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Doble crimen de padre e hijo conmueve santuario del Gauchito Gil en Corrientes

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Un vecino de Mercedes, Corrientes, quiso evitar que los puesteros del santuario del Gauchito Gil le coparan el frente de su casa. En respuesta, le propinaron más de 20 puñaladas a él y a su padre. Ambos murieron.

 

Sergio “Checho” Canteros, de 33 años, y su padre Julio César, de 64 años, conocido como “Minto”, fueron atacados por un grupo de hombres supuestamente vinculados a la mujer a cargo del santuario, Ramona Villalba, quien según los vecinos se hizo con el control del lugar y se enriqueció.

Según recogen las crónicas periodísticas de la prensa correntina, el viernes, a las 18.15, la esposa de Canteros, Yésica Rodríguez, lo llamó por teléfono avisándole que el grupo de atacantes quería meterse a su casa.

Canteros sabía de quiénes hablaba su mujer: ya los había denunciado por las sucesivas amenazas de muerte que venía recibiendo por resistirse a los intentos de utilizar parte de la propiedad familiar para instalar nuevos puestos de venta.

El hombre estaba a ocho kilómetros de la casa, en el casco urbano de Mercedes, acompañado de su padre. Al recibir la llamada, subió a su auto y condujo velozmente. Al llegar, escondió a sus hijos en un baño y salió a los fondos de la casa para dialogar con los atacantes, pero ninguno le dio tiempo.

Canteros intentó escapar, pero cayó al suelo y fue apuñalado más de 20 veces. Murió en el hospital una hora después.

Su padre recibió entre cinco y siete estoques. Estuvo en cuidados intensivos todo el fin de semana. No resistió y falleció el lunes. En el ataque, fueron heridos también el cuñado de Sergio y un tío de su esposa.

Ocho detenidos con antecedentes

El sangriento episodio conmocionó a esa localidad del sur correntino. Vecinos y amigos de las víctimas destruyeron a mazazos muchos de los puestos de venta ubicados a lo largo del predio del santuario, sobre la ruta 123, enfrente a la vivienda de Sergio Canteros y su familia.

La Policía detuvo a ocho sospechosos, acusados de doble homicidio calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso real y doble tentativa de homicidio calificado. El caso está a cargo del fiscal Adrián Casarrubia.

Según fuentes policiales, los sospechosos tienen antecedentes por robos y violencia de género. Uno de ellos se había fugado dos veces de la comisaría local.

La esposa de Sergio relató a los medios que los problemas con los atacantes comenzaron hace cuatro años, cuando los “administradores” del santuario del Gauchito Gil colocaron un colectivo que tapaba su negocio, para después usar todo el frente de las fincas que pertenecen a su familia como estacionamiento.

Pero la gota que colmó el vaso -según contó- fue cuando sus futuros atacantes empezaron a levantar nuevos puestos de venta frente a sus propiedades: “Allí fue Sergio y les destruyó uno”, relató. Acto seguido, comenzaron las amenazas, que el viernes desembocaron en el doble crimen.

Hombre devoto y justiciero

La mujer dijo que su esposo era muy devoto del Gauchito Gil, como la mayoría de la gente en esa parte de Corrientes, y que cada vez que iba a salir le rezaba a una imagen de madera de su santo.

“Tenía el santuario enfrente, pero no quería cruzar ni para prender una vela. Hace varios años que el predio dejó de ser un lugar de fe para transformarse en una villa”, afirmó Yésica.

Son muchos los vecinos de Mercedes que reclaman que el santuario se volvió un sitio de lucro, drogas y alcohol. Este lunes empezó a circular un pedido para que el gobernador Gustavo Valdés desplace a la comisión actual y nombre nuevos responsables.

Sergio Canteros y su padre Julio César.

Judiciales

Acampe docente: condenan a Gurina y Sánchez por desobediencia y corte de calle

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condenas a Monica Gurina y Leandro Sanchez

Para la Justicia misionera, los docentes y dirigentes sindicales Mónica Gurina y Leandro Sánchez cometieron delitos durante el acampe que interrumpió el tránsito sobre lo avenida Uruguay a mediados del año pasado durante una protesta multisectorial en reclamo de mejoras salariales.

Así lo determinó esta tarde la jueza Correccional y de Menores Uno de Posadas, Marcela Leiva, quien como presidenta del tribunal unipersonal encargado de llevar adelante el juicio oral decidió condenar a ambos trabajadores de la educación como coautores de los delitos de “desobediencia judicial y entorpecimiento del normal funcionamiento de los medios de transporte”, misma imputación con la cual llegaron a esta instancia.

Las penas impartidas fueron 10 meses de prisión en suspenso para Gurina y 8 meses de prisión en suspenso para Sánchez, quienes además deberán realizar 8 horas mensuales de tareas comunitarias dando clases en comedores infantiles.

Los fundamentos del fallo serán comunicados el 1 de diciembre, jornada para la cual el colectivo de docentes y trabajadores de la educación unidos en acompañamiento a los ahora condenados anunció un paro con posible movilización hacia el Palacio de Justicia, donde esta mañana volvieron a montar una vigilia y luego reclamaron que el veredicto busca “criminalizar la protesta”.

La defensa de los docentes, encabezada por el abogado Eduardo Paredes, junto a Roxana Rivas y María Laura Alvarenga, adelantó que una vez conocido los argumentos apelarán el fallo y de ser necesario insistirán hasta llevar el caso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).

La fiscal María Laura Álvarez fue la primera en alegar y solicitó condenas para los imputados.

“No hay derecho absoluto”

El fallo se ajustó casi en su totalidad con el planteo efectuado previamente por la fiscal María Laura Álvarez, que al momento de su alegato consideró que ambos docentes habían cometido los delitos imputados en el marco de la protesta realizada el año pasado y, por ende, pidió 1 año de prisión en suspenso para Gurina y 10 meses en suspenso para Sánchez.

Álvarez argumentó que el mayor pedido contra Gurina fue porque ella “tenía un plus en la ejecución” de las acciones enmarcadas en la protesta y el acampe instalado sobre la avenida Uruguay, casi Trincheras de San José, una cuadra antes del campamento similar montado por agentes policiales frente al Comando Radioeléctrico Uno.

En su alegato, la fiscal remarcó los perjuicios económicos sufridos por unos 80 comerciantes de la avenida Uruguay, tomando como ejemplo a Gustavo Cardozo, dueño de Vicar Muebles, que como testigo declaró que sus ventas bajaron un 40% durante los días que duró la protesta.

Consideró, además, que ambos docentes incumplieron en forma “dolosa” con la orden de despeje de la calle emitida por el juez Ricardo Balor y para ello se apoyó en las declaraciones de varios agentes policiales que hoy comparecieron como testigos, entre ellos Mariela Acosta, mediadora de la fuerza provincial.

“Nadie está en contra del derecho a la protesta, pero la Corte dijo que no hay ningún derecho absoluto”, expresó Álvarez que anoche además presentó un escrito solicitando que la audiencia de hoy se restrinja al público.

En sus argumentos, expuso que el martes se sintió “coaccionada, intimidada y acosada” por el público que acompañaba a los docentes enjuiciados.

La defensa se opuso y la jueza Leiva también, que aceptó el ingreso del público, aunque reiteró las normas de comportamiento. Lo que no hubo fue transmisión oficial en vivo, como suele en la mayoría de los debates orales, salvo excepciones como casos de abuso sexual donde prevalece el derecho a la intimidad de la víctima.

Sánchez reinvidicó el derecho a protesta al dar sus últimas palabras, poco después de sufrir un cuadro de presión alta.

“Fue un hecho público y multitudinario”

En defensa de los imputados alegaron los tres letrados del equipo técnico legal, siendo Paredes y Rivas los principales oradores.

En primer término, Paredes realizó un repaso de las luchas sociales y conquistas de derechos obtenidas en el marco de protestas en las calles. A nivel nacional mencionó la protesta del campo contra la resolución 125 que lideró Alfredo De Angeli -hoy senador nacional- y en materia provincial recordó el tractorazo que derivó en la creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym).

“Hubo tractores sobre la plaza, se cortó el tránsito, los empleados apenas podían ingresar a la casa de gobierno. Aún así, el gobierno reconoció que eran derechos constitucionales y no tomó ninguna medida. Así salió el Inym y el gobierno provincial nunca impulsó un proceso”, ejemplificó.

Rivas, por su parte, consideró que la causa carecía de pruebas para dar por acreditada las acusaciones. “Fue un hecho público y multitudinario. No hay pruebas de que ambos hayan ‘liderado’ la protesta. Esto era, además, multisectorial. Es imposible endilgarle un ‘poder de dirección’ en los hechos”, apuntó.

También cuestionó que “los daños económicos en los comerciantes son presumido, no está acreditado” y aseveró que “la salida acá es entender que este conflicto ya se resolvió en sede administrativa”.

En consecuencia, la defensa pidió la absolución de los acusados o, en forma subsidiaria, la aplicación del estado de necesidad justificante o del estado de necesidad disculpante.

Los planteos defensivos no prosperaron. Tras más de dos horas de deliberación, la magistrada Leiva regresó a la sala con el veredicto y por secretaría se leyó la condena para ambos docentes.

La sentencia de la jueza Marcela Leiva fue impartida poco después de las 14.

 

Gurina y Sánchez en juicio: “Ir al acampe fue colectivo y asambleario”

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Judiciales

La defensa pidió la absolución y hay cuarto intermedio hasta sentencia

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Tras el pedido de absolución planteado por la defensa, los docentes y dirigentes sindicales Mónica Gurina y Leandro Sánchez hicieron uso de sus últimas palabras antes del cuarto intermedio para deliberar la sentencia por parte de la magistrada Marcela Leiva.

Sánchez, visiblemente emocionado y hasta con un cuadro de suba de presión, reinvindicó el derecho a protesta e insistió en el carácter asambleario de todas las decisiones tomadas durante la protesta del año pasado. “No tenemos liderazgos, tenemos asambleas en las plazas“, señaló.

Y afirmó: “No somos el diablo. Somos ciudadanos insurrectos, que no soportan la injusticia y no se resignan a ser maestros sin casa”.

A lo que agregó: “Si nos condenan, van a condenar la protesta social. Sentarán un precedente para el país y se llenarán las cárceles de maestros y trabajadores”

Gurina también se expresó brevemente y adhirió a las palabras de su colega.

Luego, la jueza Leiva dispuso un cuarto intermedio por tiempo indeterminado para deliberar y dictar sentencia.
Minutos antes, la fiscal María Laura Álvarez había solicitado penas de 1 años y 10 meses de prisión en suspenso para los imputados, siendo el mayor pedido contra Gurina.

La fiscalía pidió condenas contra Mónica Gurina y Leandro Sánchez

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La fiscalía pidió condenas contra Mónica Gurina y Leandro Sánchez

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La fiscal María Laura Álvarez solicitó 1 año de prisión para Mónica Gurina y 10 meses de prisión para Leandro Sánchez.

El cumplimiento de la pena es en suspenso, es decir, que no implica ir a la cárcel y también contempla la realización de tareas comunitarias.

Para la fiscalía, ambos fueron coautores de los delitos de “desobediencia judicial” y “entorpecimiento del normal funcionamiento de los medios de transporte”, misma imputación bajo la cual llegaron a juicio oral.

Alvarez argumentó que el mayor pedido de pena fue para Gurina porque “tenía un plus en la ejecución” de las acciones enmarcadas en la protesta y el acampe docente desarrollado entre mayo y junio de 2024.

En su alegato, la fiscal remarcó los perjuicios económicos sufridos por los comerciantes de la avenida Uruguay y el entorpecimiento del transporte.

“Nadie está en contra del derecho a la protesta, pero la Corte dijo que no hay ningún derecho absoluto”, expresó Álvarez.

A continuación es el turno de alegar a la defensa de los docentes imputados y más tarde la jueza Marcela Leiva dictaría sentencia.

Comenzó el segundo día de juicio a Mónica Gurina y Leandro Sánchez

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