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Un año sin Dani Tizato: el relato inconcluso de un crimen sin rostros

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A 365 días de la desaparición del adolescente de 15 años del barrio Pindapoy, en San José, la causa que investiga su presunto abuso y asesinato no tiene detenidos ni sospechosos. Un repaso por el expediente.

 

A un año de la presunta desaparición seguida de abuso y muerte de César Daniel Tizato, en San José, la causa no tiene detenidos ni sospechosos, mientras se espera el resultado del examen de ADN realizado al padrastro del adolescente de 15 años, Valdair de Escobar.

Un arma letal perdida, dos perfiles genéticos sin dueños y testimonios contrapuestos recrean la historia de un crimen que se sitúa en una gigantesca escena de 4.800 hectáreas, sin testigos y a plena luz del día.

En las más de 700 fojas y 1.000 páginas del expediente, que se tramita con la carátula de homicidio agravado con alevosía en el Juzgado de Instrucción 4 de Apóstoles, a cargo de Miguel Ángel Faría, declararon amigos de la víctima, su familia y baqueanos de la zona, así como trabajadores del campo La Rosita, perteneciente a la yerbatera Rosamonte, donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Dani un mes después de iniciada su búsqueda.

La mañana del domingo 30 de agosto de 2020, el joven se dirigió hacia ese lugar para cazar junto a su vecino Richard Arnaldo “Grulla” Cristaldo, de 45 años, quien luego de unas cinco horas volvió solo de la jornada campestre, argumentando ante Mariza Da Rosa (40), la mamá del muchacho que, mientras regresaban, se cruzaron con dos conocidos suyos, que lo invitaron a pescar.

Desde el inicio, el relato del profesor de kung fu y trabajador del aserradero Puerta de Misiones despertó dudas en los investigadores de la Comisaría local, dependiente de la UR VII, quienes buscaron despejarlas a través de las declaraciones testimoniales de aquellos que estuvieron con Tizato la noche del sábado 29 de agosto, así como de los que, al día siguiente, lo vieron internarse en tierras privadas junto a su vecino del barrio Pindapoy.

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Mariza Da Rosa, madre de César Daniel Tizato, y Valdair de Escobar, su padrastro.

Crimen sin rostros

Tras el hallazgo del cadáver, que se encontraba flotando en una pequeña laguna adyacente al cauce principal del arroyo Pindapoy, en una zona de la estancia La Rosita conocida como Las Vertientes, el profesor de artes marciales quedó en el ojo de la Justicia y fue inmediatamente detenido.

La autopsia determinó que el adolescente sufrió abuso sexual y murió de una forma violenta, al recibir la herida mortal de un objeto punzocortante -que nunca se encontró- en la región del tórax.

Luego, el o los asesinos le introdujeron en la campera y en el pantalón enormes piedras, de entre 3 y 6 kilos, para hundir el cuerpo en el agua, antes de escapar tirando por el camino la mochila y las alpargatas que el joven llevaba ese día.

El informe final de los peritos del Cuerpo Médico Forense “detectó la presencia de diatomeas compatible con muerte por asfixia por sumersión”, de lo cual se desprende que Dani estaba con vida cuando su cuerpo fue descartado.

Además, tanto en las alpargatas como en la mochila que la víctima vestía ese domingo, así como en las pericias realizadas en su cuerpo, que presentaba signos compatibles con abuso sexual, se detectaron dos perfiles genéticos masculinos.

Esos ADN se cotejaron con las muestras extraídas al entonces detenido, Richard Cristaldo, examen que dio resultados negativos. Ese estudio, sumado a que la pericia técnica realizada al teléfono del profesor de kung fu determinó la coincidencia “de los dichos del hasta ahora imputado en el lugar de encuentro con estas dos personas desconocidas y separación del menor”, llevó al juez Faría a dictarle la falta de mérito y liberarlo tras cinco meses de reclusión.

Enseguida, el magistrado apuntó los cañones a Rubén Telmo Piñeiro, un cazador de 28 años al que Richard Cristaldo señaló -tras dos semanas de búsqueda- como una de las personas con las que dejó a César Daniel. Pero tras un mes y medio detenido, el changarín salió en libertad después de dar negativo en la pericia genética, con lo cual la causa volvió a foja cero.

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Miguel Ángel Faría, juez de la causa, caratulada como homicidio agravado con alevosía.

La víspera

Tres amigos de César Daniel Tizato declararon que, alrededor de las 20 de la noche del sábado 29, Dani les había contado que su vecino lo había invitado al campo La Rosita: “Le dijimos que no vaya, que era muy confianzudo”, refirió uno de ellos ante las autoridades policiales, que por esos momentos desplegaban un amplio operativo de búsqueda.

Más tarde esa jornada, “nos bañamos y fuimos a tomar mate con las hijas de Richard”, dijo Gustavo T., de 16 años. Seguidamente, el joven recordó que Cristaldo pasó por donde estaban reunidos para buscar a sus hijas, quienes eran amigas del grupo hace pocos días, y en ese momento “Dani le mostró cuál era su casa”.

Entonces, “Richard le dijo: ‘Entre las 8 y las 10 te busco’”, relató el amigo de la víctima, que agregó que todo les resultó raro porque Tizato “no se juntaba” con el vecino. De hecho, era la primera vez que iban a cazar.

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Richard Cristaldo, el último en ver con vida a Dani Tizato.

Tiempo y espacio

En su declaración testimonial, el cazador local recreó la misma historia que había contado a los padres del muchacho luego de regresar solo de las estancias de la firma yerbatera Rosamonte, un extenso campo de casi 5.000 hectáreas que se extiende por los municipios de San José y Fachinal.

Esa mañana dominical, alrededor de las 9.20, Richard salió de su casa, en la que vivía hace seis meses junto a su mujer, sus seis hijas y dos nietas, y caminó los 50 metros que lo separaban de la vivienda de la víctima, sobre la misma cuadra. Allí se encontró con Daniel, quien lo esperaba ya preparado: llevaba puesta una remera, dos camperas, un pantalón de buzo, alpargatas negras y una mochila rosada, diría dos días después el parte policial.

En ese momento, Valdair de Escobar, padrastro del joven, salió al cruce del camino y advirtió a su vecino a “que no vayan ahí, porque es peligroso, hay guardias que tiran si ven intrusos”, le dijo el joven de 29 años a La Voz de Misiones en septiembre de 2020, declaración que ratificó en sede policial y que el mismo Cristaldo confirmó después.

“No te preocupes, vecino, no quiero perder mi trabajo”, respondió el peón del aserradero Puerta de Misiones, ya que el lugar donde se metían es una propiedad privada conocida en la zona como lugar de caza y pesca ilegal.

Richard le describió a la Policía que “a eso de las 13.10 no habíamos cazado nada y decidimos volver”, según consta en el expediente judicial. Para entonces, habían recorrido casi 6 kilómetros en poco menos de 4 horas, de acuerdo al camino que dijo que tomaron y al punto donde se encontraron con los dos sujetos que invitaron a cazar al adolescente.

Desde allí, el camino de vuelta al barrio Pindapoy siguiendo la vía del tren -por donde Richard declaró haber regresado- tiene una longitud de 4,5 kilómetros, que el profesor de kung fu realizó en una hora, dado que declaró que “a las 14.15 ya estaba en lo de Daniel avisando a sus padres”.

Es decir, un trayecto total de 10,5 kilómetros en 4 horas y 40 minutos, lapso en el que además se habrían detenido en los sitios de caza, sin obtener resultados positivos. El recorrido ida y vuelta desde la casa de Daniel Tizato hasta el lugar en el que hallaron su cuerpo sin vida es similar, de 11 kilómetros.

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La laguna donde encontraron muerto a Daniel, en el campo La Rosita.

Los cazadores

La noche que desapareció Daniel, su padrastro Valdair de Escobar, alias “Ome” o “Brasil”, se dirigió al Barrio Nuevo, en cercanías al portal de ingreso de San José, para preguntar a sus compañeros cazadores si habían visto al joven de 15 años, ya que Richard le había asegurado que su hijastro reconoció a uno de los extraños con un conocido suyo.

Como conocedoras de la zona, todos ellos se sumaron a la búsqueda junto a la familia, las fuerzas policiales y el mismo Cristaldo, que tras 24 horas detenido, se sumó al operativo, que crecía a medida que pasaban los días sin noticias de Tizato.

Los amigos de Valdair también declararon como testigos y, enseguida, pusieron en duda el trayecto que Grulla les dijo que habían hecho en los campos de Rosamonte.

“El recorrido que supuestamente hicieron es muy lejos para hacerlo en 4 o 5 horas, y más si van cazando; yo digo que fueron más cerca”, dijo Alan L., quien añadió que “Richard debe conocer toda esa zona, se crió en Pindapoy”.

Uno de esos baqueanos era Rubén Telmo Piñeiro, quien estuvo detenido tras la liberación de Richard, ya que éste lo señaló dos semanas después como uno de los jóvenes que se fueron con César Daniel. No obstante, el ADN dio negativo y, si bien la pericia tecnológica lo ubicó cazando en la zona, el lugar sería opuesto y lejano a la escena del crimen.

En aquellos primeros días de la pesquisa, Telmo ratificó los dichos de su colega, que había destacado que Cristaldo “sabe algo de lo que pasó con Dani pero no quiere contar”.

Pero además de sostener que “Richard fue muy rápido y volvió muy rápido”, dijo no tener la seguridad de que los cazadores que invitaron al muchacho siquiera fueran reales: “Para mi no existen las otras dos personas porque los cazadores no van a ir sin balas”, sostuvo el chagarín y remató: “Para mi está mintiendo”.

Los desconocidos

Piñeiro se refería a lo dicho por Richard Cristaldo, quien contó que, luego de invitar a Dani Tizato “a seguir pescando en las lagunas gemelas”, uno de los cazadores le pidió tres balas calibre 22, ya que portaba un rifle.

Según declaró el también entrenador de fútbol infantil, que ese día llevaba consigo un rifle de aire modificado para plomo de 22 milímetros, el encuentro se produjo a las 13.10 del domingo 30, en un sitio conocido como “camino viejo”, cercano a las vías del tren: “Regresamos costeando el monte y el pinar, hasta pasar un puente de piedra; en ese lugar aparecen dos personas desde atrás”.

Richard describió a los dos sujetos, a quienes dijo desconocer “por completo, pero si los veo los reconocería”. Uno de ellos era más grande, de unos 30 años, mientras que el otro era más joven, de unos 23.

El mayor tenía puesta una gorra negra, vestía una campera gris, jean negro y zapatillas oscuras, “además portaba una mochila negra y un rifle calibre 22 mm con peine”.

El menor vestía campera negra, pantalón y zapatillas del mismo color y tenía un “corte tipo militar” y una mochila también negra.

Al realizar la descripción para la configuración de un identikit, Cristaldo dio más detalles de los cazadores misteriosos que se fueron con Tizato.

El menor era más bajo, de aproximadamente 1,65 metros, y el mayor, más alto, de 1,75. Además, el primero tenía cejas finas, nariz corta y redonda y labios finos, mientras que el otro poseía cejas anchas, nariz larga y labios gruesos.

Richard recordó que “uno de ellos me dijo: ‘¿Qué hacés, pelado?’”, y agregó: “Por eso intuyo que me conoce”. Luego, los sujetos les dijeron “vamos a pescar a las lagunas gemelas”, algo que el cazador rechazó “porque hay mucha seguridad”.

En ese momento, “le dije a Dani que volviéramos a su casa porque no lo podía dejar en ese lugar”, recordó Grulla, que agregó que el muchacho insistió en quedarse: “Ome ya sabe y no hay problema”.

Fue en ese momento que “uno de ellos me pidió prestado 3 proyectiles; yo había llevado 7 u 8”, tras lo cual Cristaldo indicó que el grupo se dirigió “hacia las lagunas de Rosamonte y yo regresé por el pinal”, sostuvo y subrayó: “A las 14.15 llegué a lo de Dani”.

Lo cierto es que, a un año del crimen, la Justicia no pudo dar con los presuntos cazadores que se quedaron con el joven y la identidad de los dueños de los dos ADN hallados en su cuerpo sigue siendo un misterio.

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Identikit. Así describió Cristaldo a los supuestos cazadores que se fueron con Daniel.

Apostillas de una investigación

  • Tres custodios del campo La Rosita declararon en la causa. Todos ellos ratificaron que el sitio donde fue hallado el cuerpo de Dani Tizato “no tiene seguridad hace años” y que Richard Cristaldo “conoce mejor que nosotros el lugar”. Además, uno de ellos, que lleva una década trabajando para la empresa, contó que “una vez ya lo agarraron cazando ahí; los que cazan ahí se conocen todos”.
  • Una de las hijas de Richard Cristaldo, de 21 años, avisó a la Policía que, en cercanías al ingreso del barrio Pindapoy, en un arroyo, había visto una mochila parecida a la que llevaba la víctima el día que desapareció. Según dijo, se lo informó a su padre, que le dijo que avisaría a las autoridades, “pero no lo hizo”, por lo cual decidió acudir a la comisaría.
  • En sucesivos allanamientos, se incautó el rifle del profesor de kung fu, así como objetos punzocortantes que podrían haber sido utilizados para ultimar al adolescente. Cristaldo declaró que no disparó el día que salió a cazar junto a su vecino, pero que lo había hecho días antes, algo que confirmó la pericia sobre el arma. Los exámenes para hallar sangre en los elementos incautados dieron negativo.
  • Durante la pesquisa, que se extendió más allá de los límites de La Rosita, se incautaron ropas y objetos en puntos ubicados a varios kilómetros del lugar del hallazgo del cuerpo. Uno de ellos, una campera, fue reconocida por la mamá Mariza Da Rosa como la vestimenta de Daniel, pero los exámenes realizados sobre la prenda terminaron confirmando que no pertenecía a su hijo.
  • Durante la madrugada posterior a la desaparición, un vecino de Richard Cristaldo, de 16 años, sobrino de Valdair de Escobar y primo de Daniel, declaró que, alrededor de las 2 de la mañana, escuchó ruidos en su patio. Al salir a ver qué pasaba, observó que de la letrina de su casa “salió Richard y cuando lo vi se fue corriendo”. El muchacho contó que corrió al intruso, que “se perdió hacia la cancha de Pindapoy”. La declaración llevó al juez a realizar un allanamiento en la vivienda del primo, bajo la sospecha de que Cristaldo había ido a descartar el arma homicida, pero no se encontró nada.
  • El mismo sobrino de Valdair recordó que “dos semanas antes de que desaparezca Dani”, Cristaldo lo había invitado a cazar, “pero me dormí y no pude ir”.
  • Una pareja amiga de Richard aseguró que, la mañana del domingo 30 de agosto, el cazador y César Daniel Tizato pasaron por su casa. Cristaldo preguntó por el hombre de la casa, que no estaba. Entonces, “se llevó dos perros de caza” de su amigo. Al volver, “yo estaba tomando cerveza con amigos y vi que Richard salió solo del monte, me dijo que no cazó nada, le invité cerveza, tomó un trago y se fue; me sorprendió que estuviera mojado, porque es muy argel para cazar”.
  • La familia de Mariza Da Rosa, así como los familiares de Ricardo Tizato, padre biológico de César Daniel, señalaron la mala relación de la mujer con Valdair “Ome” De Escobar: “Se droga y toma mucho y después les pega a ella y a los chicos”, dijo una tía.

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Grooming en Garupá: excarcelaron a un policía y quedan cuatro detenidos

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grooming garupá

El sargento Mario Enrique M. (43), uno de los dos policías detenidos en el marco de la causa por grooming que se inició a mediados de octubre con el rescate de una niña de 12 años que estaba cautiva en una fábrica abandonada de Garupá, fue excarcelado este mediodía y continuará el avance de la investigación en libertad, mientras su defensa trabaja en busca de la falta de mérito y sobreseimiento definitivo.

Mario M. es el segundo implicado en recuperar la libertad, ya que a fines de noviembre había sucedido lo mismo con el gomero Matías C. (19), ante lo cual son cuatro los sospechosos que continúan detenidos y comprometidos con las pruebas recabadas hasta el momento.

El sargento fue excarcelado bajo caución juratoria y mientras siga supeditado a la causa deberá cumplir determinadas reglas conductas entre las que sobresale una restricción de acercamiento al hogar Papa Francisco, lugar del cual escaparon las dos niñas que dispararon la investigación. Tampoco podrá salir del país, salvo autorización judicial.

La medida fue firmada por el magistrado Fernando Verón, que intervino en el expediente en su carácter de titular subrogante del Juzgado de Instrucción Uno de Posadas.

“Sabíamos de su inocencia”

Consultado sobre la medida a favor de su cliente, el letrado Nicolás Emanuel Zayas expresó que “desde la defensa estamos contentos por la alegría de Mario y de su familia, que estuvieron estoicos desde el día uno”.

“Nosotros desde el comienzo ofrecimos pruebas y líneas de investigación. También vimos las medidas que pedía el juez, las analizamos y al detectar que no habían indicios de delito que vinculara a nuestro cliente sabíamos de entrada la inocencia del sargento. Era cuestión de tiempos que la Justicia avanzara y ratificara nuestros planteos que hoy resultan en su puesta en libertad”, desarrolló en diálogo con La Voz de Misiones. 

En esa línea, Zayas precisó que continuarán a “disposición del juzgado para colaborar y cumplir con las medidas dispuestas”, al tiempo que “trabajaremos en la falta de mérito y sobreseimiento”.

El abogado defensor consideró que “al no existir prueba no amerita siquiera una elevación a juicio. Confiamos en el accionar del fiscal Juan Pablo Espeche (de Ciberdelitos) y Amalia Spinatto (de Instrucción Uno)”.

El sargento Mario M. había sido uno de los primeros detenidos en la causa que se inició el 14 de octubre pasado, cuando la Policía, junto a la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic), logró rescatar a una niña de 12 que había escapado del hogar Papa Francisco de Garupá y fue tomada cautiva en una fábrica abandonada del barrio Ñu Porá.

Sin embargo, el agente policial que fue arrestado en su propio lugar de trabajo insistió en su inocencia desde el comienzo y ya en el primer llamado a declarar se desligó de los hechos.

La causa

Diferente es la situación de Pedro G. (37), Eugenio A. (63), Samuel N. (63) y Cristian Rolando M. (38), este último también agente policial, dado que ellos continúan detenidos a disposición de la Justicia.

La hipótesis del caso es que una de las niñas del hogar Papa Francisco fue contactada por Instagram por un adulto que se hizo pasar por menor de edad y la convenció de escaparse para ir a dormir a otro lugar.

La invitación se extendió hacia otra menor, quienes finalmente lograron fugarse del hogar a pesar de la custodia y de esa forma cayeron en la trampa que, se presume, tenía fines de abuso y explotación sexual en ese predio abandonado y sórdido descubierto ese 14 de octubre pasado.

Las pistas condujeron la pesquisa hacia el predio de la ex firma Envasadora Misionera en Ñu Porá, arrestaron a tres de los sospechosos y también encontraron a la niña que estaba desaparecida.

La menor estaba semidormida -se investiga si era producto de algún somnífero o estupefaciente- sobre una cama, tapada con una manta y en compañía de uno de los implicados, describieron las fuentes consultadas en su momento.

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Casi contrata como peón rural a un brasileño prófugo por robos y homicidios

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Un brasileño buscado en su país por escapar de un penal y estar bajo sospecha de al menos dos asesinatos, entre otros delitos, fue capturado ayer a la tarde en la localidad misionera de San Martín, donde buscaba trabajo como peón rural.

El extranjero detenido se trata de Leonardo André Frohlich (29), quien en su prontuario se anota: tres hechos de robo con daño a vivienda; tres robos simples en domicilios y dos robos calificados ocurridos en su país.

Aunque no es lo único, ya que también está sospechado de dos homicidios y habría escapado de un penal brasileño, según la información obtenida por la Policía de Misiones en base a intercambios efectuados con la Brigada Militar y la Policía Civil de Santa Rosa, localidad brasileña ubicada a unos 140 kilómetros del límite con San Javier.

La captura de Frohlich se concretó ayer, cuando una patrulla policial advirtió que al costado de la ruta provincial 103, a la altura del kilómetro 20, en San Martín, había una Ford Ranger estacionada con dos hombres al hablando a su lado.

Uno de esos hombres era un empresario maderero de Corrientes y propietario de una chacra del lugar, mientras que el otro era Frohlich, que estaba a punto de ser contratado como peón rural, pero cuando los agentes indagaron en su identidad y en su prontuario terminó detenido.

El extranjero fue alojado en una comisaría de la Unidad Regional II y quedó a disposición de la Justicia, cuyas autoridades ahora avanzarán en los trámites de rigor para la entrega del detenido a las fuerzas de su país.

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Zapelli deberá acreditar tratamiento psicológico y no podrá salir de Misiones

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La excarcelación de Bruno Zapelli (35), denunciado por violencia de género contra una ex pareja se dio bajo cinco condicionamientos a cumplir a raja tabla, entre los cuales se destaca, además de la restricción de acercamiento a la víctima, un tratamiento de salud mental obligatorio y una prohibición de salida de Misiones.

Las clausulas fueron impuestas por el magistrado Juan Manuel Monte, titular del Juzgado de Instrucción Dos de Posadas, quien firmó una batería de medidas que el implicado que deberá respetar para mantener el beneficio de continuar en libertad mientras avanza el expediente iniciado por el delito de “amenazas” presuntamente proferidas en contra de su ex pareja María José Humeniuk (32), que decidió haber público su historia de padecimientos mediante una entrevista con La Voz de Misiones.

El posadeño, que se desempeña como empleado provincial en el Parque del Conocimiento, fue detenido el jueves pasado, mismo día en que el testimonio de Humeniuk vio la luz.

Después de ello compareció ante la Justicia y recuperó la libertad supeditado a la causa, aunque con un régimen de conducta a respetar, al tiempo que la denunciante también recibió custodia policial permanente y un botón antipánico sin plazo.

Medidas a cumplir

Según pudo saber este medio, una de las principales medidas dispuestas por el juez Monte consiste en la asignación de una comisión policial que acompañe a Zapelli en libertad y monitoree su domicilio.

En paralelo, se secuestró su teléfono celular para confirmar mediante pericias de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic) si existen amenazas en contra de alguna mujer.

Al joven se le aplicó, además, una prohibición de contacto (tanto personal, como por celular y redes sociales) y de acercamiento en un radio de 500 metros a la denunciante.

Como tercera medida, una vez al mes el acusado deberá acreditar que recibe un tratamiento de salud mental, ya sea psicológico y psiquiátrico.

Por último y para demostrar que sigue ajustado a derecho, deberá presentarse personalmente cada 15 días ante el juzgado interviniente y tendrá prohibido salir de la provincia, restricción que iba a ser informada a todas las fuerzas de seguridad, tanto provinciales como federales. 

Jóvenes suman acusaciones contra Bruno Zapelli: “Mucha gente fue víctima de él”

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