Ambiente
Preocupación por suba del nivel del mar que afecta a varias ciudades argentinas

El nivel aumentó unos 15 cm durante el siglo XX, y está subiendo dos o tres veces más rápido. Unas 300 millones de personas podrían verse afectadas para 2050 en todo el mundo.
BUENOS AIRES. La Bahía de Samborombón, el Delta, las costas de Quilmes y más al sur, Playa Unión, Río Gallegos y Río Grande son algunas de las zonas con mayor cantidad de tierras en riesgo.
La suba del nivel del mar o las inundaciones extremas generadas por la crisis climática, según una nueva simulación publicada por Nature Communications da cuenta de que alrededor del mundo unas 300 millones de personas podrían verse afectadas por estos fenómenos para 2050.
Desde 1960, la región subtropical de Argentina ha estado experimentando un aumento en las lluvias. Aunque esto beneficia a las cosechas, el incremento se ha combinado con episodios de El Niño, lo que causó lluvias fuertes y frecuentes y la consecuente inundación de áreas rurales y urbanas.
El último reporte elaborado por los expertos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), indica que el nivel del mar aumentó unos 15 cm durante el siglo XX, y está subiendo dos o tres veces más rápido.
Para 2100, podría crecer entre 30 y 60 cm si las emisiones de gases se reducen drásticamente, y entre 60 y 110 cm, si éstas continúan aumentando.
Federico Isla, coautor de ese reporte y director del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, explica que la amenaza más grande para nuestro país no es tanto la suba del nivel oceánico, sino los cambios en las recurrencias de lluvias y sudestadas en las tierras bajas.
“Si aumentan las sudestadas va a haber problemas en el frente del Delta y en la planicie que se inunda habitualmente Berisso, Ensenada, Quilmes y Berazategui. Y si esto fuera más frecuente, como indican los modelos, va a pasar más seguido”, asegura.
Los impactos de las marejadas alrededor del Río de la Plata causadas por tormentas –lo que incluirá a Buenos Aires -, pueden ser graves tras la combinación de tormentas y mareas altas.
Con sólo un aumento de 50 cm del nivel del mar, 600.000 personas en Buenos Aires podrían verse afectadas por las marejadas y unos USD 23.000 millones en infraestructura correrían peligro.
Actualmente, cerca de 200.000 personas en el Gran Buenos Aires se ven afectadas por mareas tormentosas. Con un aumento del nivel del mar de 50 cm, este número podría triplicarse.
La costa sur de la Bahía de Samborombón también podría sufrir la pérdida de territorio debido a la pendiente poco profunda de algunas de sus áreas costeras y a las estructuras blandas de los sedimentos costeros.
“Estas simulaciones [como la del estudio] son preocupantes. Especialmente para los lugares en donde ya se sufre la erosión costera, por ejemplo, en la costa bonaerense.
Desde los 90 estamos midiendo y viendo retrocesos. Eso no quiere decir que siempre tenemos un metro por año sino que hay años en que no retrocede y en otros, por ejemplo, las tormentas provocan un retroceso de tres o cuatro metros”, agrega Isla.
Un poco más al sur, en las costas de Pehuen Có, la situación es urgente. Cada nueva tormenta genera una suerte de acantilados en el médano. Los intentos de frenar el fenómeno se hacen con bolsas de arena. “Esas bolsas de arena van a terminar hundidas en la playa”, sostiene Isla.
El experto indica que a estos problemas se suman los episodios de la Corriente El Niño, algunos muy fuertes. De hecho, los años en los que el fenómeno recrudece se denominan Niño Godzilla, como para dar una idea de la magnitud.
“Aunque el fenómeno en 2015 y 2016 no trajo consecuencias tan graves en esta latitud, en la temporada 1982/83 multiplicó el ancho de la superficie costera del Paraná”, detalla Isla.
La Patagonia argentina no queda fuera de estas amenazas climáticas: las costas de Chubut, alrededor de Rawson su capital; Río Gallegos, en Santa Cruz o Río Grande, en Tierra del Fuego.
“En Río Gallegos la amenaza se cierne sobre las marismas, especialmente porque se ha construido en zonas aledañas”, sostiene el experto argentino.
Los efectos y las consecuencias en las ciudades costeras dependen de las proyecciones de los modelos y de las acciones climáticas que se tomen en la próxima década.
Mientras muchas ciudades ya empiezan a trabajar en la adaptación para estos nuevos escenarios, otras, especialmente en los países en vías de desarrollo aún no se percibe la urgencia.
El modelo elaborado Nature Communications y Climate Central utiliza varios escenarios con la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero y de la velocidad del deshielo.
En función de estos parámetros el nivel del mar aumenta más o menos y, por lo tanto, varía el número de personas que viven en las zonas afectadas.
Así, las proyecciones para 2050 no ofrecen grandes diferencias respecto a los afectados. La gran variación se daría a finales de este siglo.
Para 2100, en el escenario más optimista (una rápida reducción de los gases de efecto invernadero y un deshielo menos acentuado) en la zona roja de inundaciones habría 340 millones de personas.
En el peor de los escenarios (con un incremento de las emisiones y un nivel de deshielo alto) esa cantidad se elevaría hasta los 480 millones en 2100.
El reporte muestra que las peores consecuencias se ven en territorios insulares como las Maldivas y Bangladesh, y también en las Islas Salomon; hasta se plantea alquilar tierra en otros países.
“Irremediablemente, en la Antártida se empezarán a derretir las plataformas de hielo y eso contribuirá al aumento del nivel de los océanos. En la Argentina, las sudestadas van a ser más frecuentes y también las inundaciones en la cuenca del Paraná.
Algunas ciudades costeras deberían preocuparse de diseñar nuevos sistemas de drenaje para que las aguas sean evacuadas rápidamente. Hoy estamos en riesgo», aseguró Isla.
Un total de 135 países, principalmente China, Bangladesh, India, Vietnam, Indonesia y Tailandia serán los mayores afectados y con el mayor impacto si no se toman medidas de protección, ya que en sus zonas costeras viven aproximadamente 237 millones de personas.
El director de Climate Central, Benjamin Strauss, destacó a la prensa que el Acuerdo de París contra el cambio climático “debería ser suficiente” para evitar los peores escenarios. Sin embargo, explicó que no se puede corroborar este escenario por las emisiones contaminantes del planeta.
“Muchos de los efectos del cambio climático son ya irreversibles, pero nunca será demasiado tarde para que reduzcamos sus efectos reduciendo la contaminación “, indicó Strauss.
Según el estudio, China tendría el mayor número de afectados con 93 millones de personas expuestas a las inundaciones, seguido de Bangladesh, con 42 millones; India, con 36 millones; Vietnam, con 31 millones; Indonesia, con 23 millones y Tailandia, con 12 millones de personas.
Ambiente
Dos años de prisión para los cazadores que mataron un yaguareté en Formosa

Este miércoles, el Juzgado Federal Uno de Formosa sentó jurisprudencia en el país al condenar por primera vez a cuatro hombres que mataron, carnearon y comieron a un yaguareté en julio del 2024 y ahora deberán pasar dos años en prisión efectiva. La especie fue declarada Monumento Natural Nacional en 2001 y se encuentra en peligro crítico de extinción por la caza furtiva y la deforestación de su hábitat.
Los acusados Máximo Cisneros (60), dueño del campo donde cazaron al ejemplar, y los tres peones rurales involucrados, Viterman Ponce De León (37), Walter Hugo Ponce De León (44) y Claudio Cisneros (29), admitieron la comisión del delito en la segunda audiencia de debate oral y firmaron un acuerdo de juicio abreviado que fue homologado por el magistrado Pablo Morán.
El magistrado formoseño impuso una pena de dos años de prisión efectiva a los cuatro imputados por cazar a un ejemplar de la especie, protegida por la Ley 25.463, y los condenados consiguieron un permiso especial para trabajar.
Con el veredicto del Juzgado Federal Uno de Formosa, los implicados fueron detenidos inmediatamente para comenzar el cumplimiento de la pena.
El caso
Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros.
De acuerdo a la defensa de los ahora condenados, todo comenzó con la desaparición de una vaca lechera de la chacra que los cuatro salieron a buscar armados y con perros por la zona.
Cuando finalmente la hallaron, la vaca estaba muerta y cerca de su cuerpo se encontraba el yaguareté que, según el mismo testimonio de los acusados, “trituró” a dos de los perros que los acompañaban y en “defensa propia” Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.
Sin embargo, tras matar al yaguareté, los cazadores se fotografiaron sonrientes junto al cuerpo a punto de ser carneado para luego comérselo. En tanto, la Justicia nunca logró dar con la piel del animal, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.
Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia y dio inició a la investigación que resultó con la primera condena de su tipo en el país.
Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.

En un juicio abreviado, los cuatro cazadores fueron condenados a dos años de prisión.
Ambiente
Juzgan por primera vez en el país a cuatro hombres por cazar a un yaguareté

Un juicio oral y público sin precedentes en el país inició este martes en el Juzgado Federal Uno de Formosa contra cuatro hombres acusados de matar, carnear y comer a un yaguareté en julio del 2024. La especie está en peligro crítico de extinción en Argentina y se calcula que solo quedan entre 200 y 300 ejemplares.
Máximo Cisneros, Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León son las primeras personas en ser juzgadas por la caza de un yaguareté en la Argentina y podrían ser condenados a una pena de hasta tres años de prisión.
Los hechos ocurrieron a fines de julio del 2024 entre las localidades formoseñas Ibarreta y Estanislao del Campo, en la propiedad de Máximo Cisneros. De acuerdo a lo relatado por los involucrados, todo comenzó por la desaparición de un animal vacuno de la chacra.
Armados y acompañados de perros, Máximo Cisneros junto a Walter Hugo Ponce De León, Claudio Cisneros y Viterman Ponce De León, tres changarines que trabajaban en la zona, salieron en busca de la vaca perdida.
Para cuando los cuatro hombres encontraron a la vaca, estaba muerta y cerca de sus restos se hallaba el ejemplar de yaguareté.
Según el testimonio de los acusados a la prensa, el yaguareté los empezó a “atacar” y “trituró” a dos de los perros. Fue en ese momento que, “en defensa propia”, Claudio Cisneros ejecutó el disparo que le quitó la vida al ejemplar.
Sin embargo, luego de matar al yaguareté, se fotografiaron sonriendo junto al cuerpo antes de ser carneado, para después comerlo. En tanto, la Justicia nunca pudo hallar la piel del ejemplar, por lo que la principal hipótesis es que fue comercializada.
Juicio histórico
Las fotografías que se habían tomado los cuatro involucrados junto al animal llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (PNCMNY), quien realizó la denuncia.
En consecuencia, la Policía formoseña allanó el campo de Máximos Cisneros, quien ante la presencia de los uniformados intentó huir, pero fue detenido.
Un mes después, los otros tres señalados que tenían pedido de captura se presentaron ante la Justicia y permanecieron detenidos hasta que obtuvieron la prisión domiciliaria.
Finalmente, los cuatro imputados son juzgados por matar, carnear y comer a un yaguareté. La condena del tribunal podría sentar jurisprudencia y establecer un precedente clave en la protección de especies en peligro crítico de extinción.
El yaguareté está en peligro crítico de extinción desde el 2001 debido a la caza furtiva y la perdida de su hábitat. La especie está protegida por la Ley 25.463, que lo declaró Monumento Natural Nacional.
Se calcula que en Argentina quedan entre 200 y 300 ejemplares del felino más grande de América, de los cuales la mayoría se encuentran en la selva misionera.
Ambiente
Registraron un yaguareté en el el Valle del Cuña Pirú después de tres años

El equipo de Red Yaguareté rastreó un ejemplar del “tigre criollo” dentro de un área monitoreada con cámaras en el Valle del Cuña Pirú. Si bien el hallazgo fue celebrado, los miembros de la organización solicitaron al Ministerio de Ecología “poner fin, sin contemplaciones, a la caza en toda la región”.
El anuncio fue dado en las últimas horas, a través de sus redes sociales, mediante un comunicado en el que detallaron: “Huellas inconfundibles en el barro de una picada nos devolvieron la alegría”.
Finalmente, esta semana las marcas fueron reconfirmadas con nuevos hallazgos, por lo que aseguraron: “El Valle del Cuña Pirú nuevamente alberga a un yaguareté”.
Se trata del primer ejemplar registrado luego de más de tres años: “La espera pareció eterna y fue sumamente preocupante, luego de un esfuerzo descomunal que modificó para siempre la convivencia del yaguareté con las actividades productivas en Misiones, especialmente la ganadería. El equipo de la Red Yaguareté que durante una década y media trabajó a destajo en el Valle del Cuña Pirú y áreas vecinas, asistió con desolación a la desaparición del gran depredador misionero de las bellas serranías de Aristóbulo del Valle, Ruiz de Montoya y adyacencias”.
Y recordaron: “La habitual presencia de yaguaretés, ampliamente documentada por los monitoreos de la Red, se terminó, y Amboty, el entonces macho residente y dominante, que había sido documentado con cámaras en 209 oportunidades entre 2019 y 2022, no solo no fue vuelto a ver, sino que ningún otro ejemplar tomó su lugar, como venía ocurriendo desde años atrás, en un proceso saludable de intercambio de individuos”.
Con varias amenazas latentes como la “sobrecaza” y el desmonte, la preocupación de los ambientalistas fue ascendiendo al dejar de observar rastros y pistas compatibles con el felino. Pese a ello, quienes tienen como principal objetivo “salvar a los yaguaretés”, continuaron intensificando relevamientos, la colocación de cámaras y los rastrillajes.
“Fueron necesarios tres años hasta que hace unas semanas, a principios de julio, la felicidad fue toda de los yaguareteros, huellas inconfundibles en el barro de una picada nos devolvieron la alegría, que fue reconfirmada esta semana con nuevos hallazgos: EL VALLE DEL CUÑA PIRÚ NUEVAMENTE ALBERGA A UN YAGUARETÉ”, enfatizaron.
Alerta máxima
En el mismo documento la organización se declaró en “estado de alerta máxima” ante el registro de casos de caza furtiva, sobre lo que lamentaron: “la amenaza de la caza inentendiblemente se mantiene a estas alturas sin castigos reales, sigue siendo una tremenda amenaza”.
“En esta zona donde la interacción entre el máximo depredador y las actividades productivas es muy alta, el yaguareté solamente puede sobrevivir si existe una política eficaz de convivencia, no hay otra solución que la de una presencia activa y eficiente de las autoridades competentes junto al desarrollo e implementación de las medidas antidepredatorias y compensatorias que establece la Ley de Grandes Felinos, con eliminación total de amenazas como la caza, los atropellamientos en rutas y la deforestación que continúa vigente”, resaltaron.
Para finalizar, solicitaron al Ministerio del Agro “intervenir activamente para la implementación de medidas de mitigación de depredaciones en todas las propiedades productivas”.
En tanto, al Ministerio de Ecología sugirieron “ponerle fin, sin contemplaciones, a la caza en toda la región. Solo tendremos yaguaretés si se acaban las balas”.
El último relevamiento publicado por la fundación Vida Silvestre en junio del corriente año, alertó sobre una leve baja en la población, con una media de 84 ejemplares a lo largo y ancho de Misiones, cuando el mismo estudio en 2022 contabilizaba 93.
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