Judiciales
Vecina de Horacelia: “Esa noche escuché gritos, un golpe final y silencio”
“Era un domingo Día del Niño. Esa noche escuché golpes en las paredes, escuché los llantos y los gritos de auxilio, hasta que hubo un golpe final y un silencio absoluto”, afirmó una vecina de Horacelia Marasca (16) y sacudió la tercera jornada del juicio oral para esclarecer el femicidio de la adolescente asesinada y descuartizada en agosto de 2015 en su departamento de la chacra 150 de Villa Cabello de Posadas.
Fueron solo 19 minutos de declaración, pero el testimonio de María Ester Gunther fue tan conciso como contundente y dramático.
La mujer era vecina de Horacelia y hoy fue una de las seis testimoniales que se recolectaron en la jornada.
En orden cronológico, Gunther fue la cuarta testigo en presentarse ante el Tribunal Penal Dos, pero apenas ocupó su lugar, lanzó su categórico testimonio. Admitió que declarar frente al único imputado en la causa, Martín Fernando Monzón (39), ex concubino de Horacelia, le parecía “chocante”, pero aceptó continuar sin que el acusado sea retirado de la sala.
La mujer recordó que vivía en un departamento lindante al de Horacelia y en varias oportunidades oyó discusiones en la pareja y llantos de la víctima.
En esa línea, señaló que una ocasión escuchó gritos y, al salir por una ventana, vio a la pareja discutir.
“Ellos estaban en el patio, ella le pedía a él que no saliera porque se iba a ver con otras chicas. Él le decía que no le tocaba ni con un palo y le pecheaba. Yo me metí, le grité desde la ventana, pero él me insultó y gritó que me vuelva a meter para adentro. Ella todavía tenía pancita en ese tiempo”, recordó la testigo, en clara referencia a un fecha previa al nacimiento del hijo que Horacelia y Monzón tienen en común, que al momento del hecho tenía apenas cinco meses.
Sobre la noche del hecho que, según se desprende de la reconstrucción del caso, fue el 16 de agosto de 2015, entre las 21.30 y las 23, Gunther fue aún más gráfica: “Esa noche escuché golpes en las paredes, escuché los llantos y los gritos de auxilio de Horacelia, hasta que hubo un golpe final y un silencio absoluto. Yo supuse que le estaba golpeando contra la pared (…); me arrepiento de no haber llamado a la Policía. Ese día bajé y quedé frente a la casa de ellos, pero vino mi hija, me tranquilizó y no fui a la comisaría”.
“Él se burló de mí”
Otro testimonio de relevancia recolectado hoy fue el de Norma Benítez, la madre de la víctima, quien de antemano pidió que Monzón no estuviera en la sala al momento de su declaración.
El tribunal aceptó el pedido y el acusado oyó el testimonio de su ex suegra desde otra sala, a través de una aplicación de videoconferencia por celular.
“El señor Monzón vino después de tres días a mi casa y me dijo: ‘Acá traigo una denuncia contra su hija, cuando vuelva no va a tener ningún derecho sobre nuestro hijo’. Vino a mi casa y me miró a la cara”, fustigó apenas empezó.
Benítez agregó que después de ello se dirigió a la comisaría para radicar otra denuncia por la desaparición de su hija y durante esos primeros días alcanzó a advertir contradicciones en la versión de Monzón: “Él me dijo que ella se había ido con un sereno, pero cuando fui a la casa vi las valijas con todas las cosas de ella”, contó.
También recordó que, al menos una semana antes del hecho, Horacelia le contó haber sufrido un episodio de violencia.
“Un día vino y me dijo que le iba a dejar porque él (por Monzón) la había violentado, que le agarró del cuello y le quería ahorcar, pero una amiga le ayudó”, expresó.
La mujer sostuvo que recién luego del crimen se enteró de las “barbaridades que él le hacía a ella. Cuando se enojaba le sacaba la provista y ella tenía que ir a comedores”.
Atravesada por momentos por la emoción y las lágrimas, Benítez atacó la estrategia defensiva: “Dicen que ella atacó primero y que todo fue en defensa propia. Una le creo, pero tres puñaladas de la magnitud que hizo, ya dice la gravedad de todo. A pesar de todo lo que dicen de ella, nada justifica esto”.
“Él se burló de mí al venir a mi casa, preparó todo. Él pensó que yo no le amaba a mi hija y, como yo no le amaba, no se iba a investigar, pero yo amaba a mi hija, actué y mediante eso hoy esto se pudo saber”, lanzó, ante la atenta mirada de César Yaya, Gregorio Busse y Fernando Verón (subrogante), magistrados que integran el Tribunal Penal Dos.
“Se notaba que tenía hambre”
La última testigo en declarar fue Cristina Villalba, madre de una amiga de Horacelia, una “casi hermana”, quien ya falleció.
El testimonio de Villalba cobra relevancia, ya que coincidió en varios puntos con las demás declaraciones de la jornada.
Por ejemplo, recordó que un día su hija intercedió en una situación de violencia de género entre Horacelia y Monzón, y también aseveró que en varias ocasiones la muchacha iba a comer a su casa porque no tenía comida.
“Por cómo comía, se notaba que tenía hambre. Ella decía que él no le daba comida, no le daba para la leche y le golpeaba”, puntualizó.
También indicó que la adolescente “iba a todos lados con su bebé” y mencionó que, ese 16 de agosto, cerca de las 21, Horacelia fue hasta su casa en lágrimas buscando a su amiga: “Ahí mi hija le dijo que se venga para acá con el bebé. Ella se fue a buscar sus cosas y no la vimos más”, cerró.
El debate sigue
La jornada se completó con la declaración de otros tres testigos: un policía que recibió la denuncia por desaparición de Horacelia a Monzón; un sereno que mantenía encuentros sexuales paralelos con la adolescente; y un kiosquero del barrio.
El debate continuará el lunes, con más testimoniales. Se prevé que el proceso se extenderá hasta el próximo viernes, instancia en la que posiblemente se desarrolle la ronda de alegatos y luego se dicte sentencia.
Monzón está acusado de “homicidio agravado por el vínculo”, figura que prevé una pena de prisión perpetua.
El acusado no niega el descuartizamiento del cadáver, pero asegura que se defendió de un primer ataque de la muchacha y que el forcejeo el cuchillo acabó incrustado en su pecho.
En la audiencia del jueves declararon dos peritos forenses, quienes detallaron que, antes de ser desmembrada en cinco partes, la víctima sufrió golpes en la cara, pérdida de tres dientes y tres puñaladas en el tórax, una de ellas de 14 centímetros de profundidad, que le perforó el corazón y llegó hasta una vértebra.
Hoy, previo al inicio de las testimoniales, el defensor oficial de Monzón, Miguel Ángel Varela, calificó de “sorpresiva” las declaraciones dadas ayer por los peritos y pidió incorporar como prueba una bibliografía médico-forense con conclusiones “contrarias”.
El fiscal Vladimir Glinka cruzó a Varela y opinó en contra del planteo: “El defensor pretende incorporar prueba documental o pericia de parte porque es un análisis suyo, con interpretaciones propias”.
El tribunal rechazó por unanimidad el planteo, aunque sí aceptó que, al momento de los alegatos, el defensor pueda mencionar dicha bibliografía como referencia, pero no tendrá valor de prueba.
Judiciales
Registraron la oficina de Germán Kiczka en la Legislatura
Efectivos de la Dirección Cibercrimen, junto a agentes de la Secretaria de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic) realizaron un registro del despacho que era utilizado por el diputado Germán Kiczka en el edificio anexo de la Legislatura.
La medida se concretó esta tarde, con presencia del magistrado Miguel Ángel Faría, titular del Juzgado de Instrucción Cuatro de Apóstoles, quien tiene imputado tanto a Germán Kiczka como a su hermano Sebastián en una causa por tenencia y distribución de archivos Masi.
El procedimiento fue similar al realizado en la oficina que el mismo legislador utilizaba en una propiedad de la familia Puerto en Apóstoles, dónde la empresa Cigarros Misioneros tiene domicilio fiscal y además funcionan la radio y bar Social Club.
Todo lo hallado, principalmente soportes informáticos, serán anexados a la causa y quedarán a la espera de peritajes.
Comisión investigadora firmó dictamen para expulsar al diputado Germán Kiczka
Judiciales
Caso Kiczka: la fiscal Dupuy ofreció colaboración en peritaje de archivos Masi
La fiscal Daniela Dupuy, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas de Ciudad de Buenos Aires, donde se inició la investigación que terminó comprometiendo a los hermanos Kiczka en una causa por tenencia y distribución de archivos con material de abuso sexual infantil (Masi), puso a disposición de la Justicia misionera todo su equipamiento de alta tecnología para analizar las imágenes halladas en los aparatos incautados a manos de los imputados a fin de determinar tanto la edad como la identidad de las víctimas, entre otras especificaciones técnicas.
En declaraciones televisivas brindadas recientemente, la funcionaria porteña calificó como “aberrantes” las imágenes detectadas en la primera pericia realizada antes de remitir la causa al Juzgado de Instrucción Cuatro de Apóstoles, dirigido por el magistrado Miguel Ángel Faría, y respecto a los archivos revisados detalló que “en este caso estamos hablando de niños y niñas muy pequeños. Bebés siendo abusados, niñas y niños menores de 13 años llevando a cabo actividades sexuales con adultos”.
En ese marco, ahora se supo que Dupuy se comunicó con el juez Faría y se puso a entera disposición para colaborar en todas las labores de investigación, tareas técnicas y peritaje informático que aún se encuentren en proceso.
La ayuda consistiría en el aporte de todas las herramientas y software de alta tecnología con la que Dupuy cuenta para analizar las imágenes de manera tan minuciosa que posibilita determinar la edad de las víctimas, como así también la identidad de los menores filmados, aunque este último punto también depende de muchos otros factores.
Según indicaron fuentes de La Voz de Misiones, desde el juzgado no sólo que agradecieron el gesto, sino que también aceptaron la colaboración y se avanzará ahora en la gestión de los trámites correspondientes para trazar un convenio a través de la Procuración General de la provincia.
En ese marco, las mismas fuentes consignaron que se fijó para el 10 de septiembre la medida de apertura de los sobres con los todos los soportes informáticos incautados durante el allanamiento realizado el lunes a la mañana en una oficina que el aún diputado -este jueves se trata su expulsión de la Legislatura- Germán Kiczka utilizaba en su rol de comisionista en Cigarros Misioneros, empresa son domicilio radicado en una propiedad de la familia Puerta y donde actualmente funcionan un bar y una radio bajo el nombre de Social Club.
A esa oficina hubo que acceder mediante la intervención de un cerrajero y en su interior se hallaron una notebook, un teléfono celular, CD’s y documentos, elementos se sumarán a los otros aparatos que aún se encuentran en etapa de arduo peritaje por parte de agentes tanto de Cibercrimen de la Policía como de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic), dependiente del Poder Judicial.
Voceros con acceso al expediente añadieron que en el despacho también se halló un dibujo infantil que estaba acompañado con el nombre “Germán”, elemento que levanta suspicacias de todo tipo pero que hasta el momento no configura valor de prueba.
Además, las fuentes hicieron mención a un grupo de Telegram denominado “Los Cigarros” que fue extraído de las pericias a los teléfonos celulares de los imputados y en donde se observan conversaciones sobre intercambio de imágenes Masi, pero todavía quedan análisis por realizar para unir piezas e intentar identificar ramificaciones del delito investigado.
Mientras tanto, los hermanos Germán y Sebastián Kiczka continúan detenidos en celdas de la Unidad Penal VIII, presidio al cual fueron trasladados el domingo a la noche tras permanecer unos días en la comisaría Segunda de Apóstoles, dependencia policial que no estaba preparada para alojar internos de “alto perfil”.
Ambos presentaron un pedido de excarcelación a través de su abogado defensor Gonzalo De Paula, pero el planteo fue rechazado este miércoles por el juez Faría, quien argumentó riesgo de fuga, entre otros factores.
Judiciales
Narco piloto boliviano que se fugó de Misiones en 2015 cayó en su país
Quien scrolleaba el Facebook de Cristopher Andrei Cueto Lazcano (30) podía pensar que era un piloto más disfrutando de su trabajo y llevando una vida normal, renovando fotos de perfil, anunciando viajes y compartiendo memes, pero lo cierto es que el boliviano era uno de los tantos narcotraficantes incluidos en la lista de buscados por Interpol y los ocho años que se mantuvo prófugo tras escapar de Misiones se terminaron.
Cueto Lazcano es piloto de profesión, pero se encargaba de dirigir avionetas repletas de estupefacientes y así fue capturado el 19 de agosto de 2014, mientras aterrizaba en una pista clandestina montada en un campo de Toledo, provincia de Córdoba.
El Cessna 337 Skymaster que el boliviano piloteaba junto a un compatriota estaba cargado con 400 kilogramos de marihuana y el procedimiento marcó el fin de los vuelos narcos para una organización dedicada al tráfico de estupefacientes que era comandada por una pareja de posadeños.
El operativo global culminó con una decena de detenidos, entre ellos “La muñeca del Nea”, como fue bautizada mediáticamente la mujer que fue sindicada como “líder” de la banda junto a su marido. Entre los arrestados también hubo ciudadanos cordobeses y paraguayos.
En primera instancia la causa se tramitó en Córdoba, pero luego la competencia en la causa fue definida al Juzgado Federal de Posadas, cuyas autoridades continuaron con el desarrollo del expediente.
Sin embargo, en el medio sucedió algo: la fuga de Cueto Lazcano.
La fuga
Ocurrió que mientras todos los implicados permanecían detenidos en Misiones a la espera del avance de la causa, el piloto boliviano pidió ser beneficiado con la prisión domiciliaria argumentando un problema médico en la piel cuyo cuadro podía agravarse bajo condiciones de encierro.
Al imputado le rechazaron ocho presentaciones similares, hasta que en noviembre de 2015 obtuvo dictamen favorable y para poder cumplir con los requisitos que necesitaba hizo venir a sus padres desde Bolivia, quienes alquilaron le alquilaron la pieza 10 de un inquilinato donde fijó domicilio.
En ese complejo de habitaciones temporales ubicado a media cuadra de la terminal de colectivos de Posadas Cueto Lazcano alcanzó a pernoctar una semana, hasta desapareció sin dejar rastros.
La fuga fue constatada por la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) durante una inspección realizada el 17 de noviembre de ese año y días después pidieron su captura internacional.
Desde ese momento la alerta roja del boliviano permaneció activa en la página de Interpol, pero nunca hubo novedades de su paradero. Donde sí hubo novedades fue en su cuenta de Facebook, donde reinició actividades a partir de 2017.
¿Dónde andabas chato?
Empezó compartiendo fotos random de nubes, de cabinas y de aviones, hasta que comenzó a mostrarse nuevamente. “¿Dónde andabas chato?”, le preguntó un amigo al que no se le pasó por alto que Cueto volvió a las redes sociales tras una inactividad de cuatro años. “Pasame tu cel x inbox”, respondió él.
De ahí en más el piloto no paró de exhibir su vida, con fotografías en cabinas de avión, en hangares, en cabañas y en balcones de edificios. Pero todo iba a llegar a su fin en algún momento.
Entre las últimas publicaciones abiertas al público general en su cuenta de Facebook se observan posteos desde la ciudad boliviana de Tarija. “Voy por ti amor de mi vida”, escribió en junio de 2023, fecha cercana al momento de su recaptura.
Es que, de acuerdo a lo que pudo establecer La Voz de Misiones, hace aproximadamente un año el boliviano fue ubicado por Interpol en Santa Cruz de la Sierra, lo que significó el fin de sus días en libertad.
Desde ese momento Cueto Lazcano permaneció detenido en el cárcel de Palmasola a la espera del proceso de extradición, trámite que finalmente se concretó a fines de agosto.
Según fuentes de LVM, la extradición se ejecutó a través del aeropuerto internacional Viru Viru de Santa Cruz de la Sierra y Cueto Lazcano arribó a Misiones el miércoles de la semana pasada, quedando detenido en una dependencia de la Policía Federal Argentina (PFA) a la espera de un cupo para ser trasladado a una unidad del Servicio Penitenciario Federal (SPF).
Ahora, ocho años después, el extranjero quedó a disposición de la Justicia Federal de Misiones y tras las rejas aguardará ser llevado a juicio oral y público, proceso al cual fueron sometidos sus consortes de causa. Algunos de ellos ya cumplieron sus penas, mientras que otros tuvieron un final más trágico, como es el caso de Francisco Alejandro Suescun Rivero, el otro piloto boliviano.
En Misiones Suescun Rivero fue condenado a cinco años de prisión y tiempo después se acogió a la figura del extrañamiento, tras lo cual fue expulsado del país.
Meses después volvió a dar la nota en Paraguay, nuevamente vinculado a avionetas narcos, pero las últimas noticias lo ubican siendo acribillado a balazos en junio del año pasado en Bolivia.
A “El Carachas”, como era conocido en su país, lo presentaban como propietario de hangares y avionetas en Santa Cruz de la Sierra y sostienen que su asesinato fue un ajuste de cuentas.
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