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Le diagnosticaron celiaquía de grande y enseña a cocinar para “ser felices”

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celiaquía

 

En el marco del Día Mundial de la Celiaquía, que se celebra este viernes 5 de mayo, la docente y productora regional Norma Mirta López conversó con La Voz de Misiones y contó cómo fue el paso de su severo cuadro médico a una vida sin gluten, dedicándose a la enseñanza de una cocina accesible para todos.

Celiaquía grado 4

Hoy con 53 años, Norma compartió que le diagnosticaron celiaquía de adulta, hace 12 años. Sin embargo, desde niña, y debido a no dar con el diagnóstico indicado, siempre presentó muchos problemas de salud: constipación crónica, altos niveles de anemia, desarreglos emocionales, pérdida de cabello y manchas en la piel. 

“Durante la edad adulta tuve embarazos muy complicados, tratados con muchas transfusiones. Comenzaba un embarazo con 53 kilos y tenía a mis hijos con 45 kilos”, explicó. 

“Hasta los 40 años más o menos continuaron los problemas hasta que di con el médico indicado, después de pasar por varios, y me encontró todas las características de una celíaca. Luego me diagnosticaron celiaquía grado 4”, comentó. 

Norma recordó que al comienzo fue muy angustiante, porque “uno está en un estado crítico de salud, anoréxica, anímica, muy sensible, depresiva, porque además yo era depresiva, hasta que encontrás personas que realmente entienden”.

Una oferta escasa, nula o inaccesible

La docente explicó que la primera diferencia y obstáculo que encontró al salir por primera vez al supermercado, luego de ser diagnosticada, fueron los productos excesivamente caros: “Casi no había productos ricos, frescos, aptos o eran muy caros”, exclamó. 

“Además, me sentía muy mal cuando tenía que consumir alimentos delante de mi familia, porque eran muy caros y no podía compartir con ellos”, recordó. 

Dado el contexto y las elevadas o escasas ofertas que proponía el mercado, Norma comenzó a capacitarse y aprender de manera autodidáctica y con cursos sobre comida básica y repostería sin gluten.  

“Fue todo un desafío cambiar las recetas con gluten por recetas libres de gluten. Después de mucha práctica, prepararme, leer mucho, asistir a cursos de nutrición, de manipulación de alimentos, de hábitos saludables, descubrí lo de la contaminación cruzada, que era más que importante en los celíacos muy crónicos”, aclaró.

“Más tarde, con mucho esfuerzo, me hice una sala de elaboración delante de mi casa para que no hubiera ningún contacto con otro tipo de alimento con gluten”, añadió. 

Compartir la experiencia

Una vez que se sintió segura, Norma comenzó a vender de a poco sus productos a través del emprendimiento que denominó Todo féculas y almidones. Asimismo, comenzó a trabajar y acercar su propuesta de enseñanza a diferentes instituciones.

“Me acerqué, por empezar, a la sede misionera de la Asociación de Celíacos Argentinos, la Feria Franca, después el Mercado Concentrador y el Ministerio de Salud Pública”, contó a La Voz de Misiones

“Como soy docente, comencé a buscar un espacio donde me dejaran enseñar gratis todo lo que había aprendido”, confesó. 

“Desde el 2017, en cada oportunidad donde me daban un cargo de cocina, yo destinaba uno de los días para enseñar sobre comidas aptas para celíacos. Limpiaba la cocina y enseñaba, aunque tuviera pocos alumnos, igual daba las clases”, comentó. 

Por aquellos tiempos, con el primer grupo del taller de cocina, conformó el grupo Celíacos Solidarios, con quienes presentaron varios proyectos y llevaron adelante acciones para ayudar otros celíacos: “Juntamos ingredientes, les enseñamos una cocina práctica, accesible”, expresó. 

Hoy en día, aunque ya pronta a jubilarse, Norma sigue enseñando en talleres certificados que tienen la duración de un año donde, tanto quienes poseen esta patología, como futuros nutricionistas, se acercan a aprender sobre cocina libre de gluten y la correcta manipulación de los alimentos. 

“Hay una lista de recetas, comenzamos con cosas sencillas: pan, pizza, panes de hamburguesas, masa de empanadas, tarta, ravioles, después seguimos con tortas, facturas, todo lo que puedan imaginar que comen las personas con Tacc (trigo, avena, cebada y centeno), nosotros lo hacemos sin”, afirmó la productora. 

gluten

La docente y su grupo.

Recuperar la salud y la calidad de vida

Frente al desconocimiento y los populares interrogantes de por qué hay que celebrar el Día del Celíaco si se trata de una enfermedad, la docente remarcó que “el celíaco que aprende a cocinar, a elegir sus alimentos, recupera la salud y la calidad de vida, es feliz”.

“Los estudiantes vienen con mucha ansiedad, angustiados, tristes, no les alcanza, pero a la tercera receta que ya comieron bien, que le salen bien los productos, son felices”, destacó. 

“Yo siempre les enseño que ellos tienen que saber existir de buena manera, el celíaco tiene derechos, pero también tiene que saber que la gente no tiene la obligación de saber todo, ellos tienen que enseñar de buena manera”, expresó Norma. 

El desconocimiento sigue latente

La docente afirma que, más allá de la reciente ampliación de la Ley de Celiaquía, aún existe mucha ignorancia respecto al tema. 

“Ahora se habla un poco más en las redes, la televisión, la radio, pero todavía falta mucho”, comenzó diciendo. 

“Es cierto que en estos tiempos la celiaquía es más conocida que en otros momentos, yo miro para atrás y veo que mi abuela posiblemente fue celíaca, pero nunca la diagnosticaron. Me acuerdo que tenía todas las características de una celíaca y vivía enferma”, recordó.  

Ley artesanal de acceso a los productos

Conforme a la correcta elaboración de los productos y la manipulación de los alimentos, Norma confesó que “hay personas que quieren lucrar con el tema de la celiaquía y los productos para celíacos y desconocen lo de la contaminación cruzada”.

“Piensan que por hacer comida saludable, pueden hacer comidas para celíacos dentro de las viandas, por ejemplo, y no saben que necesitan un ambiente exclusivo para comidas libres de gluten porque todo se contamina o puede llegar a contaminarse: la mesada, la esponja, el repasador”, expresó. 

“En los mercados hay muchos productos que vienen de otras provincias industrializados, pero también acá nosotros tenemos una ley artesanal que avala a los productores que cocinan sin gluten y que por supuesto tienen que estar controlados, analizados y certificados”, esclareció y añadió que, una vez que eso sucede, los productos pasan a conformar la lista de alimentos certificados por la Anmat.

“Yo tengo actualmente 20 productos analizados, certificados y registrados en Salud Pública y se venden en lugares exclusivos como el mercado concentrador”, explicó y añadió que “también tenemos graduado nuestro precio que tiene que ser accesible”.

“En otras provincias es caro el análisis porque les cobran la certificación del producto al emprendedor, eso no sucede acá en Misiones, estamos cubiertos, entra dentro del presupuesto de Salud de la provincia”, comentó. 

Sin embargo, aclaró que hay mucho desconocimiento respecto a ese proceso y que actualmente solo son 20 los productores cuyos productos están avalados, analizados y registrados tanto en Salud Pública como en el Anmat.

“De ese modo no solo van a vender más, sino que los celíacos van a comprar con confianza”, enfatizó. 

“La ley es de celíacos para celíacos, para que haya un menor riesgo de contaminación, el celíaco que produce y padece la patología sabe tiene que tener todos los cuidados para elaborar”, añadió. 

Ampliación de derechos en educación

Además de concientizar e informar a la población sobre esta enfermedad que afecta a muchas personas y que en ocasiones no cuenta con un diagnóstico certero, Norma compartió que también es muy importante educar. 

“Salud Pública y Educación tienen que garantizarle la cobertura al celíaco, sí, pero también tienen que enseñarle cómo producir sus alimentos”, remarcó. 

También recomendó que “lo más importante es socializar, acercarse a los grupos de celíacos, porque ahí termina la pesadilla y comienza una nueva vida”.

gluten

Sin gluten. Chipas recién salidas del horno.


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Bonpland y las ruinas de un emporio tabacalero

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Bonpland

Las ruinas dominan toda una esquina de Bonpland, a pocas cuadras del casco principal del pueblo, que debe su nombre al famoso naturalista francés y que el 18 de junio pasado celebró sus 130 años desde su fundación en 1894.

El conjunto ocupa algo más que una manzana e incluye una casona de estilo inglés que, aún abandonada, profanada y cercada por la vegetación, resiste el embate del olvido como una fortaleza de otro tiempo.

Los orígenes de las edificaciones que encienden el debate en el Bonpland de hoy, se pierden en la historia de este pueblo misionero que supo ser enclave tabacalero y conoció la bonanza de sus mejores días.

Destrucción

La casona de dos plantas es lo más antiguo del conjunto abandonado de Bonpland. Sus líneas exteriores y las características de la edificación, con gruesas paredes de piedra y finos detalles interiores, ubican su construcción en los primeros años del siglo 20.

De estilo modernista, la casona es austera de ornamentos y de gran funcionalidad interior, con espacios amplios y luminosos, varios baños y habitaciones que antaño estaban dotadas con lavatorios individuales.

La casona de estilo inglés resiste el embate del olvido como una fortaleza de otro tiempo.

Hoy, ingresar a la propiedad supone ir equipados para abrirse paso entre una vegetación espesa y espinosa, que avanza sobre la construcción, configurando un muro natural casi infranqueable.

Adentro, todo es destrucción. Los únicos vestigios del esplendor perdido son el piso de baldosas centenarias del zaguán de entrada, los zócalos de azulejos y los umbrales de mármol de Carrara. Todo lo demás fue arrancado de cuajo: puertas, ventanas, sanitarios, caños y artefactos eléctricos.

Adentro, impera la destrucción. Todo fue arrancado de cuajo.

Por todos lados hay grafitis: figuras, símbolos, nombres de furtivos visitantes, dibujados sobre las descascaradas paredes y que le dan al cuadro su definitivo toque distópico, propio de escenas sacadas de alguna película apocalíptica.

Gemelas

“Hay dos de esas casas en Misiones, la otra está en San Ignacio”, dice Ángel González, que habitó la propiedad durante tres años, entre 1997 y 2000, cuando llegó a Bonpland como encargado de una de las tabacaleras que explotó el complejo.

“Yo ocupaba la parte de abajo nomás”, cuenta el hombre a LVM. “Las paredes son anchas así, cada habitación tenía como una piletita”, describe González y apunta: “Era como un hotel para gente que venía de Europa”.

De estilo modernista, la construcción es austera de ornamentos exteriores y de gran funcionalidad interior.

Los años que González trabajó en la industria tabacalera, fueron los últimos de la época dorada de Bonpland. “Esto era como una ciudad muy importante, con bancos, restaurantes, estaciones de servicio, hoteles”, comenta.

“Traían el tabaco en carreta, en ponchada o suelto, en esos carros polacos”, ilustra y agrega: “Cuando estaba crecido el arroyo El Tigre o el otro, se quedaban semanas acá, y por eso había hoteles”.

“Este era el centro neurálgico del tabaco, acá estaban Nobleza Piccardo, Massalin Particulares”, cuenta González y apunta que todos los edificios que fueron reconvertidos en residencias estudiantiles “eran de industrias tabacaleras”.

Ejemplo

González, que hoy está jubilado, llegó a Bonpland a mediados de los años `90. Nobleza ya no estaba. Tampoco Massalin. Faltaba poco para la debacle que se abatió sobre los galpones y el pueblo, pero las expectativas por entonces eran inmejorables, según dice.

De origen posadeño, González se vinculó al mundo del tabaco en Garupá. “Empecé en 1984 a trabajar en tabaco en la empresa Alfader SRL, que tenía un galpón arreglado para tener el producto en tránsito, y una fábrica de cigarrillos en Posadas, en la calle Buenos Aires”, recuerda.

Trabajando allí, se convirtió en sindicalista y llegó a ocupar la Secretaría General del Sindicato de Obreros del Tabaco en la tierra colorada por varios años. De esa época, González recuerda a Ramón Gudiño, histórico titular de la CGT Misiones, de quien asegura aprendió “el arte de la dirigencia sindical”.

En Bonpland, la empresa de González se hizo con las instalaciones que Nobleza ocupó hasta que se fue del pueblo: él, fue el encargado de rediseñar el predio para el almacenamiento de unos dos millones de kilos de tabaco, de los tipos Criollo, Burley y Virginia.

Lo que queda de los galpones que supieron albergar uno de los últimos emporios tabacaleros de Bonpland.

“Era una época de mucha sequía, se prendían fuego los pinos. De Garupá veíamos la llama azul de los incendios”, relata González y argumenta: “Había que ser muy cuidadosos con nuestros galpones llenos de tabaco”.

La inversión funcionó hasta que la familia del empresario Osvaldo Otero abrió la sociedad a capitales europeos, que terminaron quedándose con todo el paquete, hasta que el predio fue tomado por los trabajadores en diciembre de 2007, en reclamo de salarios caídos e indemnizaciones.

González afirma que la medida de fuerza, que adquirió ribetes de pueblada en plena Navidad, selló la suerte de aquel último de los emporios tabacaleros que habían puesto a Bonpland en el mapa.

“No tenía que haber ocurrido nunca”, dice González y sentencia: “Esas ruinas quedaron como ejemplo de las cosas que no se deben hacer”.

El tiempo fue implacable con el conjunto de edificaciones abandonadas de Bonpland.

 


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Lucas García, de Alem a visitar 30 países y estar cara a cara con Putin

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Lucas Adrián García es oriundo de Leandro N Alem y a los 17 años tuvo la oportunidad de reunirse con el Papa Francisco en la Residencia de Santa Marta, en representación de los estudiantes argentinos, junto a otros cinco compañeros cuando cursaba el último año del colegio secundario, por lo que fue reconocido como “Joven Distinguido de la Ciudad”. Diez años más tarde, se encontró cara a cara con el presidente Vladimir Putin y vaticina un presente de “desarrollo y construcción de liderazgos” en tierras rusas, donde reside actualmente.

Desde muy joven, Lucas, despertó un gran interés por el campo político y las relaciones diplomáticas, por lo que una vez culminado el secundario, estudió y se graduó como técnico en Gestión Administrativa y Políticas Públicas en el Instituto Misionero de Estudios Superiores. Luego como licenciado en Gestión de Políticas Públicas por la Universidad Nacional de Tres de Febrero y finalmente como teólogo, en el año 2022.

Reunión con el Papa Francisco en la Residencia de Santa Marta. Año 2014

Además, cursó un profesorado en inglés hasta cuarto año, pero no logró graduarse debido a los “horarios laborales y constantes viajes a otros países”, de los que ya superó alrededor de 30 visitas, entre intercambios estudiantiles, parlamentos e invitaciones de universidades a distintas ciudades de Brasil, Paraguay, México, Suiza, Francia, Dubai, Costa Rica y Rusia, entre muchas otras.

Entrevistado por La Voz de Misiones, recordó: “Yo quería ser profesor, pero más tarde me di cuenta que tenía que tomar una decisión sobre mi futuro. Hoy no me arrepiento de haber estudiado inglés desde adolescente y después esa carrera, de la cual adquirí una herramienta fundamental para mi trabajo actual”.

De Alem al mundo

Sus primeras experiencias laborales se dieron en organismos públicos nacionales con sede en Misiones, como parte del equipo técnico de coordinación de la Beca Progresar, luego en el Centro de Estudios Regionales del Instituto Misionero de Estudios Superiores (IMES) y en un Centro Integrador Comunitario de la Municipalidad de Alem.

También fue partícipe de la fundación del Hub Posadas de la Comunidad Global Shapers, una iniciativa del Foro Económico Mundial con sede en Suiza. Se trata de una red mundial de jóvenes líderes destacados. “Hoy no estoy vinculado con la organización porque para ser miembro debes vivir en la ciudad, en ese tiempo vivía Posadas. Tuve la oportunidad de representar al Hub en la sede del Foro Económico Mundial y también fuimos a la ONU en Ginebra”, detalló.

A lo que agregó: “Esta ONG tiene pocos centros en Argentina y cada uno funciona de manera independiente, el primero fue fundado hace muchos años en Buenos Aires por Martín Lousteau. Y cuando conocí esta comunidad decidí fundar un espacio para los jóvenes talentosos de Posadas. Hoy hay muchos jóvenes que son miembros y ya por tercer año consecutivo alguien de Misiones llega a la sede del Foro Económico Mundial para la cumbre de la comunidad mundial”.

También fue contratado por el Silicon Misiones para trabajar como consultor de proyectos y responsable de la institucionalización de los ODS, foro de jóvenes que fundó en el año 2018 en la Cámara de Representantes. Luego continuó dando charlas en las escuelas y empresas de los diferentes municipios y en el año 2022, decidió entregar el liderazgo a otros jóvenes.

Cara a cara con Putin

El pasado lunes 8 de julio Lucas recibió una medalla y diploma firmado por Vladimir Putin, como presidente del Comité Nacional Preparatorio de Argentina, durante el III Congreso del Consejo Internacional de la Dirección del Festival al que asistieron ministros de juventud, diplomáticos y representantes de los Comités Nacionales de 117 países. Horas más tarde de ese mismo día tuvo la oportunidad de reunirse con el presidente en Moscú.

Sobre esa experiencia, enfatizó: “Significó muchísimo para mi este encuentro, más allá del reconocimiento por el trabajo realizado, la medalla y el diploma firmado por el presidente, que es algo que logramos con mucho esfuerzo. Es muy impresionante tener la posibilidad de no solo saludar, sino hablar por muchos minutos con uno de los líderes políticos más importantes del mundo”.

Sin embargo, reconoció que no fue la primera vez que estuvo tan cerca del líder ruso, sino que: “Fue la cuarta vez que he visto y escuchado al presidente en vivo en nueve meses. En la Conferencia Parlamentaria del año pasado, en el Festival Mundial de la Juventud en marzo, también tuve la oportunidad de hacerle una pregunta en un foro y el 18 de marzo- después de haber ganado las elecciones- fui invitado a asistir a su discurso en la Plaza Roja”.

Medalla de reconocimiento entregada por Sergei Kriyenko, Primer Jefe Adjunto de la Administración Presidencial de Rusia

Al recordar el encuentro del 8 de julio, agregó “Con mis colegas hablábamos de que no es fácil dimensionar todo en el momento, porque hacía pocos días él presidente había estado con los líderes en Vietnam, Corea del Norte y al día siguiente de la reunión con él, se reunió con el primer ministro de India. Por eso nos sorprendió que en medio de toda su agenda nos recibiera y escuchara”.

En esa oportunidad aprovecharon para adelantarle detalles de los nuevos proyectos de cooperación que están creando en el marco del Consejo Internacional de la Dirección del Festival Mundial de la Juventud: “Hoy es la única plataforma que une a los jóvenes dentro de sus países y claro, con Rusia”.

Una vez planteado el proyecto, Lucas aseguró que “cuando se fueron las cámaras el presidente se quedó unos minutos hablando con nosotros sobre nuestros países y nos respondió otras preguntas que le hicimos”.

Planes a futuro

Lucas lleva apenas algunas semanas residiendo en Rusia, desde donde se propone continuar su formación profesional y personal: “Para que a mi regreso a la Argentina pueda servirle a mi patria de manera eficiente y eficaz en el campo político y/o diplomático, teniendo en cuenta que hay una nueva visión multipolar de las relaciones internacionales”, afirmó.

El primer paso, será aprender ruso a través de una beca universitaria que conjuga herramientas de liderazgo: “Mientras trabajamos en pro de nuevas oportunidades de cooperación entre nuestros países”, refirió aludiendo a su país natal.

De esta manera, el fundador del Foro ODS misionero, continúa trabajando en la agenda de la juventud y el fortalecimiento de liderazgos personales y políticos.


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Helmuth Pudor, el misionero que luchó en la Segunda Guerra Mundial para Hitler

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Helmuth Pudor

Nadie oyó hablar de Helmuth Pudor en Bonpland. Tampoco parece haber rastro en el pueblo del apellido de esa familia de colonos alemanes que anotó su nombre en la efeméride de una de las operaciones militares más grandes en la historia de la guerra moderna: la Operación Barbarroja.

Helmuth tenía 23 años, la madrugada de aquel domingo 22 de junio de 1941, cuando las fuerzas alemanas invadieron la Unión Soviética, sin saber que estaban sellando el destino del Reich de los Mil Años, que había fascinado al joven colono desde la (a esa hora, lejana) adolescencia en Misiones.

El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi invade la Unión Soviética. Era el comienzo de la Operación Barbarroja.

Llevaba dos años en la guerra. Había combatido ya en todos los frentes, en una unidad de fusileros motorizados en la invasión de Polonia, el 1 de septiembre de 1939; en el ataque a Francia, al año siguiente; como operador de radio de la Lutwaffe, la fuerza aérea alemana, había volado en misiones de bombardeo en la invasión de Creta y los Balcanes, y luchado contra cazas ingleses, en 1941.

Incluso, había sido condecorado por esas acciones con la Cruz de Hierro de Segunda Clase, que llevaba en el pecho esa noche de junio, volando como parte de la tripulación de uno de los cientos bombarderos Dornier (Do) 17, que se dirigían a atacar los primeros objetivos soviéticos, en una operación que se prolongaría por otros tres largos años de combates sangrientos y épicas batallas, que inscribirían también sus nombres en la historia.

Sin rastros

No queda rastro de Helmuth en el Bonpland de hoy, que discurre apacible entre las verdes serranías y apenas conserva unos pocos edificios de la época en que la familia del joven soldado de Hitler se instaló allí.

Imposible saber si la madrugada de la Operación Barbarroja, cuando volaba sobre la inmensidad de la estepa rusa en un avión cargado de bombas, el joven colono alcanzó a pensar siquiera por un instante en la selva misionera y sus sonidos, reproduciéndose en su interminable ciclo a miles de kilómetros de distancia.

Según el historiador Julio B. Mutti, en su libro Nazis Argentinos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial, los Pudor era una entre las miles de familias de colonos alemanes que llegaron al país en 1925, a bordo de un barco famoso en la época: el Monte Oliva.

Los Pudor: Adalbrecht, de 46 años, y su esposa Hanna, de 35, llegaron a Misiones con tres hijos, Helmuth, Ekkhard y Sabine, de 10, 4 y 2 años.

El vapor Monte Oliva.

Los Pudor echaron raíces en el pueblo de Bonpland, no muy lejos de Oberá, en la actual provincia de Misiones y, según los archivos de la Unión Alemana de Gremios, de la cual Adalbrecht era miembro, se dedicaron casi de inmediato a la agricultura”, escribe Mutti.

Helmuth Pudor tenía apenas 10 años cuando vio por primera vez a la inmensa e inacabable geografía argentina, con sus insondables campos apenas poblados por un puñado de hombres y mujeres de orígenes y nacionalidades heterogéneas”, relata el autor.

Mutti, cita una publicación de la revista de la Unión Germánica en Argentina, Der Bund, donde se señala que a los 14 años, en 1929, el mayor de los Pudor, nacido el 13 de mayo de 1915 en Berlín, ya formaba parte del entonces incipiente movimiento nazi en el país, cuatro años antes de que Adolfo Hitler llegara al poder en Alemania y terminara incendiando el mundo.

Debemos entender que había ingresado en las clásicas actividades juveniles de la comunidad alemana de época, inspiradas o casi iguales a las Juventudes Hitlerianas de Alemania”, escribe el historiador.

Por otros registros, es posible también saber de múltiples eventos de grupos juveniles alemanes en varias localidades misioneras, como Oberá, Eldorado, San Javier, entre otras, a la par de la circulación de publicaciones alemanas editadas en el país, que reflejaban la época que se vivía en la “madre patria” con el ascenso de los nazis al poder.

De hecho, en 2020, el Centro Simón Wiesenthal hizo pública una lista de 12.000 nazis argentinos que contribuyeron al esfuerzo de guerra de Hitler, desde antes, incluso, de la creación del Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán, en Buenos Aires, en 1931, entre los que se cuentan muchos colonos alemanes radicados en la tierra colorada.

El historiador Julio B. Mutti, con su libro Nazis argentinos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial.

Decidido a regresar a Alemania, Helmuth dejó Bonpland en 1932, a los 17 años. En su libro, Mutti compara el viaje con una “odisea” y reconstruye el itinerario, de casi dos años, del muchacho de inconfundibles rasgos germánicos, criado en Misiones.

Primero, se dirigió a San Javier y cruzó la frontera hacia Brasil, donde trabajó de panadero y en varios otros empleos para abrirse camino hacia el océano Atlántico”, escribe Mutti.

“Pasó por Santos y Ríos de Janeiro”, agrega el historiador. Señala que al cabo de unos meses en la capital carioca, en 1934 se embarcó como cocinero en otro trasatlántico famoso entonces, el Monte Sarmiento, que lo desembarcó en Hamburgo, el puerto de donde había salido con su familia hacia la Argentina nueve años antes.

Cuenta Mutti, que en Berlín, Helmuth, probó incierta suerte en diversos oficios, hasta que, llevado por el clima de fervor nacionalsocialista, se alistó en el ejército, que se entrenaba a la par del rearme alemán para la guerra que se avecinaba.

Lápiz volador

La noche de la Operación Barbarroja, Helmuth, estaba a cargo de la radio del avión, un bimotor pequeño apodado “lápiz volador”, y cuyo bautismo de fuego había sido en la Guerra Civil Española, en 1937.

Señala Mutti, que el avión de Helmuth integraba el 8° Escuadrón, del III Grupo de Bombarderos de la Lutwaffe, la fuerza aérea alemana.

Pasaron los primeros días de los confusos y mortales combates entre las fuerzas bolcheviques y alemanas”, relata el historiador y añade: “La batalla estaba en los más álgido y no había descanso, cada día y casi a cada hora había una misión de bombardeo tras las líneas enemigas”.

Por tierra, el avance alemán se abría paso dificultosamente, en una encarnizada lucha contra los elementos y un ejército rojo que peleaba el terreno palmo a palmo, con absoluto desprecio por la propia vida, en escenas dignas de la hazaña.

A esas tempranas horas de la invasión, iba quedando claro que lo que Hitler imaginó como un paseo hacia Moscú, otro blitzkrieg de fuego de su afán de conquista, iría finalmente a estrellarse con la heroica resistencia soviética que ya se hacía sentir.

Bombardero Dornier Do 17, volando en el frente ruso, en 1941

Cuenta Mutti, que a las 9,30 de la mañana, del 24 de junio de 1941, el avión de Helmuth fue alcanzado por la artillería antiaérea rusa: “El avión siguió volando, malherido, envuelto en humo y amenazando con desplomarse al suelo”, escribe el autor.

Dice que en medio del caos, el comandante de la nave instó al joven Helmuth a que saltara en paracaídas. “Helmuth abrió la escotilla y miró hacia abajo”, escribe Mutti. El avión había perdido altura y volaba al alcance de los disparos de armas livianas que rebotaban por todo el fuselaje.

Helmuth, saltó cerca de Stopce, Eslovenia. El joven colono de Bonpland no tuvo suerte esa mañana: el  paracaídas no se abrió y Helmuth murió estrellado contra la estepa eslovena. Cuenta Mutti, que sus padres en Misiones tardaron tres meses en recibir la noticia de la caída en combate de su hijo.

Certificado de defunción del joven soldado nazi, de Bonpland.

 

@lavozdemisiones

Helmuth Pudor, el misionero de origen alemán que luchó en la Segunda Guerra Mundial para Hitler. Vivía en Bonpland y en 1932 viajó a Alemania. #LaVozdeMisiones #Guerra #Alemania #Misiones

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