Opinión
Inconsciente Colectivo

Por Richard Cantero
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“… Pero a la vez existe un transformador que te consume lo mejor que tenés.
Te tira atrás, te pide más y más y llega el punto en que no querés…”
Charly García
En agosto de 1982 yo tenía 11 años y las heridas de Malvinas todavía sangraban desgarradas por todas partes en Argentina. A pesar de mi corta edad, pude percibir la euforia en charlas de gurisada cuando en la fantasía valiente de pibes imaginábamos defender Malvinas, motivados algunas veces por el vuelo rasante de aviones de combate que vimos pasar varias veces no mucho más arriba de los techos de la escuela Fraternidad o de nuestras casas en el barrio, en Villa Cabello, cerca del aeropuerto. Nosotros crecimos con la conciencia de que las islas son dos hermanas llevadas a la fuerza por un enemigo invasor y que debíamos ir a buscar y traerlas de regreso. Tal vez por eso pude percibir también la angustia y el dolor de la pérdida de vidas tan jóvenes, de pibes apenas un poco más grande que nosotros, de hijos, de primos, hermanos, novios, esposos, padres, vecinos, amigos de otros amigos apenas salidos del colegio secundario o cursándolo todavía. La angustia de la derrota colectiva que nos consumía por dentro cuando los medios nos decían y titulaban que estábamos ganando.
En octubre de ese mismo año Charly lanza Yendo de la cama al living y un año después, en 1983 con Click Modernos, seguía yendo y viniendo entre canciones que nos hicieron ver de personas que podían desaparecer. Amigos del barrio, cantores de radio y los que andan por la calle que, en definitiva, no es otra cosa sino cualquiera de nosotros y en cualquier edad. Obreros, trabajadores activos y pasivos de todas las áreas, estudiantes, nietos, hijos y abuelos que tanto ayer como hoy nos movemos entre dinosaurios que rugen desde siempre sus violentos discursos belicosos que adornan con pompas y títulos épicos o arengas revolucionarias. Así supimos de procesos de reorganización nacional o de revoluciones de la libertad o libertadoras, o libertarias. O incluso una un poco menos épica como la revolución de la alegría que, no por menos épica; acaso esté menos presente en el desánimo social y no sea esa alegre revolución, la gota que llena el vaso en el inconsciente colectivo.
Sea que fuere un dinosaurio o un transformador, sabemos que eso que Charly vio y cantó, se alimenta de nosotros y no nos deja tranquilos. Parece no quedar dudas y claramente se trata de un sistema de poder que funciona a partir de exprimirnos y devorarnos anímicamente y en ello basa su funcionamiento; cuanto más le damos, más nos pide y más le damos y más nos pide.
Pienso mientras escribo y noto no saber si cuando Charly dice: “… y llega el punto en que no querés”, nos lo diga a todos. Puede que tal vez no a todos, pero si al menos al colectivo de todos los que fuimos aprendiendo a escuchar su mensaje y lo que tenía para decirnos desde hace medio siglo y pico. Llega o llegó, o llegará o será que viene llegando el punto en que ya no queremos y buscaremos desconectarnos al menos por un rato del transformador que nos consume en lo mejor que tenemos, ya sea que éste sea un mal sueño, un dinosaurio o el sistema de gobierno, o el aparato de medios, o una forma de hacer política.
Es que lo venimos escuchando todo el tiempo en la calle: “… es que la gente se hartó… la gente no quiere saber más nada con los políticos”.
¡Y menudo dilema! Ya que por hartos que estemos, apagar la energía política del transformador social no es una opción ni debe serlo. Eso es precisamente lo que pretenden quienes no creen en la política y la detestan hablando siempre y solo en un sentido corrosivo, satírico, cáustico y corruptible de la política para eludir que la política es, ante todo, asunto de injerencia colectiva y el arte de lo posible para el bienestar de los pueblos.
¡Es que tampoco hablan de pueblo! Todo es individualismo, meritocracia y salvación personal.
Si forzamos un poco la mirada todo se vuelve arquetípicamente real, el transformador, el hartazgo y una noción deformada de la política que en la discusión de las redes y medios; no nos deja ir más allá de lo deforme, lo grotesco, lo ruin y lo corrupto como único asunto simbólico de la política. No se escucha a nadie del gobierno nacional ni a mucha parte de la oposición, hablar de política en un sentido positivo.
Con seguridad que nadie desde el gobierno nacional o el oficialismo y casi nadie en amplios sectores de la sociedad y el escenario político está hablando de desarrollo industrial, desarrollo educativo, desarrollo social, desarrollo científico, desarrollo urbano o del sistema de salud o desarrollo de programas de vivienda, o de empleo o fomento para PYMES y emprendedurismo. En fin, habiendo tanto para hablar en el sentido constructivo de la política, tanto que tratar de asuntos y necesidades que atender para el mejoramiento del tejido social, su asunto y simbología pasa por un reduccionismo de fuerzas celestes que debemos imaginar que bajan y convierte a todos en fieras, leones o corderos, topos o ratas, o basuras, o lacras, o mandriles con culos inflamados y por supuesto, si hay culos hay caca; mucha caca o mejor aún: “kakas”. Aunque esa es una categoría interesante porque incluso cualquiera puede convertirse en kuka o “kk”. No importa el árbol genealógico, grupo sanguíneo, preferencia política, ni procedencia ideológica; basta con hacer alguna crítica más o menos sesuda y razonable y el rayo kukarizador va a localizar al crítico, va a alcanzarlo o alcanzarla y señalarlo como señalaba la estrella amarilla de David a los judíos durante la segunda guerra mundial o como señalaba la flor de lis a los herejes durante la inquisición. Kirchnerizar el disenso, el debate político y la discusión de ideas pareciera que pasó a ser la solución final a todos los problemas sociales que nos genera el enajenarnos al libre mercado, en el que dicho sea de paso solo somos los compradores y consumidores cada vez más pobres y empequeñecidos; enajenarnos también al neoliberalismo privatizador, la deuda eterna, la especulación financiera, la fuga constante e interminable de capitales, enajenar recursos naturales y soberanía justo en un contexto de reordenamiento geopolítico y económico que vive hoy el mundo a escala planetaria y que se va reconfigurando, al menos por ahora, en sentido opuesto al que nuestro golpeado país decidió ir. A nada de eso le damos cabida ni dimensión en la discusión política ni le asignamos, a propósito, responsabilidad alguna. Mejor parece ser hallar una sola culpable o un solo culpable que puede ser cualquier perejil que pasó a criticar y hacer creer que se ha dado, insisto; una solución final al asunto que nos tiene atrapados en este espiral de malas decisiones como ciudadanos.
En este universo simbólico nada es posible porque todo de lo que se hable o se trate es un “curro”. Si hay inversión en educación, “es curro”; si hay inversión en salud, es porque “de ahí curran”; si hacen rutas y obra pública es porque “con eso curran”, si hacen un concierto “es curro” y si fuera que un grupo de vecinos y padres se organiza con un comedor, es porque “están currando”. Todo es curro en el esquema de debates cuando lo que se intenta es hacer nada, abandonar toda forma de acción política y romper o quitar toda forma de estructura y andamiaje de la movilidad social.
El universo de medios a nuestro alrededor nos bombardea hegemónicamente sobre la idea de quién robó, qué robó, cómo robó, cuánto robó y dónde supuestamente está la que se robó haciéndonos creer que, si manejamos esa información, estamos involucrados en la discusión política y participamos de la actualidad; cuando en todo caso solo estamos balbuceando y regurgitando en nuestro hartazgo acerca de delitos, robos, curros, bolsos, falsedades y fantasías animadas de animales, alimañas, kk, motosierras y culos de monos, para no hablar de lo esencial. Para no hablar del desguace de los aparatos productivos, para no hablar del industricidio, para no hablar de argentinos que pasan hambre, para no hablar de la caída estrepitosa de la clase media y el estancamiento de la economía doméstica. Pero por sobre todo para dejar de hablar de pueblo, de comunidad, de sentido colectivo, de superación mancomunada y desarrollo social.
Habrá que dejar de callar. Habrá que discurrir mucho sobre lo simbólico y lo significantes en todos los campos del coloquio de ideas que nos encuentran interactuando colectivamente. En la escuela, en la universidad, en los lugares de trabajo y se me ocurre que sobre todo en las iglesias y en los sermones, si es que persistimos en esta no tan buena idea de intervenir y actuar en política arriesgando el bienestar del tejido social con el misticismo de las fuerzas del cielo y la mucha falta de lectura. Habrá que replantear cuidadosamente el uso, el sentido y los significantes que le damos a la palabra que sale de nuestros labios y formula nuestra lengua porque a según el evangelio que moldea nuestras sociedades y el inconsciente colectivo, es lo que sale de nuestra boca lo que nos daña y contamina.
Habrá que persuadir que la libertad, como palabra, es demasiado valiosa como para usarla como cliché y muletilla de campaña. Quizás, como nos dice la canción, un poco nos corrompimos y hemos olvidado que la llevamos dentro del corazón, que ella siempre está y nadie nos la otorga; salvo que hayamos sido condenados a perderla. ¡Pobre el hombre que, enfrascado en buscarla, no percibe la libertad en su interior! Simplemente porque ella anida en lo sensible de la naturaleza humana. La libertad es ante todo auto determinación, es estar listo y presto para obrar con raciocinio y se ejerce, como dice Tomas Moro, en la autonomía para buscar siempre el bien común a través de cultivar el espíritu y las facultades intelectuales del espíritu del hombre y no solamente cultivar el monedero, la teología de la prosperidad, el acopio de billetes y bienes de propiedad privada.
“.. Hoy desperté cantando esta canción que ya fue escrita hace tiempo atrás y es necesario cantar de nuevo una vez más…”
¿Y cuál es esa canción? Claramente son muchas las canciones que bien nos vendrían volverlas a cantar, como la que nos anima a tirar para arriba si no vemos la salida, la que nos anima caminar entre las piedras cuando pase el temblor, la canción con todos, la de la copla nuestra que quería el carcelero para aguantarse el miedo de su propia prisión, la de pedirle a D´s que el dolor no nos sea indiferente y haber hecho lo suficiente, la de ofrecer el corazón si todo parece perdido, la de la bronca cuando se hacen los moralistas y entran a correr a los artistas, la de darme de tu mano lo que puedas y tomar de mi mano lo que quieras, la de encontrar en el pago donde nacimos lo que errantes buscamos por ahí, la de ya no llorar por las heridas que no paran de sangrar en esta locura de desacuerdos, la de que la vida es un libro útil para aquel que quiere comprender, la de abrir los ojos y estar vivo en tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos que pretenden que siempre estemos solos y la que nos invita a cantar como el viento peinador del trigo y como el rio entre los pueblos porque los pueblos que cantan siempre tendrán futuro.
Para cerrar, me sumo desde donde me toca, sea para ayudar a crear nuevas canciones con todos los que me rodean o sea para ayudar a que llevemos en nuestros oídos la más maravillosa música que es, la palabra del pueblo argentino.
No llores por mi Argentina, te quiero cada día más.
(*) Músico. Compositor. Profesor.
Opinión
Una nueva etapa política

Por Nicolás Marchiori
Los cambios y las transformaciones son procesos dinámicos que están presentes en los sistemas políticos permanentemente. Conviven con una tendencia opuesta hacia la inmutabilidad, que podemos identificar en los mismos sistemas.
Podemos afirmar que los sistemas políticos tienen un carácter interactivo, esto quiere decir que su identidad dependerá de la interacción continua de múltiples elementos. Estos pueden ser internos o externos al sistema, en el último caso hablamos del entorno.
Esta característica de los sistemas crea un escenario en donde la capacidad de comunicarse e interactuar, con lo que ocurre en su entorno, se convierte en fundamental para que pueda alcanzar un buen desempeño. Dicho esto, la mayor o menor destreza que posean para comunicarse con el entorno, determinará su eficacia y su capacidad para
durar en el tiempo.
Las democracias han sido eficaces identificando los problemas y necesidades que existen en el entorno, pudiendo proponer mejoras y soluciones a las mismas. Las sociedades líquidas del presente demandan mayor capacidad de adaptabilidad a los cambios.
La apertura mental se transforma en un factor fundamental para transitar de manera exitosa estos tiempos, puesto que esa apertura permite contar con el poder de recibir nuevas ideas o experiencias con las que antes no contábamos. Nos libera del pasado, de viejos hábitos cerrados y sobre todo de pensamientos anacrónicos. Sin ello, no lograríamos alcanzar el desarrollo y el crecimiento como sociedad. El propio proceso evolutivo genera el desafío de abrir nuestras mentes, es inconcebible la posibilidad de evolucionar sin nuevas ideas que vayan dejando atrás viejos paradigmas.
Cuando se alcanza un cierto nivel de apertura mental crece la predisposición a escuchar otras opiniones y observar distintas versiones de los hechos. Ahora bien, esto de ninguna manera implica que las personas tengan que adaptarse a todo. Nos permite, sin perder nuestra esencia, estar dispuestos a dejar que otros nos aporten nuevas ideas o experiencias.
La historia de la humanidad se basa en la materialidad de la sociedad, en sus diversos elementos que han producido, los diferentes grupos sociales con determinados objetivos, en los hechos históricos regidos por sus leyes sociales.
Para estudiar el devenir histórico de las sociedades se utilizan diversas fuentes, con ello se elaboran la estructura de aquellas sociedades, pero regidas por leyes sociales, que explican la causalidad de los hechos históricos, los procesos de su desarrollo, sus relaciones sociales, su ideología, y lo más importante, su proceso de transformación.
Las sociedades que evolucionan son aquellas que demuestran apertura mental para dar paso a nuevos actores y nuevas ideas. Es allí donde es posible llevar adelante las transformaciones.
El pueblo, con sus acciones cotidianas, es el hacedor de la historia. Desde los primeros grupos humanos, los hombres que dirigen garantizan el éxito o fracaso del grupo. Dicho esto, surgen preguntas como: ¿por qué hay sociedades atrasadas con respecto a otras? o ¿por qué en unas hay mejores condiciones de desarrollarse que en otras? La respuesta es la misma para todas estas preguntas: dependen de los tipos de dirigentes que tienen.
En efecto, si esa clase dirigente sólo se preocupa por obedecer las órdenes impartidas desde afuera, manteniendo la dependencia, sometiendo a su pueblo a las decisiones externas, sin atreverse a sentar las bases de su desarrollo, su pueblo se mantendrá durante un largo tiempo en la dependencia y en la miseria; por el contrario, si los líderes defienden los intereses de esa sociedad por encima de cualquier otras cuestión o factor, el camino de la transformación será imparable. Bievenidos a la era del Misionerismo Neo.
* * *
Movimientos en el gabinete provincial
En la política, los gestos importan tanto como las decisiones. En las últimas horas, comenzaron a trascender lo que serían los primeros cambios en el gabinete del gobernador Passalacqua. Si bien aún resta la formalización de los primeros nombres, los trascendidos fueron leídos como señales claras, positivas y necesarias para este nuevo
tiempo político.
Uno de los nombres que se barajan es el de Carlos “Kako” Sartori para el Ministerio de Coordinación de Gabinete. Se trata de un intendente de mucha experiencia con un perfil político poco frecuente construído sobre los pilares de una trayectoria limpia y una fuerte legitimidad desde el territorio gracias a su cercanía con la gente. La llegada de Sartori
aportaría diálogo permanente y capacidad de real de resolución en un escenario en donde se anticipa un esquema de trabajo que tendrá a los intendentes como actores centrales de la toma de decisiones.
Por otra parte, en el Ministerio de Desarrollo Social también se anticipan cambios. El ministerio a cargo de Fernando Meza tendría dos caras nuevas: la ex diputada provincial Astrid Baetke sería la elegida por Passalacqua para estar al frente de la Subsecretaría de la Juventud, mientras que Manuel Sánchez que se viene desempeñando como Coordinador Operativo y tiene a su cargo la planificación y ejecución de programas sociales y asistenciales asumiría la Subsecretaría de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
El dato relevante de estos movimientos en el gabinete provincial es que se tratarían de una primera tanda, puesto que también ha trascendido de que habría una segunda etapa de reordenamiento para el mes de marzo, un detalle no menor que deja en claro que se trata de una estrategia pensada, gradual y con un horizonte bien claro.
Gobernabilidad por encima de las diferencias
El rol de la política en las sociedades es claro, apunta a la búsqueda y generación de espacios de encuentro, de compromiso. No hay lugar para los planteamientos binarios, los discursos polarizantes y las visiones maniqueas que han degradado a la política a tan bajos niveles de calidad y con pésimos resultados a la vista.
Sin estridencias ni grandes promesas, pero si asumiendo con mucha humildad y responsabilidad el compromiso de estar siempre al lado de los que lo necesitan, se abre la etapa de Misionerismo Neo que conceptualmente se podríamos resumirlo en la reivindicación del diálogo, la construcción de consensos y una gobernabilidad firme, sin
perder la identidad.
Con el recambio legislativo del pasado 10 de diciembre se abrió una nueva etapa en la política institucional de Misiones. Las elecciones legislativas provinciales del 8 de junio, en donde el Frente Renovador se impuso bajo el liderazgo de Sebastián Macías, configuraron un nuevo mapa político. La Cámara de Representantes comenzó a funcionar bajo un esquema inédito desde el regreso de la democracia que tiene como elemento saliente la convivencia de dos fuerzas políticas con peso propio, el Frente Renovador de la Concordia y La Libertad Avanza que se posicionó como segunda fuerza provincial.
Macías asumió la presidencia de la Cámara con la responsabilidad de escuchar y articular con todos los espacios opositores que estén dispuestos a trabajar por el bienestar de la provincia desde el Parlamento Misionero. Con un perfil político moderno, técnico y dialoguista, el nuevo Presidente simboliza una Legislatura abierta, estable y enfocada en soluciones concretas, lejos de la confrontación estéril que no genera ningún resultado positivo para la gente.
En la sesión especial del pasado 10 de diciembre, hubo un gesto que no pasó desapercibido y que fue muy valorado por todo el arco político. Carlos Rovira se levantó de su banca para saludar a cada uno de los legisladores opositores. En un país atravesado por la polarización extrema, el agravio permanente y la descalificación, el accionar del conductor de la Renovación fue interpretado como una señal muy potente que resume este nuevo tiempo político en donde el consenso, la concordia y la construcción del diálogo serán los protagonistas. Este nuevo escenario tiene en Carlos Rovira a un articulador central que, con visión estratégica, viene impulsando un diálogo coherente con la Nación en donde en donde Misiones reclama con firmeza que se salden las deudas pendientes y que se respete su autonomía.
(*) Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer (Alemania) y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político (Colombia).
Opinión
El derecho a llegar al río: qué es y por qué importa el camino de sirga

Por Lino Armando López Torres
La relación entra la sociedad y el ambiente parte de una idea sencilla; la conducta humana puede modificar las condiciones de existencia de los seres vivos. Por lo tanto, el derecho —definámoslo aquí simplemente como conjunto de normas — puede (y debe) regular esa conducta a los fines de que ella no afecte la vida de las personas. En este sentido, el derecho ambiental es un derecho humano — si nos importa el árbol no es por el árbol en sí mismo, sino porque su existencia beneficia la vida humana —. La Constitución Nacional (1994) en su art. 41 recepta el derecho a un ambiente sano, contemplando el principio del desarrollo sostenible. Esta es una ética que reposa sobre un postulado de equidad interjurisdiccional e intergeneracional.

La normativa ambiental cristaliza el modelo de cómo una sociedad define el acceso y uso de sus recursos naturales. El nuevo código civil (2015) reconoce esa cláusula constitucional en términos prácticos (política ambiental). En su afán por emprender un camino tendiente a la des mercantilización de la naturaleza, da una especial atención a lo público por sobre lo privado y a lo colectivo por sobre lo individual. El código menciona los derechos de incidencia colectiva (art. 14), aclarando que la ley de ninguna manera ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales cuando estos puedan afectar el ambiente, además de mencionar el funcionamiento de los ecosistemas, la flora y fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales y el paisaje (art. 240). Sin embargo, en medio de estos avances, el Código introdujo un cambio que generó polémica: la reducción del llamado camino de sirga.
¿De qué se trata? El camino de sirga se encuentra en el capítulo correspondiente a los límites al dominio, cuyo objetivo es permitir sirgar, esto es, remolcar o arrastrar una embarcación desde la orilla. Se aplica a cursos de agua navegables y consiste en una franja de terreno que paso de 35 metros a solo 15 desde la línea de ribera. Aunque es propiedad privada, el propietario no puede realizar en él ningún acto (ejemplo construcciones) que menoscabe la actividad del transporte fluvial. Parte de la doctrina, desde un enfoque que observa el ordenamiento jurídico integral, ha dicho que esa actividad no solo se debe reducir al transporte, sino también a la pesca y al esparcimiento. Lo que hay que entender es que el río es un bien de dominio público (art. 235) y por ende se debe permitir el acceso a él. Para el derecho no es aceptable el acceso a determinado espacio del río, debe ser sobre su totalidad.
La reducción del camino de sirga llegó en un país donde las denuncias por su incumplimiento ya era moneda corriente. Con la legislación actual, en parte se legitima esas prácticas de obstrucción por parte de los propietarios. Para mencionar un caso extremo: en 2006, Cristian González y dos amigos fueron a pescar a la orilla del río Quilquihue; desde las cabañas Andina les dispararon tiros intimidatorios, y cuando Cristian pidió explicaciones, el guardia privado Horacio Calderón le efectuó un disparo mortal en el cuello. En la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, también abundan los ejemplos. En varias zonas, no solo no se ha respetado el camino de sirga, sino que directamente se han privatizado bienes públicos. Un caso emblemático es lo que sucede con el “montecito” de villa cabello; una reserva urbana ambiental en beneficio de un club privado.
El impedimento ciudadano del acceso a un bien público como el río tiene una vinculación fuerte entre democracia y derecho. La posibilidad de garantizar un ambiente sano y equilibrado para el desarrollo humano, así como la preservación al patrimonio natural y cultural, aumenta cuando la sociedad puede ejercer control sobre esos espacios; y para ello, necesariamente debe poder habitarlos. A pesar de todo, el código, deja una puerta abierta. El último párrafo del artículo atinente al camino de sirga dice lo siguiente: (…) “Todo perjudicado puede pedir que se remuevan los efectos de los actos violatorios de este artículo” Lo que significa que cualquier afectado puede demandar judicialmente al propietario por acción y al Estado por omisión. Bastaría hacerlo para ver qué pasa.
Referencias:
Pohl Schnake, V., Mantegna, S., & del Llano, T. (2019). Bienes comunes y conflictos socio-ambientales en torno a la segmentación normativa del territorio a partir del Código Civil y Comercial de la Nación vigente desde 2015. VII Congreso Nacional de Geografía de Universidades Públicas y XXI Jornadas de Geografía de la UNLP, La Plata, Argentina.
La EBY propone trasladar clubes náuticos y reordenar el Brete
Opinión
Una Legislatura distinta para una provincia que nunca aceptó improvisaciones

Por Diego René Martín
El 10 de diciembre va a marcar bastante más que el recambio legislativo de cada año: va a abrir una etapa nueva en la política institucional de Misiones, de esas que no se entienden mirando la superficie. Con la asunción de los diputados electos el 8 de junio, la Legislatura va a pasar a un esquema que no se vio desde el regreso de la democracia: dos fuerzas mayoritarias con peso real conviviendo en un mismo recinto. El Frente Renovador de la Concordia, que ganó la elección provincial con Sebastián Macías como cabeza de lista, y La Libertad Avanza, que entró segunda pero con volumen político propio y ahora se ve obligada a traducir discurso, mucho post en X y arenga en reels de Instagram en responsabilidad institucional.
Para algunos, la postal alcanza para imaginar un ring. Para la Renovación, que siempre prefirió el método antes que el caos, la lectura es otra: en Misiones no hay margen para improvisadores profesionales. La presencia de ambos espacios va a obligar a construir una dinámica donde el diálogo deje de ser una palabra linda y pase a ser la única manera de que la provincia no quede rehén del desorden nacional.
Sebastián Macías llega con un capital político que, a nivel nacional, escasea como si fuera especie en extinción. No solo encabezó la lista más votada: con él la Renovación logró lo que en gran parte del país nadie pudo hacer, vencer a La Libertad Avanza en su propio momento de mayor expansión. Llegó con una gestión intensa en Vialidad Provincial que transformó ciudades, abrió caminos, llevó conectividad y desarrollo a municipios que antes no figuraban en el GPS de nadie. Su recorrido lo ubica en ese estante, chiquito, de los renovadores que mezclan territorio, obra, vecinos y algo que hoy parece revolucionario: resultados. No hay un solo renovador que niegue que quedan muchas cosas pendientes, pero tampoco hay nadie que pueda negar que, en un contexto de escasez, se hizo mucho.
En paralelo, la relación política entre la Renovación y La Libertad Avanza tomó un tono que a algunos les molesta, a otros sorprende y a varios les hace ruido porque rompe con esa voluntad, de algunos tribuneros, del “todos contra todos”. Desde la visita de Diego Santilli, el vínculo adquirió pragmatismo. Las fotos no fueron casuales: la Nación necesita de Misiones, y Misiones espera hace demasiados años que se empiecen a saldar deudas históricas. Y como las sorpresas son gratuitas, pareciera ser que puede que un gobierno libertario las salde. Regalías energéticas, fondos previsionales que ANSES no manda, obras estratégicas, recursos viales, compromisos de coparticipación. No son caprichos: son derechos. Y Santilli reconoció el orden administrativo de la provincia y su estabilidad institucional, que en criollo es lo mismo que decir que Misiones hace los deberes.
Incluso en pleno enfriamiento económico, el gobierno provincial eligió sostener una relación institucional respetuosa con la gestión de Javier Milei. No por devoción, pero alguien tiene que mantener una ventana abierta mientras la Casa Rosada cierra puertas, recorta partidas y explica el ajuste como si fuera una revelación divina. Si la Argentina vive a volantazos, el interior no puede darse el lujo de seguir la coreografía.
En ese contexto, Hugo Passalacqua, como figura de estabilidad parece un regalo caído del cielo para los desprevenidos y los que no se acuerdan del discurso de Carlos Rovira en la Casa del Militante el domingo tras las elecciones de 2019. Hugo destaca y aporta esa estabilidad no desde la estridencia, sino desde la presencia. La política argentina suele confundir protagonismo con volumen: se habla más de quien grita que de quien gestiona. De quién postea más, de quién tiene más likes y seguidores. Misiones hace rato que eligió otro camino y sostuvo programas sociales, garantizó servicios esenciales y contuvo sectores productivos golpeados por costos que suben y demanda que cae. Esa previsibilidad no se improvisa: se trabaja. En un país donde cada semana se reescribe el tablero político, sostener un rumbo ya es un mérito.
Mientras tanto, los datos del país muestran un retrato duro: ventas minoristas en baja, combustibles con otro retroceso en ventas pero con aumentos semanales en precios, inflación que no cede en alimentos ni tarifas, caída productiva en el NEA y un mercado laboral al que le llegó un invierno brutal. En Misiones, se siente en el comercio debilitado, en la industria yerbatera asfixiada por la desregulación, en los alquileres atrasados, en las expensas impagas, en la construcción que amaga. A días del brindis de Navidad, lo que domina no es el espíritu festivo, sino la preocupación y pareciera que vamos a escuchar más suspiros que descorches.
En este contexto, el 10 de diciembre no va a ser un acto protocolar más. Va a ser el inicio de una Legislatura que tiene que, obligadamente, leer con madurez una realidad política y económica que no espera a nadie. La convivencia entre el Frente Renovador y La Libertad Avanza va a exigirle, a ambos, acuerdos concretos, responsabilidad y un compromiso directo con las necesidades reales de la gente, no con el algoritmo.
Se viene un verano intenso, político e institucional. Un tiempo para ordenar prioridades, gestionar ante Nación y donde la Renovación tiene que sostener lo que definió al misionerismo durante dos décadas: planificación, estabilidad, cercanía y coherencia. Sin épica innecesaria: con trabajo. Una nueva etapa donde el país decide en qué dirección quiere, o puede, ir.
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