Judiciales
Un policía ubicó a Rosa cerca de la cancha donde apareció sin vida en Garupá
Otro investigador de la Unidad Regional X de la Policía de Misiones declaró esta mañana en la cuarta audiencia del juicio oral por la muerte de Mirta Rosa (47) y ubicó a la mujer en inmediaciones a la cancha del barrio Los Potrillos, lugar donde posteriormente fue hallada sin vida, con un golpe en la cabeza y estallido de vejiga.
El testigo, el único de la jornada, se trató del sargento ayudante Adrián Roberto Borda, quien al momento del caso era integrante de la Brigada de Investigaciones de la UR X y el día del hecho integraba una patrulla que realizaba operativos de civil en el barrio Los Potrillos junto a sus camaradas Emilio Broemser y José María Bernal, quienes declararon ayer.
Y la declaración de Borda se dio en bastante sintonía a la de sus antiguos compañeros, ya que estuvo caracterizada por olvidos, imprecisiones y datos que no encontraban sustento en los libros de guardia incautados en el marco de la causa.
Sin embargo, hubo un punto de su testimonio que sí tomó relevancia y fue cuando las partes, tanto el fiscal Vladimir Glinka como los defensores particulares José Luis Rey, por el imputado Albino Rotela (43), y Mónica Olivera, por Aldo Villalba (37), le solicitaron que recuerde sí vio a la víctima deambulando por Los Potrillos, tal como sostuvieron sus compañeros un día antes y como él mismo declaró en etapa de instrucción.
En esas circunstancias, Borda, con asistencia del fiscal Glinka, se apoyó en un mapa digital y sostuvo que ese tarde del 14 de febrero de 2013 él estaba de operativo por el barrio junto a sus compañeros de la brigada y un detenido hasta que en inmediaciones a la cancha del barrio Los Potrillos (ahora desaparecida) “vi a la señora como yendo como hacia Piedras Blancas”.
“Le vi poco y nada. Vi que tenía una fisonomía femenina”, añadió cuando el fiscal ahondó sobre esa arista, dejando un manto de duda sobre su palabra, pero luego la abogada Olivera leyó la declaración brindada por el uniformado durante la etapa investigativa, donde indicó haber visto a una persona “deambulando”, a la cual luego “reconoció” como Mirta Rosa.
“Si es mi firma, sí”, ratificó Borda respecto al contenido de esa declaración incorporada al expediente.

Rotela -a la izquierda- era el chofer del patrullero que levantó a Mirta Rosa el 14 de febrero de 2013.
Libros de guardia, otra vez protagonistas
En el transcurso de su testimonio también fue interpelado en varias oportunidades por el fiscal Glinka respecto al accionar de la patrulla que integraba ese día y los asientos registrados en los libros de guardia, dada las contradicciones detectadas entre esos informes y el relato de los uniformados.
Es que en los libros de guardia consta que la patrulla de Borda, Bernal y Broemser supuestamente salió a las 15.30 hacia el barrio Madariaga y regresó a base a las 21.30, pero en realidad todo indica que estuvieron de recorridas por el barrio Los Potrillos junto a un detenido en horarios aproximadados al momento del hallazgo del cuerpo sin vida de Mirta Rosa, quien ese mediodía subió a un patrullero de la comisaría Quinta y nada más se supo de ella hasta la aparición de su cadáver.
En ese patrullero de la Quinta iban Villalba y Rotela, los ex policías ahora imputados por los delitos de “incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de persona agravado por el resultado de muerte”.
En su alegato de apertura, desplegado el jueves pasado en el inicio del juicio, el fiscal Glinka adelantó que una posible hipótesis defensiva apuntaría a echar responsabilidades o al menos elevar sospechas hacia el accionar de los integrantes de la brigada.
En varias instancias del juicio ya se ventilaron detalles del careo realizado durante la etapa de investigación entre Villalba y los policías de la Brigada, dado que en su momento el ex policía imputado declaró que oyó a Borda decirle a Bernal “viste chiquito, la asustaste feo a la señora”. Todos los miembros de investigaciones negaron esa conversación.

El sargento Borda frente a los libros de guardia observados por sus irregularidades.
A la espera de “Chinito”
Por lo pronto, tras la declaración de Borda el juicio pasó a un cuarto intermedio hasta mañana, ocasión para cual fueron citados al menos tres testigos más, entre los cuales se encuentra alias “Chinito”, el joven que ese día estaba detenido fue sacado de la Quinta por los efectivos de la Brigada para que ir a “buscar elementos robados” al barrio.
Su testimonio fue solicitado con insistencia por el fiscal Glinka, quien considera clave la información que el joven pudiera aportar, por lo cual el Tribunal Penal Dos ordenó que muchacho sea buscado por la fuerza pública para que comparezca a declarar.
El debate tiene previsto continuar hasta el viernes, jornada en la cual podrían desarrollarse la ronda de alegatos y posiblemente haya dictado de sentencia.
La muerte de Mirta Rosa se registró el 14 de febrero de 2013. La mujer, docente jubilada con esquizofrenia, salió de su casa y llegó deambulando a la vivienda de una familia que la asistió y pidió asistencia de la Policía.
Tras ese pedido, al lugar arribó una patrulla de la comisaría Quinta integrada por Villalba y Rotela, quienes subieron a la mujer al móvil y nada más se supo de la víctima hasta el hallazgo de su cadáver a varias cuadras de allí.

Aldo Villalba era el encargado de la patrulla que intervino tras el llamado de la vecina que auxilió a Rosa.
Qué pasó en el medio es lo que se intenta determinar en el juicio oral que comenzó el jueves de la semana pasada y se desarrolla en la sala de debates del Tribunal Penal Dos, presidido por el magistrado Gregorio Busse e integrado por César Yaya y Fernando Verón, por subrogancia legal.
Según la autopsia, Rosa falleció como consecuencia de un traumatismo craneofacial asociado a un estallido vesical. Posteriormente, su cuerpo llegó a la morgue judicial con lesiones como desprendimiento de piel en varias zonas que no tenía al momento del examen médico realizado en la escena del hallazgo.
Judiciales
Grooming en Garupá: el padre de una las niñas se constituyó como querellante
El padre de una de las niñas que escapó del hogar Papa Francisco de Garupá y terminó cautiva en una fábrica abandonada se constituyó como querellante particular en la causa que investiga por grooming y otros delitos a cuatro sospechosos, entre ellos un efectivo de la Policía misionera.
El requerimiento formal fue presentado ante el Juzgado de Instrucción Uno de Posadas y la solicitud fue aceptada por el magistrado Fernando Verón, en carácter subrogante legal de dicha dependencia judicial.
De esta manera, el padre de una de las víctimas, a través del abogado Roberto Oscar Oudin como querellante, podrá ser parte activa del proceso, participando de las audiencias, ofreciendo pruebas, solicitando medidas y emitiendo opinión en planteos defensivos y/o resoluciones del magistrado interviniente.
La causa continúa en trámite y tiene cuatro sospechosos imputados por “grooming”, aunque hasta el momento no se dictó prisión preventiva para ninguno. Ellos son Pedro G. (37), Eugenio A. (63), Samuel N. (63) y el policía Cristian Rolando M.(38).
Inicialmente hubo otros detenidos, el gomero Matías C. (19) y otro policía identificado como Mario Enrique M. (48), aunque ambos fueron excarcelados y aunque continúan supeditados a la causa sus respectivas defensas avanzan en los pedidos de sobreseimiento.
La hipótesis del caso es que una de las niñas del hogar Papa Francisco fue contactada por Instagram por un adulto que se hizo pasar por menor de edad y la convenció de escaparse para ir a dormir a otro lugar.
La invitación se extendió hacia otra menor, quienes finalmente lograron fugarse del hogar a pesar de la custodia y de esa forma cayeron en la trampa que, se presume, tenía fines de abuso y explotación sexual en el predio abandonado y sórdido descubierto ese 14 de octubre pasado.
Las pistas condujeron la pesquisa hacia el predio de la ex firma Envasadora Misionera en Ñu Porá, arrestaron a tres de los sospechosos y también encontraron a la niña que estaba desaparecida.
La menor estaba semidormida -se investiga si era producto de algún somnífero o estupefaciente- sobre una cama, tapada con una manta y en compañía de uno de los implicados, describieron las fuentes consultadas en su momento.
Judiciales
Piden jury contra la jueza que condenó a Mónica Gurina y Leandro Sánchez
El diputado provincial del Partido Agrario y Social (PAyS), Cristian Castro, presentó este viernes un pedido de jury contra la jueza en lo Correccional y de Menores N° 1, Marcela Alejandra Leiva, por la condena a prisión en suspenso para los sindicalistas docentes Mónica Gurina y Leandro Sánchez por desobediencia judicial y entorpecimiento del transporte, durante el acampe docente de 2024 que bloqueó la avenida Uruguay, de Posadas.
En la nota dirigida a la presidenta del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de Misiones, Rosanna Venchiarutti Sartori, Castro esgrime el artículo 7 de la Ley VIII Nº 5 y denuncia a Leiva por “mal desempeño en sus funciones”, “ignorancia inexcusable del derecho” y “arbitrariedad manifiesta”.
En el tercer punto del escrito, el diputado del PAyS solicita que se admita formalmente su denuncia, conforme lo establecido en el artículo 158 de la Constitución provincial, que establece que cualquier habitante puede acusar a magistrados ante el Jurado de Enjuiciamiento; y pide que “se disponga la apertura del procedimiento”, “se notifique a la magistrada denunciada”, “se sustancie el proceso conforme a la normativa vigente”, y “se dicte, al finalizar el proceso, la destitución de la magistrada denunciada”.
Al cierre de esta nota, el legislador agrario comentó a LVM que pasado el mediodía recibió una comunicación de la oficina de Venchiarutti Sartori para que comparezca personalmente el martes 23 próximo, a las 9:00 horas, a ratificar la denuncia contra Leiva, en el quinto piso del Palacio de Justicia.
Irregularidades
Según señala el diputado del PAyS, la actuación de Leiva en la causa contra Gurina y Sánchez “presenta un conjunto de irregularidades graves que justifican su análisis por parte del Jurado de Enjuiciamiento”.
Castro le achaca a la jueza en su nota, “deficiencias en la valoración de la prueba”, “valoración fragmentaria”, “omisión selectiva del material probatorio de elementos favorables a la defensa”, “utilización de presunciones no autorizadas por la sana crítica racional”, “falta de imparcialidad funcional” y “afectación del principio de inocencia”.
“Existen elementos del proceso que permiten sostener, prima facie, la existencia de un sesgo en la conducción del proceso, orientado hacia la convalidación de hipótesis acusatorias sin debida revisión crítica”, asegura.
“Se advierten razonamientos incompatibles con los estándares constitucionales de certeza que deben de regir toda sentencia condenatoria”, sostiene el legislador y señala que Leiva vulneró el artículo 18 de la Constitución Nacional, el 158 de la Constitución Provincial, y la doctrina del denominado ‘Fallo Casal’, de 2005, de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que amplió las facultades del recurso de casación, fortaleciendo las garantías del imputado frente a la condena y alineando la jurisprudencia argentina con estándares internacionales.
Castro afirma que, por todo esto, la sentencia de Leiva contra Gurina y Sánchez “revela, con especial claridad, un patrón de razonamiento incompatible con los estándares constitucionales y convencionales vigentes en materia de protesta social, responsabilidad penal individual y principio de legalidad”.
Referentes
El diputado del PAyS sostiene que, en el fallo de Leiva, “se verifica una utilización extensiva y arbitraria del derecho penal, fundada exclusivamente en la condición de referentes gremiales de los imputados”.
“La magistrada da por acreditada la autoría penal no a partir de actos concretos, individualizados y probados, sino por la supuesta ‘visibilidad pública’ y liderazgo sindical de Gurina y Sánchez”, sostiene el legislador y advierte que “tal razonamiento importa una grave vulneración del principio de culpabilidad por el hecho, sustituyéndolo por una forma inadmisible de responsabilidad por el rol o la identidad, expresamente prohibida por el derecho penal constitucional”.
“Este criterio ha sido severamente cuestionado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que ha advertido que los Estados suelen utilizar a referentes sociales y sindicales como ‘casos testigo’ para emitir mensajes aleccionadores hacia el conjunto de quienes ejercen el derecho a la protesta, generando un efecto intimidatorio o disuasivo incompatible con una sociedad democrática”, afirma Castro y asegura que la sentencia contra los docentes “se inscribe de lleno en ese patrón de criminalización selectiva”.
“En segundo término, la resolución judicial desconoce la naturaleza política y colectiva de los hechos juzgados, omitiendo un análisis riguroso del elemento subjetivo de los tipos penales aplicados”, señala el legislador en su escrito contra Leiva.
“En contextos de protesta social, el dolo no puede presumirse ni inferirse mecánicamente de la mera permanencia en el lugar de los hechos o del carácter prolongado de la manifestación”, expresa.
“La intención de los docentes fue, de manera inequívoca, visibilizar reclamos salariales y laborales frente a la ausencia de respuestas estatales, y no entorpecer el transporte ni desobedecer la autoridad judicial como finalidad autónoma”, argumenta Castro.
“La magistrada omite ponderar que la Comisión Interamericana y la Corte Interamericana de Derechos Humanos han establecido que las restricciones al derecho de reunión y de protesta deben ser excepcionales, estar previstas por ley, perseguir un fin legítimo y superar un estricto test de necesidad y proporcionalidad”, manifiesta.
El diputado del PAyS opina que la sentencia de Leiva contra Gurina y Sánchez “otorga preeminencia automática al derecho a circular por sobre el derecho a la protesta, desconociendo que este último constituye uno de los pilares del sistema democrático”.
Desobedientes
En otra parte del escrito, Castro se refiere a la valoración que hizo la jueza del delito de desobediencia judicial que se le imputaba a Gurina y Sánchez, y sostiene que tal imputación se construyó a partir de “la condición de referentes” de los docentes procesados, “asumiendo que la orden era ‘exigible’ a ellos”.
El diputado del PAyS sostiene, además, “inconducentes desde el punto de vista jurídico”, las referencias que hace la resolución judicial de Leiva sobre “supuestos perjuicios comerciales o molestias derivadas del humo”, que “no fueron debidamente acreditados” y que son “consideraciones ajenas al bien jurídico protegido por el art. 194 del Código Penal”.
“En síntesis, la condena de Gurina y Sánchez constituye un caso paradigmático de criminalización de la protesta social, con afectación directa de derechos constitucionales y convencionales, y revela un desempeño judicial que, prima facie, encuadra en las causales de mal desempeño, ignorancia inexcusable del derecho y arbitrariedad manifiesta, habilitando la intervención del Jurado de Enjuiciamiento”, señala el legislador en su nota y reafirma: “Dichas irregularidades constituyen una pauta objetiva de mal desempeño y deberán ser examinadas por el Jurado en su conjunto”.
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Judiciales
La Corte dejó firme la condena a Ovando y la defensa acusa un “error administrativo”
Sin analizar la cuestión de fondo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) dejó firme la condena de 20 años de prisión impuesta por el Tribunal Penal Uno de Eldorado en contra María Ovando (48) al dar por “no presentado” un recurso de queja planteado por la defensa de la mujer, desde donde alegan que la documentación exigida fue subsanada en tiempo y forma, acusando en consecuencia una “falla administrativa” de parte del máximo órgano judicial del país.
La resolución de la Corte tiene menos de diez renglones y lleva la firma de los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti.
En el escrito, los magistrados dieron por “no presentado el recurso de hecho” el recurso defensivo al señalar incumplimientos en las formalidades del trámite interpuesto.
“La parte recurrente no ha dado debido cumplimiento a la intimación que en fecha 30 de mayo de 2025 le formuló el Secretario del Tribunal en los términos del inc. c de la acordada 13/90 (Fallos: 313:21), texto según modificación de la acordada 35/90 (Fallos: 313:37)”, argumentaron.
De esta manera, el máximo órgano judicial del país dejó firme la sentencia, aunque sin analizar la cuestión de fondo que la parte recurrente pretendía que se revisara para revertir la condena.
Consultado sobre el fallo, Eduardo Paredes, abogado defensor de María Ovando, respondió a La Voz de Misiones que “esto es un error administrativo del personal de la Corte. Lo solicitado por la Corte está subido y está presentado desde el 9 de junio. Acá vamos a plantear una revocatoria porque es un error del personal de la Corte”.
Juicio y condena
La condena a 20 años de prisión contra María Ovando fue impuesta en 2020, tras un juicio realizado ante el Tribunal Penal Uno. Tanto a la mujer como los otros dos jóvenes que fueron al banquillo de los acusados fueron declarados responsables de delitos de abuso sexual y corrupción de menores.
Por su vínculo de madre y abuela de las víctimas, sobre la mujer recayó el mayor monto de pena, mientras que Marcos Laurindo (28) y Lucas Ferreira (28) recibieron 18 y 12 años de prisión, respectivamente.
La causa se inició en 2015, a raíz de una denuncia radicada por la guardadora de las menores abusadas, llegó a juicio oral cinco años después.
A esa instancia la mujer llegó en libertad, aunque luego del fallo quedó inmediatamente detenida y fue excarcelada un año después mediante un habeas corpus presentado por la recientemente fallecida Norita Cortiñas, pero el benefició apenas duró dos semanas ya que la Cámara de Apelaciones revocó la medida.
Fue así que Ovando regresó a la Unidad Penal V Correccional de Mujeres de Miguel Lanús, donde continúa alojada para seguir cumpliendo con la condena que el año pasado fue ratificada por el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de la provincia.
En el planteo en el que la defensa solicitó la revisión del caso por parte del STJ habían reclamado “la nulidad de la sentencia por indeterminación del hecho imputado, por violación al principio de congruencia, por haberse condenado por un hecho que no fue imputado, privándose del derecho de ser oído, por omisión de valoración de la prueba ofrecida en descargo lesionándose el ejercicio de la defensa, violándose el principio in dubio pro reo”.
FALLO CSJ 001214_2025_RH001El STJ confirmó la condena a 20 años de prisión contra María Ovando
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