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La militancia y el escenario: el libro sobre el director teatral Luis Andrada

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Tiki y Luis

“Luis Gonzaga Andrada, el Militante Teatral” se llama el libro inédito que escribió la dramaturga Lilia Marien Tiki Marchesini y que se publicará este año, después de ser seleccionado por el jurado editorial del Instituto Nacional de Teatro (INT). Está conformada por sus memorias, anécdotas y entrevistas a familiares del director teatral que el viernes pasado, 12 de enero, hubiera cumplido 95 años. “Era un amante, como dice la investigación, del teatro, la cultura y el peronismo. Y aparte su familia, que era lo más importante”, sostuvo Tiki a La Voz de Misiones.

Andrada nació en el caluroso verano rosarino de 1929 y murió complicado por un cáncer, a fines del abril otoñal posadeño de 2017, a los 88 años. Dejó todo un importante legado en el mundo teatral de Misiones, tanto como director de grupos como fundador de salas. Puso en escena más de 40 obras y fue un militante político por los derechos actorales. Tal es así que conformó los grupos que armaron las leyes nacional y provincial de teatro.

El libro de Tiki relata cuando, a fines de los 50, el joven agrimensor Luis llegó con su esposa Rosario “Chonchi” de Andrada a trabajar en Misiones. Su tarea en Vialidad Provincial era hacer caminos destinados a los residentes, muchos de ellos inmigrantes europeos. “Cada vez que yo decía ‘una curva’ se mataban de risa. Porque curva en polaco quiere decir puta”, comenta el propio Luis a su nieto Juan Irigoitia en la primera parte del libro y que se relaciona a dos grabaciones de 2016. Según contó la autora de la investigación “Luis Gonzaga Andrada, el Militante Teatral”, esos encuentros ocurrieron durante “sus últimos momentos. Se cansaba mucho, le costaba hablar. El nieto de Luis no nació acá, sino en Rosario. Entonces había una generación distinta en el medio. Las respuestas eran interesantes y contaba porqué acá y cómo comenzó el teatro”.

Tive

Con Tive. El grupo de Teatro Independiente Vocacional Eldorado que Andrada dirigió a comienzos de los 60.

Un destacado rugbier y casi un Leproso

En su juventud, Andrada fue un destacado deportista. Con sus contemporáneos fundó el equipo Logaritmo, en 1946, cuando cursaba el sexto año del colegio industrial y jugaba de centro, posición con la que logró conseguir varios trofeos. Allí además comenzó a probarse en el rol de director, guiando al equipo además de ser uno de los referentes. Previamente, casi inicia una etapa como jugador de Newells. Probó y luego fue citado por La Lepra pero su papá le dijo que no iría. “Al fútbol no, no jugás”, le dijo al adolescente Luis. “Él había sido jugador de fútbol también y sabía todos los entretelones y las mafias que había entre medio”, comentó Luis. Su padre le había recomendado estudiar y una vez recibido, elegir por dónde seguir.

De esa manera hizo su camino profesional como un agrimensor. “Construye caminos y vínculos en lo cultural como artístico”, definió Tiki. “Muchos le dijimos que tenía que escribir la historia del teatro independiente en la provincia. Un poco venía por ahí la cosa. Pero estaba abocado en tantos desafíos que nunca tenía tiempo para eso. Hasta que en un momento determinado, que comienza con el proceso de su enfermedad, asume que tenía que dejar algo armado. Ahí reordena su currículum y lo deja armado en cajas”.

La última vez que Tiki se vio con Andrada habían hablado de esas cajas que, “pandemia de por medio, hoy son parte de este material que solo intenta ser una punta de todo el amor que supo dar Luis a la comunidad teatral a lo largo de su vida”, remarca la dramaturga y directora teatral en su investigación resumida en 288 páginas.

Recorte

Un recorte sobre la historia que transitó Andrada con Fatta para la discusión de lo que fue la Ley Nacional de Teatro

 

Un artista “peligroso” para la Dictadura

“Luis Gonzaga Andrada, el Militante Teatral”, resume la historia de quien llegó para asfaltar Eldorado, del kilómetro 2 al 12, pero que se terminó enganchando con las funciones del Teatro Independiente Vocacional Eldorado (Tive). De ahí en más, luego de ser un espectador y crítico frecuente, le invitan a dirigirlos. Así, al poco tiempo, se estrena, en 1963 “La barca sin pescador”, de Alejandro Casona. Más adelante, en 1980, funda Sala 1, por Roque Pérez, aunque no pudo continuar porque había una persecución a los artistas. “No llega a completar el alquiler de la sala. El dueño le pide y le explica ‘mirá; me dijeron de La Secretaría de Inteligencia (SIDE) que no estés más acá porque es peligroso’. Así termina rescindiendo el alquiler y luego fijando lo que sería sala Tempo, por 3 de febrero casi Córdoba”.

La investigación de Marchesini desanda en el importante valor de militante político y miembro de la Federación Argentina de Trabajadores del Teatro Agremiados (Fatta), el mismo que se encargó de elaborar y luego ser parte del consenso de lo que fue la Ley Nacional de Teatro. “Tenían varios sindicatos con personería que cayeron con la Dictadura”, contó Tiki. “Fatta no llegó a tener la personería. Pero detrás de eso está el nacimiento primigenio de la ley, después con la democracia. Antes se siguieron haciendo las reuniones de Fatta, con otro formato durante el proceso miltiar. Había compañeros en el exilio, otros desaparecidos, había mucho temor. Luis se dedicó a armar la zona del NEA y lo que era la provincia de Misiones”.

En los tiempos duros de la Dictadura, Luis y Chonchi ayudaron al titiritero Eduardo Di Mauro -miembro de Fatta- a exiliarse en Venezuela. Le habían dado todos los dólares que tenían ahorrados y lo llevaron a la frontera. Al titiritero “le habían retenido el pasaporte y si lo encontraban lo iban a chupar seguro. Pero apareció un lanchero que venía de pescar y le dijeron si podía cruzarlo, pero a esa hora ya no. ‘Por favor tome este dinero y haga el esfuerzo’. Y allí lo cruzó a Eduardo, que se alejaba en la lancha mientras los saludaba con los brazos en alto”, relata Marchesini en su recopilación.

Marchesini es Docente e Investigadora, militante de Derechos Humanos, ex Diputada y Ministra de DDHH de Misiones. Es Licenciada en Composición Coreográfica con mención en Expresión Corporal Instituto Universitario Nacional de Arte de Buenos Aires y es autora de varias obras dramatúrgicas desde hace más de veinte años. Se involucró con el teatro en la década del 80 y diez años después tuvo un mayor acercamiento con Andrada, una relación “que también viene de un respeto que tenía mi padre (Víctor Carlos Marchesini) con Luis. Él era de una línea radical y tenía un pensamiento distinto. Pero a su vez hay ahí como una cosa que une”, confesó Tiki.

Para la culminación de “Luis Gonzaga Andrada, el Militante Teatral”, la escritora contó con la colaboración de la historiadora Yolanda Urquiza. “Fue como un bálsamo para mí, porque en un momento tenía tanto y tanto que hasta me costaba poder definir si me había ido mucho a un tema o me quedaba poco en otro. Yoly, como historiadora y amiga me sirvió para poner esa mirada objetiva y limpiarla y que quedara como quedó”, concluyó la autora.

Andrada

En sus últimos años. Andrada, con su característica boina. Foto: Gentileza El Territorio

Cultura

Vuelve “Cómo criar monstruos marinos”, la obra que se renueva una vez al año

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Con actuaciones de Bárbara Hobecker, Silvana Gregori y Leo Rojas, dirección y dramaturgia de Lucas Pérez Campos, la conferencia performática “Cómo criar monstruos marinos” se presentará este sábado a las 21 horas en el auditorio de la Escuela de Rock (3 de Febrero 1660), con entradas anticipadas a $ 15.000.

La función tendrá música de Leo Rojas y Pali Álvarez, pintura en vivo de Giuliana Pinzone y como anfitrión tendrá a Agustín del Piano.

Se trata de una conferencia dramatizada que se presenta una vez al año con material renovado, y que aborda el proceso creativo desde un cruce entre el teatro, la danza y la performance, con producción de Belén Vedoya y Sasa Pedroso.

La propuesta se estructura como una disertación escénica en la que una mujer intenta hablar sobre la creación, pero su discurso se fragmenta y da lugar a la aparición de un “monstruo marino”, concebido como una proyección física de su deseo y su pensamiento. A partir de ese quiebre, la palabra pierde centralidad y la escena se desplaza hacia el trabajo corporal.

La dramaturgia toma como marco referencias filosóficas vinculadas a los desarrollos de Friedrich Nietzsche, Michel Foucault y Gilles Deleuze, aunque sin formato expositivo. Estos conceptos funcionan como soporte para una progresión escénica en espiral, en la que el cuerpo asume el protagonismo frente al lenguaje.

La conferencia performática combina recursos de la danza contemporánea, la música en vivo y un diseño visual austero. La construcción escénica se apoya en acciones físicas de mínima escala, atmósferas sonoras y un trabajo lumínico que modifica la percepción del espacio.

Dividida en cinco escenas, la obra propone un recorrido que va del discurso a la acción, del pensamiento al cuerpo, y plantea una transformación progresiva de la conferencista en su propia criatura escénica. El “monstruo” no aparece como antagonista, sino como una figura que debe ser reconocida y sostenida.

En términos argumentales, “Cómo criar monstruos marinos” presenta una reflexión sobre qué sucede cuando una idea adquiere forma corporal y cuando ese cuerpo permanece en escena más allá de la palabra que lo originó.

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Cultura

Cierra en diciembre el bar Universal Club, esquina de rock y teatro posadeño

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Tras seis años en la esquina de Buenos Aires y Catamarca, con recitales todas las semanas, el bar Universal Club cerrará a fines de diciembre. Así lo confirmó su propietaria, Laura Ripoll, a La Voz de Misiones.

La despedida será el 20 de diciembre y la intención es cerrar la calle para realizar un festival con varias bandas. No obstante, como el dueño de la esquina tiene otro plan con el espacio, Ripoll quiere relocalizar el bar Universal Club en otro punto de Posadas, una ubicación que aún se encuentra en búsqueda.

Ripoll compró el fondo de comercio en 2022 a los anteriores dueños que regenteaban el mismo espacio y, desde entonces, “pasaron más de 300 bandas”, confirmó. Sin embargo, teniendo en cuenta que el bar abrió en 2019 con las mismas características de programación, la cifra de las bandas y conciertos podría ser aproximadamente el doble.

“Han venido artistas de otras provincias, pero sobre todo es un espacio que se destaca por haber difundido, sostenido y puesto bien arriba la música y los artistas locales, además de espectáculos de stand up”, indicó.

Remarcó también que “las bandas se quedaban con el 100 % de la recaudación de las entradas, por lo que el bar solo obtenía ingresos mediante la venta de bebidas y comidas”.

Ripoll en Universal junto a Chevaman, el grupo local que versiona a Los Abuelos de la Nada

Asimismo, analizó que en Misiones “hay muchos artistas, quizá no tan conocidos, pero muy talentosos, gente que yo misma no conocía y que me sorprendió”, admitió la dueña de Universal, un espacio que además se caracterizó por tener un plantel laboral mayoritariamente femenino.

“En el último tiempo se sumó un sonidista y, ocasionalmente, un DJ. La particularidad de Universal es que abrió sus puertas a muchas bandas que no tenían dónde tocar, sobre todo chicos jóvenes o de la escena under: trap, rap, hip hop, artistas que ni siquiera contaban con micrófono o sonido propio. Yo compré el equipo de sonido y siempre me hice cargo del pago del sonidista”, explicó.

Desde sus comienzos en 2019, y con otros dueños, el espacio ubicado en Buenos Aires 2198 albergó conciertos de artistas como Gastón Nakazato, Gary Anadón, Ceci Moya, Flores a los Chanchos, Néctar, Estallando sobre el Río, Katana y Luciano Matiz, por nombrar algunos pocos.

También hubo teatro, con obras como “Track 33”, “Sin Valentín” y “El Hijo del Monte”, además de ciclos de poesía y debates políticos en plena campaña electoral.

En este tiempo, se sumaron recitales de bandas que debutaron sobre el mismo escenario, y hasta grupos del punk y el metal que no tenían donde tocar tras el cierre de La Bionda, otro espacio característico del under posadeño que se despidióen marzo del año pasado y que luego reabrió en otro local, aunque sin la cartelera de antes.

El bar se amplió porque antes no tenía comida ni personal, y yo incorporé un plantel íntegramente femenino: mozas, cocina, encargada y propietaria. Siempre un grupo de seis o siete mujeres”, detalló Ripoll, quien además de empresaria es locutora y productora.

“Al trabajar en los medios, también tuve la posibilidad de difundir a las bandas que pasaron por Universal e invitarlas a mi programa de radio”, señaló.

En conclusión, afirmó: “Estoy muy contenta porque el balance es positivo. No me llené de plata ni recaudé lo que me hubiese gustado, pero tampoco me fue mal. Mucha gente de los rubros mozo y cocina tuvo trabajo, y eso para mí es gratificante. Universal fue siempre un espacio chico, para 40 o 50 personas, y por eso también resultó un lugar ameno”.

Después de mil conciertos en doce años, en marzo cerrará el bar La Bionda

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Se cumplieron 60 años de María Helena consagrada en el Festival del Litoral

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Se cumplieron 60 años de la consagración de María Helena en el III Festival Nacional de la Música del Litoral. La noche del 22 de noviembre de 1965 la joven cantante bonaerense (19) fue aplaudida de pie y se alzó con el Mate Misionero, el galardón de la “Revelación” del festival.

“La Novia de Posadas” alcanzó la gloria muy rápido, pero su vida se truncó temprano, a los 22 años. Aun así, su legado permanece vigente como una de las voces más destacadas del folklore argentino.

Ese concierto “fue apoteótico: aplausos, bises y repeticiones de canciones con un anfiteatro fervoroso”, recordó María Elena Alarcón, amiga de la artista y presidenta durante muchos años de la Comisión de Homenajes a María Helena.

Con el Mate Misionero. Premio Revelación que obtuvo María Helena en 1965

Hija de inmigrantes, adoptada por el Litoral

Entre el 13 y el 21 de noviembre de 1965 se celebró en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez el tercer Festival de la Música del Litoral. Entre los invitados especiales figuraban Mario del Tránsito Cocomarola, Antonio Tormo, Los Huincas y Ramón Méndez.

En esa nómina también estaba una joven promesa de la que se hablaba cada vez más: su voz ya había alcanzado a las principales emisoras, pero aún no había pisado Cosquín ni ningún otro festival importante del país.

Sin embargo, su actuación en la calurosa ciudad posadeña superó cualquier expectativa. Fue una sensación como solista pero también a dúo con un joven Horacio Guarany, que la había invitado a cantar con él. Los cinco mil espectadores del anfiteatro la aplaudieron de pie, muchos con antorchas improvisadas con rollos de diario que se usaban para cubrir las gradas de cemento.

Su nombre era María Kalasakis, oriunda de Remedios de Escalada, provincia de Buenos Aires. Tenía apenas 19 años y, hasta unos meses antes del festival, era prácticamente desconocida.

Meses antes de consagrarse en el Festival del Litoral estaba cantando en un acto escolar de la Iglesia Cristo Rey de Lanús, en Buenos Aires. Entre el público estaba un espectador clave: Roberto Galán, conductor del programa Remates musicales.

Al escucharla, quedó tan impactado que la invitó a cantar en televisión. Su paso por Canal 9 llevó a que fuera presentada al sello CBS Columbia, donde poco después grabó su primer disco.

Su interpretación de “Ribereña” o “Canto islero” en emisoras como Radio El Mundo alcanzó a un público exigente, justo en el auge del folklore y la música litoraleña.

María Kalasakis era hija de una riojana y un griego. Su nombre artístico surgió de su hermana Elena, y más tarde le agregó la “H” en homenaje a los helenistas, en referencia al período de mayor esplendor de la Antigua Grecia.

La amistad en Posadas

Cuando su popularidad explotó en Posadas, Elena Gloria Alarcón era apenas unos años menor que la cantante. La admiración la llevó a acercarse a la joven bonaerense y así entablar una amistad que perduró más allá del tiempo. Curiosamente, ambas nacieron el mismo día: el 4 de agosto.

A sus 72 años Alarcón conserva fotografías, discos, recortes, partituras y todo tipo de material de la artista. “Ella era muy querida porque llegaba uno o dos días antes, se hospedaba en un hotel y recorría la ciudad, la plaza”, recordó sobre aquellos años 60.

Su repertorio incluía “Sol del Litoral”, “Viejo Paraná”, “Canto islero” y destacadas versiones de polcas, rasguido doble y chamamé. Gracias a su refinada interpretación también se popularizó “Mi serenata”, del misionero Fermín Fierro, quien luego grabó un disco donde la propia María Helena participó como colaboradora.

Tras aquella épica presentación sobre el escenario, el público misionero la esperaría con gran cariño y afecto en las siguientes ediciones del festival litoraleño. Pero esa historia se interrumpió trágicamente el 17 de diciembre de 1969.

A los 22 años, la cantante murió en un accidente automovilístico en la ruta 14, cerca de Santo Tomé, Corrientes, cuando regresaba de una actuación. Viajaba en el asiento del acompañante cuando el auto mordió la banquina y volcó; la fuerza del impacto la expulsó del vehículo y el coche cayó sobre ella. No hubo nada que hacer.

Un día antes había almorzado con Elena Gloria Alarcón en Posadas. La noticia causó conmoción en toda la ciudad. “Fue un shock, sentimos muchísimo su partida”, contó su amiga, que aún mantiene contacto con la familia.

Tan importante como Mercedes Sosa

Aunque su discografía es breve por la prematura muerte, la impronta de María Helena perdura. Para la cantante misionera y ganadora del Premio Gardel, Flor Bobadilla Oliva, su voz es “completa, emocionante y técnicamente admirable”, y fue una inspiración en sus inicios profesionales.

Para Bobadilla Oliva, María Helena es tan importante como Ramona Galarza o Mercedes Sosa en la historia de las cantantes folklóricas.

El recuerdo de “La Novia de Posadas” sigue vigente sobre el escenario. Testigo de eso es “Canción del adiós”, estrenada en 2019, que reconstruye el repertorio de María  Helena con la actriz Veroka Fedeli en la voz y con la dirección de Silvina Warenycia.

“Siendo de otros lugares hizo propia la música litoraleña”, reflexionó Fedeli, que destacó  “la forma en que ella cantaba las canciones, el sentimiento que le ponía no se ha podido repetir. Las otras intérpretes son maravillosas pero no en el estilo de María Helena, que tenía esa juventud, esa forma peculiar de cantar, del fraseo”.

El 4 de agosto del año entrante se cumplirán 80 años del nacimiento de María Helena, todo un acontecimiento que debería ser imposible de sortear en los espacios donde amaron su cantar.

Será una fecha tan importante como significó aquel debut en el tercer Festival Nacional de la Música del Litoral, una cita folklórica que creció a pasos soñados y agigantados pero que este año quedó reducido a tres noches, lejos del anfiteatro que retumbó de aplausos y vítores por su fiel novia: la inolvidable María Helena que el 22 de noviembre de 1965 alzó el preciado “Mate misionero”, el símbolo de la “Revelación” y la eterna Consagración posadeña.

Revista Folklore. Sobre la Consagración de María Helena en noviembre de 1965 en Posadas

 

 

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