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El hoyo cinco: Golf, negocios y política

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Por: Fernando OZ

Además del circuito de tres kilómetros para caminar rodeado de paisajes verdes y lagunas como en un cuento de hadas, de su propia bahía con 36 muelles de amarre y el infaltable campo de golf, entre otros amenities, el exclusivo country paraguayo AguaVista tiene un valor agregado invaluable: su aire. Un aire que propicia un ámbito de buenos negocios y protección política y judicial. Dentro de esas trescientas hectáreas, a orillas del río Paraná, tras el camuflaje de sociedades anónimas, se concentra la mayor densidad de riqueza de Misiones.

Entre los propietarios, abonados y asiduos visitantes se encuentran empresarios de la patria contratista, de aplicaciones digitales, de medios de comunicación, de la yerba mate, del té y de todo lo que se pueda acordar tras pasar el hoyo cinco. En la categoría propietarios, la más top, se distinguen los denominados ex, grupo en el que se encuentran ex funcionarios, ex legisladores nacionales, provinciales y hasta concejales. Por si hace falta hay un excomisario. Algún integrante del Poder Judicial y funcionario nacional siempre hay.

El hoyo cinco del campo de golf se encuentra en el punto más alto del complejo, desde ahí se puede ver cuando el sol se pierde detrás las siluetas irregulares de los edificios de la ciudad de Posadas. “Estas son aguas internacionales, estamos en Paraguay”, me dijo hace un tiempo uno de los vecinos del club de campo residencial que se convirtió en un símbolo de rosca, poder y dinero. Un lugar donde las buenas inversiones del día se celebran con fiestas nocturnas inolvidables.

Bola en juego

Los negocios y la política se llevan bien con el swing del golf, es una máxima que repiten empresarios y políticos de todo el mundo. Donald Trump pasa muchas horas de la semana haciendo corbata al borde del hoyo. En Argentina, Carlos Menem solía irse al driving range más cercano cuando tenía que tomar una decisión importante y Mauricio Macri llegó a utilizar a funcionarios de segundo rango de caddie en reuniones de gabinete con aires de golf.

En AguaVista nadie pelea por ideologías. Hubo funcionarios menemistas, radicales, kirchneristas, macristas y ahora libertarios. Y en ese ámbito de cordialidad, con el palo de golf en mano, se diagrama la construcción política de La Libertad Avanza (LLA) en Misiones. Sobre el escenario y con las luces dándole a la cara se encuentra el abogado tributarista Carlos Adrían Nuñez, sin acento. Pero detrás de escena hay un complejo engranaje con terminal en la Casa Rosada, en el despacho de Karina Milei, secretaria General de la Presidencia, donde atiende el teléfono Eduardo Lule Menem.

Varios jugadores de golf del círculo rojo AguaVista aseguran que Nuñez es más suertudo que buen jugador y que el jefe de la estrategia libertaria en Misiones es Diego de Arrechea, empresario y hermano de Rodrigo de Arrechea, quien acaba de renunciar a la presidencia del radicalismo misionero para asumir como consejero de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).

“El contacto real con Lule Menem y Karina no es Nuñez, es Diego”, aseguran en el entorno de los hermanos De Arrechea y argumentan que “el Lule y Diego son amigos porque dos de sus hijos fueron compañeros de colegio y ambos juegan al golf”. El golf es una gran oportunidad para construir relaciones y amistades para toda la vida.

A diferencia de su hermano, a Diego siempre le gusto el bajo perfil. Dicen que prefiere los negocios a la política, aunque nunca estuvo muy alejado. En 2003, cuando Rodrigo y Martín Goerling Lara juntaban firmas para acompañar la elección presidencial de Ricardo López Murphy, Diego los acompañaba de cerca.

En las charlas de golf, las cuestiones vinculadas a la Eby siempre estuvieron en agenda. Especialmente durante las gestiones al frente de la entidad binacional del macrista Goerling Lara y de Ignacio “Nacho” Barrios Arrechea, que estuvo un corto tiempo durante el gobierno de Alberto Fernández. Otro jugador clave es el empresario Pablo Ciejovicz, que estuvo a cargo de las obras de la entidad y ahora es un camporista arrepentido. “Todos ellos son amigos del golf y tienen propiedades en AguaVista. Algunos llegaron a ser socios y después terminaron peleados. Pero el más inteligente de todos es Diego, el prototipo del Coti Nosiglia”, dice uno de los vecinos del country que los conoce a todos y los frecuenta con regularidad.

El exsenador peronista Luis “Lucho” Viana es otro de los jugadores de golf que vive en el country paraguayo. Él también tiene una larga amistad con Lule Menem, los dos se conocieron en el Congreso. En el círculo rojo de AguaVista aseguran que Lucho también tiene una pata en el armado de LLA en Misiones. Cuando Viana era presidente de la Cámara de Representantes de la provincia, el abogado Nuñez fue uno de sus asesores. “Ahora las cosas se dieron vuelta, Lucho asesora a Nuñez”, pero si se trata de golf, “la pareja de Viana es Martín Goerling”.

Entre otros libertarios que juegan en el campo de golf de 60 hectáreas diseñado por el argentino Emilio Serra, se encuentran el contador Martín Borzi Scholles, actual jefe de la ANSES de Misiones y amigo de Nuñez; el ex director de El Territorio y recientemente eyectado de la EBY, Gonzalo Bartolomé Peltzer, y el exitoso abogado Alejandro Jabornicky, que ya tiene su propio lote en el club de campo del otro lado del Paraná.

Ahora, en AguaVista el jugador más solicitado es el libertario Javier Lanari, subsecretario de Prensa del gobierno de Javier Milei. El periodista, oriundo de Posadas, está con ganas de ser candidato. No sabe cuándo. Así lo dijo la última vez que pasó por el hoyo cinco.

Bola injugable y bola perdida

En AguaVista cualquier lugar es adecuado para acordar buenos negocios, ya sea en el Campo de Golf, en el House del Tenis, tomando un John Daly en el Green Bar, recostado en la playa o brindando en la proa de algunos de los yates y veleros amarrados en la Bahía Náutica. Los misioneros que disfrutan de las instalaciones lucen un estilo sobrio y clásico: Chombas Ralph Lauren, pantalones caquis Foot Joy, relojes Apple y gorras Under Armour. El calzado no sólo es una cuestión de etiqueta, deben ser cómodos para evitar ampollas o rozaduras que arruinen las largas jornadas de caminata, además de una suela de goma que ofrezca un buen agarre sobre el green pero que también proteja el inmaculado césped.

Los que observan a Posadas desde el hoyo cinco no hablan de “la casta” cuando juegan al golf. Uno de ellos es el ex titular de la Anses y ex concejal del Pro, Marcelo Julien, que lanza uno de los mejores putts (golpe con efecto) del campo. Daniel Di Stefano, ex diputado nacional y ex presidente del Eprac, también tiró desde el punto más alto de AguaVista hasta instalarse por completo, como cuando saltó de La Cámpora a la Renovación. Y quien tiene un alto rendimiento en las estadísticas de juego es el encuestador y empresario Carlos Alfonso Baigorria, uno de los principales accionistas del Sistema de Estacionamiento Medido (SEM) de Posadas, que acaba de aumentar la tarifa para optimizar los rendimientos.

Hay médicos, principalmente los cardiólogos, que recomiendan jugar regularmente al golf para mantener una vida sana. Su práctica ayuda a reducir el nivel de triglicéridos, el colesterol malo y hasta el riesgo de osteoporosis. Imagínense, es tan bueno que varios estudios científicos destacan que agudiza la capacidad cognitiva y desacelera el estrés. Los especialistas del management empresarial y de las altas finanzas también lo recomiendan. Está visto que los negocios y la política se llevan bien con el golf, y que es tan desafiante como el ajedrez.

Opinión

Por la idea del todo y la memoria de Hipócrates

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Por: Fernando Oz

@F_ortegazabala

Tengo una duda. En verdad miles, pero la más apremiante es ¿qué vamos a votar en las elecciones de octubre? La respuesta parece fácil: votaremos diputados nacionales para que nos representen en la Cámara baja del Congreso, en este caso se renovarán tres de las siete bancas que le corresponden a Misiones. Hasta ahí vamos bien. Pero a quiénes van a “representar” esos legisladores una vez que sean electos es la gran cuestión ¿Representará a un partido político, a una alianza electoral, a un gobierno en particular, a la Nación, a la Provincia?

Señora, señor, candidato, nominado o como usted prefiera que lo llame, cuénteme: ¿los intereses de quién va a representar en el Parlamento? ¿Los míos? ¿Los suyos? La respuesta es de manual y se encuentra en cualquier libro de instrucción cívica básico, o si quieren en la misma Constitución, la madre de las reglas del juego democrático de Argentina.

En resumidas cuentas, la Cámara de Diputados se compondrá “de representantes elegidos directamente por el pueblo de las provincias…”. Así se lee en la segunda parte de la Carta Magna, artículo 45. En la página institucional del Congreso dice que en la actualidad hay 257 diputados que “representan a los ciudadanos en cuanto a atender y defender sus intereses” y son elegidos utilizando el sistema de representación proporcional D’Hondt. A la Cámara de Diputados se la denomina coloquialmente como “la casa del pueblo”. Se entiende que la Nación está integrada, entre otras cuestiones, por un territorio compuesto por las provincias. La idea del “todo”.

En cambio, los senadores representan los intereses de cada provincia. La Cámara alta está integrada por 72 legisladores. Son elegidos tres por provincia y tres por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ya tenemos las piezas en su lugar.

Ahora, ¿a quién representa el diputado nacional cuyo voto impide mayor presupuesto para educación, salud o niega un escuálido aumento para nuestros jubilados? Saben qué, el juego del “toma y daca” entre las provincias y el lobby porteño suele ser tan ingrato como miserable. No es de ahora, viene desde antes de la declaración de la independencia, se encuentra en la génesis del ser argentino.

¿A quiénes representaron los diputados Martín Arjol, Florencia Klipauka y Emanuel Bianchetti cuando votaron para que el veto a la ley de financiamiento universitario quedara firme? Lo habrán hecho en nombre de sus electores de Misiones, o a pedido de quienes no los votaron en el resto del país, tal vez por una exigencia de algún partido “a nivel nacional” o a cuenta de Javier Milei, el Poder Ejecutivo. ¿A pedido de quién? En esa misma votación los cuatro diputados renovadores, Carlos Fernández, Yamila Ruiz, Daniel Vancsik y Alberto Arrúa, se abstuvieron. ¿Habrá sido en representación de los intereses políticos de la provincia o en defensa de los estudiantes de toda la nación?

Pongamos otro caso, hay para elegir, el que sea. Por ejemplo, cuando Arjol convalidó el veto a la reforma jubilatoria, pese a que tres meses antes había votado a favor de la ley ¿a quién representó con su decisión? Después sabemos lo que vino: divorcio con el radicalismo y peluca radiante. Pero, en aquel momento, cuando tomó la decisión política, ¿qué intereses defendió? Lo más probable es que diga que lo hizo para proteger al conjunto y no a un sector en particular. Pero convengamos que eso es lo que diría cualquiera en sus zapatos. Lo que intento plantear es cuál es el límite del “toma y daca”, hasta dónde llega el planteo ético del juramento de un diputado nacional y los verdaderos intereses que representa.

Tengo un amigo que se llama Rafael, es médico y trabaja desde hace casi dos décadas para Médicos Sin Fronteras. Una vez, no hace mucho, mientras me contaba sobre su última misión en Siria y tomábamos unos tragos, le pregunté cuándo se iba a dedicar a ganar dinero haciendo cirugías estéticas en una clínica privada. “Lo hago por la memoria de Hipócrates”, me contestó. Ya saben, el griego que lleva el mote de ser el padre de la Medicina, el que transformó la práctica médica de su tiempo desafiando siglos de supersticiones o explicaciones mágicas.

Hipócrates también fue filosofo. La idea central de su pensamiento, de su filosofía es el principio de totalidad. La idea del “todo”, esa era su visión sobre el rol del médico en la sociedad. De ahí viene el famoso Juramento Hipocrático que hacen los médicos cuando se reciben: acompañar al paciente, curar y una serie de puntos de la ética médica que no vienen al caso.

¿Los intereses de quién defendió esta semana el diputado Carlitos Fernández cuando votó en contra del tratamiento sobre tablas del proyecto de emergencia nacional pediátrica? ¿Lo hizo por la Provincia o por la Nación? Habrá sido “por Dios y la Patria”, tal como juró cuando asumió como un honorable diputado nacional. Digo: ¿en quién tengo que confiar mi voto si el médico pediatra, el del Juramento Hipocrático, vota en contra del Garrahan?

Ese mismo día, Arjol, abogado y profesor, votó en contra del tratamiento de la ley de financiamiento universitario. Lo mismo hicieron los otros seis diputados nacionales de Misiones. Es que todos ellos, a juzgar por sus votaciones, parecería que cada día coinciden en más cosas. El médico contra el derecho a la salud pública y el profesor contra la educación pública.

El día que el médico pediatra Fernández asumió escribió en X: “Con Orgullo y Respeto, asumo la Responsabilidad y Compromiso de ser Diputado Nacional, así defender los Derechos de todos los habitantes de mí querida provincia”. Y juró, en el Congreso, bajo la fórmula de rigor, el respeto y cumplimiento de la Constitución Nacional.

Es bueno saber desde dónde va a jugar cada uno de los candidatos antes de votarlos. Primero para saber a quién elegir, segundo para saber a quién reclamarle. Diego Hartfield, el diputado provincial electo por La Libertad Avanza, que le gustó el asunto y ahora quiere anotarse para ser candidato a diputado nacional, dijo esta semana que “ojalá, Misiones algún día salga a tomar deuda”. Con esa afirmación, entre otras, el ex tenista y bróker de negocios ya deja claro, de algún modo, qué intereses va a representar.

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Pensar desde acá, actuar hacia allá

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Por: Micaela Gacek.

@MicaelaGacek

En estos días que corren la sociedad misionera ya no necesita dirigentes que se escondan cuando las cosas se complican. Necesita líderes que caminen con la cabeza alta en las buenas y en las malas. Que vuelvan a mirar a la gente a los ojos. Que se animen a reconocer errores y tengan el coraje de corregir el rumbo antes de que sea demasiado tarde.

Creo en un liberalismo misionero. No importado ni copiado. Un proyecto local, con centro en el ser humano, que se construye desde abajo hacia arriba. De acá para allá, no de allá para acá. Porque cuando las soluciones se piensan desde lejos, lo que está cerca se rompe.

Quiero un Estado suficiente. Lo justo y necesario. No para controlar la vida de las personas, sino para garantizar lo que verdaderamente importa: salud de calidad, educación de excelencia y una seguridad que proteja sin abusos. Eso no es lujo. Es dignidad básica.

Representar no es obedecer ciegamente a un gobierno nacional. Representar no es ser funcional a los intereses de turno. Representar es sostener la voz de la provincia con autonomía, con coherencia, con respeto. Y sobre todo, con independencia.

Estoy convencida de que gobernar no es repartir contratos ni acomodar parientes. Gobernar es estar. Escuchar. Caminar con la gente. Decir la verdad. No estar solo cuando hay aplausos, sino también cuando toca enfrentar momentos difíciles.

La política necesita volver a ser humana. Más cerca de la realidad. Más conectada con lo cotidiano, con lo que viven las familias, los jóvenes, los trabajadores, los que emprenden y los que sostienen.

No venimos a imponer. Venimos a proponer.

No creemos en soluciones mágicas. Pero sí en ideas claras.

No queremos representantes obedientes. Queremos representantes presentes.

Este es un camino. No el único. Pero sí el que creemos necesario.

Un camino que parte desde Misiones, con identidad bien nuestra, con respeto por nuestras raíces, por nuestros abuelos que escaparon del caos y encontraron en esta una tierra fértil donde desarrollar su proyecto de vida, y sobre todas las cosas con la convicción de que se puede hacer política de otra manera.

Una manera más humana.

(*) Candidata a diputada nacional del Frente Renovador Neo

 

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Una presión fiscal que ahoga: el modelo impositivo misionero está agotado

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Ariel “Pepe” Pianesi

@pepepianesi

 

La contracción de la economía y la caída del consumo de alimentos y productos básicos vuelven a poner en agenda el abusivo sistema de tributación que sostiene la gestión renovadora en Misiones.

A la crisis de la yerba mate y la mandioca, ahora se suma el pedido de auxilio del sector forestal, que atraviesa uno de los momentos más difíciles de los últimos años. La combinación de baja demanda en el mercado interno y parálisis total del mercado externo deja a esta industria clave en una situación crítica. En un comunicado reciente, AMAYADAP —la asociación que nuclea a empresas del rubro— reclamó medidas urgentes al gobierno provincial, entre ellas, la devolución de saldos a favor en el impuesto a los Ingresos Brutos.

Este es un punto que venimos señalando desde hace mucho tiempo. A pesar de los esfuerzos de la oposición, aún no existe claridad sobre el monto total acumulado en concepto de saldos a favor, aunque se estima que equivale a más de una recaudación fiscal completa de un año. Y lo más grave: no hay señales de voluntad política para devolver esos montos, permitir su compensación o, al menos, eximir de las retenciones automáticas en cuentas bancarias.

Otro aspecto crítico es el de los anticipos impositivos. Si bien el impuesto sobre los Ingresos Brutos se cobra en todas las provincias con tasas similares, muy pocas exigen su pago adelantado. Esta práctica distorsiva afecta profundamente al sector privado: achica el comercio, encarece los productos para el consumidor final y termina desalentando la inversión, el desarrollo y la creación de empleo.

El modelo misionero llega a extremos que no se ven en otras jurisdicciones. Un ejemplo es la retención del 8% sobre rendimientos de inversiones bursátiles, como los plazos fijos. Es decir, si un ciudadano busca cubrirse de la inflación invirtiendo su dinero, la Agencia Tributaria de Misiones le cobra no una, sino dos veces: al ingresar el dinero a su cuenta, y luego sobre las ganancias obtenidas. Todo esto, a pesar de que la Comisión Arbitral ha señalado que esa retención es ilegal.

Y como si todo esto fuera poco, el sistema se completa con una verdadera aduana interna, que obstaculiza el libre comercio dentro del país, castiga a las empresas locales y expulsa inversiones hacia provincias vecinas o incluso hacia Paraguay. Son muchas las empresas que abandonaron Misiones o dejaron de operar con ella por considerar que la carga impositiva supera la rentabilidad.

Este modelo fiscal, basado en una recaudación insaciable para sostener una caja electoral inédita en el país, está agotado. Es urgente rediscutir la matriz impositiva y avanzar hacia un sistema que premie a quienes invierten, generan empleo y apuestan por el desarrollo. Misiones tiene todo para ser un polo productivo, comercial y exportador. Pero para eso, necesitamos un régimen impositivo que empuje, no que asfixie.

(*) Diputado Provincial UCR

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