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Tras críticas por estado de los animales, reserva de Iguazú compromete acciones 

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Iguazú

La periodista alemana del periódico Berliner Zeitung Mandy Tröger visitó el fin de semana el refugio de fauna Bio Centro Iguazú, de la Ciudad de las Cataratas, y alertó sobre el estado de las instalaciones y las condiciones en que viven las especies exóticas que se exhiben allí.  

En un mail dirigido a La Voz de Misiones, Tröger relató: “Mi marido y yo hemos ido al Bio Centro de Puerto Iguazú (junto al hotel El Pueblito) y estamos absolutamente impactados por lo que hemos visto. Las instalaciones están deterioradas, los animales que allí se encuentran están en muy malas condiciones (el mariposario está completamente hacinado, el caimán languidece en una pequeña bañera de plástico sin espacio, los demás reptiles podrían estar muertos). Realmente es una imagen triste y muy espeluznante”.  

Tröger es doctora en Comunicación por la Universidad de Illinois, Estados Unidos; investigadora de las universidades alemanas de Munich y Hannover, y tiene múltiples libros editados sobre política y medios.  

La periodista europea adjuntó a su mensaje el link de Google Maps, con la ubicación de la reserva, propiedad del grupo Cuenca del Plata, donde se puede ver fotografías y leer reseñas de testimonios de visitantes recientes. 

Las ‘reviews’ 

Los testimonios que se recogen de la aplicación apuntan, en su mayoría, contra la insuficiencia del espacio destinado al cocodrilo norteamericano ‘Coco’, la principal atracción del sitio, y a los dos ejemplares de yacaré, que habitan predios separados, cada uno con su estanque de agua.  

“Lo vi en el mapa que difunden cómo ‘atractivos de Iguazú’ y me pareció copado que haya un biocentro, cuándo entramos con mi pareja resultó ser muy triste ver a esos animalitos en sus recintos con un ‘hábitat’ tan estrecho y sin su mantenimiento correcto, los animales no tienen espacio ni para darse vuelta, lo único que puedo destacar es su mariposario, es un lugar increíble, pero nada más. Ojalá mejore pronto”, escribió un usuario que visitó la reserva a principios de mes.    

“Este lugar no debería existir, estoy completamente arrepentida de abonar casi 5.000 pesos (2 adultos y un nene) para ver a un cocodrilo gigante en una jaula de dos por dos, entre otros animales bajo estas condiciones. No entiendo por qué sigue abierto”, escribió Florencia Martini, que estuvo en el Bio Centro. 

“No vayan. Yo leí los comentarios acerca del lugar, pero no creí que fuera tan desagradable realmente. Salí llorando, es inhumano tener así a los animales”, expresó Iara Rivas a fines de octubre.  

A juzgar por las fechas y el tenor de los comentarios, la situación no es nueva y los problemas relacionados con el espacio ocupado por el exótico ejemplar estadounidense, el segundo reptil más grande del continente, se repiten desde hace bastante tiempo. 

“La sensación horrible con la que me fui de este lugar… Me quedé un rato largo mirando al cocodrilo y a los yacarés, cuyas jaulas son prácticamente de su tamaño y están sumamente descuidadas (los yacarés estaban encerrados en un cuadrado de 2×2 dentro de la jaula y uno de ellos incluso tenía una rama encima, como para despejar todas las dudas acerca del nivel de desidia y maltrato animal que hay)”, contó Ludmila Dinardo, que pasó por la reserva hace cuatro meses. 

De esta forma, el lugar recogió 30 ‘reviews’ de Google, que lo valoraron con un promedio de 1,7 puntos de los 5 posibles que otorga la aplicación. 

‘Coco’ y las pitones 

La historia de los animales que habitan el Bio Centro Iguazú es un capítulo aparte, e involucra un legendario personaje, mezcla de médico, investigador y filántropo del norte misionero, el doctor Alejandro Urs Vogt, del Centro Zoo-toxicológico Misiones, una institución ubicada en Oberá que durante décadas sirvió a la investigación relacionada con los reptiles y la extracción de veneno de serpientes para la fabricación de antídotos.   

Vogt, fallecido hace tres años, era un entusiasta de los animales exóticos. El cocodrilo ‘Coco’ llegó proveniente del Zoológico de San Diego, Estados Unidos, a fines de los años 90, según dijo a LVM el veterinario Marcos Lipowski, consultor de la reserva.  

“El cocodrilo vino de Estados Unidos y las pitones que tenemos vinieron de Asia”, contó Lipowski.   

El veterinario reconoció que el hábitat de ‘Coco’ resulta pequeño para un ejemplar adulto de una especie de cocodrilo de río, que puede alcanzar los seis metros de largo y media tonelada de peso.  

Según el profesional, el ejemplar importado por Vogt tiene unos 74 años y “es una especie que alcanza un promedio de 120 años”.  

El consultor explicó a LVM que, aquejado por problemas de salud, el investigador de Oberá cedió los animales a la reserva varios años antes de su fallecimiento, cuando ya no podía ocuparse de ellos. Así llegaron el cocodrilo y las pitones al centro de preservación.   

“Cuando llegaron eran de menor tamaño, a medida que van creciendo les vamos agrandando la jaula; ahora estamos abocados a esa tarea, y estamos trabajando en el hábitat de los yacarés; después vamos a ocuparnos de la jaula del cocodrilo”, aseguró Limpowski.   

El experto señaló que tanto el cocodrilo y las pitones son animales imposibles de liberar en la naturaleza, porque al no ser originarios de la selva paranaense “producirían un desequilibrio ecológico”.   

Por ello, el veterinario indicó que los planes para el cocodrilo americano contemplan la posibilidad de cercar una laguna ubicada a pocos metros de su hábitat actual para ‘liberarlo’ en un predio mayor.  

“Los animales están alimentados, están bien cuidados, están atendidos”, aseguró y añadió: “Muchas veces la gente te confunde una pasarela rota con las malas instalaciones del lugar”.    

El veterinario sostuvo que “no es fácil el financiamiento de la reserva, implica gente, estructura, tiempo, y nosotros no recibimos fondos estatales; todo sale de las entradas y de recursos de la misma empresa”.    

Tomando sol 

José Belloni, abogado vinculado a la empresa propietaria de la reserva, recordó a LVM que el Bio Centro Iguazú recogió el legado del doctor Vogt y, actualmente, continúa con una de las actividades que desarrollaba el médico obereño: el envío de veneno de serpientes al Instituto Malbrán para la fabricación de suero antiofídico.  

Belloni indicó que Vogt financiaba su centro de investigación con el ingreso de visitantes atraídos por los mismos animales exóticos que hoy son la atracción principal del ‘Bio Centro Iguazú’.  

“El centro significó una inversión tremenda de infraestructura. Está abierto al público, pero nunca fue un negocio rentable. Tiene un fin de conservación, y cuando esos animales ya no estén se va a cerrar”, argumentó.    

Sobre las críticas, el abogado manifestó que “esta discusión ya la tuvimos varias veces. Tratamos de explicar, pero no se llega a todo el mundo, no se puede conformar a todos”.   

“Los animales fueron traídos de un lugar cerrado, todos sus hábitats fueron siempre de predios cerrados. Siempre fueron alimentados por los veterinarios, están bien cuidados, por profesionales”, afirmó. 

Sobre ‘Coco’ y su ajustado habitáculo, el abogado argumentó que el cocodrilo “no necesita trasladarse mucho” porque “siempre fue alimentado y no tiene que ir a buscar el alimento”.

“Tiene la alimentación resuelta”, significó, en tanto, sostuvo, para finalizar, que el cocodrilo “está todo el día tranquilo tomando sol”. 

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Ecología constató 4 hectáreas de deforestación en la reserva El Saltito

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Personal de la Dirección General de Bosques Nativos y Control Forestal del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables realizó una recorrida de inspección en la reserva natural Alejandro Orloff, también conocida como El Saltito, ubicada en la localidad de Dos de Mayo, donde finalmente confirmaron el desmonte de un sector correspondiente al 1% de la superficie total.

Todo comenzó con un análisis de imágenes satelitales realizado por el Ministerio de Ecología. Al notar anomalías respecto a la densidad del monte, decidieron verificar el estado de situación en terreno el pasado viernes.

Durante el recorrido constataron la existencia de áreas afectadas por deforestación y volteo de bosque nativo, cuyas intervenciones se habrían dado en diferentes momentos a lo largo de los últimos tres años.

Finalmente, las autoridades de la cartera confirmaron que la superficie afectada es de aproximadamente 4 hectáreas, distribuidas en tres sectores diferentes dentro de la reserva que se extiende a lo largo de 315 hectáreas. 

En el lugar, también tomaron contacto con vecinos de la zona, quienes fueron notificados sobre las infracciones detectadas y advertidos acerca de las penalidades establecidas por la legislación vigente en materia de conservación del bosque nativo. Asimismo, informaron a los responsables sobre el inicio de las actuaciones sumariales.

Desde Ecología, recordaron que: “La categoría de conservación permite determinados usos, siempre y cuando se respeten las normativas ambientales vigentes”. 

Por este motivo, darán continuidad a los controles en la zona, dado que lo verificado en esta oportunidad corresponde únicamente a un sector de la extensa superficie protegida.

Denuncia

Días previos a la inspección, la Cooperativa de Agua, Energía y otros servicios comunitarios de Dos de Mayo, que administra el complejo hidroeléctrico de la reserva, emitió una alerta anticipando que la mencionada reserva “está siendo víctima de un desmonte ilegal que ha afectado a más del 50% de sus bosques nativos“.

Al mismo tiempo, advirtieron a las autoridades que las intervenciones provcarían un “riesgo inminente para el suministro de agua“, según publicaciones realizadas por el portal informativo San Vicente Informa.

La reserva

El Saltito es reconocida desde hace varias décadas como patrimonio ambiental e histórico del municipio.

Su valor radica en que alberga el complejo hidroeléctrico de las represas Saltito I, Saltito II y Saltito 0, pioneras en la provincia, construidas por el precursor Alejandro Orloff. Hoy continúan siendo la principal fuente de agua para la comunidad.

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Dos años de prisión para los cazadores que mataron un yaguareté en Formosa

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Dos años de prisión para los cazadores que mataron un yaguareté en Formosa

Este miércoles, el Juzgado Federal Uno de Formosa sentó jurisprudencia en el país al condenar por primera vez a cuatro hombres que mataron, carnearon y comieron a un yaguareté en julio del 2024 y ahora deberán pasar dos años en prisión efectiva. La especie fue declarada Monumento Natural Nacional en 2001 y se encuentra en peligro crítico de extinción por la caza furtiva y la deforestación de su hábitat.

Los acusados Máximo Cisneros (60), dueño del campo donde cazaron al ejemplar, y los tres peones rurales involucrados, Viterman Ponce De León (37), Walter Hugo Ponce De León (44) y Claudio Cisneros (29), admitieron la comisión del delito en la segunda audiencia de debate oral y firmaron un acuerdo de juicio abreviado que fue homologado por el magistrado Pablo Morán.

El magistrado formoseño impuso una pena de dos años de prisión efectiva a los cuatro imputados por cazar a un ejemplar de la especie, protegida por la Ley 25.463, y los condenados consiguieron un permiso especial para trabajar.

Con el veredicto del Juzgado Federal Uno de Formosa, los implicados fueron detenidos inmediatamente para comenzar el cumplimiento de la pena.

El caso

Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros.

De acuerdo a la defensa de los ahora condenados, todo comenzó con la desaparición de una vaca lechera de la chacra que los cuatro salieron a buscar armados y con perros por la zona.

Cuando finalmente la hallaron, la vaca estaba muerta y cerca de su cuerpo se encontraba el yaguareté que, según el mismo testimonio de los acusados, “trituró” a dos de los perros que los acompañaban y en “defensa propia” Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.

Sin embargo, tras matar al yaguareté, los cazadores se fotografiaron sonrientes junto al cuerpo a punto de ser carneado para luego comérselo. En tanto, la Justicia nunca logró dar con la piel del animal, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.

Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia y dio inició a la investigación que resultó con la primera condena de su tipo en el país.

Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.

En un juicio abreviado, los cuatro cazadores fueron condenados a dos años de prisión.

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Juzgan por primera vez en el país a cuatro hombres por cazar a un yaguareté

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Juzgan por primera vez en el país a cuatro hombres por cazar a un yaguareté

Un juicio oral y público sin precedentes en el país inició este martes en el Juzgado Federal Uno de Formosa contra cuatro hombres acusados de matar, carnear y comer a un yaguareté en julio del 2024. La especie está en peligro crítico de extinción en Argentina y se calcula que solo quedan entre 200 y 300 ejemplares.

Máximo Cisneros, Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León son las primeras personas en ser juzgadas por la caza de un yaguareté en la Argentina y podrían ser condenados a una pena de hasta tres años de prisión.

Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros. De acuerdo a lo relatado por los involucrados, todo comenzó por la desaparición de un animal vacuno de la chacra.

Armados y acompañados de perros, Máximo Cisneros junto a Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León, tres changarines que trabajaban en la zona, salieron en busca de la vaca perdida.

Para cuando los cuatro hombres encontraron a la vaca, estaba muerta y cerca de sus restos se hallaba el ejemplar de yaguareté.

Según el testimonio de los acusados a la prensa, el yaguareté los empezó a “atacar” y “trituró” a dos de los perros. Fue en ese momento que, “en defensa propia”, Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.

Sin embargo, luego de matar al yaguareté, se fotografiaron sonriendo junto al cuerpo antes de ser carneado, para después comerlo. En tanto, la Justicia nunca pudo hallar la piel del ejemplar, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.

Juicio histórico

Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia.

En consecuencia, la Policía formoseña allanó el campo de Máximos Cisneros, quien ante la presencia de los uniformados intentó huir, pero fue detenido.

Un mes después, los otros tres señalados que tenían pedido de captura se presentaron ante la Justicia y permanecieron detenidos hasta que obtuvieron la prisión domiciliaria.

Finalmente, los cuatro imputados son juzgados por matar, carnear y comer a un yaguareté. La condena del tribunal podría sentar jurisprudencia y establecer un precedente clave en la protección de especies en peligro crítico de extinción.

El yaguareté está en peligro crítico de extinción desde el 2001 debido a la caza furtiva y la perdida de su hábitat. La especie está protegida por la Ley 25.463, que lo declaró Monumento Natural Nacional.

Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.

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