Policiales
Joven con problemas mentales desapareció hace 8 meses y “hasta ahora nada”
A mediados de agosto de 2022, Ramón Ignacio Moreira, un joven de 30 años con problemas mentales, desapareció de la casa de su padre, ubicada sobre la ruta provincial 220, en el barrio Arroyo Blanco de Garuhapé.
Desde entonces, su familia no sabe nada de él y lo busca desesperadamente, debido a que “se hizo la denuncia, pero hasta ahora nada”, reveló Javier, hermano de Ramón, a La Voz de Misiones.
Respecto al día del hecho, el joven de 29 años recordó que “él estaba sentado en el patio, mi papá entró a servirle la comida y cuando salió para avisarle, había desaparecido”.
Es que, según contó Javier desde su vivienda en Río Gallegos, Santa Cruz, su hermano Ramón había llegado a Garuhapé procedente de San Ignacio, donde residía junto a su madre: “Él quería ir con mi papá y ella lo llevó; un día estaban los dos y él le dijo que quería volver a San Ignacio”.
En ese momento, “mi papá le dijo que no tenía plata y que aguantara hasta que cobrara el sueldo, y ahí mi hermano se enojó, y dice que no quería comer, no quería tomar mate, ni hacer nada”, contó el familiar, en referencia a las posibles motivaciones de Ramón para marcharse, hace ya ocho meses.
“Volvió a pasar lo mismo”
Además, Javier recordó que no es la primera vez que su hermano mayor protagoniza un hecho similar, debido a que, cuando tenía 18 años, “se fue a conocerle a mi papá, vivió un tiempo ahí y se escapó caminando; tardó como seis meses en llegar”.
En aquel momento, el muchacho se dirigió hacia Buenos Aires, a donde se crio junto a su madre y sus hermanos, debido a que, ante la reiterada violencia ejercida por su progenitor, “cayó preso y mi mamá se escapó a dedo con nosotros, por eso nos criamos allá”.
Frente a ello, Javier aseguró que “ahora volvió a pasar lo mismo” y confesó que “a veces hasta me da desconfianza de mi papá, porque nosotros no nos criamos con él”.
No obstante, el candelariense posó sus críticas sobre el accionar de los investigadores del caso, tras radicar la denuncia en la comisaría de Garuhapé: “La Policía dijo que él ya es mayor de edad, que si se fue solo, puede volver solo, porque con la edad que tiene ya es consciente. Y dijeron que no podían salir a buscarlo”.
Asimismo, el denunciante indicó que, a pesar de que su hermano padece problemas mentales, “a ellos no les importa; tampoco querían que deje una foto de él en la comisaría”, dijo a LVM y añadió: “Es más, dijeron que era mejor que publiquemos en las redes, que así íbamos a tener más suerte”.
“Yo pienso que pudo haberse escapado a San Ignacio, pero mi mamá ya estaba viviendo en Eldorado, entonces quedó perdido y deambulando por ahí”, postuló Javier y cerró: “No sé qué pasó, por ahí lo tienen detenido o está en situación de calle, o lo atropellaron, uno puede pensar cualquier cosa, no se sabe nada”.
Policiales
Una pareja se electrocutó con una conexión de agua en Villa Cabello
Una pareja de posadeños resultó gravemente herida este jueves a la tarde al sufrir una descarga eléctrica mientras realizaban una conexión de agua en una casa de Villa Cabello y uno de los lesionados quedó internado en sala de shock room del hospital Favaloro.
De acuerdo a lo consignado por fuentes policiales, el hecho fue alertado a las 19.35, cuando una patrulla de la comisaría Séptima fue comisionada a una vivienda ubicada en inmediaciones a las avenidas Tambor de Tacuarí y Jauretche, en la chacra 159 de la capital provincial.
Al llegar constataron que previamente una pareja estaba realizando una conexión de agua y, por causas que se intentan establecer, recibieron una fuerte descarga eléctrica y debieron ser trasladados de urgencia al hospital de la zona.
Al avanzar en la averiguación del caso, verificaron que la mujer estaba siendo atendida en la guardia del nosocomio, mientras que hombre permanecía bajo procedimiento en el shock room del hospital debido a la gravedad de su cuadro.
Judiciales
Caso Guirula: el fiscal pidió perpetua para dos de los seis policías imputados
Después de nueve audiencias, la ex oficial ayudante Lourdes Beatriz Tabarez (42) quebró en lágrimas. Lo hizo esta mañana, mientras oía al fiscal Vladimir Glinka formular un pedido de prisión perpetua en su contra como una de las máximas responsables de la muerte del albañil Carlos Guirula, ocurrida el 19 de mayo de 2014 durante un procedimiento policial que comenzó por disturbios en un motel y que culminó en la comisaría Decimotercera de Posadas. No fue el único planteo.
Para Glinka, tanto Tabarez como el cabo Ricardo Rafael Escobar (42) fueron los autores de los pisotones y los puntapiés que provocaron las lesiones que derivaron en la muerte de la víctima, por lo que pidió prisión perpetua para ambos como responsables del delito de “tortura seguida de muerte”, previsto por el artículo 144 ter, inciso 2 del Código Penal de la Nación.
En cuanto a los otro cuatro ex policías que llegaron a juicio, el fiscal los acusó a uno de ellos por haber participado de las vejaciones con el lanzamiento de un gas pimienta y a los restantes por no haber intercedido para impedir las agresiones de sus camaradas, lo que encuadraría en omisión.
En detalle, solicitó 7 años de prisión para el cabo primero Lucas Nahuel Saravia Allosa (37); 6 años y 6 meses para el oficial subayudante Carlos Alberto Zidorak (35) y para el sargento primero Claudio Marcelo Servián: y, por último, 6 años para el agente Carlos Alberto Da Silva (34). Los pedidos además incluyen una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en todos los acusados.

Tabarez era la de mayor de jerarquía y la encargada del procedimiento que culminó con una muerte.
“Operativo policial catastrófico”
En su alegato de casi dos horas, el representante del Ministerio Público Fiscal calificó el hecho como “un operativo policial catastrófico” e hizo un repaso cronológico del caso, desde el disturbio que derivó en el llamado a la Policía, hasta la llegada de los patrulleros, el traslado del detenido hacia la comisaría y el “punto oscuro” de una hora donde sostuvo que los implicados se dedicaron a ocultar pruebas.
En base a testimonios recolectados, Glinka sostuvo que esa noche Guirula estaba borracho (con 3,0 gramos de alcohol por litro de sangre, según pericias), pero desacreditó las versiones que lo ubicaban como “violento”, “agresivo” e “incontrolable”. “No era un Goliat”, resumió.
“Se puso denso para no pagar sí, pero no es cierto que los encargados se tuvieron que armar con un palo para defenderse. No hubo violencia. No pegó, ni golpeó a nadie y pagó su deuda. Si a las 3.15 se iban todos a dormir, hoy no estaba nadie acá”, planteó.
Glinka reconstruyó que el primer patrullero (Toyota Hilux, móvil 3-423), integrado por Tabarez como encargada, Servian como chofer y Da Silva como acompañante, llegó al motel de Santa Catalina y Andresito a las 3.18, cuando Guirula ya había abonado las dos petacas de whisky que le reclamaban y se aprestaba a retirarse del lugar junto a sus amigos en el auto de uno de ellos.
“El propio encargado del motel contó que el problema ya estaba solucionado y pidió disculpas por el llamado a la Policía, pero Tabarez dijo ‘no importa, lo llevamos detenido igual. Se fijó en él”, recordó, aunque mencionó que Guirula se resistió a ser aprehendido, lo que derivó en el pedido de otro tres patrulleros que llegaron como refuerzos.

El fiscal Glinka e imágenes de la reconstrucción del hecho, donde se recreó de qué manera Tabarez pisó en la cabeza a Guirula.
En ese punto, Glinka hizo un paréntesis, marcó un punto de inflexión y reforzó su postura: “Es verdad que Guirula se opuso y estuvo mal. Pero cuando le pusieron las esposas se terminó el procedimiento. Todo lo que vino después de ser esposado es delito y los acusados deben responder por ello”.
A partir de ahí desarrolló la parte central de su teoría del caso. El fiscal dio por acreditado que con la víctima esposada y en el suelo, Tabarez la pisó la cabeza primero y luego le aplicó al menos cuatro patadas.
Sobre Escobar, apuntó que también efectuó patadas al detenido y lo acusó de ir “saltando” sobre la espalda de la víctima durante el traslado del hombre hacia la comisaría en la caja de la Toyota Hilux.
Asoció, además, las mecánicas de esas agresiones con los resultados de la autopsia y vinculó el accionar de Tabarez con el edema cerebral y las tres fracturas costales que perforaron el pulmón izquierdo de Guirula.
Para Glinka, los saltos de Escobar sobre la víctima ocasionaron la fractura lineal de seis cosquillas del lado derecho y se basó en los forenses para concluir que cada una de esas lesiones por separado ya revestían carácter de letal, aunque era atendibles en caso de recibir una asistencia médica urgente.
A Saravia Allosa, por su parte, le adjudicó el lanzamiento de gas pimienta contra la víctima, como así también la omisión de no haber impedido las agresiones de Tabarez y Escobar, misma responsabilidad que le atribuyó a los otros tres imputados.
También planteó que después de constatar la muerte de Guirula los acusados llevaron adelante una serie de acciones para ocultar pruebas del caso, como lavar el patrullero, limpiar vestigios de sangre e iniciar ellos mismos la investigación del hecho.
Como cierre de su alegato, Glinka consideró que los acusados “no estaban capacitados” para ejercer como policías, cuestionó la actitud de camaradería que todavía impera entre uniformados y reclamó un proceso más “estricto” para la selección de agentes dentro de la fuerza.

Escobar y más atrás Saravia Allosa, otro de los imputados en la causa.
Vías alternativas de la defensa
A continuación, expuso el defensor oficial Mario Ramírez en representación de la oficial Tabarez. El letrado contrapuso lo desarrollado por Glinka y ofreció cuatro vías posibles para resolver el proceso sin que su defendida reciba prisión perpetua.
Ramírez arrancó su exposición con un video con un compilado de diferentes procedimientos donde se observan agentes policiales de diferentes lugares en tareas para reducir a un detenido. “Esto es como para tener un contexto, porque es muy fácil decir cómo debe actuar un policía con el diario del lunes”, señaló.
A diferencia de Glinka, Ramírez sí consideró que Guirula actuó con violencia aquella noche del hecho, sumado a que resaltó sus características físicas (1,80 metros de alto y casi 100 kilogramos), como así también su potencia como albañil.
“Él si fue violento esa noche y también es una realidad que entre tres no pudieron detener a un tipo. Guirula era un albañil que levantaba bolsas de cemento como cajas de pizza”, ilustró.
También pidió tener en cuenta que “debajo de los uniformados hay personas” y consideró que en el procedimiento hubo un “un desorden y un componente emocional”.
Por último, reconoció y cuestionó: “Hubo golpes, hubo lesiones, hubo incumplimiento, sí. Pero el artículo 144 (tortura seguida de muerte) es sumamente grave y forzado. Estamos ante un debate de tipicidad y de desproporcionalidad de la pena”.

Los imputados llegaron libres al juicio pero ahora aguardan el fallo en “arresto preventivo” por decisión del tribunal presidido por Gregorio Busse.
Ante ese panorama, como planteo principal solicitó que el caso sea considerado como “lesiones en riña” (artículo 95), al entender que contra Guirula hubo varios agresores y no está claro quien efectuó el golpe determinante.
De prosperar esto, Ramírez entendió que a Tabarez debía dársele por cumplida la pena por los años que ya estuvo presa durante la instrucción de la cusa y quedar en inmediatamente en libertad tras el dictado de la sentencia.
En forma subsidiaria, solicitó aplicar el artículo 80, inciso 9 (homicidio en abuso de su función), atenuando por emoción violenta.
La tercera opción que trazó sería enmarcar el caso como un “ejercicio excesivo de la fuerza”, contemplado por el artículo 35, mientras que, por último, solicitó que se mantenga la acusación por tortura pero en concurso real con abandono de persona seguido de muerte, pero que en ese caso su defendida mantenga su libertad hasta tanto el fallo quede firme.
El debate continuará mañana, a partir de las 8.30, con los demás alegatos defensivos. Una vez culminada esas exposiciones, el Tribunal Penal Dos, presidido por el magistrado Gregorio Busse, decidirá cuándo dar el veredicto.
Mientras tanto, los seis acusados continuarán alojados en diferentes unidades penitenciarias, cumpliendo así con “la medida administrativa de arresto preventivo” ordenada por Busse en la previa a los alegatos.
Policiales
Un detenido en investigación por tenencia de Masi en Garupá
En la madrugada de hoy allanaron, secuestraron dispositivos electrónicos y detuvieron a un hombre de 54 años en el barrio Las Calandrias de Garupá, durante un operativo internacional realizado de manera simultánea en 12 provincias argentinas, con el objetivo de desbaratar redes de transmisión y tenencia de material de abuso sexual infantil (Masi).
El operativo lleva el nombre de “Escudo infantil” y en Misiones fue dispuesto por la Fiscalía Especializada en Ciberdelitos y ordenado por el Juzgado de Instrucción en turno, bajo la coordinación de la Procuración General, encabezada por Carlos Jorge Giménez.
En tanto, la investigación surgió a partir de datos aportados por la Unidad Forense y de Investigación Digital (UFID) de Berazategui, en Buenos Aires, en el marco de una causa que detectó redes internacionales de intercambio de Masi.
Con esa información, la fiscalía misionera inició pedidos de informes a prestadores telefónicos y cruces de bases de datos que permitieron identificar al presunto usuario involucrado.
Con una orden judicial, los investigadores allanaron el domicilio del sospechoso y secuestraron tres teléfonos celulares y una notebook, de los cuales, uno de los aparatos coincide con la línea telefónica detectada en el caso que originó el operativo internacional.
Durante el procedimiento, el juez de Instrucción se presentó en el lugar y ordenó la detención del sospechoso identificado como Silvio B, quedando todos los dispositivos bajo resguardo para pericias informáticas orientadas a establecer si contienen material vinculado a la causa.
El operativo fue ejecutado a las 6 de la mañana de hoy con participación de equipos técnicos y unidades policiales especializadas, entre ellas: personal técnico de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (SAIC), la División de Delitos Sexuales de la Policía de Misiones, el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y la Dirección de Investigaciones Complejas, garantizando la aplicación de protocolos específicos para este tipo de delitos.
Detenido por Masi en el microcentro posadeño es un informático de 55 años
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