Ambiente
Luego de siglos de explotación el Araucaria está en vías de extinción

Esta especie perdió el 97% de su extensión desde el siglo XX y se encuentra en “peligro crítico”. Resaltan el trabajo realizado en Misiones para lograr su conservación y destacan que se debería realizar un seguimiento específico para lograr mejores resultados.
MISIONES. Araucaria angustifolia o “pino paraná” es un árbol nativo del norte de Argentina y sur de Brasil, considerado en peligro crítico de extinción. Una publicación de investigadores de la UNNE expone la necesidad de frenar la degradación de áreas existentes y conservar la variación genética de esta especie que perdió el 97% de su extensión desde el Siglo XX.
Angustifolia en Sudamérica llegó a formar bosques muy extensos; hacia 1960 se contabilizaban unas 200.000 hectáreas como manchones de bosques silvestres en las sierras del norte de Misiones.
Es una especie de árbol que, a pesar de poseer superioridad en cuanto a su magnitud respecto a otros árboles con los que compite, por su estado de conservación, es considerada en peligro crítico de extinción.
Es que los bosques de A. angustifolia fueron talados con el fin de aprovechar la madera de los árboles y de abrir los terrenos para la agricultura.
Luego de siglos de explotación, los bosques de araucarias quedaron reducidos a sólo una mínima fracción de su extensión original y actualmente su estado de conservación es “En Peligro Crítico (CR)” según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
Con el fin de crear conciencia sobre el estado actual de la especie, investigadoras de la Cátedra de Silvicultura de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, elaboraron una publicación en la que describen el estado del recurso haciendo énfasis en su importancia económica, utilidad, estado de conservación y recursos genéticos disponibles.
“Sólo a través del conocimiento del patrimonio que poseemos es posible implementar acciones para su conservación, protección e integración de las comunidades locales en dichas actividades” se sostiene en el informe “Estado de los bosques de Araucaria angustifolia: especie nativa en peligro crítico”.
El informe fue realizado la Dra. Claudia Luna, docente-investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y la MSc. María Laura Fontana, también docente-investigadora de la FCA-UNNE y además investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Sáenz Peña.
Las investigadoras exponen de qué manera esta especie ha sido explotada por su madera y la expansión agrícola y señalan que para la recuperación de este ecosistema es necesario conocer las características ecológicas y los aspectos más relevantes sobre la conservación y hábitat de esta especie tan emblemática en Argentina.
Respecto a la situación actual de la especie, explican que se halla distribuida al noreste de la Argentina, el este de Paraguay y sureste de Brasil, en la región Bosque de la Selva Paranaense en el Bosque Atlántico del Alto Paraná.
En Brasil pueden encontrarse ejemplares al sur del trópico de Capricornio, entre altitudes comprendidas entre 50 y 1.800 m.s.n.m, y en la región sudoriental. En Paraguay se encontraron unos pocos ejemplares nativos, los que fueron protegidos creándose una Reserva Nacional a partir de 1971 en Pinalito (departamento de Alto Paraná).
En Argentina, se encuentra en el ecotono de las Selvas Mixtas con los bosques de Araucaria de Brasil, donde todas las características de los pinares de Araucaria de Misiones hacen que sean tan representativos como los del área del sur de Brasil.
Su comportamiento ecológico le permite prosperar en una amplia variedad de suelos, desde pobres – derivados de la arenisca – hasta ricos provenientes de basalto; que van de profundos a poco profundos, húmedos y adecuadamente drenados.
Las bajas temperaturas de las elevadas altitudes donde se encuentra distribuido, le permiten manifestar una tolerancia y adaptabilidad que le confiere ventajas respecto a otros árboles con los que compite. Es una especie muy longeva que llega a vivir unos 400 años con de 35 a 60 m de altura y 0,8 a 2 m de diámetro.
Tiene importancia económica por su gran valor maderero, de fácil trabajabilidad, y produce también celulosa de fibra larga y papel de calidad excepcionalmente elevada. Las semillas son una fuente de proteínas para los seres humanos y para la nutrición del ganado doméstico y silvestre
Estado de conservación
El área ocupada por estos bosques a comienzos del siglo XX se ha visto reducida en más del 97%; debido a la tala indiscriminada y habilitación de terrenos agrícolas.
Algunos de los agentes que agravan su estado de conservación crítico, se deben al cambio climático; considerándose como factores estresantes principales al déficit hídrico y térmico; además de la erosión genética causada por la presión de selección, dado que se eliminaban los mejores ejemplares adultos y quedaban en pie aquellos generalmente enfermos y con escaso valor para la futura regeneración, con el consiguiente empobrecimiento del ‘pool’ génico de las poblaciones remanentes.
Fue sido incluida en la Lista Roja de la UICN en 2006 en la categoría de “En Peligro Crítico de extinción”, y a la fecha quedan menos de mil hectáreas en unas pocas áreas naturales protegidas (San Antonio, Cruce Caballero y La Araucaria; en Misiones).
En Argentina, fue sometida a una tala excesiva en los últimos años, al punto que en la actualidad no quedan ejemplares dignos de aprovechamiento industrial. Si bien no se cuentan con datos actuales de existencias, algunos informes citan una superficie aproximada de 28.500 ha con ejemplares naturales en sobremadurez o decrepitud que no los hace aprovechables, hecho que demuestra lo comprometida que está la situación de los bosques de Araucaria.
Actualmente Misiones conserva la mayor superficie de selva de serranía de araucarias pero este remanente no está integrado por rodales continuos, por lo que la superficie efectiva y funcional de este ambiente es menor.
Relevancia de la conservación
Para las investigadoras de la UNNE, pese a que en la actualidad es una especie protegida y la cosecha de su madera en Brasil está prohibida por la ley; las áreas de distribución natural están fragmentadas y son dispersas, y las grandes poblaciones remanentes son escasas.
“La situación de conservación de este tipo de bosque es considerada en peligro crítico de extinción” resaltan. Además, la distribución etaria de las poblaciones remanentes está sesgada hacia las clases más viejas. “En la medida que se tome conocimiento de la importancia que tiene esta especie en las comunidades que la circundan, resulta necesario pensar en un uso del recurso que esté en equilibrio con la conservación de las poblaciones naturales actuales”.
Al mismo tiempo, sostienen que debe apelarse a todas las herramientas disponibles para frenar la degradación y recuperar áreas sometidas al aprovechamiento desmedido. Consideran que conservar la variación genética es indispensable para implantar estrategias más eficientes de conservación, ya sean éstas in situ o ex situ, si se fundan en el conocimiento de los requisitos ambientales y en las pautas de variabilidad de la especie contemplando los cambios climáticos futuros.
Resaltan las experiencias de trabajo, en especial en Misiones, para la conservación de la variación genética de la especie, y consideran que los programas de conservación de Araucaria podrían verse robustecidos, si se realizan programas de seguimiento específicos e investigaciones más dinámicas de su eco fisiología.
Primera Edición
Ambiente
Dos años de prisión para los cazadores que mataron un yaguareté en Formosa

Este miércoles, el Juzgado Federal Uno de Formosa sentó jurisprudencia en el país al condenar por primera vez a cuatro hombres que mataron, carnearon y comieron a un yaguareté en julio del 2024 y ahora deberán pasar dos años en prisión efectiva. La especie fue declarada Monumento Natural Nacional en 2001 y se encuentra en peligro crítico de extinción por la caza furtiva y la deforestación de su hábitat.
Los acusados Máximo Cisneros (60), dueño del campo donde cazaron al ejemplar, y los tres peones rurales involucrados, Viterman Ponce De León (37), Walter Hugo Ponce De León (44) y Claudio Cisneros (29), admitieron la comisión del delito en la segunda audiencia de debate oral y firmaron un acuerdo de juicio abreviado que fue homologado por el magistrado Pablo Morán.
El magistrado formoseño impuso una pena de dos años de prisión efectiva a los cuatro imputados por cazar a un ejemplar de la especie, protegida por la Ley 25.463, y los condenados consiguieron un permiso especial para trabajar.
Con el veredicto del Juzgado Federal Uno de Formosa, los implicados fueron detenidos inmediatamente para comenzar el cumplimiento de la pena.
El caso
Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros.
De acuerdo a la defensa de los ahora condenados, todo comenzó con la desaparición de una vaca lechera de la chacra que los cuatro salieron a buscar armados y con perros por la zona.
Cuando finalmente la hallaron, la vaca estaba muerta y cerca de su cuerpo se encontraba el yaguareté que, según el mismo testimonio de los acusados, “trituró” a dos de los perros que los acompañaban y en “defensa propia” Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.
Sin embargo, tras matar al yaguareté, los cazadores se fotografiaron sonrientes junto al cuerpo a punto de ser carneado para luego comérselo. En tanto, la Justicia nunca logró dar con la piel del animal, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.
Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia y dio inició a la investigación que resultó con la primera condena de su tipo en el país.
Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.

En un juicio abreviado, los cuatro cazadores fueron condenados a dos años de prisión.
Ambiente
Juzgan por primera vez en el país a cuatro hombres por cazar a un yaguareté

Un juicio oral y público sin precedentes en el país inició este martes en el Juzgado Federal Uno de Formosa contra cuatro hombres acusados de matar, carnear y comer a un yaguareté en julio del 2024. La especie está en peligro crítico de extinción en Argentina y se calcula que solo quedan entre 200 y 300 ejemplares.
Máximo Cisneros, Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León son las primeras personas en ser juzgadas por la caza de un yaguareté en la Argentina y podrían ser condenados a una pena de hasta tres años de prisión.
Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros. De acuerdo a lo relatado por los involucrados, todo comenzó por la desaparición de un animal vacuno de la chacra.
Armados y acompañados de perros, Máximo Cisneros junto a Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León, tres changarines que trabajaban en la zona, salieron en busca de la vaca perdida.
Para cuando los cuatro hombres encontraron a la vaca, estaba muerta y cerca de sus restos se hallaba el ejemplar de yaguareté.
Según el testimonio de los acusados a la prensa, el yaguareté los empezó a “atacar” y “trituró” a dos de los perros. Fue en ese momento que, “en defensa propia”, Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.
Sin embargo, luego de matar al yaguareté, se fotografiaron sonriendo junto al cuerpo antes de ser carneado, para después comerlo. En tanto, la Justicia nunca pudo hallar la piel del ejemplar, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.
Juicio histórico
Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia.
En consecuencia, la Policía formoseña allanó el campo de Máximos Cisneros, quien ante la presencia de los uniformados intentó huir, pero fue detenido.
Un mes después, los otros tres señalados que tenían pedido de captura se presentaron ante la Justicia y permanecieron detenidos hasta que obtuvieron la prisión domiciliaria.
Finalmente, los cuatro imputados son juzgados por matar, carnear y comer a un yaguareté. La condena del tribunal podría sentar jurisprudencia y establecer un precedente clave en la protección de especies en peligro crítico de extinción.
El yaguareté está en peligro crítico de extinción desde el 2001 debido a la caza furtiva y la perdida de su hábitat. La especie está protegida por la Ley 25.463, que lo declaró Monumento Natural Nacional.
Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.
Ambiente
Registraron un yaguareté en el el Valle del Cuña Pirú después de tres años

El equipo de Red Yaguareté rastreó un ejemplar del “tigre criollo” dentro de un área monitoreada con cámaras en el Valle del Cuña Pirú. Si bien el hallazgo fue celebrado, los miembros de la organización solicitaron al Ministerio de Ecología “poner fin, sin contemplaciones, a la caza en toda la región”.
El anuncio fue dado en las últimas horas, a través de sus redes sociales, mediante un comunicado en el que detallaron: “Huellas inconfundibles en el barro de una picada nos devolvieron la alegría”.
Finalmente, esta semana las marcas fueron reconfirmadas con nuevos hallazgos, por lo que aseguraron: “El Valle del Cuña Pirú nuevamente alberga a un yaguareté”.
Se trata del primer ejemplar registrado luego de más de tres años: “La espera pareció eterna y fue sumamente preocupante, luego de un esfuerzo descomunal que modificó para siempre la convivencia del yaguareté con las actividades productivas en Misiones, especialmente la ganadería. El equipo de la Red Yaguareté que durante una década y media trabajó a destajo en el Valle del Cuña Pirú y áreas vecinas, asistió con desolación a la desaparición del gran depredador misionero de las bellas serranías de Aristóbulo del Valle, Ruiz de Montoya y adyacencias”.
Y recordaron: “La habitual presencia de yaguaretés, ampliamente documentada por los monitoreos de la Red, se terminó, y Amboty, el entonces macho residente y dominante, que había sido documentado con cámaras en 209 oportunidades entre 2019 y 2022, no solo no fue vuelto a ver, sino que ningún otro ejemplar tomó su lugar, como venía ocurriendo desde años atrás, en un proceso saludable de intercambio de individuos”.
Con varias amenazas latentes como la “sobrecaza” y el desmonte, la preocupación de los ambientalistas fue ascendiendo al dejar de observar rastros y pistas compatibles con el felino. Pese a ello, quienes tienen como principal objetivo “salvar a los yaguaretés”, continuaron intensificando relevamientos, la colocación de cámaras y los rastrillajes.
“Fueron necesarios tres años hasta que hace unas semanas, a principios de julio, la felicidad fue toda de los yaguareteros, huellas inconfundibles en el barro de una picada nos devolvieron la alegría, que fue reconfirmada esta semana con nuevos hallazgos: EL VALLE DEL CUÑA PIRÚ NUEVAMENTE ALBERGA A UN YAGUARETÉ”, enfatizaron.
Alerta máxima
En el mismo documento la organización se declaró en “estado de alerta máxima” ante el registro de casos de caza furtiva, sobre lo que lamentaron: “la amenaza de la caza inentendiblemente se mantiene a estas alturas sin castigos reales, sigue siendo una tremenda amenaza”.
“En esta zona donde la interacción entre el máximo depredador y las actividades productivas es muy alta, el yaguareté solamente puede sobrevivir si existe una política eficaz de convivencia, no hay otra solución que la de una presencia activa y eficiente de las autoridades competentes junto al desarrollo e implementación de las medidas antidepredatorias y compensatorias que establece la Ley de Grandes Felinos, con eliminación total de amenazas como la caza, los atropellamientos en rutas y la deforestación que continúa vigente”, resaltaron.
Para finalizar, solicitaron al Ministerio del Agro “intervenir activamente para la implementación de medidas de mitigación de depredaciones en todas las propiedades productivas”.
En tanto, al Ministerio de Ecología sugirieron “ponerle fin, sin contemplaciones, a la caza en toda la región. Solo tendremos yaguaretés si se acaban las balas”.
El último relevamiento publicado por la fundación Vida Silvestre en junio del corriente año, alertó sobre una leve baja en la población, con una media de 84 ejemplares a lo largo y ancho de Misiones, cuando el mismo estudio en 2022 contabilizaba 93.
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