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Hay 900 argentinos en un crucero, deambularon por Europa y bajarán en Italia

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El barco zarpó de Buenos Aires el 3 de marzo pero cinco días después quedó varado, sin chances de amarrar en ningún puerto de Europa. Finalmente llegaría a Génova el 21 de marzo. La empresa se comprometió a pagar los vuelos de vuelta, pero no se sabe cuándo

Un grupo de casi 1.000 argentinos atraviesa una situación desesperante desde hace ya 12 días. A bordo de un crucero que hasta ayer estaba sin destino como consecuencia de las restricciones impuestas en casi todo el mundo por la propagación del coronavirus, ahora se dirigen al puerto de Génova, en Italia, donde la situación es dramática, con más de 4.000 muertes.

Según confirmaron desde la empresa Costa Pacífica, la embarcación llegaría el 21 de marzo a destino. Había partido el 3 de marzo desde Buenos Aires y 5 días después quedó varada. En las últimas horas amarró en Marsella, Francia, donde el gobierno de ese país sólo permitió descender a los pasajeros franceses.

Fuentes de Cancillería argentina confirmaron que Costa Pacífico se comprometió a pagar el vuelo de los pasajeros en cuatro aviones, pero el plan se complicó cuando Francia no los dejó bajar, porque la idea era sacar los charters desde Marsella.

Hasta ayer jueves, según la información de la línea 0800 de la empresa en Argentina, se había comunicado que en Italia sólo bajarían los italianos.

Y que a los argentinos y el resto de pasajeros de otras nacionalidades los iban a bajar sólo cuando los gobiernos de Argentina e Italia se pusieran de acuerdo para hacer un traslado al aeropuerto y que desde allí puedan ser repatriados de forma segura a Buenos Aires.

“Muchos de los pasajeros a bordo superan los 60 años y necesitan medicación especial”, aclararon familiares de aquellos que están a bordo, quienes exigen “un comunicado formal y claro de Cancillería y de la empresa del buque sobre el destino del pasaje”.

Desde Cancillería aclararon a este medio que están en contacto desde el 4 de marzo con los pasajeros argentinos, es decir, desde un día después de que hayan zarpado, porque los problemas con el coronavirus ya existían.

“Se complicó porque Francia les cerró las fronteras, pero seguramente vuelvan desde Italia porque la empresa se hizo cargo de eso”, aclaró la fuente, aunque fue sincero con los tiempos: “Están complicados porque no es sencillo armar cuatro vuelos”.

Las autoridades nacionales estiman que, dado que Génova es un foco de infección, los pasajeros se quedarán arriba del barco hasta que la vuelta esté lista.

Los problemas comenzaron el 8 de marzo pasado. “El lunes a la noche bajamos en la ciudad de Maceió, en Brasil, y estábamos muy mal informados. Cuando regresamos al barco, me enteré que algunos argentinos se quedaron allí porque la situación en Europa ya se estaba complicando.

El capitán nunca contó la realidad de Italia. Y de ahí para adelante fue todo un caos”, relató Ricardo Martinengo, de 64 años, a bordo del crucero, que luego pasó por las costas de la ciudad de Dakar, en Senegal, y llegó a Marsella.

Durante los últimos días, mientras los pasajeros esperaban respuestas, las actividades siguieron normalmente. “Vivíamos una doble situación: disfrutando del mar y las cosas que ofrece el servicio y la angustia de no saber dónde y cuándo va a terminar todo esto y cómo vamos a volver”, comentó otro pasajero que prefirió no revelar su identidad.

Hasta el día miércoles de esta semana la empresa Costa les había asegurado a los pasajeros que iban a poder desembarcar en el puerto de Marsella para ser repatriados a través de distintas compañías aéreas. Pero evidentemente eso no ocurrió y este viernes la embarcación puso proa con destino a Génova.

“Esta situación es desesperante, no queremos que nuestros familiares desembarquen en el epicentro del coronavirus de Europa sin tener su regreso asegurado, donde actualmente hay más casos activos que en cualquier otra parte del mundo”, comentó a este medio Carmen, que tiene a su madre, a su tía y a una prima discapacitada a bordo.

“Uno entiende que es una crisis que ataca a todo el mundo y nadie es especial, pero cada uno atiende las particularidades de su caso y trata de resolverlo. La situación de esta gente es complicada porque los están llevando a Génova, que era el destino final del crucero cuando salieron de Buenos Aires”, explicó la mujer.

Algunos de los 900 argentinos pidieron que el barco regrese a Buenos Aires. Pero eso no ocurrirá. Durante el desayuno la nave apuntó a Génova como destino definitivo, aunque ese puerto está cerrado. El gobierno italiano habría puesto un barco hospital para atender posibles casos, pero en el crucero no hay infectados de coronavirus ni sospechas.

Muchos de los pasajeros son pacientes de riesgo, por eso el temor. “La mayoría de quienes viajan allí son inmigrantes o hijos de inmigrantes españoles e italianos que replicaban en el transatlántico el viaje que ellos o sus antepasados hicieron al venir de Europa.

Un alto porcentaje tienen más de 70 años y hay muchos de más de 85″, contó Emiliano, hijo de Rocío Danussi y Carlos Penelas, otros pasajeros.

“Recién el miércoles les liberaron el wifi del barco, solamente para mensajes con texto de Whatsapp. Antes no, porque hay que pagarlo y es muy caro. Había zarpado el día 3 y hasta el 12 no había ninguna novedad de ellos. Allí recibí unas llamadas de Whatsapp de mi madre (mi papá no tiene celular) y hasta ese momento yo no sabía cuánta información tenían de la situación. En esas horas se los habían comunicado y les remarcaron que el barco (que navegaba en medio del Atlántico) seguía su curso normal. Dos días más tarde, en una nueva llamada, me comentó que la novedad era que el barco no se iba a detener en ningún puerto español y que iba a seguir derecho hasta Marsella. Para ello, le pusieron máxima velocidad y ella me dijo que se movía muchísimo”, contó Penelas.

“Los pasajeros confiaron en que Costa iba a poder resolver esta situación, les demostraron nuevamente que los siguen engañando con promesas que no pueden cumplir para ganar más tiempo. El capitán Massimo Pennisi y el titular de Costa Neil Palomba tomaron la decisión de que el Costa Pacífica zarpe igual del puerto de Buenos Aires sabiendo que la situación en Europa se estaba complicando, y el día 11 de marzo, cuando se anunció que los puertos europeos estaban cerrando, decidieron no pegar la vuelta con sólo tres días de navegación en el Atlántico, por lo que son directamente responsables de esta situación”, reclamaron familiares de pasajeros en un comunicado.

“Ellos están bien, porque nadie tiene ningún síntoma arriba de la embarcación, pero hay nervios, incertidumbre lógica y preocupación sobre si Costa los obligará a bajar, desentendiéndose de los pasajeros. Recién acabo de hablar con la empresa y siguen sin dar ninguna noticia de nada. Solo responden que el barco va a Génova y que tratarán de que los pasajeros regresen al país, pero sin mayores seguridades”, comentó Emiliano, con las dudas que tienen todos los involucrados.


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Presidente de Colectividad Árabe: “Palestina sufre un genocidio, pero no vende”

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Mientras las bombas siguen cayendo sobre la Franja de Gaza y el mundo se hace eco de las atrocidades del enfrentamiento entre el grupo islamista Hamas y el Ejército de Israel, desde la Colectividad Árabe en Misiones ofrecieron su versión del conflicto que rodea a Palestina.

Desde Oberá, el presidente Alejandro Quesini, descendiente de sirio-libaneses, criticó que “en los medios solo se escucha una voz”.

Frente a ello, aclaró que “no estoy de acuerdo con lo que hizo Hamas, pero hablan de terrorismo, hablan de genocidio, y ellos hace muchos años que invadieron y se adueñaron de Palestina; y lo que hacen con los palestinos es una barbaridad, pero sólo se escucha fuerza para Israel”.

En cambio, “nadie habla de Palestina, que hace años sufre un genocidio, porque no vende”, lamentó el presidente de la entidad, que representa a los 22 países de la Liga Árabe.

“Estoy en desacuerdo porque realmente quiero la paz, en el mundo tenemos que vivir en paz con todas las personas, más allá de si son judíos o palestinos, son seres humanos, y por ahí no se ve ese lado”, postuló Quesini.

A su vez, expuso que “no se muestra lo que le hacen los judíos hace años, cómo los golpean y matan, es un odio constante”.

“Lo que hace este terrorismo de Hamas, es cierto, es horrible, pero el Ejército judío hace lo mismo”, lanzó Alejandro y explicó: “Porque no es la gente, porque hay gente árabe judía que quiere vivir en paz y no tiene nada que ver, porque meten al pueblo palestino con Hamas y no tienen nada que ver; ellos están usando al pueblo palestino y también los están masacrando”.

Respecto del conflicto, al cual consideró “no religioso, sino político y territorial”, Quesini graficó: “Si a vos en tu casa van y te invaden y te usurpan de un día para el otro, y cada día tenés menos lugar, ¿cómo vas a reaccionar si te sacan todo lo que vos tenías? Obvio que te vas a querer defender y tener bronca”.

“Los judíos hablan de que los árabes los odian, pero yo digo: cómo no le van a tener bronca si hace años les hacen de todo a los palestinos y todos hacen la vista gorda”, agregó y subrayó: “Y ahora, como pasó esto, que está recontra mal, hacen como que los judíos son los pobres de esta película y no es así”.

“En este caso no se puede decir quién es bueno y quién malo, los únicos perjudicados son los civiles que no tienen nada que ver, que no quieren esta guerra”, señaló Quesini.

Desde que comenzó el último enfrentamiento, el pasado 7 de octubre, los muertos de un lado y de otro superan los 3.000, ante lo cual el presidente de la Colectividad Árabe manifestó que “soy creyente y todas las noches rezo porque es una masacre, veo las redes y es una cosa que no se puede creer en esta época que pasen estas cosas, es un dolor terrible, seas judío o palestino, son personas y eso duele”.

“Para nada estoy en contra de los judíos ni de Israel”, clarificó Quesini y cerró: “Digo que me parece una guerra absurda y, tanto de un lado como del otro, que mueran civiles es terrible porque primero somos personas”.


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Refugiado de Sudán del Sur ganó el premio al mejor estudiante del mundo

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Se conocieron los resultados del Chegg.org Global Student Prize 2023 y el ganador de los 100.000 dólares resultó Nhial Deng, un joven de 24 años oriundo de Sudán del Sur, quien de esa forma se convirtió en el mejor estudiante del mundo, en un evento en el que la misionera Victoria Rojas se ubicó entre los 10 mejores.

La resolución del concurso, organizado por la Fundación Varkey, se conoció ayer en la página web oficial, desde donde postularon que el reconocimiento “se otorga a un estudiante excepcional que haya tenido un impacto real en el aprendizaje, las vidas de sus compañeros y la sociedad”.

En este sentido, detallaron que Deng “empoderó a más de 20.000 refugiados en el campo de refugiados de Kakuma en Kenia”, lo cual realizó “a través de programas de consolidación de la paz, educación y emprendimiento, además de crear un espacio seguro para que los jóvenes se recuperen de su trauma”.

Periodista y refugiado

Actualmente, Nhial es estudiante de periodismo, profesión de la que se enamoró desde muy pequeño, cuando vivía en una pequeña aldea del oeste de Etiopía, en el este de África.

“Hasta los 11 años, la infancia de Nhial fue relativamente tranquila”, comentaron y agregaron: “Iba a la escuela por las mañanas y jugaba en el río con otros niños por las tardes”.

“Su padre era dueño de una pequeña radio y los hombres del barrio se unían a él por las tardes para escuchar, analizar las noticias y discutir los asuntos mundiales. Nhial imitó a los presentadores de noticias y este fue su primer indicio de convertirse en periodista”, recrearon los organizadores del premio.

Sin embargo, en 2010, “los disparos anunciaron el ataque de una milicia y Nhial tuvo que huir cuando el pueblo fue incendiado”.

Fue así que, dos semanas más tarde, “después de un viaje traumático con otras personas de la aldea, llegó al campo de refugiados de Kakuma en Kenia”, donde Nihal vivió durante una década.

En ese marco, el joven estuvo separado de sus padres y de sus seis hermanos durante 12 años, “una pérdida aplastante a una edad tan temprana”.

A través del programa de protección infantil del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Nhial fue asignado a una familia de acogida y encontró consuelo y esperanza en la escuela, donde creó un club de periodismo.

Además, fundó los Embajadores de la Paz de Jóvenes Refugiados, “una iniciativa liderada por jóvenes que trabaja en la consolidación de la paz, el empoderamiento de los jóvenes y el emprendedurismo social”.

Tras terminar la escuela secundaria, el joven sursudanés tomó cursos gratuitos desde su teléfono celular sobre temas como paz y conflictos, derechos humanos, asuntos internacionales, inglés y comunicación.

Además, durante la pandemia, puso en marcha una campaña de concientización digital para abordar la desinformación, centrada en fuentes creíbles.

Ahora, ha comenzado sus estudios superiores en Huron University College, en Canadá, donde continúa trabajando en proyectos para ayudar a la vida en el campamento, como Kakuma Book Drive, un movimiento global de solidaridad liderado por estudiantes que tiene como objetivo movilizar a 10.000 textos para ser leídos en los campos de desplazados.

Entre otros premios, Nhial Deng recibió el Queen Elizabeth II Platinum Jubilee, el World Vision Hero for Children Courage Award 2023 y el FilmAid Student Award 2021.

Su trabajo comunitario en Kakuma, en Kenia, ha impactado a más de 20.000 jóvenes y actualmente forma parte de ocho comités y juntas asesoras, incluidos dos comités de las Naciones Unidas.

De ganar el premio al mejor estudiante del mundo, Nhial había dicho que destinaría el 50% del dinero del premio a la construcción y operación sostenible del Centro de Innovación y Liderazgo de Kakuma, donde se ubicará una biblioteca y un centro de innovación.

Orgullo misionero

Con apenas 17 años, la estudiante misionera Victoria Rojas quedó seleccionada entre los 10 mejores candidatos a ganar el máximo premio.

La posadeña, que cursa el quinto año en el Instituto Politécnico San Arnoldo Janssen, compitió con casi 4.000 postulaciones de 122 países y es la primera mujer argentina en haber quedado seleccionada, además de ser la más joven de la edición 2023.

Entre su extenso historial, a los 9 años, junto a un compañero de clase, fundó GuVic, cuyo objetivo era crear cuentos para niños, fomentando la lectura y los valores.

Posteriormente, la posadeña participó en la Escuela de Robótica, presentando un proyecto para mejorar la calidad del sueño a través de una almohada con diferentes funciones.

A los 15, dio su primer discurso en el Parlamento Juvenil y, más tarde, la seleccionaron para unirse al programa Jóvenes Embajadores 2022, actividad de desarrollo de liderazgo centrado en el compromiso cívico, organizada por la Embajada de los Estados Unidos.

“Es una gran sorpresa y estoy muy emocionada por todo lo que está pasando, y lo que significa eso para la juventud argentina“, contó emocionada Rojas a Canal 12 días pasados, sobre su postulación al reconocimiento.

“No se trata solamente es ganar de manera individual, sino también es un ganar para la juventud de Argentina, al demostrar que realmente es posible”, reflejó Victoria, en una entrevista realizada con el diario El Territorio.

“Llegar hasta esta instancia es un montón”, indicó una de las diez mejores estudiantes del globo, y destacó que “no hay que esperar a terminar la secundaria o esperar a terminar la universidad para poder empezar a transformar, basta con las ganas, con unirnos entre nosotros para poder empezar a crear cambios”.


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Profe que recorre Misiones enseñando ganó Premio de Derechos Humanos de la ONU

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Profe que recorre Misiones enseñando ganó Premio de Derechos Humanos de la ONU

El educador comunitario Julio Manuel Pereyra ganó uno de los cinco premios de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) 2023.

Julio, oriundo de Uruguay, es un reconocido profesor en Misiones, ya que hace más de diez años se radicó en Puerto Rico y, con su escuelita ambulante Caminos de Tiza, recorre diferentes barrios y comunidades de la provincia asistiendo a niños con y sin discapacidad, que están fuera del sistema educativo, en muchos casos.

Este jueves, el presidente de la Asamblea General de la ONU, el húngaro Csaba Kőrösi, dio a conocer los nombres de los ganadores del “prestigioso premio”, quienes fueron seleccionados por un Comité Especial, que analizó más de 400 nominaciones recibidas de los estados miembros.

“Julio Pereyra es un educador comunitario y activista que trabaja con las comunidades más marginadas. Enfocándose en la reinstitucionalización de los niños al sistema educativo, brinda asistencia terapéutico-pedagógica a niños con discapacidad y acceso a órtesis, prótesis y medicamentos”, argumentan en el comunicado oficial del ente internacional.

Seguidamente, detallan que el enfoque del educador “también es la erradicación de la mortalidad infantil y la eugenesia, la deserción escolar, la desnutrición y el embarazo adolescente”.

Asimismo, el profesor “lidera proyectos sobre trabajo infantil y desnutrición, así como atención primaria de salud en aldeas, zonas rurales y en barrios marginados y zonas de alto tráfico de drogas”.

El Premio Derechos Humanos de las Naciones Unidas fue creado en 1966 y entregado por primera vez en 1968, “en lo que hoy se conoce como el Día de los Derechos Humanos”, que se celebra cada 10 de diciembre, explicó la ONU.

La distinción a los diferentes actores sociales se otorgan cada cinco años y, entre los galardonados, se encuentran personalidades como Jimmy Carter, el expresidente de Sudafrica, Nelson Mandela, el doctor Denis Mukwege, Eleanor Roosevelt, Malala Yusafzai y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

En tanto, la entrega del premio 2023 será en la sede de la ONU en Nueva York, Estados Unidos, en diciembre, como parte de las actividades para conmemorar el Día de los Derechos Humanos y aún queda definir la fecha exacta del evento, comunicó el organismo.

Además del profesor uruguayo, entre los otros ganadores de 2023, se encuentra el Centro de Derechos Humanos Viasna, de Bielorrusia, Julienne Lusenge, de República Democrática del Congo, y el Centro de Amman para Estudios de Derechos Humanos, de Jordania.

También obtuvo el galardón la Coalición Global de organizaciones de la sociedad civil, Pueblos Indígenas, movimientos sociales y comunidades locales a favor del “reconocimiento universal del derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible”.

Cautivado por la tierra colorada

Hace un año, La Voz de Misiones entrevistó al profesor Julio Manuel Pereyra, quien confesó que la “opy pytá” (tierra colorada) misionera lo cautivó y fue el motivo que lo llevó a radicarse en la zona del Alto Paraná.

El educador contó a LVM que su iniciativa Caminos Tizas se inició en un basural de Corrientes y se expandió, hasta llegar a Misiones.

Sobre su trabajo, en ese momento, Julio explicó: “Lo que hago es apoyo escolar, alfabetización, Educación Sexual Integral (ESI) y todo lo que es estimulación temprana y psicomotricidad”.

Y detalló que se aboca “particularmente en gurises, que no tienen ningún tipo de prestación. Especialmente en lo que son las zonas de los barrios vulnerables o las colonias rurales”.


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