Judiciales
“Garrotazo y al pozo”: la amenaza de un imputado tras el femicidio de Marina
Las testimoniales recabadas hoy en la cuarta audiencia del juicio oral por el femicidio de Marina Da Silva (19), cometido en 2013 en Nemesio Parma, volvieron a girar en torno a la figura de su ex concubino Franco Ramos (28), pero esta vez también se centraron en Juan Portal (33), que al momento del hecho tenía una relación paralela con la víctima y está imputado en la causa.
Fue la testigo Margarita Mackenzie, ex concubina de Portal, quien arrojó declaraciones que podrían poner bajo sospecha algunos comportamientos del imputado, aunque las precisiones, como durante gran parte del proceso, no abundan.
En el orden cronológico de los hechos, Mackenzie aseguró que se enteró de la infidelidad de su pareja con Marina en octubre de 2013 y recordó que el día en que presuntamente se cometió el crimen -21 de diciembre- el hombre durmió en la casa de sus padres porque quería reconciliarse con ella y pasar tiempo con la hija que tenían en común.
En esa línea, aseguró que estuvieron distanciados hasta el 25 de diciembre, cuando se reconciliaron y pasaron la noche en la olería donde Portal trabajaba en compañía de Ramos y Alejandro “Pili” Da Silva, que era sereno en el lugar y también está imputado en la causa.
Esa olería, en tanto, era propiedad de Omar Ramírez, que también quedó involucrado en el expediente pero falleció en medio del proceso y no llegó a instancia de juicio. En la hipótesis planteada por la fiscalía de instrucción se considera que esa fue la escena del crimen.
En ese lugar, Mackenzi afirmó que pasó la noche con Portal, más conocido como Juancho, y recordó que a la mañana siguiente limpió varias manchas de sangre, ubicadas en zonas del “quincho y baño”, aunque recalcó que los rastros de fluido sanguíneo no le sorprendieron porque tanto su pareja como lo demás trabajadores del lugar solían realizar cuatrerismo y llevar animales muertos.
Más tarde, la testigo fue consultada por escenas de violencia sufridas durante su relación con Portal y el fiscal, Vladimir Glinka, hizo especial énfasis en una discusión registrada el 13 de enero de 2014, dos semanas después del hallazgo del cadáver de Marina Da Silva en un pozo de Nemesio Parma.
“Nunca me pegó, siempre quedó todo en empujones. Ese día me dijo: ‘Vos estás buscando lo mismo que Marina. Que te encaje un garrotazo y te tire a un pozo’. Yo ahí le empecé a preguntar si él había sido entonces, pero me dijo que no y hasta que me negó que ella era su amante”, declaró la mujer.
El testimonio llamó la atención de Glinka, que ahondó un poco más en la cuestión, teniendo en cuenta que para esa fecha se desconocían los resultados completos de autopsia.
“Desde un principio ya se decía que ella tenía un golpe en la cabeza. Eran versiones de los vecinos”, agregó la testigo.
¿Fue una confesión encubierta de Portal, sabía lo que sucedió o simplemente se dejó llevar por un comentario generalizado del barrio en su amenaza? Es lo que se intentará develar en la continuidad del proceso.
El 18 enero, la relación entre Mackenzi y Portal se cortó definitivamente.

Portal y Ramos -a la derecha- están imputados por el femicidio y pueden ser condenados a prisión perpetua.
Ramos y su familia
El resto de los testimonios se centraron, como desde un comienzo, en la figura de Ramos, ex concubino de la víctima y hasta el momento la última persona que fue vista con Marina ese 21 de diciembre.
En la jornada de hoy declararon varios familiares directos, quienes decidieron hablar a pesar de estar amparados por el artículo que los exime de prestar testimonio en contra de parientes.
Reconstruir las últimas horas de Marina es otra de las claves del proceso. En su indagatoria, Ramos afirmó que entre las 13 y 14 dejó a su concubina en un kiosco de la zona y nunca más la vio.
Hoy, una de sus hermanas, Tania Ramos, expresó que ese día el ahora imputado salió de su casa a las 11 “en moto, con dos pañales y en compañía de Marina y la hija de ambos”.
Luego, agregó que el joven volvió a la casa cerca del mediodía, pero ya estaba solo y después de tomar “tere y sidra” se fue a jugar al fútbol por la tarde.
Esta mañana también declaró Gladis Ledesma, madre de Ramos, quien aseveró que ese día su hijo salió de casa “cerca de las 12” en compañía de su familia y agregó que minutos después “volvió solo, me pidió pañales y llevó ropita”, contradiciendo en parte la declaración de su hija Tania.
Ledesma además negó haber sido violenta con Marina, lo cual acusó la madre de la víctima en el segundo día de juicio. “Siempre nos llevamos bien, yo aprendí mucho de ella. Una vez amenacé con pegarle con una vara porque ella estaba haciendo lo mismo con mi nieta y la mamá de Marina me dio autorización para hacerlo”, sostuvo.
Respecto a las acusaciones dadas por la madre de la víctima, la testigo respondió que “ella tiene miedo de tener la tenencia de la nieta y por eso está dispuesta a hacer de todo para que Franco no salga”.
Hasta ahora, el único dato certero y ratificado por varios testigos es que al menos entre las 12 y 16 fue vista con Ramos circulando en moto. A veces con la hija de ambos, o bien los dos solos. Pero qué sucedió de ahí en más continúa siendo una incógnita y es lo que se busca develar para esclarecer el femicidio.
El debate oral continúa mañana, a partir de las 8.30, con más testimoniales. El proceso se desarrolla en el Tribunal Penal Dos de Posadas, presidido por el magistrado César Yaya.
Judiciales
La Corte dejó firme la condena a Ovando y la defensa acusa un “error administrativo”
Sin analizar la cuestión de fondo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) dejó firme la condena de 20 años de prisión impuesta por el Tribunal Penal Uno de Eldorado en contra María Ovando (48) al dar por “no presentado” un recurso de queja planteado por la defensa de la mujer, desde donde alegan que la documentación exigida fue subsanada en tiempo y forma, acusando en consecuencia una “falla administrativa” de parte del máximo órgano judicial del país.
La resolución de la Corte tiene menos de diez renglones y lleva la firma de los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti.
En el escrito, los magistrados dieron por “no presentado el recurso de hecho” el recurso defensivo al señalar incumplimientos en las formalidades del trámite interpuesto.
“La parte recurrente no ha dado debido cumplimiento a la intimación que en fecha 30 de mayo de 2025 le formuló el Secretario del Tribunal en los términos del inc. c de la acordada 13/90 (Fallos: 313:21), texto según modificación de la acordada 35/90 (Fallos: 313:37)”, argumentaron.
De esta manera, el máximo órgano judicial del país dejó firme la sentencia, aunque sin analizar la cuestión de fondo que la parte recurrente pretendía que se revisara para revertir la condena.
Consultado sobre el fallo, Eduardo Paredes, abogado defensor de María Ovando, respondió a La Voz de Misiones que “esto es un error administrativo del personal de la Corte. Lo solicitado por la Corte está subido y está presentado desde el 9 de junio. Acá vamos a plantear una revocatoria porque es un error del personal de la Corte”.
Juicio y condena
La condena a 20 años de prisión contra María Ovando fue impuesta en 2020, tras un juicio realizado ante el Tribunal Penal Uno. Tanto a la mujer como los otros dos jóvenes que fueron al banquillo de los acusados fueron declarados responsables de delitos de abuso sexual y corrupción de menores.
Por su vínculo de madre y abuela de las víctimas, sobre la mujer recayó el mayor monto de pena, mientras que Marcos Laurindo (28) y Lucas Ferreira (28) recibieron 18 y 12 años de prisión, respectivamente.
La causa se inició en 2015, a raíz de una denuncia radicada por la guardadora de las menores abusadas, llegó a juicio oral cinco años después.
A esa instancia la mujer llegó en libertad, aunque luego del fallo quedó inmediatamente detenida y fue excarcelada un año después mediante un habeas corpus presentado por la recientemente fallecida Norita Cortiñas, pero el benefició apenas duró dos semanas ya que la Cámara de Apelaciones revocó la medida.
Fue así que Ovando regresó a la Unidad Penal V Correccional de Mujeres de Miguel Lanús, donde continúa alojada para seguir cumpliendo con la condena que el año pasado fue ratificada por el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de la provincia.
En el planteo en el que la defensa solicitó la revisión del caso por parte del STJ habían reclamado “la nulidad de la sentencia por indeterminación del hecho imputado, por violación al principio de congruencia, por haberse condenado por un hecho que no fue imputado, privándose del derecho de ser oído, por omisión de valoración de la prueba ofrecida en descargo lesionándose el ejercicio de la defensa, violándose el principio in dubio pro reo”.
FALLO CSJ 001214_2025_RH001El STJ confirmó la condena a 20 años de prisión contra María Ovando
Judiciales
El narco misionero que cayó en Chaco llevaba cocaína con el sello del delfín
El misionero atrapado en Chaco tras una persecución que arrancó en Santiago del Estero no llevaba cualquier cocaína: llevaba la cocaína de alta pureza asociada al capo narco Reinaldo Delfín Castedo, quien supo ser uno de los capos narcos más buscados del país hasta su captura en 2016.
Así revelaron fuentes de la investigación que continúan trabajando en la causa iniciada el viernes pasado con la detención de Hugo Alejandro Kalenok (30), un joven oriundo de Leandro N. Alem que registra como antecedentes una condena por narcotráfico en Santiago del Estero y una detención por robo de vehículos en Ciudad del Este.
La marca del delfín, símbolo que identifica al clan Castedo, fue encontrado en cada uno de los 86 panes que iban ocultos en los cuatro bancos de cemento de Kalenok transportaba en la caja trasera de la Toyota Hilux doble cabina que conducía desde Santiago del Estero hacia estos lares. La carga alcanzó unos 90 kilogramos y fue tazada en aproximadamente 1.000 millones de pesos, según estimaciones efectuadas por investigadores de la GNA.
La detención del misionero se concretó el viernes pasado, aunque no fue sencilla. El joven circulaba por la ruta nacional 16 hasta que en Monte Quemado, localidad de santiagueña ubicada a poco del límite interprovincial con Salta, se topó con un control de GNA que esquivó a toda velocidad e incluso arrolló a dos uniformados.
La fuga dio inicio a una extensa persecución que se extendió por 270 kilómetros hasta la ciudad chaqueña de Sáenz Peña, donde el misionero abandonó la camioneta y a las corridas ingresó al predio de la Universidad Nacional del Chaco Austral (Uncaus), donde finalmente fue interceptado por una empleado del lugar que, en un acto de arrojo, se abalanzó sobre él.
Allí fue arrestado por los efectivos federales y desde ese momento se encuentra privado de su libertad. Según amplió el diario El Liberal de Santiago del Estero, en las últimas horas el misionero compareció ante el juez federal Santiago Argibay, donde negó haber embestido a los gendarmes pero se abstuvo al momento de ser consultado por los estupefacientes que transportaba.
Los investigadores se abocan ahora a rastrear a él o los cómplices que posiblemente iban como “punteros” de la carga, como así también a determinar la ruta de la droga. La principal hipótesis es que su destino era la Triple Frontera, donde Kalenok ya estuvo involucrado en hechos delictivos.
Entre sus antecedentes figura que en 2024 fue detenido en Ciudad del Este junto a una banda acusada de robar vehículos, aunque no lo es único ya que en Santiago del Estero purgó una condena de 6 años y 10 meses de prisión por transportar casi 90 kilogramos de marihuana en un auto.

La carga de 90 kilos de cocaína iba oculta dentro de bancos de cemento.
Delfín Castedo
Castedo es salteño y fue señalado como el creador de una estructura narco que se apoderó del tráfico de droga en la frontera con Bolivia, transformándose en uno de los mayores proveedores de cocaína del país y llegando a enviar cargamentos de la misma sustancia a Europa y otras partes del mundo.
El hombre fue apuntado como “El Patrón del Norte” y se cree que fue uno de los primeros en valerse de los llamados “vuelos narcos” para regar de cocaína el país.
El hombre fue detenido en 2016, tras permanecer más de ocho años prófugo con pedido de captura internacional. En 2022 fue condenado a 16 años de prisión por narcotráfico y en 2023 recibió prisión perpetua por el homicidio de una mujer que lo denunció públicamente por narco.
Actualmente, el sindicado capo narco se encuentra alojado en una área de máxima seguridad dentro de Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza.
Incautan cocaína con sello asociado al capo narco Delfín Castedo en el puente
Judiciales
Prisión preventiva para acusado de asesinar a golpes a la enfermera Medina
Andrés Darío Garcete (45), el único detenido por el femicidio de la enfermera Elvira Irene Medina (61), perpetrado a fines de septiembre en Puerto Esperanza, fue procesado con prisión preventiva y en las próximas horas será trasladado a una unidad penal donde continuará privado de su libertad.
La medida fue firmada por el magistrado Martín Brites, titular del Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, que en su resolución dictaminó que el implicado sea procesado por el delito de femicidio, figura contemplada por el artículo 80, inciso 11, del Código Penal y que prevé una pena de prisión perpetua.
El dictamen también determinó el traslado de Garcete desde el calabozo policial donde estaba alojado hacia una unidad penal, muy probablemente a la de Eldorado, donde podría continuar gran parte de su vida si es que en un futuro finalmente es condenado.
El dictado de la prisión preventiva llega casi un mes después de que el juez Brites descartara, en base a informes periciales, patologías de salud mental que configuren una posible inimputabilidad del implicado.

Irene Medina era enfermera, tenía 61 años y cuidaba al padre de su presunto asesino.
El caso
El femicidio de la enfermera Medina se descubrió el pasado 26 de septiembre, cuando la Policía salió a buscarla tras permanecer desaparecida desde las 15 de ese mismo y finalmente la encontró sin vida en un baldío contiguo a la vivienda de un adulto mayor al que cuidaba hace aproximadamente un mes.
Justamente, el hijo de ese paciente que Medina atendía es el hombre que ahora aparece como único sospechoso. Cuando la Policía llegó a su casa, Garcete se mostró nervioso, reticente y exhibía rasguños tanto en la cara como en el cuello.
Dentro de la vivienda más tarde encontraron pelos, un bolso con elementos de primeros auxilios y un trofeo de fútbol con manchas que podrían ser de sangre. Todo fue incautado, al igual que un escurridor y varios trapos de piso ante la posibilidad de que el lugar haya sido limpiado antes de la llegada de la Policía.
La búsqueda de Medina se inició cuando una de sus hijas se preocupó por su paradero. Es que la mujer salió de su casa a las 15 de ese viernes con destino a su trabajo en el barrio Villa Nueva, pero nunca regresó ni respondió llamadas o mensajes de texto.
La autopsia estableció que la víctima murió como consecuencia de una fractura de vértebra cervical. También tenía un traumatismo facial gravísimo que le ocasionó rotura de huesos de la cara. El crimen fue cometido a golpes.
Garcete quedó detenido esa misma noche y días después declaró ante la Justicia, instancia en la que admitió haber estado drogado con crack y no recordar nada sobre lo sucedido ese día.
Pericia descarta “fenómenos alucinatorios” en detenido por femicidio de Medina
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