agustín Laje, al que todo el país pudo ver y escuchar recientemente en el video con el que el Poder Ejecutivo Nacional recordó la fecha del 24 de marzo. Laje es quien expone más claramente en la Argentina el concepto de esa “Batalla cultural” en la que está embarcado tanto el gobierno del presidente Milei, como otros movimientos de la llamada “Nueva derecha” en todo el mundo (“libertarios anti-progresistas, conservadores, tradicionalistas y patriotas”, resume Laje). Y, paradoja, para ello Laje se basa esencialmente en teóricos de izquierda como Gramsci, la escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer), Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. (No tan paradójico: mi madre, parafraseando no sé a quién, siempre nos decía “ojo, los extremos se tocan”).

Laje se centra en su análisis en el concepto marxista de Hegemonía, y en la importancia política de la cultura. En su libro “La batalla cultural – Reflexiones críticas para una nueva derecha”, afirma que en las izquierdas “se habla de revoluciones culturales, de deconstrucción, de «políticas identitarias», de «interseccionalidad», de sexo, de género, de raza, de etnias, de opresores y oprimidos, cada vez más definidos por la cultura en detrimento de la centralidad que alguna vez tuvo la economía en el discurso marxista. Porque la cultura, desde ya hace varias décadas, es sin duda el campo de los antagonismos políticos favoritos de las izquierdas hegemónicas.” Laje apunta a que las Nuevas Derechas compitan en la creación de hegemonía con esas “izquierdas hegemónicas”.

El mileísmo entonces ataca en principio a los artistas e intelectuales, y a otros sectores sociales (estudiantes, jubilados), a partir de una concepción que insiste en la subsidiaridad del Estado, al afirmar que este no debe entrometerse en los asuntos de los ciudadanos mientras estos puedan alcanzar sus objetivos. Se justifica así la disminución al mínimo de regulaciones estatales que apunten a la reducción de diferentes desigualdades o discriminaciones. (Tarea que Sturzenegger realiza con gran convicción) Pero el ataque no se debe solo a un criterio economicista de ahorro de recursos del estado, (criterio que me hace recordar esa frase que escuché otra vez en estos días: “Si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia”) sino que también apunta a combatir, en el contexto de la llamada Batalla Cultural, lo que las Nuevas Derechas denominan peyorativamente agenda “progre” o “wok” (o de “la izquierda hegemónica”). Que incluye, entre otras, las reivindicaciones del feminismo y del movimiento LGBTQ+, y de muchos sectores sociales menos favorecidos.

Y ese ataque implica tanto el retiro del Estado de ciertas políticas sociales, como la inundación del espectro mediático con eventos y acciones guerreras, mediante esa estrategia que el estratega trumpista Steve Bannon denominó “inundar la zona de mierda”. O sea: que el debate público se cubra de improperios y fake news, que la posverdad, la paranoia y las teorías del complot clausuren con su violencia discursiva cualquier posibilidad de debate político superador, y de consensos. Una verdadera batalla en la que desgraciadamente los tiros (simbólicos) seguirán sonando, y en la que el arte y la cultura de nuestro país se encuentran entre las víctimas principales.

(*) Escritor. Ingeniero.

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Una nueva etapa política

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Por Nicolás Marchiori 

 

Los cambios y las transformaciones son procesos dinámicos que están presentes en los sistemas políticos permanentemente. Conviven con una tendencia opuesta hacia la inmutabilidad, que podemos identificar en los mismos sistemas.

Podemos afirmar que los sistemas políticos tienen un carácter interactivo, esto quiere decir que su identidad dependerá de la interacción continua de múltiples elementos. Estos pueden ser internos o externos al sistema, en el último caso hablamos del entorno.

Esta característica de los sistemas crea un escenario en donde la capacidad de comunicarse e interactuar, con lo que ocurre en su entorno, se convierte en fundamental para que pueda alcanzar un buen desempeño. Dicho esto, la mayor o menor destreza que posean para comunicarse con el entorno, determinará su eficacia y su capacidad para
durar en el tiempo.

Las democracias han sido eficaces identificando los problemas y necesidades que existen en el entorno, pudiendo proponer mejoras y soluciones a las mismas. Las sociedades líquidas del presente demandan mayor capacidad de adaptabilidad a los cambios.

La apertura mental se transforma en un factor fundamental para transitar de manera exitosa estos tiempos, puesto que esa apertura permite contar con el poder de recibir nuevas ideas o experiencias con las que antes no contábamos. Nos libera del pasado, de viejos hábitos cerrados y sobre todo de pensamientos anacrónicos. Sin ello, no lograríamos alcanzar el desarrollo y el crecimiento como sociedad. El propio proceso evolutivo genera el desafío de abrir nuestras mentes, es inconcebible la posibilidad de evolucionar sin nuevas ideas que vayan dejando atrás viejos paradigmas.

Cuando se alcanza un cierto nivel de apertura mental crece la predisposición a escuchar otras opiniones y observar distintas versiones de los hechos. Ahora bien, esto de ninguna manera implica que las personas tengan que adaptarse a todo. Nos permite, sin perder nuestra esencia, estar dispuestos a dejar que otros nos aporten nuevas ideas o experiencias.

La historia de la humanidad se basa en la materialidad de la sociedad, en sus diversos elementos que han producido, los diferentes grupos sociales con determinados objetivos, en los hechos históricos regidos por sus leyes sociales.

Para estudiar el devenir histórico de las sociedades se utilizan diversas fuentes, con ello se elaboran la estructura de aquellas sociedades, pero regidas por leyes sociales, que explican la causalidad de los hechos históricos, los procesos de su desarrollo, sus relaciones sociales, su ideología, y lo más importante, su proceso de transformación.

Las sociedades que evolucionan son aquellas que demuestran apertura mental para dar paso a nuevos actores y nuevas ideas. Es allí donde es posible llevar adelante las transformaciones.

El pueblo, con sus acciones cotidianas, es el hacedor de la historia. Desde los primeros grupos humanos, los hombres que dirigen garantizan el éxito o fracaso del grupo. Dicho esto, surgen preguntas como: ¿por qué hay sociedades atrasadas con respecto a otras? o ¿por qué en unas hay mejores condiciones de desarrollarse que en otras? La respuesta es la misma para todas estas preguntas: dependen de los tipos de dirigentes que tienen.

En efecto, si esa clase dirigente sólo se preocupa por obedecer las órdenes impartidas desde afuera, manteniendo la dependencia, sometiendo a su pueblo a las decisiones externas, sin atreverse a sentar las bases de su desarrollo, su pueblo se mantendrá durante un largo tiempo en la dependencia y en la miseria; por el contrario, si los líderes defienden los intereses de esa sociedad por encima de cualquier otras cuestión o factor, el camino de la transformación será imparable. Bievenidos a la era del Misionerismo Neo.

* * *

Movimientos en el gabinete provincial

En la política, los gestos importan tanto como las decisiones. En las últimas horas, comenzaron a trascender lo que serían los primeros cambios en el gabinete del gobernador Passalacqua. Si bien aún resta la formalización de los primeros nombres, los trascendidos fueron leídos como señales claras, positivas y necesarias para este nuevo
tiempo político.

Uno de los nombres que se barajan es el de Carlos “Kako” Sartori para el Ministerio de Coordinación de Gabinete. Se trata de un intendente de mucha experiencia con un perfil político poco frecuente construído sobre los pilares de una trayectoria limpia y una fuerte legitimidad desde el territorio gracias a su cercanía con la gente. La llegada de Sartori
aportaría diálogo permanente y capacidad de real de resolución en un escenario en donde se anticipa un esquema de trabajo que tendrá a los intendentes como actores centrales de la toma de decisiones.

Por otra parte, en el Ministerio de Desarrollo Social también se anticipan cambios. El ministerio a cargo de Fernando Meza tendría dos caras nuevas: la ex diputada provincial Astrid Baetke sería la elegida por Passalacqua para estar al frente de la Subsecretaría de la Juventud, mientras que Manuel Sánchez que se viene desempeñando como Coordinador Operativo y tiene a su cargo la planificación y ejecución de programas sociales y asistenciales asumiría la Subsecretaría de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

El dato relevante de estos movimientos en el gabinete provincial es que se tratarían de una primera tanda, puesto que también ha trascendido de que habría una segunda etapa de reordenamiento para el mes de marzo, un detalle no menor que deja en claro que se trata de una estrategia pensada, gradual y con un horizonte bien claro.

Gobernabilidad por encima de las diferencias

El rol de la política en las sociedades es claro, apunta a la búsqueda y generación de espacios de encuentro, de compromiso. No hay lugar para los planteamientos binarios, los discursos polarizantes y las visiones maniqueas que han degradado a la política a tan bajos niveles de calidad y con pésimos resultados a la vista.

Sin estridencias ni grandes promesas, pero si asumiendo con mucha humildad y responsabilidad el compromiso de estar siempre al lado de los que lo necesitan, se abre la etapa de Misionerismo Neo que conceptualmente se podríamos resumirlo en la reivindicación del diálogo, la construcción de consensos y una gobernabilidad firme, sin
perder la identidad.

Con el recambio legislativo del pasado 10 de diciembre se abrió una nueva etapa en la política institucional de Misiones. Las elecciones legislativas provinciales del 8 de junio, en donde el Frente Renovador se impuso bajo el liderazgo de Sebastián Macías, configuraron un nuevo mapa político. La Cámara de Representantes comenzó a funcionar bajo un esquema inédito desde el regreso de la democracia que tiene como elemento saliente la convivencia de dos fuerzas políticas con peso propio, el Frente Renovador de la Concordia y La Libertad Avanza que se posicionó como segunda fuerza provincial.

Macías asumió la presidencia de la Cámara con la responsabilidad de escuchar y articular con todos los espacios opositores que estén dispuestos a trabajar por el bienestar de la provincia desde el Parlamento Misionero. Con un perfil político moderno, técnico y dialoguista, el nuevo Presidente simboliza una Legislatura abierta, estable y enfocada en soluciones concretas, lejos de la confrontación estéril que no genera ningún resultado positivo para la gente.

En la sesión especial del pasado 10 de diciembre, hubo un gesto que no pasó desapercibido y que fue muy valorado por todo el arco político. Carlos Rovira se levantó de su banca para saludar a cada uno de los legisladores opositores. En un país atravesado por la polarización extrema, el agravio permanente y la descalificación, el accionar del conductor de la Renovación fue interpretado como una señal muy potente que resume este nuevo tiempo político en donde el consenso, la concordia y la construcción del diálogo serán los protagonistas. Este nuevo escenario tiene en Carlos Rovira a un articulador central que, con visión estratégica, viene impulsando un diálogo coherente con la Nación en donde en donde Misiones reclama con firmeza que se salden las deudas pendientes y que se respete su autonomía.

(*) Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer (Alemania) y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político (Colombia).

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Opinión

El derecho a llegar al río: qué es y por qué importa el camino de sirga

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Por Lino Armando López Torres

@LópezTorres

La relación entra la sociedad y el ambiente parte de una idea sencilla; la conducta humana puede modificar las condiciones de existencia de los seres vivos. Por lo tanto, el derecho —definámoslo aquí simplemente como conjunto de normas — puede (y debe) regular esa conducta a los fines de que ella no afecte la vida de las personas. En este sentido, el derecho ambiental es un derecho humano — si nos importa el árbol no es por el árbol en sí mismo, sino porque su existencia beneficia la vida humana —. La Constitución Nacional (1994) en su art. 41 recepta el derecho a un ambiente sano, contemplando el principio del desarrollo sostenible. Esta es una ética que reposa sobre un postulado de equidad interjurisdiccional e intergeneracional.

La normativa ambiental cristaliza el modelo de cómo una sociedad define el acceso y uso de sus recursos naturales. El nuevo código civil (2015) reconoce esa cláusula constitucional en términos prácticos (política ambiental). En su afán por emprender un camino tendiente a la des mercantilización de la naturaleza, da una especial atención a lo público por sobre lo privado y a lo colectivo por sobre lo individual. El código menciona los derechos de incidencia colectiva (art. 14), aclarando que la ley de ninguna manera ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales cuando estos puedan afectar el ambiente, además de mencionar el funcionamiento de los ecosistemas, la flora y fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales y el paisaje (art. 240). Sin embargo, en medio de estos avances, el Código introdujo un cambio que generó polémica: la reducción del llamado camino de sirga.

¿De qué se trata? El camino de sirga se encuentra en el capítulo correspondiente a los límites al dominio, cuyo objetivo es permitir sirgar, esto es, remolcar o arrastrar una embarcación desde la orilla. Se aplica a cursos de agua navegables y consiste en una franja de terreno que paso de 35 metros a solo 15 desde la línea de ribera. Aunque es propiedad privada, el propietario no puede realizar en él ningún acto (ejemplo construcciones) que menoscabe la actividad del transporte fluvial. Parte de la doctrina, desde un enfoque que observa el ordenamiento jurídico integral, ha dicho que esa actividad no solo se debe reducir al transporte, sino también a la pesca y al esparcimiento. Lo que hay que entender es que el río es un bien de dominio público (art. 235) y por ende se debe permitir el acceso a él. Para el derecho no es aceptable el acceso a determinado espacio del río, debe ser sobre su totalidad.

La reducción del camino de sirga llegó en un país donde las denuncias por su incumplimiento ya era moneda corriente. Con la legislación actual, en parte se legitima esas prácticas de obstrucción por parte de los propietarios. Para mencionar un caso extremo: en 2006, Cristian González y dos amigos fueron a pescar a la orilla del río Quilquihue; desde las cabañas Andina les dispararon tiros intimidatorios, y cuando Cristian pidió explicaciones, el guardia privado Horacio Calderón le efectuó un disparo mortal en el cuello. En la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, también abundan los ejemplos. En varias zonas, no solo no se ha respetado el camino de sirga, sino que directamente se han privatizado bienes públicos. Un caso emblemático es lo que sucede con el “montecito” de villa cabello; una reserva urbana ambiental en beneficio de un club privado.

El impedimento ciudadano del acceso a un bien público como el río tiene una vinculación fuerte entre democracia y derecho. La posibilidad de garantizar un ambiente sano y equilibrado para el desarrollo humano, así como la preservación al patrimonio natural y cultural, aumenta cuando la sociedad puede ejercer control sobre esos espacios; y para ello, necesariamente debe poder habitarlos. A pesar de todo, el código, deja una puerta abierta. El último párrafo del artículo atinente al camino de sirga dice lo siguiente: (…) “Todo perjudicado puede pedir que se remuevan los efectos de los actos violatorios de este artículo” Lo que significa que cualquier afectado puede demandar judicialmente al propietario por acción y al Estado por omisión. Bastaría hacerlo para ver qué pasa.

Referencias:

Pohl Schnake, V., Mantegna, S., & del Llano, T. (2019). Bienes comunes y conflictos socio-ambientales en torno a la segmentación normativa del territorio a partir del Código Civil y Comercial de la Nación vigente desde 2015. VII Congreso Nacional de Geografía de Universidades Públicas y XXI Jornadas de Geografía de la UNLP, La Plata, Argentina.

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Opinión

Una Legislatura distinta para una provincia que nunca aceptó improvisaciones

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Por Diego René Martín

 

El 10 de diciembre va a marcar bastante más que el recambio legislativo de cada año: va a abrir una etapa nueva en la política institucional de Misiones, de esas que no se entienden mirando la superficie. Con la asunción de los diputados electos el 8 de junio, la Legislatura va a pasar a un esquema que no se vio desde el regreso de la democracia: dos fuerzas mayoritarias con peso real conviviendo en un mismo recinto. El Frente Renovador de la Concordia, que ganó la elección provincial con Sebastián Macías como cabeza de lista, y La Libertad Avanza, que entró segunda pero con volumen político propio y ahora se ve obligada a traducir discurso, mucho post en X y arenga en reels de Instagram en responsabilidad institucional.

Para algunos, la postal alcanza para imaginar un ring. Para la Renovación, que siempre prefirió el método antes que el caos, la lectura es otra: en Misiones no hay margen para improvisadores profesionales. La presencia de ambos espacios va a obligar a construir una dinámica donde el diálogo deje de ser una palabra linda y pase a ser la única manera de que la provincia no quede rehén del desorden nacional.

Sebastián Macías llega con un capital político que, a nivel nacional, escasea como si fuera especie en extinción. No solo encabezó la lista más votada: con él la Renovación logró lo que en gran parte del país nadie pudo hacer, vencer a La Libertad Avanza en su propio momento de mayor expansión. Llegó con una gestión intensa en Vialidad Provincial que transformó ciudades, abrió caminos, llevó conectividad y desarrollo a municipios que antes no figuraban en el GPS de nadie. Su recorrido lo ubica en ese estante, chiquito, de los renovadores que mezclan territorio, obra, vecinos y algo que hoy parece revolucionario: resultados. No hay un solo renovador que niegue que quedan muchas cosas pendientes, pero tampoco hay nadie que pueda negar que, en un contexto de escasez, se hizo mucho.

En paralelo, la relación política entre la Renovación y La Libertad Avanza tomó un tono que a algunos les molesta, a otros sorprende y a varios les hace ruido porque rompe con esa voluntad, de algunos tribuneros, del “todos contra todos”. Desde la visita de Diego Santilli, el vínculo adquirió pragmatismo. Las fotos no fueron casuales: la Nación necesita de Misiones, y Misiones espera hace demasiados años que se empiecen a saldar deudas históricas. Y como las sorpresas son gratuitas, pareciera ser que puede que un gobierno libertario las salde. Regalías energéticas, fondos previsionales que ANSES no manda, obras estratégicas, recursos viales, compromisos de coparticipación. No son caprichos: son derechos. Y Santilli reconoció el orden administrativo de la provincia y su estabilidad institucional, que en criollo es lo mismo que decir que Misiones hace los deberes.

Incluso en pleno enfriamiento económico, el gobierno provincial eligió sostener una relación institucional respetuosa con la gestión de Javier Milei. No por devoción, pero alguien tiene que mantener una ventana abierta mientras la Casa Rosada cierra puertas, recorta partidas y explica el ajuste como si fuera una revelación divina. Si la Argentina vive a volantazos, el interior no puede darse el lujo de seguir la coreografía.

En ese contexto, Hugo Passalacqua, como figura de estabilidad parece un regalo caído del cielo para los desprevenidos y los que no se acuerdan del discurso de Carlos Rovira en la Casa del Militante el domingo tras las elecciones de 2019. Hugo destaca y aporta esa estabilidad no desde la estridencia, sino desde la presencia. La política argentina suele confundir protagonismo con volumen: se habla más de quien grita que de quien gestiona. De quién postea más, de quién tiene más likes y seguidores. Misiones hace rato que eligió otro camino y sostuvo programas sociales, garantizó servicios esenciales y contuvo sectores productivos golpeados por costos que suben y demanda que cae. Esa previsibilidad no se improvisa: se trabaja. En un país donde cada semana se reescribe el tablero político, sostener un rumbo ya es un mérito.

Mientras tanto, los datos del país muestran un retrato duro: ventas minoristas en baja, combustibles con otro retroceso en ventas pero con aumentos semanales en precios, inflación que no cede en alimentos ni tarifas, caída productiva en el NEA y un mercado laboral al que le llegó un invierno brutal. En Misiones, se siente en el comercio debilitado, en la industria yerbatera asfixiada por la desregulación, en los alquileres atrasados, en las expensas impagas, en la construcción que amaga. A días del brindis de Navidad, lo que domina no es el espíritu festivo, sino la preocupación y pareciera que vamos a escuchar más suspiros que descorches.

En este contexto, el 10 de diciembre no va a ser un acto protocolar más. Va a ser el inicio de una Legislatura que tiene que, obligadamente, leer con madurez una realidad política y económica que no espera a nadie. La convivencia entre el Frente Renovador y La Libertad Avanza va a exigirle, a ambos, acuerdos concretos, responsabilidad y un compromiso directo con las necesidades reales de la gente, no con el algoritmo.

Se viene un verano intenso, político e institucional. Un tiempo para ordenar prioridades, gestionar ante Nación y donde la Renovación tiene que sostener lo que definió al misionerismo durante dos décadas: planificación, estabilidad, cercanía y coherencia. Sin épica innecesaria: con trabajo. Una nueva etapa donde el país decide en qué dirección quiere, o puede, ir.

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