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Curanderas misioneras fueron retratadas por una antropóloga en motocicleta

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Nicolini

Josefina Nicolini es una antropóloga marplatense que publicó “Las que vencen”, un libro fotográfico sobre el recorrido que hizo durante un mes y medio por el Litoral, particularmente por la Tierra Colorada, adonde se entrevistó con una veintena de curanderas. “Mi intención era viajar hasta Paraguay pero me di cuenta que en Misiones había tantas cosas, tantas historias que me quedé mas tiempo del esperado”, reconoció a La Voz de Misiones.

La premiada escritora Mariana Enríquez hizo el epílogo del libro que se publicó en 2021 y que pronto tendrá una segunda edición. “¿Qué hay en el litoral, de Entre Ríos a Misiones, que es tan atractivo y tan escalofriante al mismo tiempo? O, más que escalofriante, hermoso y solitario. Algo abandonado en el mejor de los sentidos, un lugar que no ha sido molestado”, escribió la autora del best seller “Nuestra parte de noche” sobre la aventura de Nicolini durante un septiembre lluvioso de 2018, sobre una motocicleta Suzuki de 125 cilindradas.

Curandera

Susana. “La culebrilla es que te salen ampollas. Según los antiguos es como una víbora que va comiendo”.

¿Cómo llegó la idea de registrar la vida de las curanderas?

Mi interés era viajar. Quería hacer un viaje en moto. Venía trabajando en talleres de fotografía con las historias de mi familia, de mis tías, mis abuelas que también curaban el empacho, el ojeo. En mi familia había muchas historias. Mi abuelo se curó la culebrilla con unos sapos. Así que mi idea también era ir a buscar historias y sabía que en el Litoral había muchísimas.

¿Con cuántas historias te encontraste en Misiones?

En el libro, en Misiones particularmente, es donde más encontré. Habré entrevistado a 20 mujeres, un poquito más, quizás. En total hice 35 entrevistas pero la mayoría son de Misiones.

Emelia fue una de las mujeres que quedó en tu memoria. ¿Porqué?

Cuando estaba bajando me había agarrado una tormenta muy fuerte. Me habían hablado de ella en Wanda y cuando llego, llovía muchísimo. Me invitó a pasar y me quedé tres días en su casa. La gente en general ha sido muy amable. Me invitaban a comer. Y con ella (Emelia) hablé muchísimo. Ahí entendí la potencia de su historia y fue cuando se fue armando el libro en mi cabeza. Me di cuenta que ese viaje, las fotos, las entrevistas, los testimonios se podían convertir en un libro. Ahí fue tomando la forma el proyecto.

¿Con ese poder sanador pudiste curarte de alguna dolencia en el viaje?

De muchas formas. Entendí que muchas curan con solo el uso de palabra, con ungüentos, con diferentes procedimientos, con simpatías, pero también es la importancia de la eficacia simbólica de las cosas. Porque también implica mucho de la escucha. Las mujeres que vencen tienen que tener el tiempo, la disposición para tener mucha gente en su casa. Las “venceduras” se hacen de corazón, no se cobran por ellas. Es una entrega muy grande y en esa entrega está el poder de sanar. Escuchar, entender de dónde vienen las dolencias. De saber reconocer las plantas indicadas para cada caso, o el procedimiento posible. Porque el curar no significa solo una palabra, el procedimiento y ya. Sino que es involucrar a la persona. Ahí entendí que era la palabra sanar en término amplio de la palabra.

Curandera

Ester, la brasilera. “Curar me cansó. Lo dejé”, dijo para el libro de Nicolini.

Además de Wanda y Puerto Libertad. ¿Qué otras localidades visitaste?

De Corrientes entro por la ruta 2, que es espectacularmente hermosa, la de la costa, que llega hasta los Saltos del Moconá, El Soberbio. Ahí conocí a muchísimas mujeres que curan, que vencen. Y de ahí seguí hasta Dionisio Cerqueira, en el límite con Brasil, y me encontré con la sorpresa de que muchos hablan en portugués. Además descubrí que el término vencer, me dijeron que eran las mujeres que hacen “benzeduras”. En ese lugar descubrí que ahí viene del portugués, de “benzedeira”, de la mujer que cura con una bendición. Que bendice curando. Entonces entendí que se dice con b larga y yo en mi libro lo escribo con v corta. Así uno va descubriendo a lo largo del viaje las variaciones de las cosas. De ahí agarré la ruta que cruza el Parque Provincial, creo que es el Urugua-í, hasta Iguazú, una ruta muy difícil esa porque me agarró con mucha lluvia. Muy hermoso ese recorrido. Lo disfruté muchísimo. Paré también en el Parque Nacional Iguazú, porque me agarró mucha lluvia. Era septiembre. De Iguazú bajé para Wanda, Libertad, Puerto Esperanza, Oberá, Aristóbulo. Recorrí muchos lugares.

¿Pasaste algún momento de riesgo?

Creo que los mayores momentos de riesgo que quedaron fue en la ruta, más que nada en la zona de Corrientes. Porque pasan muchos camiones y mi moto es chiquita, 125. El viento y los camiones hacía que sea un poco más peligroso. Eso, de alguna manera, fue lo más peligroso. Porque después la gente ha sido muy amable. Nunca tuve una situación de riesgo, vinculándome con alguien. Después, otras cosas que, a veces me dieron miedo, fue acampar en un lugar, pero por los ruidos que se escuchan alrededor. Los bosques, los animales que pueden estar alrededor. Al que no conoce le puede dar mucho miedo eso.

 

Curandera

Curar. “No significa solo una palabra, el procedimiento y ya. Sino que es involucrar a la persona”, consideró Nicolini.

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Cierra en diciembre el bar Universal Club, esquina de rock y teatro posadeño

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Tras seis años en la esquina de Buenos Aires y Catamarca, con recitales todas las semanas, el bar Universal Club cerrará a fines de diciembre. Así lo confirmó su propietaria, Laura Ripoll, a La Voz de Misiones.

La despedida será el 20 de diciembre y la intención es cerrar la calle para realizar un festival con varias bandas. No obstante, como el dueño de la esquina tiene otro plan con el espacio, Ripoll quiere relocalizar el bar Universal Club en otro punto de Posadas, una ubicación que aún se encuentra en búsqueda.

Ripoll compró el fondo de comercio en 2022 a los anteriores dueños que regenteaban el mismo espacio y, desde entonces, “pasaron más de 300 bandas”, confirmó. Sin embargo, teniendo en cuenta que el bar abrió en 2019 con las mismas características de programación, la cifra de las bandas y conciertos podría ser aproximadamente el doble.

“Han venido artistas de otras provincias, pero sobre todo es un espacio que se destaca por haber difundido, sostenido y puesto bien arriba la música y los artistas locales, además de espectáculos de stand up”, indicó.

Remarcó también que “las bandas se quedaban con el 100 % de la recaudación de las entradas, por lo que el bar solo obtenía ingresos mediante la venta de bebidas y comidas”.

Ripoll en Universal junto a Chevaman, el grupo local que versiona a Los Abuelos de la Nada

Asimismo, analizó que en Misiones “hay muchos artistas, quizá no tan conocidos, pero muy talentosos, gente que yo misma no conocía y que me sorprendió”, admitió la dueña de Universal, un espacio que además se caracterizó por tener un plantel laboral mayoritariamente femenino.

“En el último tiempo se sumó un sonidista y, ocasionalmente, un DJ. La particularidad de Universal es que abrió sus puertas a muchas bandas que no tenían dónde tocar, sobre todo chicos jóvenes o de la escena under: trap, rap, hip hop, artistas que ni siquiera contaban con micrófono o sonido propio. Yo compré el equipo de sonido y siempre me hice cargo del pago del sonidista”, explicó.

Desde sus comienzos en 2019, y con otros dueños, el espacio ubicado en Buenos Aires 2198 albergó conciertos de artistas como Gastón Nakazato, Gary Anadón, Ceci Moya, Flores a los Chanchos, Néctar, Estallando sobre el Río, Katana y Luciano Matiz, por nombrar algunos pocos.

También hubo teatro, con obras como “Track 33”, “Sin Valentín” y “El Hijo del Monte”, además de ciclos de poesía y debates políticos en plena campaña electoral.

En este tiempo, se sumaron recitales de bandas que debutaron sobre el mismo escenario, y hasta grupos del punk y el metal que no tenían donde tocar tras el cierre de La Bionda, otro espacio característico del under posadeño que se despidióen marzo del año pasado y que luego reabrió en otro local, aunque sin la cartelera de antes.

El bar se amplió porque antes no tenía comida ni personal, y yo incorporé un plantel íntegramente femenino: mozas, cocina, encargada y propietaria. Siempre un grupo de seis o siete mujeres”, detalló Ripoll, quien además de empresaria es locutora y productora.

“Al trabajar en los medios, también tuve la posibilidad de difundir a las bandas que pasaron por Universal e invitarlas a mi programa de radio”, señaló.

En conclusión, afirmó: “Estoy muy contenta porque el balance es positivo. No me llené de plata ni recaudé lo que me hubiese gustado, pero tampoco me fue mal. Mucha gente de los rubros mozo y cocina tuvo trabajo, y eso para mí es gratificante. Universal fue siempre un espacio chico, para 40 o 50 personas, y por eso también resultó un lugar ameno”.

Después de mil conciertos en doce años, en marzo cerrará el bar La Bionda

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Se cumplieron 60 años de María Helena consagrada en el Festival del Litoral

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Se cumplieron 60 años de la consagración de María Helena en el III Festival Nacional de la Música del Litoral. La noche del 22 de noviembre de 1965 la joven cantante bonaerense (19) fue aplaudida de pie y se alzó con el Mate Misionero, el galardón de la “Revelación” del festival.

“La Novia de Posadas” alcanzó la gloria muy rápido, pero su vida se truncó temprano, a los 22 años. Aun así, su legado permanece vigente como una de las voces más destacadas del folklore argentino.

Ese concierto “fue apoteótico: aplausos, bises y repeticiones de canciones con un anfiteatro fervoroso”, recordó María Elena Alarcón, amiga de la artista y presidenta durante muchos años de la Comisión de Homenajes a María Helena.

Con el Mate Misionero. Premio Revelación que obtuvo María Helena en 1965

Hija de inmigrantes, adoptada por el Litoral

Entre el 13 y el 21 de noviembre de 1965 se celebró en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez el tercer Festival de la Música del Litoral. Entre los invitados especiales figuraban Mario del Tránsito Cocomarola, Antonio Tormo, Los Huincas y Ramón Méndez.

En esa nómina también estaba una joven promesa de la que se hablaba cada vez más: su voz ya había alcanzado a las principales emisoras, pero aún no había pisado Cosquín ni ningún otro festival importante del país.

Sin embargo, su actuación en la calurosa ciudad posadeña superó cualquier expectativa. Fue una sensación como solista pero también a dúo con un joven Horacio Guarany, que la había invitado a cantar con él. Los cinco mil espectadores del anfiteatro la aplaudieron de pie, muchos con antorchas improvisadas con rollos de diario que se usaban para cubrir las gradas de cemento.

Su nombre era María Kalasakis, oriunda de Remedios de Escalada, provincia de Buenos Aires. Tenía apenas 19 años y, hasta unos meses antes del festival, era prácticamente desconocida.

Meses antes de consagrarse en el Festival del Litoral estaba cantando en un acto escolar de la Iglesia Cristo Rey de Lanús, en Buenos Aires. Entre el público estaba un espectador clave: Roberto Galán, conductor del programa Remates musicales.

Al escucharla, quedó tan impactado que la invitó a cantar en televisión. Su paso por Canal 9 llevó a que fuera presentada al sello CBS Columbia, donde poco después grabó su primer disco.

Su interpretación de “Ribereña” o “Canto islero” en emisoras como Radio El Mundo alcanzó a un público exigente, justo en el auge del folklore y la música litoraleña.

María Kalasakis era hija de una riojana y un griego. Su nombre artístico surgió de su hermana Elena, y más tarde le agregó la “H” en homenaje a los helenistas, en referencia al período de mayor esplendor de la Antigua Grecia.

La amistad en Posadas

Cuando su popularidad explotó en Posadas, Elena Gloria Alarcón era apenas unos años menor que la cantante. La admiración la llevó a acercarse a la joven bonaerense y así entablar una amistad que perduró más allá del tiempo. Curiosamente, ambas nacieron el mismo día: el 4 de agosto.

A sus 72 años Alarcón conserva fotografías, discos, recortes, partituras y todo tipo de material de la artista. “Ella era muy querida porque llegaba uno o dos días antes, se hospedaba en un hotel y recorría la ciudad, la plaza”, recordó sobre aquellos años 60.

Su repertorio incluía “Sol del Litoral”, “Viejo Paraná”, “Canto islero” y destacadas versiones de polcas, rasguido doble y chamamé. Gracias a su refinada interpretación también se popularizó “Mi serenata”, del misionero Fermín Fierro, quien luego grabó un disco donde la propia María Helena participó como colaboradora.

Tras aquella épica presentación sobre el escenario, el público misionero la esperaría con gran cariño y afecto en las siguientes ediciones del festival litoraleño. Pero esa historia se interrumpió trágicamente el 17 de diciembre de 1969.

A los 22 años, la cantante murió en un accidente automovilístico en la ruta 14, cerca de Santo Tomé, Corrientes, cuando regresaba de una actuación. Viajaba en el asiento del acompañante cuando el auto mordió la banquina y volcó; la fuerza del impacto la expulsó del vehículo y el coche cayó sobre ella. No hubo nada que hacer.

Un día antes había almorzado con Elena Gloria Alarcón en Posadas. La noticia causó conmoción en toda la ciudad. “Fue un shock, sentimos muchísimo su partida”, contó su amiga, que aún mantiene contacto con la familia.

Tan importante como Mercedes Sosa

Aunque su discografía es breve por la prematura muerte, la impronta de María Helena perdura. Para la cantante misionera y ganadora del Premio Gardel, Flor Bobadilla Oliva, su voz es “completa, emocionante y técnicamente admirable”, y fue una inspiración en sus inicios profesionales.

Para Bobadilla Oliva, María Helena es tan importante como Ramona Galarza o Mercedes Sosa en la historia de las cantantes folklóricas.

El recuerdo de “La Novia de Posadas” sigue vigente sobre el escenario. Testigo de eso es “Canción del adiós”, estrenada en 2019, que reconstruye el repertorio de María  Helena con la actriz Veroka Fedeli en la voz y con la dirección de Silvina Warenycia.

“Siendo de otros lugares hizo propia la música litoraleña”, reflexionó Fedeli, que destacó  “la forma en que ella cantaba las canciones, el sentimiento que le ponía no se ha podido repetir. Las otras intérpretes son maravillosas pero no en el estilo de María Helena, que tenía esa juventud, esa forma peculiar de cantar, del fraseo”.

El 4 de agosto del año entrante se cumplirán 80 años del nacimiento de María Helena, todo un acontecimiento que debería ser imposible de sortear en los espacios donde amaron su cantar.

Será una fecha tan importante como significó aquel debut en el tercer Festival Nacional de la Música del Litoral, una cita folklórica que creció a pasos soñados y agigantados pero que este año quedó reducido a tres noches, lejos del anfiteatro que retumbó de aplausos y vítores por su fiel novia: la inolvidable María Helena que el 22 de noviembre de 1965 alzó el preciado “Mate misionero”, el símbolo de la “Revelación” y la eterna Consagración posadeña.

Revista Folklore. Sobre la Consagración de María Helena en noviembre de 1965 en Posadas

 

 

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Gana premio nacional la ficción de Cármen Cáceres adaptada en Posadas del 2001

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Por su novela “La ficción del ahorro”, la escritora posadeña Carmen Cáceres ganó el Premio Fundación Medifé Filba, un certamen nacional que le otorgará $5 millones. Cáceres era finalista en la denominada “Lista corta”, junto a otros cuatro autores: César Aira, Inés Garland, Matías Aldaz y Ariel Magnus.

Asimismo, la obra de Cáceres, publicada el año pasado, quedó preseleccionada en la “Lista larga”, integrada por diez títulos de un total de 170 publicaciones evaluadas.

El Premio Fundación Medifé Filba cumplió cinco años y en su edición anterior distinguió a Gabriela Cabezón Cámara por su novela “Las niñas del naranjel”. Otras obras que obtuvieron el galardón fueron “El último Falcon sobre la Tierra”, de Juan Ignacio Pisano; “Los llanos”, de Federico Falco; “Materiales para una pesadilla”, de Juan Mattio; y “El ojo de Goliat”, de Diego Muzzio.

“La ficción del ahorro” (editorial Fiordo) es una novela corta ambientada en el verano posadeño de 2001, que retrata a una familia de clase media atravesada por las consecuencias de la crisis socioeconómica de entonces.

El relato, atravesado por el delicado estilo narrativo de Cáceres, terminó por cautivar al jurado, integrado este año por Alan Pauls, Alejandra Kamiya y María Moreno.

En su fallo, Pauls sostuvo que “La ficción del ahorro es un tour de force de concisión, lucidez y elegancia narrativa”. Agregó que, “en menos de 100 páginas, la autora narra diez años cruciales del desvarío económico argentino (1995-2005), con el foco puesto en una familia de clase media del interior, que oscila entre los números abstractos y el olor de los billetes, la hecatombe y la salvación.

Pauls sostuvo que “con 90 mil dólares, un revólver, una vecina suicida y un ahogado en el río”, Cáceres dibuja un mundo narrado “con los ojos de una outsider llena de encanto y perspicacia”.

Por su parte, María Moreno sostuvo que la novela ganadora del Premio Medife Filba representa “la argentinidad”. En su fundamentación afirmó: “El Martín Fierro y Facundo a la cabeza, claro, pero también Los pichiciegos. Sumo ahora La ficción del ahorro a esa lista, y celebro que ubique el centro de lo que ocurre en Misiones y no en Buenos Aires. La novela no explica el ser argentino: lo muestra con maestría, humor, profundidad e inteligencia”.

En tanto, Alejandra Kamiya destacó que la obra caracteriza a la clase media y su compleja relación con el dinero. Ambientada en 2001, la historia comienza con una escena profundamente argentina: la narradora se pega fajos de dólares al cuerpo para evitar un robo tras retirarlos de la caja de seguridad familiar. “Enfrentar una crisis cada veinte años también es una forma de estabilidad”, señala en uno de los pasajes citados por la jurada.

En mayo pasado, Cáceres fue entrevistada por La Voz de Misiones, medio para el cual reflexionó sobre un libro que viene recibiendo elogios desde su publicación. “Es un libro que tardé mucho en escribir” y que tiene “dos lecturas”: por un lado, lo provincial, y por otro, la forma en que el dinero se filtra en la construcción familiar.

Tenía 22 años en 2001. En ese punto se cruzan muchas coordenadas. Posadas es muy protagonista, yo soy posadeña, de barrio, y trabajo con mi memoria. Pero lo que sucede —el ahogado en el río, la escena del banco, la chica que sale con 10 mil dólares de la plaza 9 de Julio— es toda una ficción”, relató.

Carmen Cáceres nació en Posadas en 1981 y, además de escritora, es ilustradora y traductora. Publicó previamente la novela “Una verdad improvisada” (Pre-Textos, 2016) y los ensayos “Un año con los ojos cerrados” (en coautoría con Andrés Barba; Papeles Mínimos, 2021) y “Al borde de la boca. Diez intuiciones en torno al mate” (Fiordo, 2022).

Como traductora, trabajó con autores como Joseph Conrad, Daniel Defoe y las hermanas Mitford, además de la biografía de Barack Obama. En el campo de la ilustración, se formó en Madrid y Nueva York, con especialización en collage en lienzo y fotografía analógica, y realizó portadas para editoriales, pódcast y revistas literarias.

Posadas, dólares y clase media: la elogiada novela de Cáceres llegó a España

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