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Opinión

Entre el crimen digital y la política: el caso Kiczka y el rol del Estado

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Por: Aryhatne Bahr

@AryhatneBahr

Encontrándonos en las vísperas de unas nuevas elecciones provinciales, resurgen sentimientos de entusiasmo, incertidumbre, emoción y ansiedad. Viejas y nuevas alternativas de campaña comienzan a desplegarse, con recorridas locales y provinciales, y un elemento que, para algunos, hoy cobra más relevancia que nunca: la tecnología y las redes sociales.

En este contexto, podemos observar como nuestra vida sucede en gran medida a través de una pantalla. Lo digital hoy es moneda corriente y, así como esto nos trae un sinfín de beneficios y oportunidades, también nos enfrenta al mundo de la ciberdelincuencia donde estafadores, redes de pedófilos, pederastas y abusadores acechan en las sombras. Lamentablemente, nuestra provincia lo ha descubierto de la peor manera: de forma abrupta y sin anestesia. Es así como a comienzos del año 2024, nuestro Cantón Verde, nuestra Tierra sin mal, comenzaba a transitar los meses más oscuros de nuestra relativamente corta, pero enriquecedora historia.

Como resultado de un operativo internacional, “Guardianes Digitales por la Niñez”, se logró identificar ocho domicilios en el país desde donde se compartía material de abuso sexual infantil (MASI), entre estos, uno situado en la localidad de Apóstoles. A estas alturas resulta inoportuno reiterar las aberraciones que se encontraron en este domicilio, basta con decir que, en un lapso de 39 días, el ex diputado del partido político “Activar”, habría descargado y compartido más de 603 archivos de bebes, niños, niñas y adolescentes siendo abusados sexualmente. Es preferible omitir los detalles, ya que son de público conocimiento.

Nuestra provincia, de manera histórica, ha sabido construir un camino valioso a partir de hechos que sacudieron a nuestra sociedad, que dejaron una marca imborrable, y que inclusive hace que hoy algunos políticos carguen con el peso de la historia y la responsabilidad del daño causado a nuestra tierra colorada. Y, el caso del ex legislador, no es la excepción. Por lo tanto, resulta fundamental tomar este hecho como un precedente para evitar que se repita.

En Misiones, este mensaje fue comprendido a la perfección. Lo cierto es que, para quienes nos interiorizamos en el análisis de los delitos cometidos en entornos digitales, todo lo ocurrido tras la revelación de este caso resulta alentador y esperanzador. Esto se debe a que el gobierno provincial, al tomar plena conciencia de la magnitud y gravedad de estos delitos, impulsó un amplio despliegue de capacitaciones, talleres y jornadas de prevención en distintas localidades de la provincia. Sin dejar de mencionar los diversos operativos realizados por organismos, entidades e instituciones que tomaron rienda del asunto.

Este caso que estremeció las entrañas de los misioneros resulto ser un punto de inflexión para lograr avances significativos en prevención, acompañamiento a las víctimas e investigación en entornos digitales. Como resultado, y a través de leyes fundamentales, se creó la Fiscalía Especializada en Ciberdelitos, posicionando a la provincia como un referente en prevención y sumándonos a la breve, pero acertada lista de jurisdicciones que tomaron la misma decisión: Buenos Aires, Tucumán, Salta, San Juan y Corrientes. En materias de avances, se suma la incorporación de figuras clave, como el agente digital encubierto en nuestro Código Procesal Penal de la provincia, la capacitación de efectivos policiales en todas las unidades regionales en materia de ciberdelitos y la constante formación e incorporación de tecnología de vanguardia en la SAIC.

Todo ello nos deja un panorama claro que, aunque incomode a algunos, es nuestra realidad: el gobierno provincial identificó una problemática, tomó este caso como punto de partida para fortalecer la protección de los ciudadanos y actuó.

En este punto, si me preguntan: ¿Estamos preparados para afrontar la ciberdelincuencia?, mi respuesta sería: quizás. La tecnología avanza a una velocidad que a veces ni siquiera podemos dimensionar, y los ciberdelincuentes innovan constantemente, explotando nuestras debilidades o descuidos.

Es por eso, que resulta fundamental fortalecer tres pilares esenciales: informarnos, educarnos y denunciar. Aunque la información y la educación no garantizan que estemos exentos de convertirnos en víctimas, nos proporcionan las herramientas necesarias para estar preparados, actuar con rapidez y brindar apoyo a quienes, de forma lamentable, caen en las redes de estos depredadores.

En este sentido, cualquiera que analice el panorama completo, sin sesgos políticos, celebra los avances de Misiones en materia de prevención e incorporación de nuevas tecnologías en una era donde los delitos que quizás antes ocurrían únicamente en la calle, hoy se trasladan al entorno digital, donde las pruebas son sumamente volátiles, vulnerables, posibles de sustituir o incluso eliminar en un abrir y cerrar de ojos.

Nos encontramos transitando un camino que apenas acaba de comenzar: una nueva era digital. Y la realidad es que se trata casi de una certeza que en este proceso nos veremos obligados a enfrentar desafíos, a aprender de nuestros propios errores y a celebrar los aciertos.

Lo verdaderamente importante radica en como elegimos afrontar estas realidades, en la voluntad de progresar y el compromiso de mejorar la vida de todos los que habitamos esta hermosa tierra colorada.

Ya lo decían celebres escritores: “Internet es como cualquier otra tecnología, básicamente neutra; puedes usarla en formas constructivas o dañinas.”[1] En Misiones, el caso de los mencionados hermanos nos posicionó frente a dos escenarios completamente antagónicos: uno, donde utilizaron a la tecnología para difundir mensajes que pretendían defender lo indefendible, minimizando la gravedad de una situación aberrante, mientras que en el otro, lo convirtieron en un motor de cambio, comprendiendo su potencial tanto para dañar como para garantizar la protección de los Misioneros en el entorno digital, actuando en consecuencia.

Como mencionaba al comenzar, estamos en las vísperas de unas elecciones, con los ciberdelitos a la orden del día. La incertidumbre, la emoción y la ansiedad se intensifican… Recordar la historia es esencial, ya que la misma “es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será.”[2]

[1] Noam Chomsky

[2] Eduardo Galeano

*Abogada especialista en Derecho Digital.

Opinión

Pensar desde acá, actuar hacia allá

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Por: Micaela Gacek.

@MicaelaGacek

En estos días que corren la sociedad misionera ya no necesita dirigentes que se escondan cuando las cosas se complican. Necesita líderes que caminen con la cabeza alta en las buenas y en las malas. Que vuelvan a mirar a la gente a los ojos. Que se animen a reconocer errores y tengan el coraje de corregir el rumbo antes de que sea demasiado tarde.

Creo en un liberalismo misionero. No importado ni copiado. Un proyecto local, con centro en el ser humano, que se construye desde abajo hacia arriba. De acá para allá, no de allá para acá. Porque cuando las soluciones se piensan desde lejos, lo que está cerca se rompe.

Quiero un Estado suficiente. Lo justo y necesario. No para controlar la vida de las personas, sino para garantizar lo que verdaderamente importa: salud de calidad, educación de excelencia y una seguridad que proteja sin abusos. Eso no es lujo. Es dignidad básica.

Representar no es obedecer ciegamente a un gobierno nacional. Representar no es ser funcional a los intereses de turno. Representar es sostener la voz de la provincia con autonomía, con coherencia, con respeto. Y sobre todo, con independencia.

Estoy convencida de que gobernar no es repartir contratos ni acomodar parientes. Gobernar es estar. Escuchar. Caminar con la gente. Decir la verdad. No estar solo cuando hay aplausos, sino también cuando toca enfrentar momentos difíciles.

La política necesita volver a ser humana. Más cerca de la realidad. Más conectada con lo cotidiano, con lo que viven las familias, los jóvenes, los trabajadores, los que emprenden y los que sostienen.

No venimos a imponer. Venimos a proponer.

No creemos en soluciones mágicas. Pero sí en ideas claras.

No queremos representantes obedientes. Queremos representantes presentes.

Este es un camino. No el único. Pero sí el que creemos necesario.

Un camino que parte desde Misiones, con identidad bien nuestra, con respeto por nuestras raíces, por nuestros abuelos que escaparon del caos y encontraron en esta una tierra fértil donde desarrollar su proyecto de vida, y sobre todas las cosas con la convicción de que se puede hacer política de otra manera.

Una manera más humana.

(*) Candidata a diputada nacional del Frente Renovador Neo

 

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Opinión

Una presión fiscal que ahoga: el modelo impositivo misionero está agotado

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Ariel “Pepe” Pianesi

@pepepianesi

 

La contracción de la economía y la caída del consumo de alimentos y productos básicos vuelven a poner en agenda el abusivo sistema de tributación que sostiene la gestión renovadora en Misiones.

A la crisis de la yerba mate y la mandioca, ahora se suma el pedido de auxilio del sector forestal, que atraviesa uno de los momentos más difíciles de los últimos años. La combinación de baja demanda en el mercado interno y parálisis total del mercado externo deja a esta industria clave en una situación crítica. En un comunicado reciente, AMAYADAP —la asociación que nuclea a empresas del rubro— reclamó medidas urgentes al gobierno provincial, entre ellas, la devolución de saldos a favor en el impuesto a los Ingresos Brutos.

Este es un punto que venimos señalando desde hace mucho tiempo. A pesar de los esfuerzos de la oposición, aún no existe claridad sobre el monto total acumulado en concepto de saldos a favor, aunque se estima que equivale a más de una recaudación fiscal completa de un año. Y lo más grave: no hay señales de voluntad política para devolver esos montos, permitir su compensación o, al menos, eximir de las retenciones automáticas en cuentas bancarias.

Otro aspecto crítico es el de los anticipos impositivos. Si bien el impuesto sobre los Ingresos Brutos se cobra en todas las provincias con tasas similares, muy pocas exigen su pago adelantado. Esta práctica distorsiva afecta profundamente al sector privado: achica el comercio, encarece los productos para el consumidor final y termina desalentando la inversión, el desarrollo y la creación de empleo.

El modelo misionero llega a extremos que no se ven en otras jurisdicciones. Un ejemplo es la retención del 8% sobre rendimientos de inversiones bursátiles, como los plazos fijos. Es decir, si un ciudadano busca cubrirse de la inflación invirtiendo su dinero, la Agencia Tributaria de Misiones le cobra no una, sino dos veces: al ingresar el dinero a su cuenta, y luego sobre las ganancias obtenidas. Todo esto, a pesar de que la Comisión Arbitral ha señalado que esa retención es ilegal.

Y como si todo esto fuera poco, el sistema se completa con una verdadera aduana interna, que obstaculiza el libre comercio dentro del país, castiga a las empresas locales y expulsa inversiones hacia provincias vecinas o incluso hacia Paraguay. Son muchas las empresas que abandonaron Misiones o dejaron de operar con ella por considerar que la carga impositiva supera la rentabilidad.

Este modelo fiscal, basado en una recaudación insaciable para sostener una caja electoral inédita en el país, está agotado. Es urgente rediscutir la matriz impositiva y avanzar hacia un sistema que premie a quienes invierten, generan empleo y apuestan por el desarrollo. Misiones tiene todo para ser un polo productivo, comercial y exportador. Pero para eso, necesitamos un régimen impositivo que empuje, no que asfixie.

(*) Diputado Provincial UCR

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Entre el berrinche de la adolescencia y la madurez

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Por: Fernando Oz

@F_ortegazabala

Cuando Fernando De la Rúa presentó su renuncia a la presidencia y se montó al helicóptero en diciembre de 2001, el desencanto social con la clase política había alcanzado a todos, sin distinciones partidarias. Todo acabó en otro desastre. Gases, piedras, represión, tiros, heridos y muertos. Los manifestantes buscaban a cuanta cámara o micrófono se les ponía por delante para gritar “que se vayan todos”.

Querían un despertar distinto, con dirigentes políticos enteramente nuevos, no contaminados. Los argentinos querían empezar desde cero, una utopía casi adolescente para un país que había retomado la senda de la democracia dieciocho años antes.

En el país siempre ha habido algún partido joven que, denunciando a la vieja política vigente, anunciaba el advenimiento de una nueva era. Lo hicieron Alem e Yrigoyen contra los conservadores en el radicalismo inicial. También los socialistas y los demócratas progresistas contra los conservadores y los radicales ya convertidos en casta. Lo hizo Perón, la Ucedé de Alsogaray, el Frepaso de Chacho Álvarez y Bordón, el ARI de Carrió, el PRO de Macri. Por diversos motivos, todos los intentos purificadores de la casta de ayer desembocaron en frustración. Y ahora es el turno de La Libertad Avanza de los hermanos Milei.

Los argentinos nos hemos caracterizado por exigir que el cambio, el ideal o lo deseado se alcance de un solo golpe. Todo de la noche a la mañana. Lamento decirlo, pero hemos sido y aún somos culturalmente golpistas. Es que somos impulsivos y el golpismo es propio de los países adolescentes.

Cuando venían Uriburu, Lonardi, Onganía o incluso Videla sobre sus tanques, miles de argentinos aplaudían. Cuando Alfonsín anunciaba que con la democracia se cura, come y educa, millones le creyeron. Cuando Menem habló de la revolución productiva, lo siguieron. ¿Cuántas ilusiones despertó la Alianza? ¿Cuántos confiaron en ese presidente poco conocido que llegaba del sur, desgarbado, con un ojo extraviado y mocasines deslustrados? ¿Y esa nueva centro derecha que inauguró Macri?

Al esperar demasiado de cada cambio, el impulsivo adolescente pasa de la ilusión a la frustración y de ella a una nueva ilusión. Pero, sin que debamos renunciar a la utopía de un mañana perfecto, los argentinos también deberíamos reconciliarnos con la modesta realidad que nos rodea. El realismo de la madurez.

Seamos honestos, ni en el país de los últimos años ni en el bendito Cantón Verde han faltado políticos nuevos. Sucede que cada tanto, como burla malvada del cosmos o de los dioses, la regeneración de dirigentes se profundiza en plazos breves, otras en años, incluso generaciones. Ha ocurrido y seguirá ocurriendo.

En esta sociedad liquida del scroll y del like fácil, el político nuevo enfrenta un problema insoluble. Si viene de fuera del sistema de la política, pronto fracasa por falta de experiencia. Si triunfa, es que supo adquirir experiencia. Pero una vez que la adquirió, ya no es un político nuevo. Es ahí donde aparece el impulso adolescente, el berrinche.

La renovación de la vida política es, por cierto, un objetivo loable, pero debe ser gradual, para darles a los nuevos la ocasión de aprender a aprovechar lo bueno y desechar lo malo de los que están, ya que la política es un arte consumado que no se domina de la noche a la mañana.

En los días y en los meses que nos esperan nuestro desafío no será sólo elegir entre los candidatos a diputados nacionales, sino también el de ver cuánta distancia podemos tomar de las intensas emociones del país. El realismo periférico, que es el que nos compete por ser un Estado de menor injerencia en el concierto nacional, necesita de la madurez. Para los intereses de Misiones un legislador nacional es lo que es para un país una representación diplomática, un defensor de una política de Estado.

Ahora, el Frente Renovador de la Concordia postulará a Oscar Herrera Ahuad como candidato a diputado nacional. Es uno de los políticos con mayor conocimiento público de la provincia y con una imagen positiva que roza el 80%. Para octubre tendrá 54 años, médico pediatra de la salud pública curtido en San Pedro, ex ministro de Salud, vicegobernador y gobernador, y actual presidente de la Legislatura provincial. Un hombre con experiencia, conocimiento del territorio, hecho en esa mística misionerista, producto inacabado de la evolución de la Renovación; de la fuerza política a una instancia de pensamiento político regional en desarrollo.

Para los libertarios de paladar negro el candidato natural es Javier Lanari, nació en Misiones hace 40 años, es periodista y se jacta de ser amigo de Milei desde hace una década, cuando lo sacaba al aire en un programa de Radio Rivadavia. Es ducho y hábil en su ámbito, los medios. No tiene experiencia legislativa ni en cargos públicos, desde diciembre de 2023 trabaja como subsecretario de Comunicación y Medios de la Nación, puesto que le ofreció su ex coequiper radial, Manuel Adorni. Es un activo defensor de las políticas de vaciamiento del Estado, pese a que dos de sus hermanos tienen importantes cargos en el Gobierno, uno en Senasa y otro en Yacyretá.

Por ahora ellos son los principales candidatos de las dos fuerzas políticas más importantes según los datos que arrojó las elecciones del 8 de junio. En el PJ misionero aún no hay nada claro, mientras algunos esperan señales desde el balcón de CFK otros prefieren salir a apoyar a Herrera Ahuad. Habrá que ver que fichas mueve Héctor Cacho Bárbaro, revitalizado diputado provincial electo y viejo aliado del kirchnerismo en la Cámara baja del Congreso. El estado del radicalismo y el PRO sigue siendo delicado, aunque con signos vitales estables.

Habrá que ver qué decisión toman las fuerzas políticas del Cantón, tal vez hayan aprendido la lección del pasado, de ayer nomás, y decidan dejar el berrinche de la adolescencia para ingresar en el mundo acotado de la madurez. Se trata, en resumen, de asumir con sencillez las reglas. De escuchar atentos, serenos, lúcidos, conscientes, las palabras del paso del tiempo que nos susurra lo mortales que somos; como el esclavo que machacaba al oído del general romano diciéndole: “recuerda que sólo eres un hombre”.

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