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Primer fallo por transfemicidio en Misiones: perpetua al asesino de Evelyn

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Histórico. El 17 de marzo de 2022 será recordado como el día en que la Justicia misionera dictó la primera sentencia de la provincia -y la segunda del país- por un transfemicidio, al declarar como un crimen de odio el asesinato de la joven trabajadora sexual trans Evelyn Rojas (26) y condenar a la pena de prisión perpetua a Ramón Da Silva, único imputado por el hecho perpetrado el 27 de octubre de 2016 en Posadas.

El condenado, más conocido por sus alias de “Ramoncito”, “Junior” o “Polaquito”, fue declarado penalmente responsable del delito de “homicidio triplemente agravado por la relación de pareja preexistente, por odio hacia la identidad de género de la víctima y femicidio”, figura contemplada por el artículo 80 del Código Penal de la Nación argentina, incisos 1, 4 y 11.

La dura sentencia, que al imponer el agravante del factor “odio” declara formalmente al caso como travesticidio o transfemicidio, fue dictada este mediodía, minutos después de las 12.30, en el recinto de debates del Tribunal Penal Uno de Posadas, ubicado sobre la calle La Rioja, mientras en las afueras un importante grupo de militantes sociales e integrantes de colectivos feministas, de géneros y diversidades, reclamaba a gritos y cánticos un fallo condenatorio.

El fallo lleva las firmas de los jueces Viviana Cukla, Ángel Dejesús Cardozo y Marcela Leiva (subrogante). La primera votó por una condena a perpetua por homicidio con agravantes de la relación preexistente y femicidio, en tanto que sus pares se impusieron por mayoría en agregar el agravante de odio.

De igual manera, el dictamen tampoco se ajustó en forma plena a lo solicitado minutos antes tanto por la fiscalía como por la querella, cuyos representantes además solicitaron aplicar el agravante de “alevosía”.

Da Silva, que al momento de hacer uso de su derecho a emitir sus últimas palabras optó por permanecer callado, oyó la sentencia inmutable y luego volvió a ser trasladado por personal de GIEP del Servicio Penitenciario Provincial (SPP).

El hombre volverá a la cárcel y deberá cumplir 35 años de prisión efectiva. Es decir que, como está detenido desde 2016, recién en 2051 podría solicitar algún beneficio que le signifique posibilidad alguna de volver a pisar la calle.

 

Junior - Caso Evelyn

Ramón Da Silva deberá permanecer preso hasta 2051.

La mente de Junior

La audiencia de hoy, la sexta desde que comenzó el proceso oral, arrancó minutos después de las 8.30, con la lectura de las conclusiones de la junta médica psiquiátrica que evaluó al imputado esta semana, a pedido de su defensor oficial, Mario Ramírez.

En el informe, los peritos intervinientes concluyeron, entre otros aspectos, en que Da Silva no registra “alucinaciones”, se encuentra “lúcido”, con “conciencia de la situación”, con rasgos de “egocentrismo” y “tendencia a la mentira y a la manipulación en su relato”.

Además, añadieron que el implicado “no desarrolla empatía, ni afectos”, tampoco reconoce “culpabilidad y arrepentimiento” y presenta “poco control de sus impulsos”, cuestión que puede verse agravada ante el consumo de alcohol o estupefacientes, adicciones que el propio imputado admitió tener.

Por último, sostienen que en Ramoncito o Junior “no hay indicadores de una enfermedad psiquiátrica” y que presenta un “grado óptimo para comprender la criminalidad de sus actos”.

La abogada González y la madre de Evelyn, Patricia Villalba, tras el histórico fallo.

Crimen de odio

Finalizada la lectura del informe médico psquiátrico, la presidenta del tribunal, Viviana Cukla, dio inicio a la ronda de alegatos y la primera en exponer fue la letrada Florencia González, en representación de la familia de Evelyn como querellante particular en la causa.

En primer lugar, González consideró acreditado el hecho y la autoría del crimen por parte del único imputado.

La letrada sostuvo su hipótesis del caso a partir de las pruebas recolectadas durante la instrucción de la causa y los testimonios vertidos por los más de 20 testigos que prestaron declaración a lo largo del juicio.

González reconstruyó que el 27 de octubre de 2016, cerca de la 1 de la madrugada, Junior y Evelyn -que eran pareja- ingresaron juntos a la estación de servicios abandonada en la intersección de las avenidas Uruguay y Bouchardo de Posadas, donde el hombre pernoctaba y donde asesinó a golpes a la muchacha trans de 26 años.

La abogada, que además es militante feminista y por las diversidades, consideró que Da Silva actuó con alevosía porque se aprovechó del estado de indefensión en que se encontraba Evelyn por su alto grado de intoxicación alcohólica, y sostuvo que actuó con manifiesto “odio y desprecio”, direccionando sus agresiones hacia zonas del cuerpo que representaban la feminidad de la víctima, como los pechos y el cabello.

“No hay dudas que estamos ante un crimen de odio”, expresó González ante un recinto de debates colmado, y agregó que “necesitamos perspectiva de diversidad. Existe una gran diferencia entre el femicidio y el transfemicidio. Este es el reflejo de un crimen de odio hacia la comunidad trans y hay que llamar a las cosas por su nombre, porque si no, se invisibiliza. Son fenómenos diferentes y hay que tratarlos como tal. Hoy tenemos la oportunidad de avanzar en la aplicación de las leyes, es un día para hacer historia”.

En su exposición, que duró cerca de una hora, la abogada querellante además mencionó estadísticas para reflejar el grado de exclusión y vulnerabilidad al que está sometida la comunidad trans. “1 de cada 3 mujeres trans son asesinadas. El asesinato es la segunda causa de muerte en personas trans menores de 40 años. Son muertes evitables, pero el problema es que la vida de las personas trans no importan”, lanzó.

Con todo lo expuesto, González pidió la pena de prisión perpetua para Da Silva, al considerarlo autor del delito de homicidio cuádruplemente agravado por la relación de pareja preexistente, alevosía, odio a la identidad de género y femicidio.

González, abogada querellante, y Rau, el fiscal, los primeros en alegar.

“Aversión hacia personas transgénero”

Idéntico pedido fue formulado minutos más tarde por el fiscal Martín Alejandro Rau, quien realizó consideraciones similares a la querella.

Rau también consideró acreditado el hecho y la autoría del crimen por parte del imputado, sobre quien sostuvo que actuó con una “violencia inusitada”.

El fiscal explicó que iba a “armar el rompecabezas del caso” mediante las pruebas recolectadas. De esa forma, valorizó el testimonio vertido por María Ignacia Galeano -amiga de Evelyn- quien vio a la víctima junto al acusado la noche previa al crimen y los ubicó en la escena del hecho. También remarcó la importancia de las pericias genéticas, que concluyeron que en el lugar del asesinato solo había ADN de la muchacha y del imputado, no así de un tercero.

El representante del Ministerio Público Fiscal también se apoyó en las declaraciones vertidas por los familiares y conocidos de Evelyn, quienes ante el tribunal recordaron los constantes episodios de violencia que el encartado cometía sobre la víctima. Desde manipulación económica, golpes e insultos hacia la identidad de género de Evelyn.

“Hay una constancia en los testimonios. Tanta coincidencia suma a la certeza”, resumió el fiscal, que dio su alegato de pie.

En otro punto de su exposición, y pidiendo a la prensa no replicar las imágenes por respeto a la familia, Rau exhibió fotografías del cadáver para graficar la violencia aplicada sobre Evelyn y se detuvo en una expresión puntual de un perito forense que practicó la autopsia: “A Evelyn le quedaron ‘ojos de mapache’. Estaba desfigurada. Su cara perdió asimetría”.

Sobre la mecánica del crimen, señaló que los exámenes médicos concluyeron que Evelyn sufrió una traumatismo de cráneo gravísimo, con fractura en la base del cráneo. Y reconstruyó que “la cabeza de Evelyn impactó contra algo, no que algo impactó contra la cabeza de Evelyn. Ese algo era un objeto macizo, que podía ser una pared o un piso”.

Rau tampoco dejó pasar la declaración vertida por el propio imputado en la audiencia del último lunes. El fiscal recordó que Da Silva tuvo un “período de duda llamativo” cuando fue preguntado por si mató a Evelyn y agregó que “cuando él declaró dijo que se asustó y escapó. ¿Saben por qué se asustó? Porque se dio cuenta de lo que había hecho y no quería que lo detuvieran”.

En base a lo expuesto, efectuó el mismo pedido que la querella, incorporando a la imputación de base, los agravantes de alevosía y odio hacia la identidad género.

“Junior demuestra que tenía aversión hacia personas transgénero. Muestra de ello son los golpes efectuados, el haberle cortado el cabello. Son agresiones innecesarias para causar la muerte, pero sí son para hacer sufrir. Todos los testigos recuerdan los insultos hacia Evelyn. Le decía ‘puto’, ‘puto sucio’, ‘no servís ni para coger’, etcétera”, argumentó.

Para culminar, Rau expresó: “Deseo que se visibilice el pedido de la familia de Evelyn, que es el deseo de justicia. Dar a cada uno lo suyo. No lo pido solamente como fiscal, sino como ciudadano y sobre todo por las disidencias que tan sometidas están. Para dar un mensaje a la sociedad, para que no haya otra Evelyn y para que esto no vuelva a ocurrir”.

Da Silva junto al defensor oficial Mario Ramírez.

“No es una persona normal”

El último en exponer fue el defensor oficial Mario Ramírez, quien solicitó que Da Silva sea retirado de la sala durante su alegato. El pedido fue aceptado por el tribunal.

A pesar del informe médico psiquiátrico incorporado y leído al inicio de la audiencia, Ramírez insistió en el estado de salud mental de su defendido y pidió por su inimputabilidad. También solicitó la inconstitucionalidad de la prisión perpetua.

“Yo no creo que Junior sea una persona igual que nosotros. Él también es una persona con vulnerabilidad. Eso no quita que haya hecho algo atroz”, comenzó Ramírez.

Para la defensa, Da Silva no comprende conceptos ni está ubicado en contexto como el común de las personas. “Él no sabe ni qué es una pareja, ¿podemos pedirle que distinga género y sexo? Una persona en estas condiciones no puede entender las cosas como nosotros sí entendemos. El concepto de pareja que Junior tiene no es el mismo que tenemos nosotros”, indicó.

Y, en otro punto, sostuvo que “él es un poquito más que un animal, queda feo que lo diga, pero es así. Por eso pedí que lo saquen. No es una persona normal”.

El condenado deberá cumplir 35 años de prisión efectiva.

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Jóvenes suman acusaciones contra Bruno Zapelli: “Mucha gente fue víctima de él”

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Luego de las denuncias que derivaron en la detención de Bruno Zapelli (35) por golpes, hostigamiento y amenazas contra su ex pareja, otras dos jóvenes que mantuvieron vínculos de pareja con el acusado, relataron episodios de violencia y coincidieron en “patrones de conducta similares” experimentados hace al menos 10 años atrás.

La detención fue efectuada el jueves en horas de la noche, cuando el hombre se presentó en la comisaría Decimosexta de Posadas, donde quedó detenido en el marco de una causa que lo investiga por el delito de amenazas” hacia María José Humeniuk (32), quien lo denunció por segunda vez el pasado 25 de noviembre.

Días atrás, La Voz de Misiones hizo público su testimonio, en el que describió el calvario que vivió tras romper relación con el posadeño. Al tomar conocimiento de la historia, Cintia Magri (31), y otra joven que prefirió resguardar su identidad, se contactaron para solidarizarse con la víctima y dar a conocer las experiencias que vivieron en carne propia junto al mismo Zapelli.

Pese a que no hubo denuncia formal, uno de los nuevos casos revelados se remonta al año 2013, cuando Cintia tenía 18 años e inició un noviazgo con Bruno que entonces tenía 22. “Nosotros nos conocimos por salidas de boliche en ese momento, amigos en común, hacíamos previas y así empezamos. La relación arrancó bien, como toda relación que al principio todo va bien”, comenzó a relatar la joven en diálogo con LVM.

“Él fue mi primer novio, fue la primera persona con la que estuve, entonces era bastante importante en mi vida. Creo que estaba mucho más enamorada que él, pero en ese momento no me daba cuenta de un montón de cosas que pasaban porque justamente fue mi primer novio. Era mi primera experiencia en todo”, recordó.

Sin embargo, con el paso del tiempo la atmósfera amorosa que compartían día a día se fue transformando: “De repente la relación empezó a derrapar, todo empezó a ser cada vez más tóxico”, aseguró, recordando ciertos señalamientos e insultos que dirigía contra sus amigas e incluso sus padres.

“Nosotros salimos como cuatro años y pasado un año me empecé a dar cuenta de que él intentaba alejarme de mis amigas, las insultaba, me hablaba mal de ellas, de mi familia y de todo mi entorno. Yo en ese momento no le hacía caso porque sabía lo que eran mis amigas y mi familia, pero me llamaba la atención que sea tan malo con ellos si nunca le habían hecho nada”, recapituló.

Según su testimonio, la violencia verbal que disparaba Bruno hacia sus amigas un día pasó a los hechos con un episodio de exhibicionismo público y humillación durante una fiesta: “Mis amigas también pasaron mal en ese momento porque también sufrieron acoso por parte de él. Tengo el recuerdo de una fiesta de Navidad. Él estaba peleando conmigo y una amiga viene y me quiere sacar de la pelea. El agarra y le dice `¡qué te metés negra de mierda!` y en medio de la fiesta se baja el pantalón mostrándole sus partes a mi amiga con un gesto obsceno y se lo vuelve a subir. Fue algo muy rápido. Yo no podía creer lo que estaba pasando. Desde ahí mi amiga lo odiaba, no lo podía ni ver y me decía que tenía que terminar con él”.

A partir de ese momento, como si hubiera dejado caer una máscara sin volver para recogerla, los actos de violencia siguieron su curso y se incrementaron paulatinamente. Ella, a pesar del escepticismo, poco a poco comenzaba a darse cuenta, buscando ganarle a la negación de lo que pasaba frente a sus ojos.

“Una vez salimos de Cristóbal, nos fuimos los dos en taxi hacia su casa. Al parar, el taxímetro arrojó un precio y el taxista había redondeado el monto hacia arriba. En eso Bruno se enoja, empiezan a discutir, nos bajamos del taxi, -el señor era un viejito y tenía el vidrio bajo- él metió la mano y le empezó a meter piñas, piñas, piñas al señor y le pateaba el auto. Le rompió todo el auto. En ese momento intenté detenerlo, pero no pude, era muy grandote”, relató casi reviviendo un momento de shock que llegó a las puertas de la familia, acompañado por una denuncia al domicilio, aunque no prosperó en la Justicia.

Cintia también expresó que la relación, después de esos episodios, no fue “lineal”: “Él jugaba mucho con el ida y vuelta; cortábamos, volvíamos, cortábamos y caía en mi casa. Habíamos cortado unos días antes y después volvió a buscarme y seguimos discutiendo por lo que habíamos peleado anteriormente. En un momento empieza a golpear el manubrio del auto, se da vuelta, me pega una piña en la boca -que me chocó el labio con los dientes- y ahí me empezó a sangrar y sangrar”.

En ese momento ella bajó del auto frente a la casa de él y recordó: “Él no quería que yo entrara llorando porque no quería que sus padres se dieran cuenta de lo que había pasado. Entonces me lleva para afuera en la vereda, me dice ‘pará, pará, disculpame’, me pide perdón, los dos llorábamos”.

La situación se volvió aún más compleja al día siguiente cuando Cintia debía enfrentar a sus propios padres: “Al otro día me acuerdo que me tenía que ir de compras con mis padres a Paraguay, claro, yo tenía el labio que era una pelota, todo negro, yo decía, ¿cómo hago para viajar y qué le digo a ellos?. Ellos me fueron a buscar al otro día, me vieron así, preguntaron qué había pasado y les tuve que mentir. Después de mucho tiempo mi mamá me dijo, ‘yo no te creí eso’, pero es como que nadie podía hacer nada”.

Sobre lo que profundizó: “Es como que él era tan manipulador de las situaciones que yo creo que hasta incluso le manipulaba a mi familia porque él muchas veces cayó llorando a mi casa cuando cortábamos y mi familia le tenía lástima. Encima que yo tampoco hablaba, entonces no sabían mi versión, solo conocían la de él”.

Y aseguró: “Cuando él me pegó fue como un antes y un después. Ahí fue donde me di cuenta de que algo pasaba. En cualquier situación a él algo lo sacaba, insultaba, gritaba, golpeaba o tiraba cosas. Me acuerdo que una vez me empujó, me dio una patada, estábamos peleando por una pavada”.

“Después toda la relación fue así y yo me tuve que ir de Posadas. Me mudé a Buenos Aires porque no podía salir del círculo y tampoco hablaba mucho, no le contaba a mi familia lo que pasaba y tampoco a mis amigas. Siempre les contaba la mitad de la historia, me daba vergüenza porque sentía que me banqué un montón de cosas. Y finalmente terminé de contarles todo lo que pasó hace no muchos años, recién cuando volví a Posadas”.

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Conciencia

Sobre aquellos tiempos, la joven revivió con tristeza destratos dentro del propio círculo familiar de Bruno: “ Me acuerdo que le trata muy mal a su mamá, nunca lo vi pegarle, pero sí muchas veces la empujó, la insultó muy feo y yo decía, si le trata así a su madre ¿por qué me trataría mejor a mi?”.

Doce años después de aquellos episodios, con el relato que expuso María José Humeniuk días atrás, Cintia asegura que Bruno “sigue siendo el mismo”: “Realmente es una persona muy peligrosa, no entiendo cómo todavía anda por ahí. Yo lo veo los fines de semana que sale, lo veo en bares donde yo trabajo cerca; como si nada pasara”.

“Yo a su mamá la quiero mucho y pienso en ella porque la debe estar pasando re mal, y me gustaría que ella sepa también todo lo que hizo el hijo y que no fue solo a una persona, hay mucha gente que fue víctima de él. También, de mi parte, siento que esto que está pasando es cerrar una herida. Estuve mucho tiempo mal, muchos años, en una etapa de la vida en la que recién formaba todo, la manera de entablar vínculos. Me costó mucho estar con hombres después de esto y formar pareja. Siento que es alentar a otras chicas a que se animen a hablar”, concluyó.

Y sumó: “Ojalá que -si no queda preso- que alguien de su familia o su entorno pueda ayudarlo con profesionales porque para mí es un psicópata o tiene algún problema mental”.

Coincidencias

Otra de las presuntas víctimas, que en este caso prefirió resguardar su identidad, también fue entrevistada por este medio y mencionó patrones de conducta similares que coinciden con el relato anterior, entre ellos: la “inconstancia”, la “mentira compulsiva”, las reacciones impulsivas y la violencia, tanto verbal como física.

“Fue mi primer novio y la primera persona con la que estuve. Nosotros íbamos juntos al colegio, a la secundaria, entonces todo empezó en el 2006. Teníamos 16 años y éramos menores, pero éramos noviecitos de curso y compartíamos un montón de cosas. Cuestión que estuvimos juntos aproximadamente desde el 2006 al 2010, pero entre eso hubo un montón de idas y vueltas, momentos que no estuvimos juntos y demás”.

Esta persona se refirió puntualmente a “patrones” que estuvieron caracterizados por “violencia y mentira”. “Él era una persona muy violenta, pero en ese momento no tanto conmigo, al principio. Había muchas cosas que yo veía, y al ser chicos, adolescentes, uno por ahí en esa época justificaba un poco eso. Era una época en la que los chicos se cagaban bastante a trompadas a la salida del boliche o cosas así”.

Y continuó: “Cuestión que cuando estábamos juntos éramos chicos y tres veces cayó detenido. Es más, creo que era menor en esa época, porque si bien estuvimos dos años, cuando era menor, cumplió 18 y se fue a vivir a Buenos Aires y seguía siendo la misma persona. Cuestión que cayó detenido, yo iba a la Policía, esperaba que salga, siempre re buena porque no entendía y más por ser mi primer novio, yo quería acompañar porque si bien era una persona muy violenta, no me hacía cosas a mí”.

Al igual que con Cintia, la relación se fue tornando “tóxica” con el correr del tiempo: “Después si, empezaron las discusiones. Tenía un celular y lo partía a la mitad, le pegaba a la pared, discutía con todo el mundo y se cagaba a piñas con otros chicos afuera del boliche”.

Sobre esto, sumó: “No es que tomaba alcohol y hacía algo. A veces era un día a la tarde, estábamos haciendo algo y empezaba a quedar loco. Un día discutimos y me tiró un baldazo de agua. Teníamos 17 años”.

“En otra oportunidad yo estaba sentada en una silla, él patea la silla y me tira a mi con la silla y todo. Fue un caos, yo llorando, pero nunca reaccioné ni nada porque uno nunca sabe hasta qué punto va a reaccionar el otro. Cuestión que me empecé a alejar. Le dije que no íbamos a estar más juntos y ahí fue que empezó a enloquecer con mensajes y persecución. Yo salía del boliche y después él llegó a mi casa porque me había seguido. Y mi casa tiene dos pisos y arriba una terraza. Una vez me tocan la puerta de la terraza del patio de arriba, el pibe había trepado mi casa directamente. Hacía cosas así”.

Y remató: “También mentía un montón con cosas que todos veíamos y sabíamos que estaba mintiendo y él pareciera que no se daba cuenta”.

Recordando un episodio que habría ocurrido en el año 2010 cuando terminaron la relación, expresó: “Un día a las 5 de la mañana pidió que le abra la puerta de mi casa. Yo todavía vivía con mi mamá y mi hermano. Voy y le abro, porque no quería que haga quilombo. Ahí me empieza a hablar y a decir que estaba con alguien, como una escena de celos, re loco, re sacado. Yo le dije que no, que no, y que me deje de molestar y me mete un cabezazo en la nariz”.

Yo no quise hacer nada porque si reaccionaba, no sabía si iba a hacer algo peor, entonces le empiezo a decir, por favor, lo empiezo a echar y ahí me mete un cachetazo en la mejilla. Le pido llorando que se vaya hasta que lo hace. En ese momento mucho no dije porque era chica y mi hermano tenía la misma edad que nosotros, entonces era como que se iban a cagar a palos todo el tiempo y no era lo que yo quería”, concluyó asegurando que no presentó la denuncia formal por el vínculo amistoso que existía con los miembros de su familia.

Ayuda

Estos testimonios dan cuenta de que en situaciones de humillación y violencia -en sus diferentes formas- la víctima no alcanza a elaborar el trauma de manera espontánea, lo que impide comunicar lo que pasa en el momento, poniendo en riesgo los pedidos de ayuda necesarios.

Si sos víctima o conocés a alguien que sufre violencia de género podés llamar sin cargo a la línea nacional 144, a la provincial 137, al 911 o escribir por WhatsApp al +5491127716463 para atención, contención y asesoramiento las 24 horas.

Detuvieron a Bruno Zapelli, denunciado por violencia contra su ex pareja

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San Antonio: narco en fuga despistó y quedó internado con custodia

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San Antonio

Un joven de 22 años que conducía una camioneta cargada con bultos de marihuana despistó mientras intentaba evadir un control policial en la localidad de San Antonio y resultó herido, aunque se aguarda novedades sobre su estado de salud.

El hecho ocurrió a las 16 de hoy, cuando una Toyota Hilux que circulaba por la ruta nacional 101 arribó a un control policial desplegado por agentes de la Policía de Misiones e hizo caso omiso a la señal de detención.

Al divisar el control, el conductor de la camioneta aceleró e inició una fuga en dirección hacia San Antonio, ante lo cual se solicitó apoyo y unos pocos kilómetros más adelante un móvil del Comando Radioeléctrico local ejecutó un operativo cerrojo para impedir el paso de la Hilux.

Sin embargo, cuando el rodado se topó con el patrullero realizó una maniobra evasiva para continuar con la huida, pero en esas circunstancias perdió el control del vehículo y acabó despistando hacia la banquina.

En esa instancia, el conductor fue reducido y más tarde trasladado al hospital local, desde donde luego fue derivado al hospital Samic de Eldorado, donde quedó hospitalizado con custodia policial.

El implicado fue identificado como Samuel S. (22), con domicilio radicado en Comandante Andresito. Dentro de la camioneta, en tanto, los uniformados dieron con 50 bultos de marihuana.

Las actuaciones continúan bajo directivas de las autoridades judiciales federales y el procedimiento permanece en desarrollo para determinar el peso total y el aforo de la droga ya incautada, como también la procedencia del vehículo que sería robado.

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Detuvieron a Bruno Zapelli, denunciado por violencia contra su ex pareja

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bruno zapelli

Bruno Zapelli (35) pasó la noche en un calabozo. El posadeño denunciado por hechos de violencia de género en contra de una ex pareja que lo acusó por golpes, hostigamiento y amenazas, fue detenido este jueves y ahora se encuentra a disposición de la Justicia.

Según pudo confirmar La Voz de Misiones a partir de diversas fuentes consultadas, a las 19.45 del jueves el muchacho se presentó de manera espontánea en la comisaría Decimosexta de Posadas y quedó detenido en el marco de una causa por el delito de “amenazas”.

Las mismas fuentes señalaron que la detención está vinculada a una denuncia radicada en su contra el pasado 25 de noviembre por su ex pareja María José Humeniuk (32), cuyo extenso y crudo relato sobre la violencia sufrida fue revelado por LVM ese mismo jueves al mediodía.

Tras pasar la noche privado de su libertad, esta mañana Zapelli fue trasladado al Juzgado de Instrucción Dos de Posadas, a cargo del magistrado Juan Manuel Monte, donde fue notificado de la investigación en su contra y se prevé que en las próximas horas sea formalmente citado a prestar declaración indagatoria.

“Violento” y “vividor”

Las acusaciones contra Zapelli se hicieron públicas a partir del testimonio de su denunciante, quien en diálogo con este medio contó el calvario en el que se transformó su relación con el posadeño.

La joven contó que el vinculo amoroso comenzó en 2020, aunque luego hubo un distanciamiento que duró hasta 2022, cuando se reencontraron e iniciaron una relación formal.

Sin embargo, pasado el tiempo todo empeoró, con situaciones de violencia física incluidas.

Humeniuk aseguró que era ella quien sostenía la economía del hogar, desde la casa, la vestimenta, alimentos, servicios e incluso se encargaba de acompañar a un pequeño hijo de Zapelli en su ingreso y egreso diario a la escuela.

“Él se aprovechó en ese momento. Yo había heredado dinero y con un poco me compré un terreno, que es hoy en día donde está mi casa. Empecé a hacer mi proyecto cuando estaba con él. Era como un proyecto de familia”, contó.

Sin embargo, la asimetría se hizo cada vez más visible en la relación, por lo que ella intentó reordenar las reglas que hacían a la convivencia: “Y empezamos a tener discusiones porque yo le decía, si necesitás dinero yo te doy, poné un emprendimiento, hacé algo -le digo- porque no podés estar todo el día en el gimnasio o tomando sol. Él trabaja dos o tres horas en el Parque del Conocimiento por la mañana y el resto del día está en el gimnasio, caminando o corriendo, vive para su cuerpo, el brillar y parecer”.

A partir de ahí -contó la denunciante- empezó a descubrir que su pareja también le birlaba dinero de sus ahorros y cuentas bancarias empresariales. Fue en ese momento que la violencia en todas sus formas comenzó a hacerse cada vez más evidente. “Entonces él me empieza a insultar y yo no me quedé callada. Le dije de todo, que era un ladrón, que era un vividor, entonces viene y me caga a trompadas”, recordó y remató con énfasis: “Pero me caga a trompadas”.

Allí comenzaron las denuncias, pero en paralelo comenzó el hostigamiento. La mujer señala que a pesar del tiempo transcurrido, el acusado continúa “vigilándola” y “hostigándola” con recorridas amenazantes por su casa y constantes mensajes de whatsapp.

“El jueves antepasado hice una reunión acá con amigos, comimos un asado y esto lo vi en la cámara el otro día. Mi amigo, mi último amigo se fue a las 5.55 y a las 5.56 recibo un mensaje de él. El primero fue eliminado. Después de eso era torrencialmente una lluvia de puteadas. Que vos sos una trola, que ya sé que andas con un pelotudo que tiene un Corolla, que te voy a prender fuego la casa, que si te encuentro te voy a romper la nariz, te voy a tirar algo por la cabeza, porque vos sos una reverenda puta”, recordó María José, entre otros insultos recibidos.

Su ex la golpeaba y ahora la hostiga diariamente: “Hace 1 año que tengo miedo”

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