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“El avión caía en picada”: el relato de pasajeros de la nave dañada

Andrea Guzmán y José Luis Blotta viajaban en el vuelo de LATAM que debió desviarse a Ezeiza. Contaron cómo fueron esos minutos dramáticos que se vivieron arriba del avión. Los pasajeros del vuelo de Latam aterrizó de emergencia en Ezeiza tras atravesar una tormenta de granizo.
Andrea Guzmán (43) y José Luis Blotta (59) son un matrimonio mendocino que viajaba en el vuelo LA 850 (Airbus 320) de LATAM, que ayer partió de San Pablo con destino a Santiago de Chile y que por una tormenta de granizo tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Ezeiza. La pareja volvía de unas vacaciones placenteras en Natal. “El avión cayó más de un minuto en picada. Fue peor que estar descendiendo una montaña rusa, parecía una película de terror. Fue horroroso”, dice José Luis, que no recuerda otra experiencia más espeluznante en su vida. “Pensé que era el final, que ya no iba a volver a ver mi hija”, confiesa.
Su mujer Andrea tiembla y tiene palpitaciones al relatar a Clarín los momentos dramáticos que vivieron los cerca de 186 pasajeros, entre los que había argentinos, chilenos, brasileños y japoneses.
Salieron a las 2 del miércoles desde el aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo. José Luis y Andrea iban sentados en la puerta de emergencia, asientos 12B y 12C. Las azafatas alcanzaron a servir la cena, un sándwich y postre de limón. A los 40 minutos empezó la turbulencia y el piloto avisó que “íbamos a entrar en mar de turbulencias”, según recuerda Andrea.
“Me había quedado dormida cuando empezó a llover y comienzan a verse los rayos y a sentirse el granizo golpeando sobre el avión. Me desperté cuando el avión descendió como si cayera en un pozo de 300 metros y le dije a mi marido: “sentiste eso”, ante la inestabilidad de la nave. Seguía lloviendo y los pasajeros empezaron a inquietarse por la turbulencia. “Ya nadie dormía y algunos rezábamos.
Pero lo peor todavía no llegaba”, cuenta con angustia Andrea. Fue entonces cuando la trompa del avión desciende y empieza a caer en picada, aproximadamente 1.500 metros. “El avión se pone de lado, tipo montaña rusa. Y empieza a caer de punta. Fue de terror, descendíamos como si nos fuéramos en picada al mar”, dice Andrea, que abrazó a su esposo y le gritaba: “nos caemos, nos caemos”.
José Luis recuerda que, en esa caída, que duró cerca de 90 segundos, los pasajeros gritaban, lloraban, rezaban en distintos idiomas, incluido el japonés (San Pablo alberga a la colonia más grande de japoneses en el mundo)”.
Entre todos los viajeros, se oyó una voz femenina, potente: “Una mujer que comenzó a rezar en portugués el padre nuestro, el avemaría y el credo, mientras varios se pusieron a rezar con ella”, relata Andrea, en lo que fueron los minutos más dramáticos . También ella entró en pánico: “Me puse a gritar y a rezar como loca”.
Otra pasajera, trató de calmarla: “Me hablaba en portugués y nos decía que nos tranquilizáramos, que si entre todos teníamos fe, íbamos a sobrevivir”.
La mendocina, que junto a su marido tienen un estudio contable, recuerda que cuando el avión descendía en picada creyó que iban a morir. Solo atinó a abrazar más fuerte a su marido: “Cerré los ojos, lloraba, rezaba y rogaba que mi mamá que estaba en su casa durmiendo, se despertara y se pusiera a rezar conmigo”.
Una reacción similar tuvieron otros pasajeros. Una mamá que iba con su hijo de cuatro años, se le tiró encima con medio cuerpo como protegiéndolo. Otros pasajeros se ubicaron en posición fetal con la cabeza entre las piernas para amortiguar un posible golpe.
La pesadilla comienza a esfumarse cuando el piloto logra estabilizar la trompa del avión y, aunque aún seguía la turbulencia, ya no caían. “Cuando remontó el avión me reincorporé en el asiento y me doy cuenta que me costaba respirar de la tensión que viví”, recuerda la mendocina. A su lado, otros pasajeros vomitaban, lloraban y seguían rezando. Recién entonces notaron que el carro de comida “había volado”, que se abrieron los porta equipajes y que cayeron bolsos y abrigos .
Cuando el avión se estabilizó, el piloto avisó que iba a cambiar el rumbo a Ezeiza, Buenos Aires. Pero José Luis dice que al comandante “le costó sacar el tren de aterrizaje del lado izquierdo, donde íbamos sentados”. Y recordó que, si bien fue un aterrizaje tranquilo, “el avión quedó en la misma pista y lo tuvieron que remolcar”. La trompa de la nave y el parabrisas quedaron dañados por el granizo.
Cerca de las 5 de la mañana de ayer miércoles, el avión de LATAM pisó suelo argentino. Los aguardaba un camión de bomberos y tres ambulancias. Los pasajeros tuvieron que esperar que vaciaran el equipaje de la bodega que estaba movido para un lado y después los hicieron bajar, “por la puerta de atrás porque adelante estaba roto”, dice Andrea.
Al descender de la aeronave, los pasajeros se abrazaban y lloraban. “Todos decían que nunca habían vivido algo tan grave en un vuelo”, relatan José Luis y Andrea. Nadie de la empresa les explicó qué había ocurrido. Recuerdan que cuando aterrizaron y empezaron a aplaudir a la tripulación, las azafatas no pudieron contener el llanto, querían agradecer los aplausos pero se les cortaba la voz. Para el matrimonio, ese instante, fue como el fin de una película de terror: “Nos miramos y dijimos: estamos vivos”.
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El CGE sancionó al docente de la Comercio 8 acusado de abuso

Luego de que un grupo de estudiantes realizara una protesta en la Escuela de Comercio 8 “Granadero Lorenzo Napurey”, de Miguel Lanús, repudiando la presunta reincorporación del profesor de Matemáticas Roberto Luis D. acusado por acoso y abuso contra estudiantes, el Consejo General de Educación (CGE) decidió sancionar al docente con 90 días de suspensión y cambio de función.
La medida incluye la “no remuneración” durante dicho período y el “traslado definitivo” a un cargo “sin contacto con niños, niñas ni adolescentes”.
Las denuncias de los estudiantes, padres y docentes tuvieron lugar entre los años 2018 y 2021, y ante el inminente reintegro a la institución, los estudiantes decidieron realizar una sentada en el patio interno, ayer en horas de la mañana, en rechazo de su posible regreso a las aulas.
Ante el impacto de la medida de fuerza, el CGE realizó un sumario administrativo y emitió la resolución Nº 843/25 que establece la sanción por 90 días de suspensión -sin goce de haberes- y el retiro definitivo, lo que lo inhabilitará a ejercer como docente, tanto en la Comercio 8 como en cualquier otro establecimiento de la provincia.
En tanto, el caso caratulado como “abuso sexual simple” es investigado por el Juzgado de Instrucción N° 3 de Posadas a cargo del juez Fernando Verón.
Protestan contra profesor acusado de abuso en la Comercio 8 de Posadas
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Protestan contra profesor acusado de abuso en la Comercio 8 de Posadas

Estudiantes de la Escuela de Comercio 8 “Granadero Lorenzo Napurey”, de Miguel Lanús, repudian el reintegro de un profesor de Matemáticas acusado por “acoso, abuso verbal y físico” contra varias estudiantes entre los años 2018 y 2021.
“Hoy realizamos una protesta porque el colegio volvió a permitir el reingreso a un profesor que tiene antecedentes y denuncias por acoso y abuso contra varias alumnas. Este caso se había hecho muy popular porque una alumna había intentado suicidarse en ese entonces”, relató una de las estudiantes.
Y lamentó: “El centro directivo no hacía nada y los padres de la chica que intentó quitarse la vida tampoco le creían”.
La medida de protesta inició esta mañana y se extenderá a lo largo de la semana en la institución educativa, ubicada en avenida Las Palmeras casi ruta 12 del barrio Miguel Lanús de la capital provincial.
“Hoy era la fecha de reingreso de este profesor, se hizo la protesta, pero el profesor no apareció, así que toda esta semana mantendremos la manifestación”.
El docente apuntado fue identificado como Roberto Luis D., quien da cátedra de Matemáticas.
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Ni Una Menos, diez años: “Significa ser libre, no tener miedo y derecho a vivir”

En la tarde de hoy, más de un centenar de mujeres se apostaron frente al Mástil de la avenida Mitre para marchar hacia la plaza 9 de Julio de Posadas en el décimo aniversario del Ni Una Menos en Argentina, a fin de “concientizar y luchar contra la violencia de género” y el “socavamiento de políticas públicas por parte del Gobierno nacional y provincial”.
Independientes, docentes universitarias, estudiantes, empleadas nucleadas en la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), referentes del Polo Obrero, entre otras banderas sociales y políticas, dejaron fuertes mensajes aludiendo a la pérdida de fuentes de trabajo, recortes en el sector educativo y programas de salud que fueron eliminados, lo que calificaron como “violencia laboral, económica y psicológica”.
“Vamos a seguir luchando por los derechos colectivos de esas compañeras que hoy necesitan el cese de la violencia por parte de las instituciones públicas; un salario digno, condiciones laborales, por eso hoy también marchamos, para decir basta de injusticia, basta de violencia en nuestros hospitales públicos en Misiones”, enfatizó Mónica Gurina mientras la columna de manifestantes se hacía paso frente al Ministerio de Salud.
Como cada año, la convocatoria también recordó a quienes fueron víctimas de violencia en su expresión más extrema, como Lucía Maidana, Tati Piñeiro, Soledad Machuca, Claudia Benítez y Jéssica Galeano, por nombrar solo algunas de las 56 víctimas de femicidio que registró Misiones desde la instauración del Ni Una Menos en el país.

Trabajadores del teatro también se encolumnaron en el Ni Una Menos
Pese a que en esta oportunidad hubo menor convocatoria, adjudicada a “la crisis económica” que “dificulta los traslados” y un contexto al que caracterizaron como “cruel y desalentador”, esta vez la marcha abrazó una nueva voz. Se trata de Maylen Silva (20), estudiante de Trabajo Social, quien asistió acompañada por una compañera de carrera.
Consultada por La Voz de Misiones, Silva reflexionó sobre los motivos que la impulsaron a sumarse: “Tuve muchas amigas que pasaron por experiencias que me hubiese gustado que puedan expresarlas. Para dar confianza a más chicas a que se animen a hablar y participar, que sepan que no están solas. A las que no se animan a hablar que sepan que hay gente que la está apoyando y defendiendo a pesar de que no tengan un entorno cercano que lo haga. Siento que estás marchas son muy importantes para que vean que estas situaciones se visibilizan”.
En cuanto a los logros del movimiento, resaltó: “Creo en lo que se está logrando, falta mucho, pero se está dejando de naturalizar la violencia. Estuvo por mucho tiempo naturalizada la violencia contra las mujeres y desde que arrancó el movimiento la gente comenzó a darse cuenta de que no está bien. Falta mucha justicia, mucha igualdad, muchos derechos por seguir conquistando, pero al menos hay un acompañamiento detrás de estás situaciones”.

A 12 años del hecho, el caso Lucía Maidana continúa impune sin avance judicial
Finalmente, compartió la apreciación de haber participado del Ni Una Menos por primera vez: “Me dejó la sensación de que nadie está solo, no estamos solas. Para mi Ni Una Menos significa ser libre, no tener miedo y el derecho a vivir”.
“Desguace de derechos” y “aumento de discursos de odio”
Como cada año, la docente universitaria Elena Maidana fue una de las referentes que acompañó la marcha en todo su recorrido. Frente a Casa de Gobierno se tomó unos minutos para dialogar con La Voz de Misiones y analizar la situación por la que atraviesan las mujeres y disidencias:
“Tanto a nivel nacional como a nivel provincial lo que se ve es un desguace profundo. Pensando en el Ni Una Menos, todas aquellas políticas de apoyo a las víctimas, programas como el Acompañar, las líneas para denunciar y hacer nexo; toda esa red que se había armado está prácticamente desguazada”.
Y agregó: “El programa ENIA para evitar los embarazos adolescentes fue uno de los primeros que desapareció, todo el personal quedó en la calle. Desapareció el ministerio y junto con él los programas, proyectos, espacios… entonces las consecuencias son nefastas”.
Al mismo tiempo, resaltó: “Tampoco hay información, no se produce información. Hasta el año antepasado se hacía un registro de los femicidios y en este momento ya no -salvo La Casa del Encuentro que es del propio movimiento feminista- en general no hay informes, oficiales mucho menos. Entonces, no hay información, no hay apoyo, no hay financiamiento y a eso agregale las acusaciones, los discursos de odio que alimentan y profundizan la crueldad machista”.
Al ser consultada sobre las formas y espacios disponibles para frenar el flagelo, mencionó “las mismas redes de apoyo y el trabajo que se hace desde los medios de comunicación alternativos que van generando discursos y acciones para, de algún modo, sostener. Se trata de resistir, persistir. El panorama es desalentador, pero al mismo tiempo es bueno porque tratamos de estar y sostener una lucha que tiene años. No hay otra que seguir sosteniendo la llamita y seguir pasando la llama de generación en generación”.
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