La Voz de la Gente
Misioneras denuncian robo y venta de sus fotos y videos en grupos de Telegram
“Porno de Misioneras”, “Las más rikis Posadas” o “Puticlub Posadas” son algunos de los numerosos grupos de Telegram en los que al menos 40 mujeres denuncian que se comparten y comercializan sus fotos y videos sin consentimiento.
La situación salió a la luz luego de un escrache público realizado en Twitter por una de las víctimas, a la que se sumaron otras jóvenes que, por estas horas, preparan una denuncia penal que podría involucrar a un oficial de la Policía de Misiones, sindicado como uno de los administradores.
La Voz de Misiones dialogó con una de ellas, quien prefirió resguardar su identidad y comentó que se enteró de lo que sucedía hace unas dos semanas, porque “me empezaron a seguir una cantidad de tipos inimaginables y ahí ya supuse que andaban circulando fotos mías, porque anteriormente me habían pasado capturas de que se compartían mis fotos”.
Transcurridos unos días, “otra persona me habla en Instagram y me avisa que había un video mío circulando, y otras chicas me contactaron y me dicen lo mismo”.
“Las que fuimos contactadas es porque tenemos una carpeta, porque el administrador del grupo tiene carpetas con contenidos de todas las chicas por orden alfabético, incluso de menores, porque en los grupos piden fotos de niñas”, reveló la joven de 23 años, al exhibir una captura en la que se pueden ver al menos 90 carpetas rotuladas con los nombres de diferentes mujeres.
“Me dicen que hay una carpeta con fotos y videos míos; algunas ni siquiera son fotos en bikini ni nada, porque ellos las editan para hacer que están desnudas las chicas”, precisó la denunciante.

Los numerosos grupos en Telegram.
Infiltradas
Advertidas del hecho, algunas de las jóvenes lograron infiltrarse en los grupos -algunos de ellos de más de 1.000 participantes-, “y ahí empezamos a ver la gran cantidad de contenido que tenían, y comenzamos a ver las formas en las que hablaban de nosotras, cómo pedían cosas como si fuéramos mercadería”.
A su vez, la denunciante señaló que, tras el escrache público, los usuarios se excusaron en que “como muchas chicas venden Cafecito u Onlyfans, dicen que, si compran, ya pasa a ser de ellos y que, como ellos comparten sin que ellas ganen plata, por eso se enojan”.
La posadeña afirmó que “yo no vendo nada ni comparto con nadie y el año pasado me hackearon mi Snapchat y de ahí sacaron un video”, dijo y añadió: “Se excusan de que no es ilegal porque ellas venden o porque ellas suben esas fotos y, si no quieren que se compartan, para qué suben”.
Precisamente, en una de las capturas compartidas por la muchacha con este medio, uno de los miembros del grupo comenta que “no entienden las minas que venden contenido que todo lo que se sube a internet no se borra más, hasta de Cafecito u Onlyfans es facilísimo descargar todos los multimedias”.
Ese mismo miembro aconsejó a los demás que “si van a estar en grupos como estos sean inteligentes, escondan sus números, pónganse otro nombre, coloquen el 2FA (código de verificación), y cada tres meses, máximo, eliminen la cuenta y arranquen con otro nombre de usuario”.
Tras el escándalo, el cibernauta evaluó que “‘ir en cana’ por el delito de filtrar contenido acá en Argentina todavía está muy verde, hay casos muy aislados, pero ni se calienten, no pasa nada, ni va a pasar nada si es mayoritariamente de gente que vende contenido XXX”, tranquilizó.
Por su parte, la joven posadeña refirió que “hablan de una forma que da miedo, hablan de secuestrar, de menores de edad, uno preguntó si alguien no tenía un protector solar para su hijita, o sea que son personas que tienen hijas y mujeres y aun así igual lo hacen”.

“Sean inteligentes”, el consejo entre los usuarios.
Conocidos
Según pudieron establecer las víctimas, “hay muchísimos grupos, logramos entrar en cuatro o cinco, donde están casi las mismas personas”, muchas de las cuales serían, incluso, conocidos y familiares.
“Hay gente que comparte gratis o que compra y luego vende y hasta sacan capturas de las chicas que tienen en ‘mejores amigos’ en Instagram, porque son amigos o primos, algunos también inventan y editan”, lanzó la muchacha.
En su caso, la posadeña explicó a LVM que “le escraché a una persona porque era mi compañero y me dio mucha bronca cuando vi eso, y ahí empezaron a saltar todas las chicas; a los minutos de mi escrache se pasaron mi Instagram para que empiecen a reportarme y cerrarme la cuenta, y siguen hablando y pasándose contenido”, lamentó.
Además, las muchachas reconocieron al oficial de la Policía de Misiones V.B. como uno de los cabecillas de los grupos de Telegram: “Lo reconoció una chica que fue a la comisaría por maltrato y él no quiso tomarle la denuncia”.
Luego de conocidos los hechos en las redes sociales, el mismo agente envió un mensaje al grupo, en el que decía: “Qué quilombo se armó. ¿Podemos ir presos un par o qué?”.
“Otro policía lo reconoció y nos dijo que lo denunciemos”, indicó la joven, quien agregó que el agente se desempeña como seguridad en un boliche del centro posadeño.
“Todavía no se hizo una denuncia, porque estamos juntando más pruebas y tenemos nombres de algunas personas de los integrantes, porque primero que son muchísimos y la mayoría tiene fotos y perfiles falsos y ocultan su número”, cerró la denunciante.

“¿Podemos ir presos?”, preguntó el policía en el grupo.
La Voz de la Gente
Esposa de empleado del Casino detenido: “Está preso por se dice qué”
En diálogo con La Voz de Misiones, Carmen Sotelo reclamó la liberación de su esposo, Héctor “Chino” Olivera, empleado del Casino Club Posadas, detenido desde el 12 de septiembre en el marco de una causa que investiga a un médico psiquiatra por presunta emisión de certificados falsos a, al menos, 25 trabajadores de la casa de apuestas.
“El apoderado del Casino Club, Matías Lupiano, hizo una ampliación de denuncia por Zoom, diciendo que, en una investigación, compañeros de Héctor lo acusaron de ser la conexión directa con el psiquiatra”, contó Carmen a LVM y apuntó: “A las dos horas apareció toda la policía en mi casa y lo detuvieron”.
Olivera era delegado del sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar, Entretenimiento, Esparcimiento, Recreación y Afines de la República Argentina (Aleara) en el Casino Club de Posadas, con 23 años de antigüedad en la empresa, según precisó su esposa a este medio. Está acusado de ser el nexo entre los empleados de la casa de apuestas con el médico Manuel Ramón G. (70), detenido tras una denuncia que inició la compañía por emitir certificados apócrifos a su personal.
Sobre las pruebas que tendría la Justicia misionera en contra de su esposo, Carmen sostuvo: “Son tres mensajes que tienen que dicen que él -por Héctor- fue el que le dio el número de teléfono a sus compañeros”.
En esa línea, la mujer afirmó que “el doctor no lo tiene ni agendado, lo único que hay son los mensajes donde él dice que le iba a mandar unos compañeros que le pidieron su número, pero nada que lo incrimine”.
En cuanto al día de la detención del delegado sindical, Carmen señaló que cuando allanaron su domicilio “ningún policía tenía identificación” y un uniformado los “amenazó” con llamar a Infantería “si yo no habría la puerta”.
“Nos dijeron que era averiguación de antecedentes, que solo iba a estar detenido por 24 horas, secuestraron su celular y hace más de 50 días está detenido”, denunció la mujer en diálogo con LVM.
Asimismo, la esposa de Olivera expuso que desde ese día “pedimos la excarcelación, que brinden los nombres de los supuestos compañeros que lo señalaron, fui varias veces al juzgado para saber cuáles son las pruebas y no hay nada”.
“Hace una semana declaró y hasta el día de hoy no tenemos novedades”, agregó la pareja del delegado sindical del Casino Club de Posadas, que está alojado en la comisaría Séptima, ubicada en el barrio Villa Cabello. En tanto, la causa se instruye en el Juzgado de Instrucción Dos, a cargo del magistrado Juan Manuel Monte.
“Pido la excarcelación para que espere el juicio y si es realmente culpable, como dicen, habrá pruebas, pero no que lo tengan encerrado como lo tienen ahí, se me hace injusto que el representante de una empresa venga y diga, porque en la denuncia dice ‘dice qué algunos compañeros’ y por el ‘se dice qué’ él está preso hasta el día de hoy”, cerró Carmen Sotelo en entrevista con LVM.
La Voz de la Gente
Comerciante denunció persecución y robos en su local de La Saladita
En entrevista con La Voz de Misiones, José Luis Ayala, comerciante de La Saladita de Garupá, acusó de “persecución” a la administración del predio de ventas con el objetivo de “quedarse” con el local de comida que gestiona hace once años. Además, ayer radicó una denuncia por un hecho de robo que también atribuye como responsables a los encargados del lugar.
De acuerdo a lo que explicó el comerciante a LVM, semanalmente abona un canon de $100.000 por la utilización del puesto en el patio de comidas a la administración de La Saladita, a cargo de Alejandro Casares.
Ayala relató que debió delegar su trabajo a una joven a la que dejó como responsable del comercio mientras él acompañaba a su madre por cuestiones de salud, pero continuaba encargándose de pagar la cuota semanal.
En tanto, precisó que el conflicto se desató cuando “yo quise pagar esta semana que pasó y no me aceptaron el pago”.
“En principio, el sábado le mando mensaje al señor Alejandro Casares, avisándole que le deje a la chica de seguridad el recibo, que yo pasaba a buscar y le abonaba, siempre hago así”, detalló el comerciante.
A ese mensaje, el encargado del predio de venta le contestó que pase el lunes a abonar la cuota, y luego, debido a que los responsables de gestionar el recibo no iban a estar, le indicó que acuda el día miércoles al predio.
“En ese lapso de tiempo, el día martes, yo me comunicó con la chica de seguridad y me dice ‘José Luis vení el miércoles porque te quieren ocupar el lugar’. Entonces yo el miércoles me hago presente a primera hora, entro a mi local, y resulta que el señor Francisco Casares, que es el hermano de Alejandro Casares, le hizo un contrato de locación a la chica”, señaló el comerciante.
Robo y corte de suministros
Al encontrarse con que el local que subalquila hace 11 años, “desde que abrió La Saladita”, conversó con la joven a la que había confiado para que administre el lugar en su ausencia y “ella en primer lugar se lo tomó mal, quería hacerse cargo, pero ellos le hicieron un contrato fuera de lugar”.
Por otro lado, José Luis Ayala radicó una denuncia en la Comisaría Quinta de Garupá porque en el día de ayer jueves “cuando me presento a trabajar me encuentro sin el suministro de luz y sin agua, además, entraron a mi lugar cerrado y me arrancaron la cañería, tenía $285.000 en la caja para bajar bebidas que se llevaron junto con una carpeta con todos los recibos”.
El comerciante preguntó por lo ocurrido a Alejandro Casares y a la guardia de seguridad: “Nadie me dio una explicación, hasta el día de hoy”, dijo y apuntó: “Es orden de la administración que me saquen el agua y la luz”.
También comentó que en su caso particular no cuenta con un contrato formal con la administración porque le pedían “que abone $100.000 con el contrato en blanco y $300.000 en negro”, a lo que él se negó.
Por ello, semanalmente Ayala recibe un comprobante de pago que “no tiene firma, nadie se hace cargo, ni el que agarra la plata”, acusó.
Para cerrar, el comerciante de La Saladita de Garupá reclamó: “Lo que estoy pidiendo es que por favor me devuelvan la luz y el agua para poder seguir trabajando, yo vivo de esto, hoy la situación no está como para no trabajar”.
La Voz de la Gente
Vecinos molestos por estacionamiento de camiones en el barrio El Progreso
Vecinos del barrio El Progreso de Posadas solicitaron intervención de la municipalidad ante el estacionamiento de camiones frente a sus viviendas, lo cual, aseguran “incrementó la inseguridad en la zona”.
En comunicación con La Voz de Misiones, un vecino de la zona relató que el estacionamiento de camiones frente a las casas “provoca roturas en las calles empedradas” y en algunos casos “cortan los cables de internet y alumbrado”.
Por otra parte, manifestaron con preocupación que los extensos acoplados de los camiones, que corresponderían a miembros de la comunidad gitana, estarían siendo utilizados con fines delictivos: “Los chorros se esconden en los acoplados para robar y esconder las cosas”.
Frente a esta situación, y luego de varias asambleas con miembros de la comisión barrial, la presidente local emitió notas dirigidas a la Municipalidad de Posadas, aunque lamentaron que “no obtuvimos respuestas hasta el momento” y “la problemática continúa desde hace varios meses”.
En el mismo sentido, esperan que la Dirección General de Tránsito y la Policía de Misiones “tomen cartas en el asunto”.
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