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Le dieron prisión domiciliaria a violador para evitar que se contagie el virus
En su sentencia, los jueces reconocieron que el detenido puede fugarse o cometer nuevos delitos, pero priorizaron su derecho a la salud
BUENOS AIRES. La Justicia decidió otorgarle el beneficio de prisión domiciliaria a un condenado por violación. En su resolución, los jueces reconocieron que es probable que el presidiario intente fugarse o incluso cometer nuevos delitos, pero aún sí coincidieron en que es prioritario garantizarle el derecho a la salud.
Desde que la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus irrumpió en la vida de los argentinos, cientos de recursos se han presentado en tribunales de todo el país para pedir por la libertad de detenidos en las cárceles.
De hecho, tal como reveló en Infobae, el Servicio Penitenciario elaboró un listado de más de 1200 reclusos que están considerados dentro del grupo de riesgo.
Sin embargo,por primera vez un tribunal describió cómo podría ser el contagio si el virus entra a los establecimientos del sistema penitenciario en un escenario de “superpoblación”.
Y, tras ese análisis, adoptó una decisión polémica: le concedió prisión domiciliaria a un hombre que hace apenas un mes había sido condenado por delitos sexuales a la pena de seis años de prisión.
“Resulta previsible que si la enfermedad logra colarse en el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza existe un alto riesgo de que se produzca un masivo y simultáneo contagio de los internos allí alojados, poniendo en especial peligro a aquellos que ostenten un grado mayor de vulnerabilidad a sus efectos”.
En ese “hipotético -aunque posible- escenario se impone como única solución preventiva” que las cárceles cuente “entre sus filas con la menor cantidad de personas de riesgo”.
¿Por qué? Porque los hospitales de cada complejo “carecen de recursos humanos y técnicos para hacer frente a la demanda”, los presos no podrían ser trasladados y sobrecargaría el sistema público de salud, sostuvo la resolución al a que accedió Infobae.
“Fútil e inocuo encuentro el dato -a este día y hora incierto- que por el momento no se han detectado casos de contagio en las unidades carcelarias, pues esa realidad puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos”, se advirtió.
El fallo fue firmado el viernes pasado por el Tribunal Oral Federal 5 de San Martín, a cargo de los jueces María Claudia Morgese Martín, Esteban Rodríguez Eggers y Matías Mancini. El acusado se llama Miguel Ángel Holotte y había sido condenado, en un juicio abreviado, el 28 de febrero pasado, a la pena de 6 años de prisión.
Su delito: “Abuso sexual con acceso carnal -por vía oral, en el cual la víctima no pudo consentir libremente la acción -reiterado en dos oportunidades”, junto al de promover la “corrupción de menores de dieciocho años” y “facilitación y divulgación de representaciones de partes genitales de menores de dieciocho años de edad con fines predominantemente sexuales”.
Aún le resta cumplir cuatro años y nueve meses detenido para poder acceder a su libertad.
En la resolución, el TOF establece tres condiciones para efectivizar la prisión domiciliaria. La primera es que antes de que pueda salir de prisión, con el control de una tobillera electrónica, el reo debe conseguir que un tercero deposite 100 mil pesos como fianza. Esa condición debe cumplirse “sí o sí”, dice la resolución.
La segunda es que se le haga el test para descartar que ya no tenga coronavirus.
La tercera dispone que el beneficio de la prisión domiciliaria durará “exclusivamente por el plazo durante el cual se encuentren vigentes los riesgos inherentes al contagio del COVID-19, debiéndose, una vez cesados, retornar al imputado a la unidad carcelaria pertinente para que continúe cumpliendo la pena impuesta y tomando todos los recaudos del caso en relación a la enfermedad en cuestión”.
En su análisis, la jueza, que llevó la voz principal en la resolución reconoció: “Es verdad que existe una posibilidad cierta de que en caso de serle concedida la prisión domiciliaria a Holotte, éste intente fugarse, máximo cuando el tiempo que le resta por cumplir de pena es considerable”; “el incremento del riesgo de fuga que emana ya no de una mera expectativa de prisión en abstracto”, suscribió.
Incluso, añadió, “coexiste el riesgo” de que el acusado “cometa otro delito (sin desatender y lamentar la grave naturaleza de los hechos por los que fue condenado). Sin embargo, a mi humilde entender, ninguna de tales hipótesis puede fundar el rechazo del arresto domiciliario cuando lo que está en juego es la vida” del recluso, máxime cuando aún se encuentra vigente “su estado de inocencia”.
Apenas comenzó la pandemia, la defensa oficial pidió su excarcelación o en su defecto la prisión domiciliaria. El acusado padece “antecedentes de tabaquismo, cardiopatía, nefropatía, anemia, litiasis vesicular, insuficiencia renal, hiperlapsia prostática con aumento de tamaño testicular derecho”. Además tiene colocados dos stent y recibe medicación diario.
Según el Cuerpo Médico Forense, “de no cumplirse total o parcialmente las indicaciones detalladas, la privación de la libertad en el establecimiento carcelario le impediría a Holotte recuperarse adecuadamente de sus dolencias”. “Holotte se haya comprendido dentro del grupo de riesgo de personas frente al COVID-19 conforme el DNU n° 260/2020”, sostuvo la defensa.
En el análisis de la situación, la jueza Morgese Martín hizo hincapié en la emergencia sanitaria dispuesta por el Poder Ejecutivo frente a la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud, la preocupación planteada por la Cámara Federal de Casación Penal sobre las personas privadas de la libertad frente a ese escenario y la disposición de la Corte Suprema que “encomendó a los magistrados judiciales a llevar a cabo los actos procesales que no admitieran demora o medidas que de no practicarse pudieran causar un perjuicio irreparable”
“La extraordinaria situación descripta impone la urgente (re) evaluación de la situación de aquellos imputados privados de su libertad que se encuentren en especial riesgo de salud frente al contagio de la enfermedad. Tal es el caso de Holotte, cuyas afecciones -ya señaladas- lo ubican indudablemente dentro del grupo de personas especialmente vulnerables al COVID-19 (particularmente la insuficiencia renal y sus antecedentes coronarios)”, planteó el fallo.
La jueza abrió así el debate. Y resaltó que el análisis de la situación debe partir “necesariamente de la premisa establecida por el artículo 18 de nuestra Constitución Nacional, en cuanto impone que ‘las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que la autorice’”.
Precisamente, la jueza subrayó “la general situación de las cárceles relativa a la superpoblación, la falta de higiene y recursos sanitarios y el consecuente mayor riesgo de propagación de enfermedades contagiosas”, en especial en el complejo de Ezeiza. Habló así de los informes de la Procuración Penitenciaria de la Nación, la Comisión Provincial por la Memoria y el Centro de Estudios Legales y Sociales.
Y aseguró que el pasado 26 de marzo el propio Servicio Penitenciario Federal admitió que “surge palmariamente la superpoblación que azota en las cárceles federales, especialmente en los Complejos Penitenciarios Federales I y II, cuya tasa de ocupación es 122,3% y 107,97%, respectivamente, y albergan, entre ambos, ni más ni menos que el 35% de la totalidad de presos en el ámbito federal” y en donde los presos comparten un espacio común.
“Ninguna duda cabe, a mi juicio, en cuanto a que las irrefutables y reconocidas condiciones carcelarias señaladas confluyen en un escenario óptimo para la transmisión de enfermedades virales, circunstancia ésta de máxima relevancia dada la principal característica que define al COVID-19: su enorme facilidad de contagio y, por ende, la rapidez de su propagación, que impide a la cualquier estructura sanitaria brindar una respuesta médica eficiente; de ahí, precisamente, el fundamento de las extraordinarias medidas restrictivas dispuestas por el Estado Nacional para toda la población, por cierto replicadas en todo el mundo (incluso en aquellos países que cuentan con sistemas de salud superiores al nuestro)”, sostuvo el fallo
“Fútil e inocuo encuentro el dato -a este día y hora incierto- que por el momento no se han detectado casos de contagio en las unidades carcelarias, pues esa realidad puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Sí sería relevante -además de auspicioso y esperanzador- si la noticia fuera que habiéndose comprobado casos positivos dentro del ámbito penitenciario, las medidas de aislamiento interno fueron exitosas en evitar el contagio del virus entre los detenidos, lo que precisamente por no existir aún internos con coronavirus no se puede determinar”, se añadió.
La jueza planteó así el “alto riesgo de que se produzca un masivo y simultáneo contagio de los internos”. Y resaltó que cuando se le pidió informes a los distintos complejos penitenciarios federales “los recursos sanitarios con los que cuentan para afrontar un eventual contagio masivo del COVID-19 ente la población de riesgo, las respuestas fueron disímiles, vagas y esquivas”. Y por eso, a su criterio, debe aplicarse allí también el método elegido para el resto de la población por el Gobierno: separar y aislar para “desacelerar la velocidad de contagio”.
“Ante ello, la única alternativa viable es la de conceder a los internos más vulnerables la prisión domiciliaria, hasta tanto el estado pandémico cese.
Es cierto que no podría asegurarse que en caso de disponerse el arresto del imputado en su domicilio, éste no se contagiará el COVID-19, como así tampoco que tendrá garantizada una atención eficaz en el sistema de salud pública, pero lo que sí es seguro es que si la población carcelaria de riesgo fuera diseminada en distintos domicilios: 1) la velocidad de un eventual contagio de ese número de personas sería sensiblemente menor y, por ende, más favorable la expectativa de una atención médica eficiente; 2) el imputado tendría las mismas oportunidades de atención médica que cualquier otro ciudadano; y 3) las cárceles tendrían menos población y, por ende, el índice de contagio será inferior entre personas que, en principio, no requerirían atención médica urgente”, dijo.
Se firmó así su arresto domiciliario, con las condiciones planteadas -tobillera, fianza de un tercero y orden de volver a prisión cuando termine la pandemia-. “Previo a efectivizarse el traslado a su domicilio, el imputado deberá aportar un referente al efecto y las autoridades penitenciarias deberán descartar, mediante el examen de laboratorio correspondiente, la presencia del COVID-19 en el nombrado, debiendo en su caso implementar el protocolo fijado al efecto por el Ministerio de Salud de la Nación”, se añadió.
iNFOBAE
Cultura
Jorge Villarreal, el guitarrista misionero de Sandro: “Daba todo en el escenario”
Jorge Villarreal es el guitarrista misionero que tocó con Sandro durante veinte años y que estuvo presente para el que fue su último recital en el Teatro Gran Rex, el 16 de mayo de 2004, para un show de casi tres horas y ante 3.500 personas. “Iba a ser esa seguidilla que hacíamos siempre durante el año. Empezábamos en Rosario y seguíamos por las provincias, terminando, no sé, en cuarenta recitales. Una cosa de locos”, recordó Villarreal a La Voz de Misiones.
“Hasta el último tema las canciones las cantaba en el mismo tono. En el escenario subía otra persona. Daba todo. Nunca bajar un tono ‘porque no llego a lo que llegaba cuando era joven’. Lo mayoritario que se puede apreciar de él es cómo se entregaba”.
No obstante, a pesar de que siempre puso todo el cuerpo para cada interpretación, Sandro tenía los pulmones en muy delicado estado. Por eso se vio obligado a cancelar cualquier posibilidad de gira después de aquel Gran Rex. “Esos veinte años que estuve con él tocamos por todos lados, de acá de la Argentina, desde Ushuaia a Canadá, en todos los países. Y para el Oeste del Mapa, fuimos a Australia también con él”, resumió el guitarrista.
Según describió Villarreal, el cantautor era una persona “súper normal” aunque, “como él decía, ‘yo soy Sandro arriba del escenario. Después, cuando bajo, soy Roberto’. Él hacía esa diferencia”. La devoción por Sandro de América era tan grande que despertaba un fanatismo único, traducido en “Las Nenas”, las mujeres que siempre copaban las butacas más cercanas. “No sabes lo que era eso”, dijo el guitarrista.
“Cuando empezábamos en el Gran Rex, o donde sea que íbamos a tocar, mirábamos un poquito a través de la cortina y había siempre unas tres o cuatro filas que ya estaban llorando. La mayoría mujeres. Era así. Así era la historia de Roberto. Y esa gente no paraba de llorar hasta que el show terminaba”.
Como músico sesionista, Villarreal se probó ante el director musical de Sandro y quedó seleccionado en 1984. Desde el momento que ingresó a la banda, la nueva etapa de Sandro “capturó otro tipo de público. No tanto rockero, sino más lo baladista”, comparó el músico que también lo acompañó al autor de “Dame fuego” en los programas de televisión que conducía en Canal 13 y que se llamaba “Querido Sandro”, adonde venían a cantar diversos artistas famosos.
Hace veinte años atrás, cuando se concretaba el que sin saberlo fue su último recital, Roberto Sánchez padecía las consecuencias un enfisema pulmonar, diagnosticado en 1998. Por eso debió ser intervenido en 2005 y, cuatro años después, recibió un doble transplante, de los pulmones y el corazón. Lamentablemente, el gran cantautor argentino falleció el 10 de enero del 2010, a los 64 años.
Homenaje a Sandro con Fernando Samartín
No obstante y ante la dura ausencia de uno de los máximos cantautores del país, la leyenda continuó con el tiempo. Porque los músicos que lo acompañaron en los últimos tiempos aceptaron tocar con el imitador de Sandro, Fernando Samartín, para un conmovedor espectáculo que tuvo varias giras y que incluso llegó a Posadas en 2013 al Montoya, con Villarreal en la guitarra.
Más recientemente, en marzo se realizó en el Teatro Gran Rex el mismo espectáculo que tiene más de dos décadas de homenaje, en el que la imitación pasa a ser un calco de las emociones vividas con El Gitano. Allí, como en otras oportunidades, estuvo tocando Jorge Villarreal.
@lavozdemisiones Jorge Villarreal es el guitarrista misionero que tocó con Sandro veinte años y que estuvo presente para el que fue su último recital en el Teatro Gran Rex. El último concierto de El Gitano ocurrió hace poco más de veinte años atrás, el 16 de mayo de 2004, para un show de casi tres horas y ante 3.500 personas. “Iba a ser esa seguidilla que hacíamos siempre durante el año. Empezábamos en Rosario y seguíamos por las provincias, terminando, no sé, en cuarenta recitales. Una cosa de locos”, recordó Villarreal a La Voz de Misiones. #LaVozdeMisiones
Jorge Villarreal nació en Puerto Rico y allí aprendió a tocar la guitarra. Su hermano Hugo, cuatro años más chico, se dedicó al bajo. Antes de irse a estudiar en un conservatorio en Buenos Aires, Jorge vivió en Posadas, donde terminó el colegio en el Roque González e integró la banda Los Biker’s, junto a Polo Peralta y otros músicos.
En Buenos Aires tocó un buen tiempo con artistas como Manuela Bravo o Gian Franco Pagliaro, con quien recorrió el país varias veces. Su hermano Hugo actualmente está retirado de la música pero formó parte de la banda Pastoral y acompañó en el bajo a Sergio Denis en la década del 90.
Actualmente y como hace 25 años, Jorge atiende su local de música en El Palomar del Gran Buenos Aires. Allí enseña música, se dedica a la luthería y a la venta de instrumentos. Además, mientras no es parte de los tributos a Sandro, suele salir de gira con otros artistas. Jairo lo llamó hace poco y con él se fue de gira a Córdoba, porque las cuerdas de Jorge aún tienen ese “mundo de sensaciones” que acompañó a Sandro.
Cultura
El documental “Lago Escondido”: “Muestra a un feudo británico en Argentina”
Con la presencia de su director, el correntino Camilo Gómez Montero, mañana viernes se presentará en Posadas “Lago Escondido. Soberanía en juego“, el documental que “muestra de manera directa cómo funciona un feudo de la corona británica en pleno siglo XXI en territorio argentino”, definió Gómez Montero a La Voz de Misiones.
Con una charla debate y con la presencia además de marchantes que participaron de aquella experiencia, “Lago Escondido. Soberanía en juego” se proyectará en el Salón del Partido Justicialista de Posadas, a las 18 horas.
Se trata de la marcha que organizó la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua y que fue acompañada por distintas organizaciones sociales y gremiales pero que dejó varios heridos entre los manifestantes, atacados por jinetes que impedían el paso.
La película de 77 minutos se filmó a comienzos del 2023 en Río Negro y registró la séptima marcha al Lago Escondido, un lugar al que por ley-como cualquier otra orilla- debería ser de libre acceso. Pero se encuentra entre las 12 mil hectáreas que tiene el multimillonario inglés Joe Lewis, quien “acaba de ser condenado por la justicia de Estados Unidos por delito de tráfico de información financiera”, advirtió el cineasta correntino. “Ese personaje es favorecido por la justicia de nuestro país”, lamentó.
Es que hay dos accesos al Lago Escondido. Uno es realmente muy complicado y solo se puede hacer a pie y lo llaman el camino de la montaña. El otro se llama El Camino de Tacuifí, que fue transitado por los viejos habitantes de la Patagonia, incluso por el cacique Foyel, su antiguo propietario que fue expulsado después de la Campaña del Desierto.
“Desde la ruta 40 llegarías en una hora a Lago Escondido. Era el camino natural. Nosotros en el documental mostramos mapas de los años 1940 y 1950, cuando el Ejército Argentino indica perfectamente el camino. Fue público toda la vida. Hemos conocido a gente en El Bolsón que da su testimonio en la película, que cuenta que iban a pescar, que ingresaban a ese camino sin ningún tipo de problema”.
Cuando el magnate Joe Lewis compra en 1996 las hectáreas aledañas a Lago Escondido manda a cerrar el viejo acceso de Tacuifí y coloca un portón de hierro para evitar su ingreso. Sin embargo, la justicia falla a favor de la población y permite, durante más de diez años, el libre ingreso. “Pero una cosa es lo que diga la justicia y la otra el gobierno de Río Negro, que jamás lo molestó a Lewis, ni fue allí a exigir la liberación del camino”, criticó Gómez Montero.
Mientras que a comienzos del año pasado un grupo hizo a pie el camino por la montaña, otros activistas se dispusieron transitar el viejo camino de Tacuifí, donde fueron atacados a golpes por jinetes en crudas imágenes que se ven en “Lago Escondido. Soberanía en juego”.
“Existieron hechos muy graves en marchas anteriores, pasa que, a diferencia de esta última, nos quedó el registro y se puede demostrar algunos hechos de violencia”, contó Gómez Montero.
Varios de los que agresores deben enfrentar a la justicia de Bariloche, próximamente. Pero será en un contexto distinto, porque hace un año, el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro revocó las sentencias que ordenaban garantizar el acceso al lago por la traza más corta.
Ahora, todo aquel que pretenda ir al Lago Escondido deberá hacerlo por el difícil camino de siete días por la montaña, donde “hay zonas de cornisas muy complicadas, con frío”, advirtió el documentalista que muestra en su documental cómo es tal aventura, que por entonces contó “con la dificultad de encontrarte con la fuerza paraestatal que responde a este británico que son unos matones que están en la montaña. Literalmente lo digo, porque eso se ve en el documental, dispuestos a molerte a palos si te ocurre acercarte al Lago Escondido”.
Camilo Gómez Montero estrenó en 2012 el documental “Buscando al Comandante Andresito“, que contó con la presentación de Víctor Heredia como entrevistador. En este caso, “nos pareció cambiar el formato, al estilo de reality, donde la cámara está permanentemente metido en la acción. Y así se cuenta con testimonios directos en el camino de Tacuifí, que es ese donde se hizo la gran represión”, resumió.
Aunque tal como en su película sobre Andresito, el cineasta correntino considera que aquí hay una cuestión de soberanía e identidad. Porque en Lago Escondido “somos extranjeros en nuestro propio país”, sentenció.
Si bien la derogación de la Ley de Tierras tal como contemplaba el DNU del presidente Javier Milei se declaró inconstitucional, el caso todavía debe ser atendido por la Corte Suprema de Justicia.
“El problema con esta normativa de Javier Milei es que se consolidan nuevos Lagos Escondidos en toda la Patria. Porque ellos están proponiendo que cada provincia pueda vender territorios a magnates extranjeros de manera ilimitada”, apuntó el cineasta.
Cultura
Mauro López, del barrio Yacyretá a Francia con un salto de su Yaguareté Crew
Mauro López es un músico posadeño que vive en Toulouse, al sur de Francia. Junto al también misionero Jonathan Vázquez lideran Yaguareté Crew, banda en la que mezclan el español con el francés y algo de guaraní. “Cuando empezamos teníamos dudas si sonaba bien. Hoy estamos proyectando tocar en festivales en Francia”, contó Mauro a La Voz de Misiones.
@lavozdemisiones Mauro López es un músico posadeño que vive en Toulouse, al sur de Francia. Junto al también misionero Jonathan Vázquez lideran Yaguareté Crew, banda en la que mezclan el español con el francés y algo de guaraní. “Cuando empezamos teníamos dudas si sonaba bien. Hoy estamos proyectando tocar en festivales en Francia”, contó Mauro a La Voz de Misiones. #LaVozdeMisiones #Cultura
Mauro creció en el barrio Yacyretá con los sueños de hacer cine. Después de estudiar Producción de Radio y TV en el Montoya emigró a Irlanda, con la idea de echar raíces y dedicarse a la fotografía.
Pero olvidar sus orígenes no estaba en sus planes. Por eso, en sus visitas anuales a su familia en Posadas, aprovechaba para reunirse con Jonathan en el barrio A32, donde a la par comenzaron a crear canciones con fuertes códigos de pertenencia que fueron concretándose en Yaguareté Crew.
Siete años después y a pesar de la distancia, la banda se consolidó y con más músicos -un baterista brasileño y una bajista francesa- estará presentándose a fines de agosto en Francia, donde ahora vive Mauro.
Es que en ese país existe algo que se llama “Intermitencia de espectáculos”, programa estatal en el que “prácticamente se le reconoce al artista como autónomo, como artista independiente”, explicó.
“Te da la posibilidad de vivir como artista. Porque tenés seguro social, pagas los impuestos. Eso también te da un seguro de desempleo que te permite trabajar seis meses, parar seis para producir, para volver a salir a trabajar por seis meses”, detalló.
No obstante, el programa “tiene su pro y su contra”, según Mauro. “Su contra es que ‘si no hay dinero, no hacemos. Nos quedamos’. Y acá, en Argentina, es al contrario. No hay dinero y están inventando igual, haciendo cosas, todo el tiempo creando. Eso creo que tiene valor en Posadas”.
Conseguir la intermitencia de espectáculos “no es tan sencillo”, consideró el rapero posadeño. “Pero, una vez que lo logras estar ahí, es otra vez buscar trabajo. Como todo trabajador independiente. También hay otra cosa que me llamaba la atención. Te felicitan: ‘lograste la intermitencia de espectáculos, sos un artista’. Pero para un francés seguís siendo un artista precario. Tenés un suelo precario, básicamente. Entonces fue ‘ok. Lo logramos’. Pero hasta qué punto uno se conforma con algo que sigue siendo una precariedad. Como sucedió acá. Salió la policía y el docente a protestar. Les dieron un aumento pero seguís estando en la precariedad. ¿Entonces hasta qué punto aplaudir eso?”.
El fútbol y el racismo en Francia
Después de que la selección argentina alzara la Copa América, el futbolista Enzo Fernández grabó una canción homofóbica y racista, que apuntaba a los futbolistas franceses.
Eso tal vez fue la consecuencia de los silbidos que se escucharon cada vez que en los Juegos Olímpicos de París 2024 se cantaba el Himno Nacional Argentino. Sin embargo, según reflexionó Mauro, “en Francia, como argentino no sufrimos tanta discriminación”.
“Los que sufren más la discriminación son los árabes, África en general. Porque hay una fuerte inmigración. Sería como nosotros acá, en Argentina, discriminamos a los bolivianos, los peruanos, los paraguayos”, comparó.
“Cuando salió Argentina campeón, allá quedó la ciudad (de Toulouse) vacía. Hubo muchos amigos argentinos y latinoamericanos que se pusieron todos la camiseta argentina y salieron a las calles a hacer ruido, a gritar, a cantar, a hacer quilombo. Y no hubo pelea. Los franceses lo aceptaron. Eso me pareció re loco. Si eso hace un grupo de franceses acá se pudre todo”.
Yaguareté Crew se estará presentando en vivo, el próximo 31 de agosto. Jonathan Vázquez se despedirá de Posadas y cruzará nuevamente el océano, esta vez para radicarse en Francia y consolidar con Mauro la banda misionera en tierras sureñas de Francia, donde hay una gran influencia del español.
Previamente, junto a la banda White Track, el sábado 27 de julio Yaguareté Crew se despidió de Posadas, en el bar Misionero y Guaraní, con una poderosa impronta de versos tan desafiantes como prometedores. Tal vez fue el último concierto de Yaguareté Crew en Posadas. O mejor dicho: el primer recital de su nueva aventura, justo antes del salto felino.
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