La mujer, que padece desnutrición crónica y problemas madurativos, huyó de los golpes de su padre y de su hermano. Se mudó con su hija de 3 años a la casa de su pareja, pero los abusos continuaron. Ella y sus vecinos llamaron a la Línea 137, pero los mecanismos no se activaron.
Una vecina de Garupá se comunicó con La Voz de Misiones para dar a conocer el caso de Marta, una víctima de violencia de 32 años que quiere salir de la casa de su abusador. Es madre de dos pequeños, una niña de 3 y un varón de 8 años.
Según contó la denunciante, la mujer vive junto a su pequeña en la casa de su pareja, identificada como José D., donde ambas sufren violencia por parte del hombre, de quien además dependen económicamente. Según pudo saber LVM, Marta padece violaciones y golpes, es por eso que teme por el bienestar de su hija.
Cansada del maltrato de su padre y de su hermano, Marta debió dejar a su hijo más grande con su abuelo y su tío y decidió marcharse con José, pero la violencia continuó; al punto que vecinos relataron a LVM que en ocasiones vieron a la mamá dormir en la calle luego de discusiones con su concubino.
Una mamá de Garupá y su pedido de auxilio
“Quiero salir de acá”, dijo desesperada la madre a La Voz de Misiones, que se comunicó con Marta para conocer de cerca el caso. Si bien la mujer tiene acceso a un teléfono celular, la comunicación es muy dificultosa ya que presuntamente padece problemas psicológicos que repercuten en su habla.
Sin embargo, entre las pocas frases que Marta -nombre ficticio para preservar su identidad- pudo articular, fue clara al afirmar que José “me da piñas en la cara, todos los días me judea“, a lo que agregó, como grito de auxilio: “No tengo adónde ir con mi nenita”.
Una fuente allegada a la víctima informó a este medio que se comunicaron con la Línea 137 en reiteradas ocasiones. Aunque allí no se pueda realizar una denuncia formal, se acude para que los trabajadores de la línea puedan acercarse con la Policía al lugar para dar pie a un seguimiento, aunque hasta ahora, en el caso de Marta esto no sucedió.
Ante la grave situación de vulnerabilidad que sufre, a Marta se le hace imposible denunciar a sus victimarios, lo cual deriva en que otra persona deba realizar la denuncia para que ella pueda acceder a un lugar en una casa refugio, gestionado por la Línea 137.
Según la página oficial del Ministerio de Gobierno de la provincia, la Línea 137 depende de la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad y tiene como objetivo “la atención y acompañamiento técnico a las víctimas de violencia familiar en un ámbito de contención, seguridad y garantía de sus derechos”.
Sin embargo, una de las personas que intentó comunicarse con la entidad para advertir del caso de la mamá de Garupá recibió como respuesta: “No podemos hacer nada si ella no denuncia“.
Casa refugio: ¿cerrada o abierta?
La Voz de Misiones se contactó con la Línea 137 para saber cómo funcionan las casas refugio, y si estaban al tanto del caso de la madre de Garupá, ya que ella acudió a esta entidad en varias ocasiones para informar su situación. No obstante, la operadora del call center aseguró a este medio que “está cerrada la casa refugio de Posadas“, y que “no sabía si en el resto de la provincia funcionaban”.
La ley de las casas refugio existe desde noviembre de 2016 y su función es la de albergar temporalmente a víctimas de violencia de género y sus hijos. Están ubicadas “estratégicamente en las ciudades cabeceras de los departamentos de la provincia”, según indica la ley II, nº 30.
Ante esta situación, La Voz de Misiones se comunicó con Myriam Duarte, responsable de la Línea 137, quien aseguró: “La casa refugio de Posadas funciona perfectamente”, dijo contraponiendo la versión de la telefonista, y redobló la apuesta: “Están por salir casas en Oberá e Iguazú para marzo o abril”.
“Hasta el momento no se presentó ningún reproche formal, ninguna queja”, comentó Myriam Duarte al ser consultada sobre el funcionamiento de las casas refugio en la provincia.
Asimismo, explicó que, en caso de que una víctima de violencia esté en algún punto de Misiones donde no haya una casa refugio, lo que hacen desde la Subsecretaría es articular con la policía del lugar y trasladar a la víctima a un lugar seguro.
“Les decimos a las víctimas que las casas refugio sean el último recurso porque cambia mucho el sistema de vida de las personas que ingresan. No pueden usar celulares, no se puede salir de la casa, a salvo que sea para continuar con la causa legal. Están adentro hasta que el agresor esté preso, o ellas puedan estar en un lugar completamente seguro”, concluyó.
Cómo funcionan
El objetivo principal de estos espacios es el de “brindar protección, resguardo, albergue y acompañamiento de forma integral”. Según dice la disposición legal, estas casas deberían aportar un “abordaje psicológico, social y jurídico y desarrollar acciones tendientes a la reinserción familiar, social, educativa y laboral para las víctimas”.
Existen tres maneras en las que la víctima puede ingresar a una casa refugio: primeramente la derivación de la Línea 137, en segundo lugar, la resolución judicial y, por último, una derivación directa de los hospitales y/o centros de salud, así lo indica el artículo 10 de la ley de casas refugio.
Mientras tanto, Marta y tantas otras mujeres que padecen violencia de género siguen a la espera.