Provinciales
El fuego borró las huellas del femicidio de Diniz Rabela en la aldea Taruma Poty

A mediados de abril pasado, el cacique Marcelo Núñez -ahora detenido- sostuvo que su pareja tenía coronavirus y que, al morir por la enfermedad, decidió quemarla y enterrarla. Ahora la autopsia no pudo determinar cómo murió la mujer.
SAN VICENTE. La causa por el esclarecimiento del femicidio de Diniz Rabela (24), ocurrido a mediados de abril pasado en la aldea mbya guaraní Taruma Poty, San Vicente, parece haber caído en un callejón sin salida.
Es que la autopsia realizada al cuerpo no pudo determinar la causa de su muerte por los efectos del fuego.
Se recordará que por el hecho está detenido como sospechoso Marcelo Núñez (36) -más conocido como Claudio-, pareja de la víctima y quien además es cacique de la aldea.
El hecho trascendió a mediados de abril a partir de una denuncia radicada por los familiares de la víctima, quienes, al saber que la joven estaba sin vida, no podían obtener mayor información en las consultas que hacían con integrantes de la aldea mbya guaraní Taruma Poty.
La víctima no era aborigen y tenía dos hijos, de 4 y 8 años, previos a su relación con Núñez. Padecía además cierto grado de retraso madurativo y hacía poco más de medio año que se había mudado a la aldea con su hijo más pequeño, mientras que el mayor de 8 quedó al cuidado de la abuela materna.
A partir de la denuncia de esta última fue que la Policía intervino en el caso y mediante las averiguaciones se pudo establecer que la joven había sido incinerada y semienterrada por su pareja, el cacique.
Tras un allanamiento con excavaciones, se encontraron restos de huesos óseos y también se encontraron en la vivienda del cacique un serrucho y varias prendas con manchas de sangre.
Lo llamativo del caso es que, desde un primer momento, el acusado aseguró que su pareja falleció “de enfermedad” y reconoció haber quemado y enterrado el cuerpo por recomendación de una médica, debido a una supuesta sospecha de que la mujer había contraído Covid-19.
En la primera ronda de testimoniales, un cacique y una integrante de otra aldea apoyaron la versión de Claudio. El primer testigo aseguró que llegó a la aldea cuando la mujer ya había fallecido, mientras que la mujer expresó que preparó el cuerpo antes de que lo incineren y “no notó nada raro”.
En su declaración inicial, Claudio, la pareja de Diniz Rabela, dijo a personal de salud que arribó a la aldea que habían incinerado el cuerpo por recomendación de una médica, ya que sospechaban que la víctima tenía coronavirus.
Ahora, la autopsia practicada sobre el cuerpo de la víctima no logró determinar la causa del deceso, lo que pone a la causa en un panorama desalentador.
El informe especificó que el cadáver presentaba fracturas de cráneo, piernas y brazos, aunque se tratan de fracturas producidas por acción del fuego, es decir que no son previas a la muerte.
Lo que sí se pudo determinar es que el deceso fue previo a la incineración del cadáver, ya que las pericias para establecer si la mujer falleció por asfixia por monóxido de carbono arrojaron resultados negativos.
Así, al estar quemado el cuerpo, no fue posible establecer rastros de violencia externa ni la causa de la muerte.
La hipótesis
El día 12 de abril, domingo de Pascuas, el cacique le pidió a un vecino que llamara a una ambulancia debido a que el pequeño de 4 años de su pareja se hallaba enfermo.
Ese mismo día, arribó al lugar una camioneta de Salud Pública, tal como declaró el ahora detenido. En este sentido, una hipótesis que se maneja por estos momentos es que Claudio solicitó la asistencia médica para establecer una coartada para encubrir el crimen, puesto que no dijo que su concubina estaba mal, sino su hijo.
“Pero el nene no tenía nada, hizo eso para después decirle a la gente de la comunidad que una médica le autorizó que quemen el cuerpo. La casa de Claudio es la primera de la aldea y sólo él sabe qué habló con la gente de Salud Pública”, comentó un vecino de una colonia cercana, según informó el diario El Territorio.
Así, Claudio le dijo a la comunidad que podían quemar el cuerpo y lo retiraron de la choza para incinerarlo.
Provinciales
Docentes cortan ruta 12 en reclamo de mejoras salariales en Montecarlo

Un grupo de al menos 50 docentes pertenecientes al Movimiento Pedagógico de Liberación (MPL) cortan la ruta nacional 12 en Montecarlo en reclamo de mejoras salariales.
La medida de fuerza comenzó a las 9.05 y se extenderá por tiempo indeterminado, según manifestaron los organizadores de la medida de fuerza.
En el lugar trabaja el personal de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), con apoyo de la Policía de Misiones, quienes coordinan desvíos de tránsito por calles alternativas, entre ellas la calle Frida Krausemann en el barrio Palomar y otra por Línea Chica.
La fuerza provincial recomienza a los automovilistas a circular con precaución y utilizar los desvíos mientras dure la protesta docente.
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Mbyas piden la regularización de tierras y servicios con acampe en la plaza 9 de Julio

Pese a las condiciones climáticas adversas que arrojaron descargas eléctricas y lluvias intermitentes desde tempranas horas de la mañana de hoy, referentes de distintas comunidades mbya radicadas a lo largo y ancho de la provincia se concentraron en la plaza 9 de Julio de Posadas, junto a una carpa blanca, donde permanecerán “por tiempo indeterminado” en reclamo de tierras, electricidad, agua, entre otros derechos básicos.
Si bien la convocatoria apunta a reunir caciques de al menos 57 comunidades, en diálogo con La Voz de Misiones el mburuvichá de la comunidad Tuna’i de Puerto Leoni, Ricardo Benítez, detalló que debido a las lluvias “varios caciques decidieron postergar su viaje para mañana” y anticipó que permanecerán en el acampe: “Nos vamos a quedar acá, aguardando la llegada de más hermanos mbya, hasta que el gobierno se comprometa y se siente a negociar con nosotros”.
En cuanto a los reclamos, puntualizó: “Las situaciones son muy diferentes. Hay muchas comunidades que tienen problemas con sus territorios; no tienen título, presentan dificultades con los supuestos dueños y frente a esto no tenemos presencia del Estado para regularizar, acompañar y buscar la forma de solucionar a favor de la comunidad”.
En ese sentido, insistió: “Vamos a pedir una audiencia urgente con el gobernador Hugo Passalacqua y el director de Asuntos Guaraníes, Francisco Rodríguez. Hasta que no escuchen nuestros reclamos estaremos acá, no importa que sean meses o un año, nosotros vinimos preparados para eso, queremos que asuman sus responsabilidades con las comunidades mbya guaraníes”.
Por otra parte, exigen la mejora de caminos, viviendas, como también el acceso a energía y agua en condiciones salubres.
Sin embargo, a la falta de regularización de las tierras en las que habitan, se suman otros inconvenientes, en algunos casos la imposibilidad de bajar líneas eléctricas, como también la instalación de pozos perforados para lograr un acceso al agua limpia, directo en sus viviendas, entre otros bienes y servicios que requieren la titularización del espacio.
Mientras tanto, de las 130 comunidades mbya presentes en la provincia, al menos 57 se movilizarán a la plaza 9 de Julio y mañana martes esperan contar con la presencia de al menos 500 referentes, quienes coinciden en que “las gestiones estatales vienen siendo postergadas” y “los reclamos siguen siendo los mismos”, por lo que esta vez realizarán un acampe por tiempo indeterminado.
La última vez que referentes de varias comunidades arribaron a la plaza central de la capital provincial fue a finales de octubre del año pasado, cuando integrantes de la tekoa Mbokajaty reclamaron la titularización de la tierra que habitan con un “mandiocazo”, en alusión a la venta de productos cultivados y elaborados artesanalmente por ellos.
Mbokajaty pidió la titulación de su tierra con un mandiocazo en la 9 de Julio
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Eldorado: brindan contención y empleo a personas en recuperación de adicciones

La Fundación Centro de Atención y Prevención de Adicciones (Capa) realiza la tarea de acompañar y recuperar a personas de todas las edades que atraviesan consumos problemáticos y diversas adicciones en la Capital del Trabajo.
Todo comenzó con un pequeño taller de carpintería, que se transformó en el corazón del proyecto y en una herramienta económica para sostener la estructura de la fundación.
Actualmente, esa carpintería está totalmente equipada y brinda trabajo a 14 personas. Pero la iniciativa continuó y cuentan también con una panadería equipada, y cuya tarea la realizan 9 personas; un lavadero de autos con otros tantos trabajadores, y una huerta comunitaria, que además de producir alimentos, funciona como espacio de aprendizaje y contención.
En ese lugar estuvo el dirigente Martín Sereno (Tierra, Techo y Trabajo), que con su espacio social y político, viene articulando desde hace varios años con la institución.

Rubén Darío Gayoso junto a Martín Sereno
“El trabajo tan noble como imprescindible que llevan adelante Rubén Darío Gayoso, su esposa y todo el equipo es incansable y de tiempo completo, enfocando el tratamiento de las adicciones con una búsqueda en la reinserción social de los jóvenes de la zona Norte. Realizan charlas preventivas en escuelas y barrios, talleres de oficios y la contención cotidiana abre caminos de esperanza y nuevas oportunidades. La enseñanza, el trabajo y el diálogo se convierten en herramientas fundamentales para que cada persona pueda reinsertarse en la sociedad con otra mirada sobre la vida”, sostuvo Sereno.
Y agregó que seguirán acompañando este esfuerzo comunitario con materiales, semillas, insumos y herramientas, “aportando todo lo posible para fortalecer este voluntariado, y esta militancia social que dignifica y transforma vidas”.
Rehabilitación y oportunidades de reinserción laboral
El lugar donde se desarrollan gran parte de estas actividades es un edificio histórico: una de las viviendas más antiguas de Eldorado y alquilada por la Fundación, donde conviven 35 personas en tratamiento con internación permanente.
También ahí están ubicadas las habitaciones de los jóvenes, y funciona el espacio de reciclaje, talleres de panadería, carpintería, lavadero de autos, huertas comunitarias y oficios.
Por ejemplo, el responsable de la casa y la huerta es un joven que atravesó por el proceso de recuperación en la institución y hoy, en el ejercicio de su voluntariado, acompaña a otros.
El servicio que brinda la Fundación Capa se enfoca en Eldorado, Puerto Iguazú, San Vicente, Montecarlo, y Esperanza, entre otras localidades. “Esta cercanía facilita el contacto de los internos con sus familias, algo clave para su rehabilitación”, destacó Gayoso, quien sufrió un largo proceso de adicciones mientras vivió en Buenos Aires, y logró salir adelante.
Cuando llegó a Misiones, junto con su esposa recorrió los barrios, y con la ayuda de la iglesia cristiana organizó la patriada de trabajar en la recuperación de jóvenes y adultos, que en estos tiempos de tantas carencias cobra cada vez más sentido.

Panadería en las instalaciones de Capa
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