Policiales
Ex jugador y barra de Guaraní es el sospechoso del asesinato en la 32-33
La investigación por el crimen de Daniel Alejandro Sosa de 26 años, conocido como “Dani o “Pájaro” sigue ocupando a los investigadores de la Policía de Misiones, quienes en la víspera tomaron varias testimoniales en la chacra 32-33 para reconstruir los minutos previos al desenlace fatal.
POSADAS. Ayer, transcurridas varias horas del terrible hecho ocurrido sobre la avenida Bustamante el domingo, los vecinos no podían entender las razones que derivaron en el asesinato de una persona tan vulnerable.
Y la misma pregunta se hacían los investigadores, quienes no había identificado nítidamente el móvil del crimen.
Lo que sí se pudieron reconstruir fueron los perfiles de los detenidos implicados, quienes permanecen incomunicados a la espera de la declaración indagatoria ante el juez Ricardo Balor.
Se trata de un paraguayo Inocencio A.C., una mujer llamada Romina V. (36) y Ángel Clemente Rojas (45).
Sobre este último recaen las sospechas de ser el autor material del crimen.
Según se pudo reconstruir, en base a varias personas consultadas, se trata de un ex jugador de fútbol, quien logró salir campeón con Guaraní Antonio Franco y Crucero del Norte, pero en la actualidad vivía en condiciones similares a la persona que habría asesinado.
Algunos lo definieron como un gran delantero, aunque con poca conducta. Su paso por La Franja fue muy fugaz, en los 2000.
En Crucero del Norte se consagró campeón de la Liga Posadeña en 2004, el primero de los títulos de la institución, cuando el Colectivero se impuso por penales ante el equipo de Villa Sarita y accedió al denominado Torneo del Interior del año siguiente.
Un memorioso recordó que en ese mismo torneo, cuando Crucero jugó contra Atlético Misiones, hubo una batalla en el campo de juego y Rojas, que lo miraba desde la tribuna por una suspensión, ingresó rompiendo el portón y se trenzó a la piñas.
Devoto del Gauchito Gil y ex convicto (cumplió su condena), en una entrevista en enero del 2014, cuando participó de una celebración en el predio del santo sobre la avenida Las Américas de Garupá. Justamente allí, en el barrio Ñu Porá, tiene su domicilio.
Con tatuajes con tinta desgastada (al parecer tumberos) en ese momento Rojas contó sobre sus logros deportivos y señaló que los 12 años anteriores había viajado a Mercedes para rendirle homenaje al santo criollo en su santuario mayor.
Sin embargo, ese año suspendió su peregrinaje debido a que su mujer estaba embarazada. “Solemos ir a dedo. Al costado de la ruta 12. Por ahí pasa la gente que es muy bondadosa con los promeseros. En Mercedes se comparte todo”, contó entonces el ex futbolista.
Los años y las adicciones, dijeron los que lo conocían, los llevaron por malos senderos y en la actualidad no tenía rumbo ni hogar fijo.
Junto a la mujer detenida, quien es su pareja, cuidaba autos en cercanías a la Placita del Puente (donde fueron detenidos) y ganaban sus pesos con los negocios que allí se presentan.
Por esta razón conocían al remisero extranjero también detenido, a quien los investigadores lo señalaron como un pasero. No se sabe a ciencia cierta qué relación tenía con la víctima. Si, que en la chacra vive su suegro, padre de la detenida, y que por esa razón se encontraba en el lugar.
Momentos previos
A Sosa se le definió como una persona tranquila. Alguna noches dormía bajo el techo de un local más abajo, pero la mayoría de sus horas las pasaba custodiando de un contenedor sobre la avenida Lavalle, muy cerca del lugar, entre Bustamante y Andresito.
Sobre los momentos previos al crimen, entre las 18 y las 19, varios vecinos consultados, dijeron que la pelea comenzó en la vereda opuesta de la pollería donde el indigente encontró la muerte, en uno de los pasillos de chacra. Estaban peleando a los gritos, lo que motivó que varias personas salieran a ver qué ocurría.
Una de las vecinas señaló que al salir vio como Daniel Sosa (26) discutía con su agresor y este lo llevó increpándolo hasta la calle, donde casi lo atropella un vehículo.
En esa instancia, aseguró que amenazó con llamar al 911 si no terminaban con el escándalo, pero que eso no fue suficiente: al llegar al techo del comercio le asestó las estocadas mortales.
“‘Eso te pasa por ser boca grande o abrir la boca’, le decía cuando peleaban. No entiendo cómo pueden hacer algo así, ni a una persona que entra en tu casa te animas a hacerle eso”, agregó indignada y dando una posible pista sobre las razones del crimen.
Según reconstruyó la investigación, luego de concretase el ataque mortal, los tres implicados huyeron del lugar, aunque fueron atrapados minutos más tarde.
La Dirección de Homicidios de la Policía de Misiones interceptó al ex futbolista y su pareja y le secuestraron un destornillador y un teléfono celular que serán peritados.
En el vehículo de Inocencio A.C., un Nissan Wingroad que fue interceptado por Gendarmería Nacional en el puente internacional, se secuestró un cuchillo que también será analizado.
Las múltiples heridas y el celular
En una entrevista con Mirta (22), quien vio cómo el asesino huía en el auto incautado luego de matar al hombre. La joven dijo que el homicida huyó al grito de “la vida no es fácil”.
Desarrolló que estaba llegando a su casa cuando vio que se estacionó en el lugar el vehículo, aunque aclaró que no “vi cuando lo apuñaló; vi a un hombre cuando estaba subiendo al auto y que empezó a gritar que la vida no era fácil. Ahí miró y había un tipo tirado”.
“Esperé un ratito a que se vayan, miré la patente y ahí me acerqué a ver qué pasó con el hombre. En eso veo que tiene dos puñaladas y dificultad para respirar. Ya le estaba costando”, amplió. Entonces llegó la ayuda de un ciclista, quien se encargó de llamar a la Policía.
“Fue una situación horrible, no paraba de sangrar y miraba un punto fijo. Yo le gritaba que no se duerma, que se quede despierto”, dijo aún conmovida.
Contó que otras personas intentaron reanimarlo y al moverlo pudo apreciar que tenía dos lesiones de arma blanca en la zona costal. La víctima, señalaron voceros, tenía varias heridas punzocortantes y aliento etílico.
Esto, a consideración de los profesionales, indicaría que no se trató de una agresión para un robo porque en ese caso “le iba a dar sólo una puntada”. De todas formas, buscan establecer si Sosa tenía celular, ya que no fue hallado.

El Territorio.
Policiales
Detuvieron a un policía sospechado de facilitar la fuga de presos en Irigoyen
Un oficial de la Policía de Misiones que habría facilitado la fuga de siete delincuentes que estaban alojados en la comisaría de Bernardo de Irigoyen fue detenido este mediodía y quedó a disposición de la Justicia.
La detención del uniformado se concretó en la sucursal del banco Macro en Irigoyen, donde el implicado cumplía servicio adicional, adelantaron fuentes consultadas.
El sospechoso fue identificado como Mario O., y sería oriundo de San Antonio. Se le secuestró un teléfono celular que será sometido a pericias.
Del procedimiento participaron los propios camaradas del agente, como así también personal de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic), cuya intervención se dio a pedido del procurador general Carlos Giménez.
La causa está en manos del fiscal de Instrucción Uno de San Pedro, Francisco Javier Insfrán, y del juez de instrucción de la misma circunscripción judicial, Ariel Belda Palomar, quienes dirigieron y supervisaron las primeras actuaciones del caso.
En paralelo, la Jefatura de Policía dispuso la apertura de un sumario administrativo con intervención de la Dirección Asuntos Internos de la institución.
La fuga se registró el lunes a la madrugada, cuando siete sindicados delincuentes de peligrosidad lograron escapar a través de un boquete realizado en el sector de sanitarios de calabozos de la comisaría de Bernardo de Irigoyen.
Los evadidos fueron Alejandro “Dente” Ramos, Emanuel “Pirata” Krourluch, Daniel Simons, Agustín Morais, Jorge Ojeda, Darío Brítez y Juan José Ferreira Álvez, todos acusados por delitos graves como robos calificados y homicidios.
El hecho motivó un mega operativo policial del cual participaron más de 500 agentes abocados a la búsqueda y en exactamente 48 horas todos fueron recapturados.
Atraparon a los últimos tres fugitivos de la comisaría de Bernardo de Irigoyen
Policiales
Su ex la golpeaba y ahora la hostiga diariamente: “Hace 1 año que tengo miedo”
Lo que comenzó como una amistad y luego se encaminó a un proyecto de familia, se convirtió más tarde en la etapa más oscura de la vida de María José Humeniuk (32). Birlado de dinero, golpes, amedrentamiento, control, persecución y hostigamiento, conforman el listado de hechos que la joven denuncia padecer hace más de un año en manos de un posadeño.
Todo comenzó en 2020, cuando la joven oriunda de Concepción de la Sierra, aunque radicada en Posadas, conoció a Bruno Zapelli (35) e iniciaron un vínculo amoroso que duró unos pocos meses. Pasado un tiempo él reapareció en un momento de vulnerabilidad personal y familiar para ella.
“Salimos un tiempo y después fue como que yo me enganché y él no, entonces terminamos. En el 2022 él vuelve a aparecer en mi vida con un mensaje, y bueno, empezamos a vernos. Y justo mi papá en ese momento entró en coma y estuvo ahí por tres meses y medio”, relató María José durante una entrevista telefónica con La Voz de Misiones, donde contó el calvario que padece y dio detalles de las denuncias radicadas contra su ex.
Lo que en ese momento no percibió fue el escabroso entramado que encarnó esa reaparición: “Recién ahora me cae la ficha porque realmente en ese momento ni me hubiese imaginado. Mi viejo entra en coma y él me dice ‘no, porque vos no podés estar sola, yo me voy a quedar con vos’. De esa manera se fue instalando en mi casa. Yo me había enganchado con él en su momento. Se fue quedando en mi casa y me lo tomé bien, pensé que quería estar conmigo. Se quedó él y su hijo, que en ese momento tenía 4 años. Pasó el tiempo, se fue quedando, mi papá fallece y yo heredo una buena cantidad de dinero”.
María José asegura que era ella quien sostenía la economía del hogar, desde la casa, la vestimenta, alimentos, servicios e incluso se encargaba de acompañar al niño en su ingreso y egreso diario a la escuela. “Él se aprovechó en ese momento. Yo había heredado dinero y con un poco me compré un terreno, que es hoy en día donde está mi casa. Empecé a hacer mi proyecto cuando estaba con él. Era como un proyecto de familia”.
Sin embargo, la asimetría se hacía cada vez más visible en la relación, por lo que ella intentó reordenar las reglas que hacían a la convivencia: “Y empezamos a tener discusiones porque yo le decía, si necesitás dinero yo te doy, poné un emprendimiento, hacé algo -le digo- porque no podés estar todo el día en el gimnasio o tomando sol. Él trabaja dos o tres horas en el Parque del Conocimiento por la mañana y el resto del día está en el gimnasio, caminando o corriendo, vive para su cuerpo, el brillar y parecer”.
En ese sentido, remarcó: “A mí se me estaba haciendo pesado con una criatura, más todos los gastos a costa mía. Yo quería empezar el proyecto de mi casa. Después pasó un tiempo, yo estaba en pleno luto, mi papá ya no estaba y no tengo mamá, me quedé sola en la vida y fue como que empecé a fingir demencia en un montón de aspectos”.
Estando sola y en estado de vulnerabilidad, comenzó a emerger un verdadero tormento: “Un día me doy cuenta, voy a pagar el alquiler y me dice el dueño del departamento que me faltaba dinero. Voy a pagar a mi ingeniero y sucede lo mismo. Yo trabajo en la yerba mate, tengo hoja verde. Y en ese momento empecé a desconfiar de la chica que trabajaba en casa, hasta el día de hoy me siento mal por eso”.
“Pasó el tiempo y empecé a notar que Bruno afrontaba gastos con amigos y había dinero que de repente no existía. Ahí se me prendió la lamparita de que el vago me estaba robando. Cuando fallece mi papá yo me hago cargo de la empresa, es decir que yo tenía una tarjeta de débito yerbatera donde ingresaba todo el dinero. Él me sacaba la tarjeta de débito y yo no sabía cuánto me tenía que ingresar porque no tenía ni idea, fue un año entero de ocupar mi tarjeta de débito, de robarme los dólares que me había dejado mi papá, hasta que yo empecé a encuadrar todo y ese fue el día que le digo, te tenés que ir, vos me estás robando”, repasó.
Fue en ese momento que la violencia en todas sus formas comenzó a hacerse cada vez más evidente. “Entonces él me empieza a insultar y yo no me quedé callada. Le dije de todo, que era un ladrón, que era un vividor, entonces viene y me caga a trompadas”, recordó y remató con énfasis: “Pero me caga a trompadas”.

Fragmento de la primera denuncia presentaba
Comienzan las denuncias
Luego de los golpes recibidos, la joven decidió acudir al padre de Bruno para contar lo que había pasado, fue a la Policía, realizó la denuncia y obtuvo un botón antipánico. Previamente, el agresor sostuvo en sus brazos a la perra que compartían juntos y le advirtió: “Si vos me dejás yo le voy a tirar a la perra por la ventana”.
Y según su relato, la pesadilla parecía no tener final: “A los meses veo que el vago pasa por mi casa, yo le estaba paseando a mi perra y presiono el botón antipánico, llamo a la Policía, pero me dicen ‘no le sacaste una foto, no le hiciste un video, entonces no te podemos tomar la denuncia’”.
Sobre ese momento, recordó: “Me sentí totalmente desprotegida porque yo andaba por la vida tranquila, tenía un botón antipánico. Hoy no salgo más de mi casa, realmente durante estos seis meses no salí más de mi casa porque sabía que nadie me estaba protegiendo”.
Y continuó: “Después pasó el tiempo y me lo empiezo a encontrar en lugares, me saludaba como si nada. Un día le dije, no das más de cara dura. En noviembre del año pasado venció su orden de restricción. La denuncia fue hace un año y medio. Ahora hace un año que venció la orden de restricción, entonces el vago durante todo este año, además de pasar por mi casa, porque yo a mi perra la paseo cuatro veces al día y siempre lo veía pasar como para ver qué estaba haciendo, con quién estaba”.
Pero el hombre no solo deambulaba por su casa, sino que la contactaba telefónicamente: “Antes de esto me llamaba y me decía que estaba enfermo, que le estaban por hacer diálisis por todo el anabólico que se tomó, que se iba a morir, que yo le ayude. Yo como una imbécil fui, le acompañé dos veces al doctor a comienzos de este año”.
Sobre lo que aclaró: “Fueron dos veces que le acompañé al médico porque me llamó llorando y después me llamó tres veces diciendo que se iba a suicidar. En la tercera le dije, yo no puedo ni conmigo, voy a poder con vos. Hacete ver, resolvete hermano, yo estoy yendo a terapia. Estuve encerrada mucho tiempo, llorando, hecha mierda, le digo: yo no te puedo ayudar. Punto. Ahí cortamos relación”.
Sin embargo, el control, la persecución y los cruces frente a su domicilio a altas horas de la noche o de la madrugada continuaron hasta la semana pasada, con escenas de celos cuando observó vehículos “extraños” frente a la casa.
“El jueves antepasado hice una reunión acá con amigos, comimos un asado y esto lo vi en la cámara el otro día. Mi amigo, mi último amigo se fue a las 5.55 y a las 5.56 recibo un mensaje de él. El primero fue eliminado. Después de eso era torrencialmente una lluvia de puteadas. Que vos sos una trola, que ya sé que andas con un pelotudo que tiene un Corola, que te voy a prender fuego la casa, que si te encuentro te voy a romper la nariz, te voy a tirar algo por la cabeza, porque vos sos una reverenda puta”, recordó María José, entre otros insultos recibidos.
Y sumó: “También me dijo ‘ahora me vas a ver más de seguido porque ahora tengo una novia que vive en la esquina de tu casa’ que es mentira, me está vigilando”.

Capturas de chats entre Bruno y María
Presunta complicidad
María acudió al padre de Bruno, a su hermano y a su mejor amigo para alertar sobre la situación e intentar “frenarlo”, lo que fue posible, pero sólo temporalmente.
“Cuando hice la primera denuncia fui a hablar con el juez. Después me entero que Bruno estaba del otro lado de la puerta escuchando y que estaba todo arreglado. Que él no va a caer preso nunca porque tiene contactos”.
“No voy más a la Policía porque no me ayudan, si lo hacen me dan un botón antipánico, pero tampoco sirve si yo no hago nada. El sábado yo estaba esperando a alguien a las 13.30, le abrí el portón y cuando salgo veo que el vago estaba parado en la esquina mirando, parecía un enfermo mental. Tuve tanto miedo que la panza casi se me mueve de la taquicardia. Me quedé helada. Dije, este me va a matar”, relató con temor.
Y lamentó: “Hace un año que tengo miedo. Hace un año que dejé de salir a los bares, dejé de hacer un montón de cosas porque tengo miedo porque sé que a mí nadie me cuida. Hay días que a las 5 de la mañana está afuera. Y así todo el día. Si un día vienen mis amigos y cambiaron el auto, él es capaz de reventarle el auto… Y si decido hacer mi vida le va a matar al tipo… El nivel de manipulación y enfermedad que tiene ese chico nadie está tomando en serio y es un chico que anda por la vida cagándose a trompadas con todo el mundo. Se que muchas de las denuncias son del hermano de su mamá”.
La primera denuncia por violencia familiar fue radicada el 28 de mayo de 2024 en la comisaría Cuarta, en tanto, la segunda fue por amenazas y cuenta con el asesoramiento y acompañamiento del letrado Maximiliano Medina.
Policiales
Buscan a dos mujeres desaparecidas hace varios días en Alem
La Policía de Misiones encabeza una intensa búsqueda de una adolescente y una mujer que fueron reportadas como desaparecidas desde hace varios en la ciudad de Leandro N. Alem.
Según indicaron, sos casos diferentes y que, en principio, no tendrían relación entre ambos. La mayor de las mujeres buscadas fue identificada como Teresa María Dos Santos (48), mientras que la adolescente se trata de Dana Jazmín Vázquez (14).
Respecto a Dos Santos, la Policía informó que la mujer reside en el barrio Lopaczek, de donde se ausentó el 30 de noviembre y hasta el momento no regresó.
Ante su ausencia prolongada, su hermana Roselin (55) decidió radicar la denuncia correspondiente por desaparición en la comisaría Primera de Alem. La mujer fue descrita como “de contextura robusta, 1,65 metros de altura aproximada, tez morena y cabello largo castaño claro”.
La adolescente, por su parte, fue vista por última vez el lunes a la tarde, cuando salió de su casa ubicada sobre calle Glazel.
Según indicaron, esa tarde la muchacha salió de su hogar para vender masas dulces en la ciudad, pero nunca más regresó.
“La joven vestía una campera azul con franja roja en las mangas, top beige, pantalón tipo babucha negro y zapatillas negras. Es de contextura delgada, tez morena, 1,60 metros de altura aproximada, cabello ondulado color castaño oscuro a la altura de los hombros y ojos marrones”, detalló la fuerza provincial.
Para ambos casos la Policía despliega un amplio operativo de búsqueda del que participan agentes de diferentes dependencias de la Unidad Regional VI.
De igual manera, solicitan ayuda de la comunidad y ante cualquier información que se tenga sobre el paradero de las chicas desaparecidas ruegan comunicarse con el 911 o bien dirigirse a la comisaría más cercana.
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