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Techo y Garrincha, los guardias misioneros que violaban y mataban en El Vesubio

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Dos días antes del último 24 de marzo, la Cámara Federal de Casación Penal confirmó una parte de las condenas impuestas en 2022 contra ocho represores implicados en el tercer tramo de la mega causa por delitos de lesa humanidad perpetrados contra las casi 400 víctimas que pasaron entre 1976 y 1978 por el centro clandestino de detención El Vesubio, en La Matanza, y entre los imputados resulta que hay dos guardiacárceles misioneros, quienes fueron responsabilizados por hechos de secuestros, torturas, violaciones y homicidios.

Ellos son Hugo Roberto “Techo” Rodríguez (72) y Florencio Esteban “Garri” o “Garrincha” Gonceski (70), ambos nacidos en Candelaria e integrantes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) con labores cumplidas dentro de El Vesubio, aunque el primero de ellos ostentaba un cargo de mayor autoridad y por eso también recibió una pena más severa que su coterráneo y consorte de causa.

Los dos misioneros fueron detenidos en 2015, tras quedar bajo la lupa de la Justicia en el marco de la tercera etapa de una mega investigación iniciada por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en El Vesubio, un centro clandestino de detención que funcionó en Camino de Cintura y autopista Riccheri desde abril de 1976 hasta la primavera de 1978. 

El “chupadero”, como lo llamaban, dependía operacionalmente de la Brigada de Infantería Mecanizada X del Ejército Argentino y se calcula que por allí pasaron cerca 1.500 secuestrados.

Para ese entonces, ya se habían celebrado dos juicios y condenado a doce represores que allí formaban parte del aparato represivo, pero a partir de nuevos testimonios y el desprendimientos de más materiales probatorios se inició una tercera investigación que involucró a otros ocho imputados, la mayoría de ellos guardiacárceles, entre los que aparecieron Rodríguez y Gonceski, aunque hasta ahora nunca habían sido emparentados con Misiones, provincia de donde ambos son oriundos.

Gonceski -último a la derecha- junto a otros imputados en el inicio del juicio.

Los misioneros de El Vesubio

De acuerdo a documentos consultados por La Voz de Misiones, los dos nacieron en Candelaria. Rodríguez lo hizo el 1 de febrero de 1952, mientras que Gonceski fue dado a luz el 10 de abril de 1954.

A pesar de que intentaron eludir sus responsabilidades y desentenderse de los hechos acaecidos en El Vesubio, la Justicia consideró probado que ambos prestaron servicios en ese chupadero que recibía, alojaba y distribuía detenidos, donde Rodríguez aparecía como uno de los jefes de guardia, mientras que Gonceski tenía turnos asignados y los dos fueron reconocidos por varias víctimas/testigos.

De los testimonios brindados durante el juicio, que se extendió desde el 1 de noviembre de 2019 hasta el 1 de abril de 2022, se desprende que a Techo Rodríguez varias víctimas lo describieron como “cruel”, mientras que a Gonceski tildaron de “locuaz” y como “uno de los que más interactuaba con los detenidos”, aunque según las mismas palabras “se aburría si no nos hostigaba”.

“Nos atan en esa camioneta, recuerdo claramente que a mí me ató ‘Techo’, que era tan cruel, que se burlaba de nosotros, porque cuando me tenía atado me pregunta si me dolía, si era muy fuerte y yo dije ‘no, está bien así’ y él dijo ‘ah, si no te duele te voy a hacer doler’. Con lo cual me apretó mucho más las ataduras para que me corte la circulación de las muñecas. Esas crueldades innecesarias. Pero bueno, así eran”, declaró el contador Horacio Hugo Russo, una de las víctimas.

Sobre Gonceski, en tanto, Alfredo Chavez, otro preso político, narró que “cuando le tocaba la guardia a este Garrincha tenía siempre la costumbre de hacernos bailar, como se dice en la colimba… de todas las horas que estaba él vigilándonos teníamos que estar parados. Así que en esa posición de parados él aprovechaba para golpearnos, usarnos de puching ball donde se le ocurría, donde pasaba cerca de alguno, nos daba una trompada”.

Ese mismo testigo, además, graficó con crudeza otra secuencia vivida y recordó cuando Gonceski castigó a otro detenido por no saber gritar un sapucay. “Pensaba que lo estaba cargando y le dio de trompadas… lo dejó doblado, porque pensaba que se estaba burlando de él (…) era su costumbre hostigarnos permanentemente. O sea, una persona activa, que permanentemente tenía que estar haciéndonos algo”, señaló.

Culminado el juicio, Techo fue condenado a prisión perpetua como coautor de 150 casos de secuestro; 55 de tortura y homicidio; 9 de abuso sexual; y 19 de violaciones graves.

Garrincha, en tanto, fue declarado culpable de prácticamente la misma cantidad de hechos, aunque al tener un cargo de subordinación fue  considerado “partícipe necesario” evitó la perpetua y recibió una pena de 13 años y 6 meses.

El juicio se extendió desde noviembre de 2019 hasta abril de 2022.

Matar a patadas y un himno de despedida

De todo esos hechos, hubo uno que durante el juicio fue mencionado y reconstruido paso a paso por varios testigos y se trata del asesinato a golpes de Luis Pérez, un delegado bancario que fue secuestrado en agosto de 1978, crimen en el cual Techo Rodríguez aparece con protagonismo homicida y revalidó su mote de cruel. 

Russo fue uno de los testigos que narró esa secuencia de violencia extrema y recordó que en medio del tortuoso paso por El Vesubio el bancario Pérez, alojado a pocas celdas o “cuchas” de la suya, había comenzado a “desvariar” y como consecuencia de ese cuadro psicótico no lograba hacer silencio, lo cual irritó a los guardias, que comenzaron a golpearlo hasta matar.

“Los guardias querían hacerlo callar y abrían la puerta que separaba las cuchas de donde ellos estaban y entraban y lo golpeaban para que se calle, pero él estaba fuera de su voluntad, estaba realmente padeciendo una situación extrema”, declaró Russo, quien agregó que se dieron cuenta de la muerte de Pérez cuando un profundo silencio se apoderó del recinto. Y ello dio paso a otra escena que tampoco olvida.

“Se produce un silencio, cuando ya deja de hablar Luis Pérez por los golpes que lo mataron, se retira la guardia y nosotros, en un estado muy malo de salud, todos los que estábamos encadenados y torturados ahí… se corrió el ‘lo mataron’, lo llamaron primero y no respondía, se decía ‘lo mataron, lo mataron’, y quién estaba encadenado con él dice ‘lo mataron’. En un gesto voluntario, no sé cómo pasó, alguien dijo ‘cantemos el himno’, nos paramos todos y cantamos el himno. La guardia no reaccionó, dejó que cantáramos el himno y fue una forma de despedida”, contó el testigo. 

A pesar de todas estas declaraciones y de los documentos que para la Justicia dieron cuenta que los dos misioneros operaron en El Vesubio, los dos misioneros se declararon inocente al momento de dar sus últimas palabras mientras se encontraban en la Colonia Penal Unidad 19 de Ezeiza, desde donde observaron por videoconferencia el final del juicio en su contra.

Dos años después de aquella la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 4 de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el fallo fue revisado y confirmado parcialmente por la Cámara Federal de Casación Penal, aunque las nuevas consideraciones no modificaron las penas aplicadas a los dos represores oriundos de Candelaria. 

El mismo fallo dictado en 2022 declaró, además, que los hechos juzgados fueron “crímenes contra la humanidad” y que la violencia sexual perpetrada contra mujeres “fue específica, sistemática y planificada”, al tiempo que definió que esos hechos partieron de “estereotipos de género y los profundizó, exhibiendo un carácter extendido con un claro objetivo disciplinador”.

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Sufrió violencia, escapó con su hija a Misiones y la Justicia la obliga a volver

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violencia misiones

Florencia Rondón es misionera. Tiene 30 años y es madre de una beba de 1. Vive y trabaja como médica en Eldorado, donde se asentó tras huir de una relación donde padecía violencia de género y ahora reclama ayuda porque la Justicia de Rosario le pide a regresar al mismo lugar donde era sometida por su ex pareja.

La joven contó su historia y clamó por ayuda en un video que rápidamente se viralizó. “Pido por favor que me ayuden a difundir para que se haga justicia y para que nosotros nos podamos mantener vivas”, suplicó.

La información recopilada da cuenta de que la médica se instaló en Rosario para convivir con quien era su pareja, un colega suyo identificado como Renzo Pellini, pero tras el nacimiento de la hija que tuvieron en común la violencia se hizo parte del día a día con maltrato psicológico, golpes, encierros y amenazas permanentes.

Tras casi un año viviendo en ese contexto, en abril pasado Rondón decidió escapar hacia Misiones, donde regresó con su núcleo familiar y comenzó nueva vida como médica en Eldorado.

“No quiero ser una estadística más”

Esa situación dio pie a un litigio con su ex pareja y ahora el Juzgado de Familia 5 de Rosario considera que la mujer debe regresar a la ciudad porque entiende que ese lugar “es el centro de vida” de su pequeña hija.

Fue en ese marco que Rondón decidió hacer un video para difundir su caso y “llegar al corazón de la jueza de Rosario, Alicia Ana Galetto, para que por favor entienda la gravedad y el padecimiento que tenemos”.

“Tengo una hija de un año, que todavía toma la teta”, se presentó la joven en ese audiovisual, para luego contar que “en abril tuve que escapar de Rosario porque viví y sigo viviendo violencia de género por parte de su padre”.

“A mí no me quedó otra opción que salir huyendo de esa ciudad para mantenerme viva y proteger la vida de mi hija”, expresó.

Y añadió: “Hoy la Justicia de Rosario, de la Familia 5, me está obligando a mí y a mí hija a volver al calvario donde padecimos toda la violencia. Acá mis abogados y gracias al Juzgado de Familia Uno de Eldorado, me están protegiendo de manera provisoria y tratando de proteger mi integridad”.

Rondón sostuvo que “nosotros acá tenemos nuestro centro de vida. Mi hija acá aprendió a hablar, acá aprendió a caminar. Nosotros acá contamos con una red de apoyo”.

Yo no quiero ser una estadística más, una muerta más en Rosario, no quiero que mi hija sea una niña muerta más. Pido por favor que me ayuden a difundir para que se haga justicia y para que nosotros nos podamos mantener vivas”, cerró.

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Prisión perpetua para el último acusado del doble homicidio de Puerto Rosario

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doble homicidio

El Tribunal Penal Uno de Oberá condenó a la pena de prisión perpetua a Pablo Dlugokinski (42), el último acusado que restaba juzgar por el doble homicidio de una pareja de agricultores de Puerto Rosario, Florentino Ameghino, quienes en marzo de 2017 fueron asesinados y enterrados en una fosa.

La misma pena habían recibido en 2021 su hermano Víctor Dlugokinski (37) -ex policía- y su cuñado Leonardo Bublitz (44), pero el juicio contra el ahora condenado se demoró más tiempo ya que estuvo más de dos años prófugo en Brasil, donde residía con una identidad falsa.

La sentencia de hoy fue dictada por los magistrados Horacio Paniagua, Jorge Villalba y Julio Carvallo, tras una audiencia en la cual el fiscal subrogante Elías Bys expuso un alegato donde consideró a Pablo Dlugokinski coautor del doble crimen de los agricultores Sandro Leiva (39) y Olivia Márquez (46).

Para el fiscal no quedaron dudas respecto a la participación del acusado en el acto criminal y reconstruyó que las víctimas fueron “emboscadas, golpeadas brutalmente, ejecutadas con armas de fuego y enterradas en una fosa cavada en la chacra de los acusados”.

Tras oír el veredicto, Dlugokinski fue inmediatamente trasladado a la Unidad Penal II de Oberá, donde deberá purgar la condena que prevé el cumplimiento efectivo de 35 años de encierro.

Doble homicidio

El doble homicidio se descubrió el 2 de abril de 2017, cuando los cuerpos de la pareja fueron encontrados semienterrados en cercanías a un cerro que está dentro de la chacra de los hermanos acusados.

Una semana antes, es decir el 25 de marzo, Ildo Victoriano Dlugokinski (58), padre de los condenados, falleció en el incendio de su casa y se cree que los hermanos responsabilizaron de ese hecho a la pareja de agricultores, ante lo cual decidieron cobrar venganza.

En ese contexto, Márquez, que era tía de los Dlugokinski, y su pareja Leiva, que trabajaba en la chacra de los hermanos, desaparecieron el 28 de marzo, ante lo cual se inició una búsqueda que terminó develando el horror.

En el medio, los hermanos y Bublitz fueron identificados por una patrulla de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) durante un control sobre la ruta costera 2 y en el baúl del auto del policía transportaban una moto Gilera 110 desarmada.

Esa motocicleta días más tarde fue encontrada en el cauce del arroyo Los Toros y se confirmó que el vehículo era propiedad de las víctimas, lo que orientó la investigación hacía el trío ahora condenado a prisión perpetua.

El primero en ser detenido fue Dublitz, mientras que el ex policía cayó días después en Brasil. Pablo Dlugokisnki, el último condenado, fue también el último detenido.

Su captura recién se concretó en 2019, cuando la Policía lo encontró en Novo Hamburgo, a unos 500 kilómetros de la frontera con Misiones, donde se movía como Oskcar Dos Santos y se promocionaba como cantante.

FOTO: El Territorio.

Misionero prófugo por doble homicidio, vive en Brasil y promociona sus shows por Facebook

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Ex prefecto fue condenado a 15 años de prisión por abusos a una subalterna

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El ex subprefecto bonaerense Jorge Daniel Barceló (39) fue condenado ayer a la pena de 15 años de prisión por una serie de delitos perpetrados contra una subalterna, entre ellos violaciones reiteradas, tras un juicio oral que se extendió durante más de tres meses ante el Tribunal Oral Federal (TOF) de Posadas.

La sentencia fue dictada por los magistrados Gustavo Cardozo, Manuel Alberto Jesús Moreira y Enrique Bosch, quienes estuvieron en reunión deliberativa durante más de cinco horas y el fallo coincidió con la pena solicitada en los alegatos desarrollados por el fiscal Pablo Di Loreto.

Barceló fue declarado penalmente responsable por los delitos de “abuso de autoridad y falsedad ideológica de instrumento público, un hecho, abuso sexual simple dos hechos y uno en grado de tentativa, abuso sexual con acceso carnal dos hechos y uno en grado de tentativa, todo agravado por haber sido cometido por un integrante de una fuerza de seguridad en el ámbito de su función, todo en concurso real”.

El imputado escuchó su condena desde el penal de Marcos Paz, donde se encuentra alojado desde 2023, aunque la investigación comenzó un año antes, tras la denuncia de la víctima, una joven subalterna que cumplía funciones en la Estación de Buceo de la PNA en Posadas, quien acusó a su jefe por varios hechos que se venían sucediendo desde 2020.

En su denuncia la prefecturiana expuso un verdadero calvario que iban desde maltrato laboral, hostigamiento, acoso y al menos tres violaciones perpetradas en horario laboral.

El juicio contra Barceló comenzó el 8 de mayo, instancia en la que se leyó el requerimiento de elevación a juicio de la extensa causa instruida en su momento por el Juzgado Federal de Posadas y a partir de ahí se sucedieron más de diez audiencias con declaración de testigos, entre ellos la denunciante.

Todas esas audiencias fueron realizadas a puertas cerradas para preservar la integridad de la denunciante y evitar su revictimización.

Juzgan al ex prefecto Barceló por múltiples violaciones contra una subalterna

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