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¿Qué importa más, la persona o el logo?

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Por: Fernando OZ

@F_ortegazabala

Hay momentos que son para opinar, otros simplemente para reflexionar. Opinar es un derecho como ir a votar, es un acto que genera compromiso. Reflexionar es dudar, considerar, pensar; y es una necesidad del ser humano. Dicho así, la reflexión más que un evento del intelecto es la apertura del espíritu. La opinión es concluyente, un juicio, lo que impone que la información fidedigna sea vital; la reflexión es abierta y puede conducir a rutas sin fronteras, es un proceso mental en el que se analiza y evalúa de manera crítica una idea o experiencia.

El escenario electoral nos debería invitar a reflexionar en profundidad sobre qué rumbo queremos que tome el lugar donde vivimos, donde nos encontramos nosotros y nuestros vecinos, nuestra trinchera. La reflexión puede ser individual o colectiva. La opinión, por otro lado, es un juicio meramente personal, como el acto de votar.

Ambos conceptos están intrínsicamente ligados, ya que la reflexión puede generar opiniones, y las opiniones, a su vez, pueden ser el resultado de un proceso reflexivo. Es por eso que ahora es momento de estar muy atentos, de observar y entrar en modo reflexivo, especialmente el elector independiente (justamente al lector que apunta esta diatriba semanal).

Durante unos escasos 90 días, vamos a ver a los candidatos por todos lados; unas elecciones cortas, por lo general, suelen ser de 120 días. Nos van a ofrecer espejitos de todos los colores y en un mundo donde la información y desinformación nos bombardea continuamente y los cambios son constantes, la reflexión es una herramienta clave para adaptarse y superar desafíos. Ayuda a identificar errores, a aprender de ellos y a mejorar nuestras acciones futuras. A votar mejor.

En el Cantón, el próximo 8 de junio vamos a votar diputados y concejales. Ya saben, mitad de la Cámara, elecciones de medio término, secundarias, pero psicológicamente contundentes. Cada vez que el pueblo vota, su pronunciamiento no se interpreta sólo como la renovación de un conjunto más o menos importante de cargos electivos, sino también como un verdadero plebiscito: como la aprobación o la desaprobación del gobierno, del rumbo por donde vamos.

¿Alcanzan tres meses para conocer a una persona que es candidata? ¿Es relevante su trayectoria, conocer su mérito, o es más importante la idea que representa, el proyecto? Hay quienes creen que lo que más peso tiene, en términos electorales, es el partido político o la persona de poder a la que se represente. Sucede que hay liderazgos que son más fuertes que sus propias estructuras partidarias. ¿En el Cantón Verde qué es lo que importa más, el candidato o el logo? Husmeen un poco en la palabra logos:  de origen griego, pensamiento, discurso, razón.  La argumentación mediante la palabra.

Hasta no hace mucho tiempo atrás, ningún consultor político, que se digne de ser serio, hubiese aceptado llevar adelante una contienda electoral con un candidato que tenga menos del 60% de conocimiento del electorado. Después se analizaba el resto de los detalles como la imagen negativa, la coyuntura, entre otros. Pero ahora, los nuevos gurúes de la microsegmentación sostienen que esa falencia se resuelve haciendo videítos en las redes, con apoyo de parafernalia tecnológica, incluyendo un menudo ejército de trolls y bots.

Hasta el momento, ninguno de los postulantes a ocupar una banca en la Cámara de Diputados tiene menos del 80% de desconocimiento público. Y lamento informar que los nombres y apellidos, de toda la oferta electoral, que se blanquearán en los próximos días tampoco tienen más que eso.

Hace un mes, uno de los principales actores políticos que tendrá la contienda me definió de manera simplona cómo serán estas elecciones: “Los candidatos no importan, lo que importa es la marca. Elegís Coca-Cola o Pepsi. La sustancia, la idea, está en la marca”. Es decir, el logo. Que nadie se la crea, es el logo.

Cuando las listas de candidatos estén completas, al paso que vamos, caeremos en la realidad de que la única representatividad social de cada uno de ellos será la de una marca partidaria. Las elecciones provinciales serán cortas y sin debates interesantes; posiblemente mediocres.

El riesgo de obviar a la persona y seguir, disciplinadamente, al logo es dejar abierta la posibilidad de sentar en una banca a un nuevo Kiczka, que entró escondido detrás de una marca. Es momento de reflexionar.

Opinión

Misiones: donde la magia se convierte en vida

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Congreso vida

Por: Lic. Leonardo Amarilla

@leonardoama

Escrito el 8 de octubre, en el Día Misionero del Suelo

Un texto dedicado al gran héroe anónimo, al artista invisible, al motor de nuestra existencia. No está en las nubes, ni en el horizonte, está justo bajo nuestros pies. Hoy hablamos del suelo, aunque no lo vemos como un simple pedazo de tierra, hoy debemos descubrir la magia que hay en él.

¿Y en qué consiste esa magia? La primera parte del hechizo la encontramos en lo que no vemos. Si pudiéramos tomar un puñado de suelo y hacerle un zoom, quedaríamos sorprendidos. El universo en un puñado de tierra, donde coexisten más microorganismos que personas en el planeta. Billones de bacterias, hongos, actinomicetos y algas microscópicas. Es la metrópolis más diversa y poblada que podamos imaginar.

La red social de la naturaleza: hablemos de los hongos micorrícicos. Son como las redes de fibra óptica del suelo. Conectan las raíces de las plantas y les permiten comunicarse, intercambiar nutrientes y alertarse de peligros. Es literalmente un internet natural bajo tierra.

Luego están los ingenieros del ecosistema: las lombrices, los ácaros y los insectos. Son los arquitectos, los que excavan túneles, creando espacios para que entre el aire y el agua. Reciclan la materia orgánica, transformando lo muerto en vida nueva. Sin esta biodiversidad invisible, el suelo sería un polvo estéril. Esta biodiversidad mágica no es solo un espectáculo fascinante, es el fundamento de todo lo que viene después. Es el taller donde se forjan nuestras potencialidades multiproductivas.

El sustento de todo cultivo

Un suelo sano y biodiverso es un suelo fértil. Es propicio para todo tipo de cultivos: desde el té y la yerba mate hasta las hortalizas que llenan de color nuestro plato, las frutas que endulzan nuestra vida o los forrajes que sustentan nuestra ganadería.

La sostenibilidad del suelo Misionero no solo produce, sino que protege. Es esponjoso, retiene el agua como una esponja, resiste mejor a la sequía y a las lluvias intensas. Mantener un suelo vivo en nuestra región es un seguro natural contra el clima.

El sabor de la tierra se percibe de un tomate cultivado en San Vicente, de un yerbal bajo cubierta en Apóstoles o el sabor de una miel autóctona. Esa complejidad de sabores y colores, esos matices, son el resultado directo de los minerales y las relaciones simbióticas que ocurren en este ecosistema. Por eso, la calidad nace del suelo y “Misiones florece” día a día.

Entonces, si unimos el privilegio de la biodiversidad invisible con las potencialidades visibles. ¿dónde encontramos el truco final? La magia está en la conexión entre ellas.

La verdadera magia es un ciclo, nosotros alimentamos al suelo con materia orgánica y buenas prácticas, y el suelo, con su ejército de seres vivos, transforma eso en alimento para las plantas. Las plantas nos alimentan a nosotros y a los animales, y el ciclo vuelve a empezar. Es el ciclo de la vida, y su centro neurálgico es el suelo. Si comprendemos esa esencia habremos dado un paso inconmensurable hacia la producción sostenible.

La conclusión es clara, el suelo no es un sustrato inerte, no es un almacén de nutrientes, es un ser vivo. Y como cualquier ser vivo, si lo cuidamos, nos cuida. Si lo enfermamos, se apaga su magia, y con ella, nuestro sustento. Por eso debemos concientizar a todo aquel que pise suelo misionero, es posible producir de una manera sostenible en el tiempo.

Hoy, en este Día Misionero del Suelo tenemos una misión clara. La misión de dejar de pisarlo como si fuera solo tierra, y empezar a honrarlo como el milagro que es. Seamos misioneros de este mensaje y contagiemos a otros esta visión. Promovamos las prácticas que devuelven la vida al suelo, la rotación de cultivos, las chacras multiproductivas, los abonos verdes, el compostaje y la biotecnología aplicada.

Recordemos de este fino manto vivo que cubre la tierra depende nuestro presente y nuestro futuro. Cuidemos la biodiversidad misionera, aprovechemos sus potencialidades con sabiduría y sobre todo, nunca olvidemos que la verdadera magia está en el suelo.

Mi humilde homenaje a Alberto Roth, quien alguna vez tuvo el sueño de convertir a Misiones en el santuario verde.

El progreso, ese enemigo público

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Opinión

De Fred Machado a la sociedad silenciosa

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Por: Fernando Oz

@F_ortegazabala

 

El Cantón también se encuentra en la ruta del blanqueo de capitales ilegales de Fred Machado, el narcotraficante que reconoció en una reciente entrevista haber realizado aportes millonarios a la carrera política de José Luis Espert. En el mapa de operaciones sospechosas que incluyen negocios mineros, aéreos y turísticos; Puerto Iguazú, la ciudad de las Cataratas, fue uno de los destinos elegidos.

Hace unos días, la Corte Suprema de Justicia habilitó su extradición a Estados Unidos, donde es investigado por lavado y fraude. Su nombre completo es Federico Andrés “Fred” Machado, tiene 57 años, nació en Viedma, de capricornio, piloto civil. Estuvo radicado durante un tiempo en Miami, Florida, donde posee al menos dos compañías dedicadas al rubro de la aviación: South Aviation Inc. y Pampa Aircraft Financing.

La primera vez que oí hablar de Machado fue en 2011, cuando me tocó cubrir el caso de los hermanos Juliá, dos pibes bien que fueron detenidos en Barcelona apenas aterrizaron con un avión cargado con casi una tonelada de cocaína. El que me lo nombró llevaba chapa de la DEA, seguía el caso de cerca y había pasado la mitad de su carrera trabajando en América del Sur.

Había sido que, a través de South Aviation, Machado le entregó a Gustavo Juliá un avión moderno con el que, entre 2009 y 2010, comenzó a volar a Europa. En 2012, Juliá fue condenado a 13 años de cárcel en España por el contrabando de 944 kilos de cocaína. En esa cobertura, en la que también hablé con policías de España y Bolivia, funcionarios judiciales, viejos oficiales de la Fuerza Aérea reconvertidos en prósperos empresarios del mundo aeronáutico y fuentes ligadas a la investigación, aprendí muchas cosas, una de ellas es que el negocio de los brokers aéreos suele estar tan sucio como una papa.

Volviendo al caso que nos importa. Machado está bajo la mira de un Tribunal del Distrito Este de Texas por múltiples delitos graves, entre ellos presunta asociación ilícita para la fabricación y distribución de cocaína, conspiración para cometer lavado de dinero, conspiración para cometer fraude electrónico y conspiración para cometer violaciones de exportación y violaciones de registro federal que involucran aeronaves.

Las actividades ilegales involucrarían un monto aproximado de U$S 350 millones desde 2016. En relación con sus negocios de aviación, la investigación sostiene que Fred habría reclutado inversionistas para invertir en depósitos de compra de aeronaves para transacciones de venta que nunca se concretaron, utilizando esos fondos para fines distintos. Su socia en un fondo fiduciario vinculado a la causa en Texas, Debra Lynn Mercer-Erwin, ya fue condenada a 16 años de prisión.

Justamente, a fines de 2016 desde el gobierno de Tucumán se anuncia el inicio de un convenio con Avian S.A., la empresa que compró Mac Air y que controlaría Avianca en el país. Todo eso sucedía en plena revolución de los vuelos con cielos abiertos, establecida por la administración del entonces presidente Mauricio Macri.

Fue así como Germán Efromovich –otro muñeco interesante que luego fue detenido en Brasil– comenzó a visitar Tucumán con la promesa de que Avianca instalaría un Hub en el aeropuerto Benjamín Matienzo, para conectarlo con decenas de destinos en América y Europa. La aventura de Avianca en Tucumán parecía plasmarse después de que el 20 de septiembre de 2017 se hiciera un vuelo de prueba para unir Tucumán con Misiones, que trasladó al tucumano Juan Manzur, que en aquel momento era gobernador, y a parte de su gabinete.

La aviación fue la coartada perfecta. En un país donde volar es sinónimo de progreso, Machado lo entendió antes que nadie: por arriba de las nubes, la ley es difusa, y el dinero viaja más rápido que la justicia. Los aviones, esos pájaros metálicos que cruzan la pampa y la selva, se transformaron en el vehículo ideal para el lavado y el contrabando. Empresas fantasma, contratos opacos, operaciones en la zona franca y un puñado de funcionarios que miraban para otro lado. En Argentina, el cielo no es el límite: es la zona liberada.

El blanqueo es un arte que se aprende y se enseña. Las operaciones de Machado ponen en evidencia la facilidad con que el dinero sucio se convierte en inversiones, propiedades y campañas electorales. El sistema financiero, como siempre, sirve de facilitador; y la aviación, de acelerador. El resultado: millones que desaparecen del radar de la ley, pero no del de la codicia.

Días atrás, antes de ser trasladado desde su residencia en el sur, donde cumplía detención domiciliaria, hacía una cárcel donde esperará ser extraditado, Fred Machado reveló en una entrevista que conoció al senador nacional Manzur tras un intento de instalar una aerolínea en Tucumán. Aclaró que no hizo negocios con el ex gobernador peronista.

En entrevista con el diario Clarín, el empresario aéreo también se refirió a sus vínculos con dirigentes políticos. “A Manzur y al de Salta (afirman que se refería a Juan Manuel Urtubey) lo conozco porque estaba yendo con un amigo que buscaba poner una aerolínea con base en Tucumán. Es la famosa aerolínea que le compran al Grupo Mac Air”, contó el financista del diputado de La Libertad Avanza José Luis Espert.

La llegada de Avianca al Cantón en 2017 fue aplaudida por todos, incluidos empresarios turísticos, especialmente hoteleros. Hasta Hugo Passalacqua, que en ese momento también era gobernador, fue a recibir a Manzur cuando aterrizó en Iguazú con el promocionado vuelo. Es que la promesa parecía grande, había entusiasmo. Minutos antes del show, el presidente del Iguazú Turismo Ente Municipal (Iturem), Leopoldo Lucas, decía en diálogo con Radio Yguazú que del “vuelo de Avianca del que se viene hablando desde el año pasado” servirá “para unir desde Tucumán al noroeste con el noreste del país” y hacer un puente aéreo entre Posadas-Iguazú-Florianópolis (Brasil).

En realidad el proyecto Avianca era mucho más amplio, el plan era quedarse con una buena tajada de las rutas aéreas que conectaban ciudades claves de Bolivia, Paraguay, Brasil y el norte argentino. El negocio se truncó por un entramado judicial que nada tenía que ver con el lavado de dinero ni con el narcotráfico. La entrega de 36 rutas aéreas por parte del gobierno de Macri a la compañía provocó denuncias por supuestos conflictos de intereses comerciales relacionados con Mac Air, la empresa que controló Franco Macri (padre de Mauricio), hasta 2016.

La cuestión es que la iniciativa se desplomó. Personalmente no creo que Passalacqua, ni su ministro de Turismo, José María Arrúa, hayan sabido quiénes estaban detrás del negocio; al fin y al cabo, Avianca es la marca de una línea aérea colombiana que aún hoy es de las más importantes del mercado internacional. Nada tiene que ver la marca de café Juan Valdez con el delincuente del licenciatario, por poner un ejemplo.

En 2019 uno de los tantos aviones de la flota alquilados o comprados por Machado, algo típico en el rentable pasamanos entre bróker aéreos, aterrizó en el aeropuerto de Posadas. Esta vez no traía a ningún gobernador, sino que al economista José Luis Espert y a un grupete de colaboradores del momento. Estaba de gira presentando su libro “La Sociedad cómplice” y en plena campaña electoral como candidato a presidente.

Aquella vez, Espert, en la Berna del Cantón, estrechó manos, visitó canales de televisión, se sacó fotos, hizo conferencias de prensa, reuniones privadas, estrechó vínculos, repartió sobres e hizo promesas. Tal vez, sean sólo habladurías.

Además del llamado caso del “narcoavión”, lo que les contaba de los hermanos Juliá, el nombre de Machado también figuró en otros episodios de alto impacto en la Argentina, como por ejemplo en los vuelos que realizaba el empresario kirchnerista Lázaro Báez, presuntamente para lavar dinero proveniente de la corrupción.

La historia de Fred Machado es la de un argentino que entendió rápido cómo funcionan las reglas del salvajismo global: si no podés ganar, corrompé; si no podés avanzar, soborná; si te acorralan, volá. De la mano de sus empresas de aviación —Aerocargo, South Aviation, Aero Jet, entre otras— tejió una red que llevaba más que pasajeros: transportaba millones, sueños de progreso y paquetes que no pasaban por aduana.

Es la misma historia de siempre que se repite en bucle: vuelos privados que cruzan fronteras sin control, cargamentos que cambian de manos en hangares discretos y oficinas donde el silencio es la única contraseña. Y en cada paso, un socio, una firma, un cómplice. Los nombres cambian, pero el mecanismo se repite. De un hangar sale un avión, de una cuenta sale dinero, y la Argentina pierde parte de su inocencia, si es que alguna vez la tuvo.

Fred Machado es mucho más que uno de los nombres del momento. Es el síntoma de una enfermedad grave, el narcotráfico, que no se cura con allanamientos ni con extradiciones. Es el reflejo de una Argentina que se indigna por las redes sociales y se resigna en la vida real. La sociedad cómplice no es sólo la que calla: es la que elige no mirar demasiado y, cuando mira, se consuela con una ironía amarga.

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Opinión

La incoherencia radical

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Por: José Luis Pastori

@PastoriJoseLuis

La defensa de la institucionalidad y la independencia de los poderes exige, de manera ineludible, un compromiso con la coherencia. No se puede invocar la transparencia o la pureza institucional con discursos oportunistas cuando la historia reciente desmiente tales pretensiones.

Con el retorno de la democracia, el gobierno radical de Misiones celebró la incorporación al Superior Tribunal de Justicia de una figura de su propio espacio político. En 1987, el entonces gobernador Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea impulsó la designación del doctor Ismael Acosta, diputado en ejercicio, como ministro y posteriormente presidente del STJ, proceso que culminó bajo la gestión de Luis María Cassoni. En aquel momento, nadie cuestionó la independencia judicial. Por el contrario, se valoraron la solvencia profesional y el compromiso democrático de Acosta como credenciales suficientes.

Resulta, por tanto, sorprendente y preocupante que hoy dirigentes como Ariel “Pepe” Pianesi utilicen la sospecha como herramienta política, cuestionando designaciones solo por el hecho de que los candidatos hayan ocupado cargos en el Ejecutivo provincial. Si este criterio se aplicara con rigor retrospectivo, gran parte de la historia institucional misionera quedaría bajo sospecha. La coherencia no puede ser selectiva ni supeditada a conveniencias políticas: no puede variar según se esté en el gobierno o en la oposición.

Figuras como el doctor Marques Palacios, exabogado de EMSA, o el doctor Bertolini, un radical que nunca ocultó su identidad política, fueron reconocidos en su momento por su capacidad profesional y compromiso con la justicia. ¿Qué ha cambiado? Solo la narrativa oportunista de una oposición que parece priorizar el relato por sobre los hechos.

La independencia judicial no se construye sobre prejuicios políticos, sino sobre la integridad moral, la idoneidad técnica y una conducta pública intachable. Reducirla a un juego de alineamientos partidarios empobrece el debate institucional y degrada la justicia que se dice defender.

Además, el respeto por la legalidad debe ir de la mano con el respeto por la humanidad, la vulnerabilidad y los cambios sociales que caracterizan a una sociedad moderna. Es inaceptable que quienes ayer atacaron a la doctora Venchiarutti por decisiones ajustadas a derecho hoy dirigen sus críticas hacia otra mujer, cuestionándola únicamente por su trayectoria en el servicio público.

El pueblo misionero merece dirigentes lúcidos, profundamente humanos y capaces de distinguir entre un debate de ideas y una estrategia de obstrucción. Sin embargo, una oposición “radicalizada” parece haber optado por el camino más sencillo: oponerse por reflejo, sin reflexión ni memoria. Cuando estuvieron en el poder, recurrieron a sus propios cuadros para integrar la Justicia; hoy, desde la oposición, reniegan de lo que alguna vez avalaron.

La Justicia es un pilar demasiado valioso para ser escenario de mezquindades políticas. La coherencia, un valor escaso en la política actual, debería ser el primer requisito para quienes dicen defender las instituciones. Solo así se construye una democracia sólida, basada en el respeto, la consistencia y el compromiso con el bien común.

 

*Diputado provincial Frente Renovador Misiones.

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