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Cambio climático: 2017, uno de los tres años más calientes de la historia

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Los números oficiales revelaron que 2017 es uno de los tres años más calientes de los que se tenga registro, de acuerdo a un anuncio de la NASA y la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). En Argentina, esto se corresponde con un informe del Servicio Meteorológico Nacional que señala a 2017 como el año más caliente para nuestro país: Con un desvío respecto de la temperatura media normal de +0.66°C, superó la marca del año 2012, en que se había alcanzado un desvío de +0.63°C.

Según el SMN, “si consideramos la evolución climática temporal (desde 1961 hasta 2017) de la anomalía de temperatura media, vemos que cada vez es más frecuente registrar años cálidos, y particularmente desde el año 2012 esta tendencia es mucho más significativa respecto de otro años”.

Este anuncio llega en un año en el que El Niño, un fenómeno que calienta el oeste del Océano Pacífico, influenciando patrones climáticos en el hemisferio sur, que empujan la temperatura promedio global. A gran escala, la temperatura promedio global en 2017 fue de .8 a .9 grados más que en los niveles preindustriales. Pero no hay que equivocarse: lo que parece apenas un pequeño incremento está ya teniendo impactos enormes que contribuyen a eventos climáticos extremos, tan mortales como costosos, en todo el planeta.

En la Argentina se manifiesta de diferentes formas: el cambio climático aumenta las chances de que haya eventos extremos, como las inundaciones e incendios forestales en el norte y centro del país, las sequías en zonas templadas; la pérdida de glaciares, que proveen el agua en la Cordillera y en la Patagonia. Y los ejemplos se multiplican alrededor del planeta: inundaciones en el sudeste asiático que mataron a más de 1200 personas; la ola de calor Lucifer, en Europa; incendios sin precedente en el oeste de los Estados Unidos; 306.000 millones de dólares de costo por desastres climáticos sólo en Estados Unidos, consecuencia de los huracanes Harvey e Irma. Las consecuencias no son solo ambientales: son también sociales y económicas.

Las emisiones de gases de efecto invernadero son el principal factor que provoca el cambio climático, y junto con la deforestación, van en aumento. Y con ellas aumenta el cambio climático. El año pasado sirve como un recordatorio de la necesidad de acciones urgentes para reducir emisiones, especialmente de cara a 2020, cuando el Acuerdo de París formalmente entre en efecto. Cálculos preliminares sugieren que las emisiones de dióxido de carbono se elevaron 2% en 2017, luego de permanecer planas entre 2014 y 2016. Con el ataque a las políticas que frenan las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de escépticos del cambio climático en la administración de los Estados Unidos, a otras partes del mundo le toca redoblar sus esfuerzos.

Los datos de 2017 también deberían ayudar a conseguir resolución de los negociadores climáticos para pedir por mayores ambiciones.

“El último año podría pasar a la historia como el año en el que los impactos del cambio climático finalmente se volvieron innegables. Acaso este año sea aquel en el que nuestra respuesta se iguala al desafío”, opina Chris Weber, líder científico de clima y energía de WWF.

Afortunadamente, hay muchas tendencias esperanzadoras en camino, que deberán permitir a los gobiernos a ser audaces cuando se trata de objetivos de emisiones, políticas nacionales, y uso de energías limpias. La Agencia Internacional de Energía Renovable publicó una investigación que demuestra que para 2020, todas las tecnologías de energía renovable tendrán un costo competitivo con la generación de combustibles fósiles. Además, la creciente alerta por el estado de nuestros océanos, en parte por la enorme cantidad de plástico que mata la vida marina y contamina nuestros mares, demuestra una concientización y preocupación por la sustentabilidad de los ecosistemas del mundo. Esto debe permitirnos tomar carrera para acciones ambiciosas sobre el cambio climático.

Argentina debe reforzar su compromiso  con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, a partir no sólo del diseño de políticas más ambiciosas en estas líneas, si no en la ejecución real de las políticas ya comprometidas y en el monitoreo de la eficiencia de las mismas. El sector privado tiene también una enorme tarea en la incorporación de la eficiencia energética en el sector productivo y en la promoción de prácticas productivas libres de deforestación y climáticamente responsables. Ante un cambio evidente, e imparable, es necesario también reforzar las medidas de mitigación de los impactos negativos.  El respeto de las leyes ambientales vigentes, como la Ley de Glaciares, la Ley de Bosques y la sanción de las pendientes, como la Ley de Humedales es una asignatura pendiente en un país que no puede sumar la flexibilización ambiental a  su fuerte proceso de búsqueda de inversiones externas. (FUNDACIÓN VIDA SILVESTRE).

Ambiente

Un plan para restaurar la selva misionera superó los 200.000 árboles plantados

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La Fundación Vida Silvestre celebró la plantación de más de 200 mil árboles nativos con el objetivo de restaurar la selva misionera en zonas deforestadas. Al mismo tiempo, consideraron que la iniciativa es clave para recuperar al yaguareté, entre otras especies que habitan la fauna y flora regional.

A través de un comunicado, afirmaron que “la pérdida y fragmentación del monte es una de las principales amenazas para el felino”. Sin ir más lejos, según datos del último censo del yaguareté en la región del Corredor Verde entre Misiones y Brasil, esta población descendió a una media de 84 ejemplares, frente a los 93 registrados en 2022.

De manera preventiva ante esta situación, hace más de quince años Vida Silvestre trabaja en la provincia para recuperar y reconectar la selva misionera y el hábitat del yaguareté, de la mano de más de 200 familias de pequeños y medianos productores rurales de Andresito y San Pedro.

Fue así que en la última década y media lograron plantar más de 200.000 árboles nativos y restaurar unas 640 hectáreas de selva en áreas clave para recuperar corredores de biodiversidad. 

En el mismo documento, detallaron que actualmente los esfuerzos están focalizados en San Pedro y en reforzar la conectividad de la selva entre el Parque Provincial Cruce Caballero y la Reserva de Biósfera Yabotí. “En esta región, tanto las y los pobladores como los fragmentos de bosque nativo aún conservan la memoria del rugido del yaguareté”, señalaron. 

“Desde Vida Silvestre estamos convencidos de la necesidad de recuperar la selva misionera no sólo para el yaguareté y la biodiversidad, sino también para las personas ya que los beneficios o servicios ecosistémicos que brinda el monte son esenciales para el bienestar y para afrontar el cambio climático”, señaló Claudia Amicone, especialista en restauración y comunidad de la fundación. 

Además, indicó: “Nuestro trabajo de restauración lo realizamos en sitios de alto valor para el hábitat del yaguareté en donde, mediante diversos estudios, las necesidades de intervención para no perder la conectividad de los grandes bloques de serva que quedan en Misiones son urgentes”. 

“Sin selva, no hay fauna. Sin conectividad ecológica, el yaguareté no tiene futuro. Cada hectárea restaurada es una pieza clave en el rompecabezas de la conservación”, concluyó Amicone. 

Acciones colectivas para la conservación

A través de acuerdos voluntarios, acompañamiento técnico y económico, y prácticas productivas sostenibles, varias familias participan activamente en la recuperación del bosque en sus chacras. 

En este momento, 38 familias preparan el terreno para enriquecer con árboles nativos sectores de selva existentes, plantar sobre áreas degradadas y trabajar en procesos productivos de manera amigable con el ambiente, como los sistemas agroforestales.

Se trata de acciones que sumarían en el mediano y largo plazo contribuyendo con la recuperación de flora y fauna, además de impulsar prácticas que atenten contra la pérdida del hábitat, como la caza furtiva, los conflictos con actividades productivas y los atropellamientos. 

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Rescatan a mona que estuvo siete años en cautiverio en una casa de Puerto Rico

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Ayer en horas del mediodía, personal policial, junto a un equipo de ambientalistas, procedió al rescate de una mona Caí que estuvo casi una década en cautiverio, dentro de una jaula de un metro cuadrado.

“Yo estoy haciendo un asado acá y ella me está golpeando el plato allá, quiere un pedazo de asado y yo le doy asado. Le doy fruta, le doy lo que sea. Es como un animal cualquiera”, se escucha relatar a quien sería el propietario de la vivienda, ubicada en el Barrio 130 de Puerto Rico, donde estuvo encerrada la mona de especie Caí (Sapajus nigritus), en un video que no tardó en viralizarse. 

Sin embargo, tras el arribo de policías y ambientalistas, el responsable hizo entrega de manera voluntaria del animal que habría estado al menos 7 años en situación de mascotismo. 

Nuestra fauna silvestre no merece este destino. Hoy, gracias al trabajo conjunto de la Policía de Misiones, a través de su División de Defensa del Medio Ambiente, el Ministerio de Ecología y el Centro de Conservación de Fauna (Ohana), esta mona inicia su segunda oportunidad de vida”, aseveró la Policía de Misiones a través de un posteo en Instagram.

Peligro de extinción 

A lo largo y ancho del país habitan cinco especies de monos, entre ellas, dos aulladores, dos capuchinos (o Caí) y el mono de noche o mirikiná. 

En Misiones se encuentran las especies Caí y Carayá, esta última en peligro de extinción, por lo que en septiembre de 2022, el mono Carayá negro y dorado (Aloutta), fue declarado Monumento Natural Provincial, para protegerlos y tratar de recuperar sus poblaciones frente a la caza furtiva, los brotes de fiebre amarilla y la deforestación que los llevó a ser una especie en peligro de extinción en Misiones.

De acuerdo a la categorización nacional de conservación para mamíferos argentinos, las poblaciones de monos aulladores carayá en el país “han sufrido una reducción poblacional del 10% en una generación (10 años) y se infiere una reducción para el futuro a 2 generaciones (20 años) de al menos 20%”.

En Misiones particularmente, la población de ambas especies es muy escasa comparada con otras provincias. Debido a los cambios del suelo por deforestación, muchos se vieron obligados a migrar, mientras que otros no resistieron el cambio de habitat. 

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Invitan a jornada por el Día Internacional del Ambiente en la FCEQyN

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En el marco de una fecha que intenta promover la conciencia y pensar qué implica educar en contextos de crisis ambiental, la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales (FCEQyN) de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) convoca a estudiantes, docentes y a la comunidad en general a la XIII Jornada del Día Internacional del Ambiente, este viernes 27 de junio de 14 a 19, en su sede ubicada en calle Félix de Azara 1552 de Posadas.

En esta oportunidad el lema será “Unidos por un mundo sin plásticos: de la Ley Yolanda a la acción”, con el objetivo de reflexionar y divulgar esta legislación Nº 27.592, sancionada en noviembre del año 2020.

La misma establece la obligatoriedad de la capacitación en temas ambientales en todos los niveles del Estado y adherir a la campaña del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que declara al 2025 como el Año Internacional para poner fin a la contaminación por plásticos.

Su nombre surgió en homenaje a Yolanda Ortiz, quien fuera secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano en Argentina, reconociendo que “su trabajo en la protección del ambiente fue muy importante en toda Latinoamérica”.

Temas y disertantes

El encuentro se llevará a cabo el aula magna, ubicada en el primer piso del edificio central, donde los presentes debatirán sobre distintos ítems, que van desde presencia de microplásticos en el río Paraná; bioplásticos de almidón de mandioca; gestión de residuos compostables en la Facultad de Exactas (Tekororiq); innovación empresarial: materiales a partir de plásticos reciclados (Terekua sustentable), entre otros.

Las disertantes serán Gladys Garrido, directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible (Icades) y las docentes e investigadoras Pamela Cuenca y Natasha Schvezov.

La actividad es organizada por dicha casa de estudios, el Icades, el Programa de Extensión Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PEA) y la Cátedra de Ecología de la FCEQyN.

Los interesados deberán inscribirse a través del enlace https://bit.ly/3GgpsiY, y recibirán certificaciones digitales al finalizar la jornada. 

Programa completo: https://www.fceqyn.unam.edu.ar/jornada-ambiente-2025/

 

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