Policiales
Condenaron al renovador Barboza por haber matado borracho
Después de cuatro postergaciones, finalmente se llevó a cabo el juicio oral y público contra al ex intendente de Arroyo del Medio, Cristóbal Barboza, quien el 19 de junio de 2016 protagonizó al mando de una camioneta de su comuna, un choque que le costó la vida al remisero Alberto Mario Andersson, de Alem.
Por ese hecho, la jueza Correccional y de Menores Uno de Posadas, Marcela Leiva, lo condenó a cinco años de prisión de cumplimiento efectivo. La pena estuvo en sintonía con lo que había requerido la fiscal María Laura Álvarez, quien consideró en su alegato que el desplazado jefe comunal había actuado con total desprecio de la vida ajena al manejar totalmente ebrio y por el medio de la calzada de la ruta nacional 14.
El fallo se conoció a las 12.30, cuatro horas después del inicio del proceso. Al hombre lo encontraron culpable del delito de “homicidio culposo agravado”. Y además del encierro, lo castigaron con diez años de inhabilitación para conducir.
Además, se remitieron a la Fiscalía en turno los certificados médicos firmados por distintos profesionales que atendieron al acusado por supuestas afecciones de salud que tenía y que le sirvieron como argumento no haber enfrentado antes el juicio. El objetivo es que se investigue si esos médicos mintieron en sus diagnósticos para favorecer al acusado.
Barboza cumplirá su condena en la Unidad Penal Uno de Loreto. Los fundamentos serán leídos el 14 de noviembre. En su alegato, la fiscal Álvarez fue contundente con Barboza: era imposible que por el grado de alcohol que presentaba en sangre, 2,14, haya tenido el dominio necesario para conducir.
No pasó por alto el hecho de que el ex intendente se haya negado a que le sacaran sangre para una eventual contraprueba del test positivo de alcoholemia. “Para la Ley Nacional de Tránsito, eso es una falta grave”, sostuvo.
“El alcohol es responsable del 73% de las muertes en accidentes viales en la Argentina.
Hay 20 muertes diarias por esa causa. En Misiones, en 2018, ya murieron 253 personas en accidentes de tránsito. En 2017, habían sido 354”, apuntó, y le pidió a la jueza Leiva: “La sociedad exige condenas ejemplares, que tengan efectos disuasorios” .
“La violación al deber de cuidado que tuvo Barboza fue el desencadenante del resultado muerte”, remató.
Álvarez cuestionó lo que consideró “evasivas” del acusado para afrontar el debate oral. Recordó las cuatro veces anteriores que se lo citó a juicio y adujo problemas de salud. Precisamente, esas afecciones fueron puestas en duda por la fiscal. “La última vez que se lo llamó, justificó su ausencia en razones climáticas”, agregó.
Finalmente, indicó que en dos años y medio, nunca se contactó con la familia Andersson para pedir perdón. Y que recién lo hizo brevemente en el juicio, “como estrategia de defensa”. “No sorprende la imputación de la Fiscalía, porque Cristóbal Barboza desde un primer momento fue tratado como un ciudadano de segunda”, sostuvo en el inicio de su alegato el abogado Walter Duarte.
“Por presunción de los oficiales actuantes, al decir que tenía aliento etílico, lo convirtieron en un ciudadano de segunda. Fue llevado a un centro asistencial 11 horas después del hecho, por dolores abdominales y de cabeza”, añadió.
Duarte reiteró que la defensa desconoce el test de alcoholemia, “porque fue hecho por un personal no adiestrado y porque no se determinó si el aparato estaba calibrado u homologado”. “El sistema utilizado no es concluyente, porque no se hizo la contraprueba”, añadió.
El otro defensor, Horacio Skanata, añadió que “no se resguardó el lugar del hecho, ni se pudo descartar que pudo haber culpa concurrente”. Finalmente solicitaron la absolución. Ya al principio del debate habían planteado la nulidad de las pericias, pero la jueza Leiva había rechazado el pedido por “extemporáneo”.
Misiones Online
Policiales
Investigan explotación laboral de jóvenes mbya en campos de Brasil
En el Juzgado Federal de Oberá se tramita una causa que investiga posibles delitos de captación y explotación laboral de aborígenes misioneros en territorio brasileño, un drama que como antecedente más reciente tiene un rescate de catorce víctimas durante la inspección de un campo de pepinos en Itapiranga, a pocos kilómetros de la frontera con Misiones.
En ese caso se había relevado que en el lugar los indígenas argentinos eran sometidos a trabajo en condiciones similares a la esclavitud, residiendo en condiciones insalubres, sin herramientas ni elementos de seguridad adecuados, expuestos a pesticidas y agrotóxicos, sin agua potable ni alimentos en buen estado.
Tampoco estaban registrados ni recibían un salario formal, un cúmulo de irregularidades que derivó en la intervención de la Fiscalía de Trabajo de Santa Catarina, cuyas autoridades a comienzos de octubre dictaron un embargo de bienes preventivo en contra de dos productores rurales apuntados por el hecho.
En ese marco, fuentes consultadas por La Voz de Misiones confirmaron que en el Juzgado Federal de Oberá, a cargo del magistrado Alejandro Gallandat Luzuriaga, actualmente tramita una causa que investiga delitos similares en perjuicio de al menos tres integrantes de las comunidades mbya guaraní Jejy Mirí de El Soberbio y El Pocito de Capioví.
Según explicaron, por el momento se dispuso que los tres jóvenes mbya presten declaración en Cámara Gesell y a partir de allí se evalúen próximas medidas.
En esa línea, precisaron que en caso de confirmarse que haya delito, el juzgado tendrá competencia para investigar lo concerniente a la “captación”, pero respecto a la “explotación” la competencia corresponderá a la Justicia brasileña, hacia donde se remitirían los informes con las declaraciones y los elementos probatorios que pudieran recogerse en la pesquisa.
Policiales
Detuvieron a soldado retirado que se atrincheró armado en su vivienda
En la madrugada de este viernes, tras el aviso de un familiar, agentes de la Policía de Misiones asistieron a un soldado retirado que permanecía armado y alterado en su vivienda, ubicada en calles 124 y 137 de la chacra 249 de Posadas, donde fue asistido y posteriormente lo detuvieron.
Según fuentes policiales, se trató de una intervención de alta complejidad, donde los agentes negociadores, junto a grupos tácticos especializados, lograron desactivar la crisis del hombre, evitando un desenlace trágico y garantizando la seguridad de todos los involucrados.
El hombre fue identificado como Aldo S. de 55 años de edad, retirado del Ejército Argentino, y ante la gravedad de la situación, efectivos de la Comisaría 13.ª, con apoyo del Grupo de Operaciones Especiales (G.O.E.), la Comisaría de la Mujer Zona Oeste y bajo la supervisión del Juez de Instrucción Uno, a cargo de Juan Manuel Monte, implementaron un anillo de seguridad y aplicaron el protocolo de negociación en crisis, con la intervención de profesionales del Departamento de Negociación de la Policía de Misiones.
Protocolo
Durante más de una hora, los negociadores mantuvieron diálogo controlado y técnicas de contención verbal con el hombre, logrando que depusiera su actitud. Una vez asegurado el perímetro, el personal táctico ingresó al domicilio y redujo al sujeto de manera segura, sin que se registraran heridos.
En el lugar, se procedió al secuestro de una pistola High Power calibre 9 milímetros, con su respectivo cargador y 12 cartuchos, elementos que fueron entregados a la División Policía Científica Itaembé Guazú para su peritaje.
En paralelo, los efectivos brindaron asistencia a una mujer de 52 años, quien sería la concubina del involucrado. La misma se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico, siendo trasladada en ambulancia al Hospital René Favaloro, donde recibió atención médica y contención psicológica.
Finalmente, el hombre fue trasladado a sede policial a disposición de la Justicia, mientras que la mujer continúa siendo acompañada por el Gabinete Interdisciplinario de la Policía de Misiones, compuesto por psicólogos y psicopedagogos que brindan asistencia integral tras situaciones de crisis.
Liberan a ex soldado y sigue el misterio sobre la mujer asesinada en Irigoyen
Judiciales
Escobar se defendió y apuntó a Tabarez: “Le tiró patadas de punta” a Guirula
El ex policía Ricardo Rafael Escobar (42) se defendió de las acusaciones efectuadas un día antes por dos de sus consortes de causa en el juicio por la muerte del albañil Carlos Raúl Guirula (33) y sumó incriminaciones hacia la ex oficial Lourdes Beatriz Tabarez (42), una de las principales apuntadas por el procedimiento que resultó de manera mortal.
“Reconozco que le apoyé el pie en la espalda al detenido, pero lo hice sin ejercer fuerza. Lo hice por mi seguridad, por la del detenido y por la de mis amigos”, esgrimió Escobar en respuesta a las declaraciones dadas ayer por los ex policías también imputados Carlos Alberto Da Silva (35) y Carlos Alberto Zidorak (35).
En ese sentido, Escobar también negó haber “saltado” encima de Guirula durante el traslado del detenido desde el motel Park hasta la comisaría Decimotercera. “Yo no voy a aceptar que se diga que yo iba saltando encima del detenido. No sé si hay testigos civiles que pueden decir eso, son dos camaradas los que hoy me están acusando. Si fue así tan aberrante como dicen por qué nadie me paró”, arremetió.
Al momento del hecho, él cumplía funciones en el Comando Radioeléctrico I de Posadas y fue parte del primer patrullero Chevrolet Corsa que acudió al motel en modo de apoyo.
“Cuando llegamos estaban -Claudio Marcelo- Servián -otro policía imputado- y Da Silva estaban forcejeando con Guirula para sacarlo del auto. Tabarez entró por la otra puerta y estaba pateándole para que salga”, recordó.

Escobar es el tercer imputado que declara desde el inicio del debate. De fondo, el fiscal Vladimir Glinka.
Sobre Tabarez además apuntó que “ella estaba exaltada” y cuando el fiscal Vladimir Glinka le pidió que sea más preciso describió: “Le gritaba hijo de puta, quién te crees que sos, te voy a procesar por pegarle a una mujer”.
No fue lo único que declaró contra la oficial que aquella madrugada del 19 de julio de 2014 era la encargada del procedimiento. Escobar sostuvo que la mujer “le tiró patadas de punta en la cabeza y en la parte de abajo” a Guirula cuando ya estaba en el piso aunque sin esposas.
El imputado ratificó que se arrojó gas pimienta contra el albañil para poder reducirlo, aunque negó haber sido él quien le impartió esa orden a Lucas Nahuel Saravia Allosa (37), otro de los ex uniformados que hoy ocupan un lugar en el banquillo de los acusados.
Los seis ex uniformados afrontan una imputación por “tortura seguida de muerte” y “ocultamiento de pruebas”, acusación bajo la cual son pasibles de ser condenados a prisión perpetua. Todos cuentan con abogados defensores diferentes.
Búsqueda y cuarto intermedio
La declaración de Escobar fue lo único que ocurrió este jueves en el marco de la tercera jornada del debate oral que se lleva adelante en el Tribunal Penal Dos de Posadas, presidido por el magistrado Gregorio Busse e integrado con los jueces de instrucción Fernando Verón y Miguel Mattos como vocales subrogantes.
La audiencia de hoy preveía oír el testimonio de las dos chicas que aquella madrugada estaban junto a Guirula y otros amigos en el motel y son consideradas “testigos presenciales” del hecho, aunque ninguna pudo ser localizada a pesar de los intentos de la Dirección de Investigaciones Complejas de la fuerza provincial.
El fiscal Glinka insistió en persistir con la búsqueda de ambas y el juez Busse dispuso que se arbitren los mecanismos necesarios para dar con el paradero o encargarle esa misión a funcionarios de otra fuerza de seguridad.

Zidorak, Allosa y, por último, Escobar. Los imputados son seis en total.
El juicio se reanudará el próximo martes con la declaración de otros siete testigos, entre ellos médicos forenses que realizaron el examen de autopsia al cuerpo del fallecido.
Según consta en los informes de ese estudio, Guirula falleció como consecuencia de una suma de golpes en distintas partes del cuerpo que provocaron un edema cerebral y fracturas costales, múltiples y bilaterales, que provocaron una contusión pulmonar y una insuficiencia respiratoria aguda.
El hecho ocurrió el 19 de julio de 2014 cuando Guirula fue detenido en el motel Park en medio de una serie de disturbios por no querer pagar dos botellas wiskis, aunque trabajadores del lugar declararon que el conflicto ya había solucionado cuando llegó el primer móvil encabeza por la oficial Tabarez.
Tras ser reducido, el albañil fue trasladado en la cajuela de un patrullero Toyota Hilux y llegó muerto a la comisaría Decimotercera, ubicada a 7 avenidas del motel.
Policía imputado declaró que Escobar y Tabarez patearon a Guirula en el piso
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